Luego de una reunión en la embajada argentina la semana pasada, la tradicional celebración del 25 de mayo en Washington incluyó también una recepción en la residencia del representante permanente del país ante la Organización de Estados Americanos (OEA), donde acaba de desembarcar el diplomático de carrera Carlos Cherniak en remplazo de Sonia Cavallo.

El cóctel, donde se reunieron diplomáticos de las representaciones de toda América al calor de bocaditos de lomo, choripán, pasta frola, alfajorcitos de maicena y malbec, tuvo un protagonista indiscutible el jueves: asistió el flamante secretario general de la OEA, el surinamés Albert Ramdin, un gesto a la Argentina porque fue hasta allí en el primer día de ejercicio de su cargo como reemplazante de Luis Almagro.

Ramdin dialogó con Clarín –es la primera vez que habla con un medio argentino– y dijo sobre la gestión de Javier Milei que “un país como Argentina merece prosperar y espero que así sea para el beneficio del pueblo argentino”. Y sobre el rol argentino en temas candentes como Venezuela señaló: “No me fijo en las diferencias sino en lo que nos une”.

Ramdin, ex canciller de Surinam de 67 años, fue elegido por aclamación para suceder al uruguayo, que tuvo una gestión de alto perfil, muy alineada con los intereses de Washington y también con los del gobierno de Javier Milei.

Estados Unidos y Argentina habían apostado en silencio por un candidato conservador paraguayo, pero finalmente –con el apoyo de Brasil, Uruguay, Chile y Colombia– creció la figura de Ramdin, un funcionario considerado “dialoguista”, hasta que el paraguayo tuvo que bajarse.

Así, los países caribeños, que suelen estar alineados con los intereses de países como Venezuela y China en la región, lograron tener por primera vez en la historia un secretario general.

Luego de su designación, y evitando mencionar a China, el gobierno de Donald Trump advirtió sobre las “influencias extraterritoriales en la región”, sobre todo en Venezuela, Nicaragua y Cuba.

Hay mucha cautela sobre el futuro rol de Ramdin, que podría estar en las antípodas del de Almagro, o no. El surinamés deberá aguzar su muñeca diplomática para satisfacer los intereses del CARICOM y de los países más identificados con la izquierda regional que lo llevaron a su triunfo, pero también atender los del gobierno de Trump, que detesta el multilateralismo y que, a la vez, es el principal financista de la OEA.

Un enfrentamiento con la Casa Banca podría conducir a una quita de fondos al organismo, un golpe que sería prácticamente mortal.

Por ahora la actitud de Washington, de Argentina y la región es de “esperar y ver” cómo finalmente desarrollará Ramdin su trabajo en los temas candentes de la región.

En este marco, fue un gesto que Ramdin visitara la residencia del representante de un gobierno conservador regional, donde ofreció a Clarín algunas definiciones sobre Argentina.

“Como miembro fundador de la Organización de los Estados Americanos desde hace mucho tiempo, Argentina tiene una larga historia como un país independiente. Es un país con un espíritu emprendedor muy positivo. Pero también tiene una rica historia política. Creo que lo integra todo”, elogió el flamante secretario.

Y añadió: “Creo que un país como Argentina merece prosperar y espero que así sea para el beneficio del pueblo argentino. Apreciamos mucho a la Argentina, como miembro de la Organización de los Estados Americanos. Tiene un gran embajador (por Cherniak). El habla de la relevancia del multilateralismo. Es algo que consideramos importante, así que estoy muy contento de estar aquí y celebrar con el pueblo argentino el 210º aniversario de la Revolución de Mayo”.

Consultado sobre el rol argentino ante crisis como la de Venezuela, Ramdin señaló: “Hablé con el ministro de Relaciones Exteriores de Argentina (Gerardo Werthein) un par de veces. Cuento con cada uno de los países. Cuento con que todos los países del hemisferio, que compartan la misma visión y tengan una agenda con visión de futuro, trabajemos más unidos. Tenemos que convertirnos en un hemisferio más unido”, dijo Ramdin, en velada alusión a la fuerte división que reinó en la OEA sobre el tema durante la gestión de Almagro.

“Las diferencias siempre están ahí. Lo que tenemos que hacer es buscar un terreno común y ver qué necesitamos para trabajar juntos para crear paz y prosperidad para todos en el hemisferio. Eso es lo que busco. No me fijo en las diferencias. Me fijo en lo que nos une y creo que tenemos una rica historia de la que todos podemos beneficiarnos”, añadió.

Flanqueado de la bandera argentina y de la OEA, Cherniak ofreció un panorama de cómo será la gestión argentina ante el organismo. “Argentina busca jugar un rol proactivo, defendiendo nuestras prioridades nacionales con el diálogo, abrazando distintos puntos de vista y buscando el consenso”, dijo.

Y resaltó que reafirmará “nuestra firme dedicación en promover los valores democráticos”, dijo. “Argentina no permanecerá neutral o en silencio frente a violaciones de la Carta Democrática”, señaló en referencia a Venezuela, donde denunció persecuciones a sus ciudadanos, desapariciones forzosas y violaciones a los derechos humanos y la ley internacional.

También dijo que la Argentina “apoya fuertemente a la OEA como una institución relevante” y su facultad para responder a “crisis urgentes” como la de Venezuela o Haití. Y también reclamó que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH, órgano autónomo de la OEA) “debe ser una institución técnica, profesional e independiente”.