—Decime la verdad, ¿por qué lo echaron?

Marzo de 2005. Un joven Ramiro Marra asomaba detrás de un pupitre, en un aula alborotada de la Universidad de El Salvador. Empezaba a cursar microeconomía, una de las materias de la carrera de Mercado de Capitales, que dictaba un personaje hipnótico y desconocido, que a simple vista parecía simpático, pero que, en pocos segundos, podía transformarse y empezar a los gritos, con tan solo escuchar que alguien pronunciara el apellido Keynes. Los alumnos se reían. No todos. Otros se indignaban y se lanzaban a largas discusiones con él.

Marra conserva esos recuerdos y la metamorfosis que experimentó aquel hombre. Cuando volvieron a verse, unos quince años más tarde, las charlas se trasladaron a los bares porteños. Se sumaban Carlos Kikuchi, Karina Milei, Victoria Villarruel y Santiago Caputo. Los diálogos seguían siendo tan apasionados como en la universidad, aunque sufrían interrupciones: el viejo profesor participaba casi a diario en programas de TV y la gente se acercaba para saludarlo. Ya era, para todos, Javier Milei.

Marra venía de trabajar en la segunda campaña presidencial de Roberto Lavagna y colaboraba con otro economista que prometía desembarcar en la arena política, José Luis Espert. El ex estudiante no acumulaba una gran experiencia, pero el reencuentro con Milei le alcanzó para darse cuenta de que estaba frente al nacimiento de un fenómeno popular. En 2020 fue uno de los que se conectó al vivo de Milei de Instagram y escuchó las palabras mágicas: ahora aquel docente anunciaba su llegada a la política. Y quería ser presidente.

Todavía transitaban los meses de encierro de la pandemia pero, apenas terminó el vivo, Marra salió corriendo hasta la casa de un amigo. Ambos acordaron trabajar en la campaña y colaborar en el financiamiento del nuevo candidato. Él y otros auspiciantes, que hoy se encuentran divididos por la decisión de su salida, destinaron millones de pesos. Hay quienes especulan que se trató de una verdadera fortuna.

La figura de Marra quedaría pegada a la de Milei en los medios y en la competencia electoral de 2021: él encabezó la lista de legisladores porteños y, el líder libertario, la de diputados nacionales. Fueron una sorpresa. Pero la política tradicional los ninguneó: hubo dirigentes que dijeron que eran como un helado, que iban a derretirse apenas llegara el verano. Quizá eso los ayudó, entre otras cosas, a hacerse más unidos. Se volvieron inseparables hasta que, en 2023, Milei dio el batacazo en las urnas y lo proclamaron jefe de Estado. Algo se quebraba en la Argentina. En el vínculo de ambos, también.

Karina Milei lo pasó a la lista de enemigos. Dicen que vio algo con sus propios ojos o que le contaron una situación tremenda y que desde ese día buscaba una excusa para echarlo. Nunca más le contestó un mensaje. La foto de Patricia Bullrich con Juan Pablo Arenaza, Silvia Imas y María Luisa González Estevarena para sellar el pase de esos legisladores a La Libertad Avanza en la Legislatura porteña la envalentonó. Sumó esa situación a la última votación de Marra, en sintonía con los planes tributarios macristas, y se terminó de convencer de que había llegado el momento de acelerar.

La confirmación se produjo el miércoles, pasadas las once de la noche. Marra cenaba en Siga La Vaca de Puerto Madero con su novia y ocho amigos. Adicto al teléfono y a la red social X, no necesitó que alguien le enviase el mensaje de la cuenta oficial del partido, que difundía su despido. Como aquella vez del vivo de Instagram, dejó todo y salió disparado hacia su casa. Al llegar vio que era tendencia en las redes. Le gusta la fama y estar en boca de todos. Pero cientos de personas, algunas muy populares, se burlaban de él. Su celular sonaba sin parar. Se quedó sin voz de tanto hablar.

—¿Por qué lo echaron? Por traidor -dice uno de los funcionarios que mejor conoce a Milei.

En la cima de la Casa Rosada y en los ambientes libertarios circulan diferentes especulaciones, desde las más cándidas hasta las más tenebrosas. Un huracán arrasó al día siguiente en las redes: a favor, pero también en contra de la expulsión. Viejos conocidos de los protagonistas, algunos con nombres falsos en X, tuvieron que sentar posición pública.

Karina, como siempre, no dijo una palabra. Su hermano, que es todo lo contrario y suele responder hasta mensajes de usuarios con pocos seguidores, tampoco hizo comentarios. Muchos se preguntaron qué pensaría Santiago Caputo, amigo del expulsado, mano dura del relato e integrante del triángulo de hierro del poder. Dicen que Marra le envió un mensaje por WhasApp. A él y a Milei. ¿Juró lealtad y amistad, pese a todo? ¿Habrá tenido respuesta?

“Para Javier, Marra es como Villarruel. Los dos lo traicionaron antes de que asumiera. Pero a Victoria no la puede echar”, sostienen los que conocen la intimidad de los hermanos Milei. En ese punto surgen las versiones más oscuras. Cerca de Marra niegan todo. “Lo echaron porque se peleó con Karina y, sobre todo, porque mide en las encuestas y no quieren que nadie crezca en el espacio”, aseguran. Habrá, con seguridad, nuevos capítulos para esta disputa.

En el circuito de asesores de Jorge Macri, quien viene de desdoblar las elecciones porteñas de las nacionales y observa con preocupación el crecimiento de LLA en la tierra prometida del PRO, confirman que Marra está bien posicionado en la consideración de los porteños. Este año se le vence el mandato y nada indica que abandonará la pelea política. Los macristas se frotan las manos. Varios dirigentes de peso del PRO se contactaron con él, entre ellos, uno de los integrantes de la mesa que componen Mauricio y Jorge Macri, María Eugenia Vidal, Diego Santilli y Soledad Martínez, Rogelio Frigerio, Cristian Ritondo y Guillermo Montenegro para discutir una posible alianza electoral con el oficialismo. Dato que algunos rememoraban en las últimas horas: Marra fue uno de los invitados al casamiento del alcalde porteño con Belén Ludueña.

Hay quienes se ilusionan con una estocada política contra los libertarios: fomentan la participación de Marra con lista propia para que le quite votos a La Libertad Avanza. O, incluso, no descartan ofrecerle un salto a sus filas. El mercado de pases arde. Hay maniobras santas y no tan santas.

Si algo le faltaba a la oscilante relación del PRO y LLA fue el traspié de Milei en Davos. Su discurso en contra de la diversidad sexual y la asociación que entabló entre homosexualidad y pedofilia generó espanto en muchos dirigentes del PRO que simpatizan con su modelo económico y que estarían dispuestos a una coalición electoral. Soledad Martínez, la intendenta de Vicente López, aprovechó el inicio de la cumbre del PRO para felicitar a Silvia Lospennato por haber marcado diferencias con la posición presidencial. Lospennato agradeció y dijo: “Milei eligió un ejemplo de pedófilos gais en Estados Unidos… podría haber usado como ejemplo al cura Grassi y hubiera provocado el mismo rechazo. No se puede generalizar”.

La disertación de Milei en Davos no solo ocasionó estupor en la oposición. Hubo voces libertarias que, por lo bajo, reclamaron una aclaración. La homosexualidad abarca -aunque la actual administración no quiera- a todas las fuerzas políticas. Y, desde luego, a todos los electorados. La comunidad LGBT convocó a una marcha contra Milei y se plegaron partidos políticos, sindicatos, organismos de derechos humanos, artistas y famosos.

“Un paso en falso innecesario del León”, reconoce un miembro del Gabinete. Algo similar ocurrió en su momento con las marchas en defensa de la educación pública. Aquella vez, el Gobierno tomó nota de un descenso de la popularidad de Milei.

Cristina intuye que ahora podría pasar algo similar. La jefa del PJ aprovechó el discurso mileísta para volver a escena y tratar de confrontar con el Presidente. Es lo que busca: quedar junto a él en el escenario, aunque Milei no le dio el gusto y evitó responderle. Más allá del tono, el cuestionamiento de Cristina derivó en inesperados elogios. Un importantísimo dirigente del PRO dijo en la intimidad: “Hasta yo tuve ganas de hacerle retuit”.

Pequeños placeres para la ex presidenta en medio de una situación judicial y política delicada. Su poder de fuego se apaga. Hasta muchos de los intendentes que llegaron a prometer amor eterno hoy le piden a Axel Kicillof que tome distancia definitiva de ella y desdoble las elecciones en la provincia de Buenos Aires para dejar aislada a La Cámpora. El gobernador espera la definición del Congreso sobre la suspensión de las PASO nacionales antes de decidir.

Está tentado de dar el paso. Ha dicho que se va a animar. Habrá que verlo.