Alberto Ángel Fernández esperaba, en su departamento de Puerto Madero, que en horas sucediera la declaración de Fabiola Yañez desde España, vía zoom ante el fiscal Ramiro González. Reclinado en un sillón, atendió al jefe de su custodia, el fiel Diego Sandrini, quien le avisaba que subía al piso 12 de la Torre River View la abogada que le habían sugerido unos amigos, de los pocos que le quedan por estas horas. La doctora Silvia Carreira, especialista en derecho de familia, viajó desde Lanús a la vivienda de la calle Juana Manso. Carreira habló con el ex Presidente, quien se decidió a elegirla como su representante legal ante las acusaciones de su ex pareja y madre de su hijo Francisco por violencia de género. Carreira se dispuso a poner manos a la obra, pero observó a una joven que estaba apoltronada en el departamento. Luego de que le presentaran a Mariana Arce, una llamativa abogada de 31 años que por unas horas circuló como posible letrada de Alberto, la vehemente Carreira indicó: «¿Pero qué hace esta persona acá? Si yo me encargo de la defensa, ella se debe retirar». El ex Presidente alcanzó a balbucear: «Pero puede colaborar…». Carreira dejó claro en ese momento el tenor de su carácter y la mediática abogada que supo revistar en la Auditoría General de la Nación (y ser candidata a diputada por el lavagnismo), debió partir del departamento propiedad de Pepe Albistur. Carreira dejó claro su rol y dio fin al scouting de abogados que -como se contó en esta columna hace una semana- pasó de un sagaz letrado que pidió 1 millón de dólares por la defensa hasta a la llamativa Arce, que fue noticia por unas horas por sus soleadas fotos en Instagram. Habeas corpus…

Pero la notoriedad de la joven Mariana Arce no terminaría allí. Cuando Alberto Fernández le brindó una entrevista al diario El País de España, lo hizo con la presencia de la abogada, según reseñó en su crónica el periodista Martín Sivak. A las pocas horas de finalizada la entrevista, el departamento de Fernández fue allanado por la Justicia para secuestrarle el teléfono celular y una tablet. Así fue que, cuando Sivak intentó chequear unos datos con el ex Presidente, no logró dar con él, pues el celular ya estaba en los tribunales federales de Comodoro Py. De este modo, la joven abogada volvió a tomar protagonismo, ya que el chequeo de información circuló por su celular. Luego de esto, Carreira volvió a ordenar el escenario y tomó las riendas del camino judicial de la defensa. Pero allí surgió un nuevo inconveniente: al perder su histórico teléfono, Alberto F. consiguió un nuevo celular y comenzó a ponerse en contacto con sus más allegados. La doctora Carreira dio la indicación de que el ex Presidente no hablara con más periodistas o medios a fin de no correrse de la estrategia judicial delineada, que comenzó con la impugnación de la declaración vía zoom de Fabiola Yañez, sucedida este martes.

Allí, una vez más, afloró el conocido carácter del profesor universitario quien -en virtud de sus sapiencias del Derecho- comenzó a discutir cada paso, siempre con el teléfono a mano para recurrir a alguna movida en los medios, como supo hacer en los últimos 20 años de vida política. La doctora Carreira puso una vez más sus condiciones y -por el momento- Alberto evitó ceder a la tentación de dar su testimonio ante medios o periodistas cercanos, convencido de que así puede dar vuelta esta complicada historia. De todos modos, Fernández tuvo dificultades para poder hablar con algunos de quienes fueran sus funcionarios. Varios de ellos no quieren mantener contacto alguno, tras el conocimiento de las denuncias por violencia de género de la ex Primera Dama. «Ya no hay más nada que hablar…», dijo uno de sus viejos amigos ante la consulta del porqué del silencio entre los compañeros de andanzas políticas peronistas…

Mientras tanto, en el Gobierno creen que deben mirar la televisión y las redes comiendo pochoclo, mientras el peronismo sufre un golpe político casi terminal con la crisis por las denuncias contra el ex Presidente Alberto Fernández. Esta situación, más la noticia romántica del nuevo noviazgo de Javier Gerardo Milei con Amalia Josefina Trombetta, más conocida como «Yuyito» González, es coronada en el círculo más cerrado mileísta con datos que obran en la consultora Isonomía, que orientan Pablo Knopoff y Juan Germano. Allí, en un estudio de 2.000 casos en el mes de julio, relevaron en el primer segmento (que va de los 16 a los 29 años) un nivel de apoyo crucial para la gestión de La Libertad Avanza. Ese segmento joven es el más optimista: un 54% cree que el país estará mejor dentro de un año. Y solo un 21% opina que será peor. Esa lectura es casi más jugada que la propia narrativa de Milei y su asesor Santiago Caputo, pues el efecto «Fuerzas del Cielo» ha calado hondo en ese grupo de jóvenes que apoyan sin miramientos al León Libertario. En tanto, los adultos mayores son «optimistas con dolor», esto es, que muchos creen y apoyan al actual gobierno; pero menos eufóricos en virtud de los años -y los sufrimientos- vividos. Hola todos…

Pero no todo es color de rosa en el mundo libertario. Un grupo de legisladores que siguen reivindicando la gestión mileísta nacional, pero que se mostraron con perfil propio en la provincia de Buenos Aires, ahora se mandaron con un proyecto que dará que hablar en territorio bonaerense. Es que Carlos «Chino» Kikuchi y Sergio Vargas impulsan una «Ley única del juego de la PBA» con el objetivo de ordenar toda la actividad que tiene, por ejemplo, el juego online dentro de la ley fiscal. Además de pretender abordar la ludopatía en los menores con controles biométricos y otros de seguridad, el proyecto atiende el reclamo de las 4.500 agencias de lotería de la provincia y ordena el tema impositivo, generando sistemas de control sobre todo el sector, que es el segundo generador de empleo en la Provincia, con 80.000 puestos directos y 700.000 indirectos. Pero «la verdad de la milanesa» será si un proyecto para ordenar el juego les agradará a los inoxidables peronistas y radicales bonaerenses, conocedores de que esta actividad ha financiado la política por siempre, más allá de los Insaurralde y Angelici de la vida. Hagan sus apuestas…