La presidenta del Partido Justicialista, Cristina Kirchner, mareó a los dirigentes de su espacio en un tema trascendental para las elecciones legislativas de este año: la suspensión de las PASO. En diciembre, ella repetía en privado que estaba a favor de que no se vote con ese sistema que su propio Gobierno había hecho ley. Pero en las últimas semanas cambió de opinión e intentó ordenar al bloque de legisladores del peronismo de la Cámara baja para que rechazaran el proyecto. No solo no lo logró, si no que la votación final en el recinto generó una fractura inédita entre los diputados del PJ, o de Unión por la Patria, como se autoidentifican ahora.
Los únicos legisladores que cumplieron la orden de “La Jefa”, alineados sin fisuras con ella, fueron los que militan en La Cámpora. Quedó claro así qué es lo que la ex vice pretendía que ocurriese.
El oficialismo festeja ahora lo que consideran una muestra de debilidad del liderazgo de Kirchner sobre el partido que preside.
El escenario se complejizó porque la suspensión de las PASO, si es que logra la media sanción en el Senado, le permitiría al principal rival interno de los Kirchner en el PJ, el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, desdoblar la fecha de votación en su provincia.
El “aparato” electoral del PJ de Buenos Aires, se supone que muy eficaz para movilizar votantes a su favor, solo trabajaría con verdadero ahínco para garantizar el poder de los intendentes y jefes territoriales en el día en que se vote para ocupar puestos provinciales y municipales. A eso se suma que ya es ley la utilización de la boleta única para el voto a nivel nacional.
Los Kirchner entraron en un laberinto complejo en el que se jugarán parte de su verdadero poder como jefes reales de un peronismo nacional que vive una diáspora de modo diversos.
Varios gobernadores que llegaron a su cargo en listas del PJ están hoy colaborando con el Gobierno en el Congreso. Lo mismo pasa con la CGT.
El movimiento obrero peronista no apoya a la presidenta del PJ. Un acontecimiento extraordinario aún para el siempre extraordinario peronismo.
“Cristina me ha dicho una cosa hace unas semanas y ahora otra”, se sinceró un gobernador del PJ ante Clarín sobre la posición de Cristina respecto a las PASO.
Esa indecisión fue la puerta necesaria que encontraron varios mandatarios provinciales para acercarse más aún al oficialismo de Javier Milei. O para despegarse de los K.
Kiciloff dejó trascender que existen altas chances de que la elección en Buenos Aires se haga bajo el nuevo sistema con nuevo término para el léxico político nacional: “desdoblamiento”. El bonaerense le echó la culpa de estos cambios a Milei por haber impulsado la Ley de boleta única para sufragar cargos nacionales. Una excusa inofensiva. Pero no para los Kirchner, que estallan de furia. La rebeldía les nace justo en la Provincia que consideran “propia”, y en la que hasta cogobiernan en el Gabinete con quien fue, hasta hace poco tiempo, uno de sus discípulos ciegos.
“Cristina, tenés que ir a una interna contra Axel o contra el candidato que él ponga en la lista de Diputados”, le habría aconsejado Máximo Kirchner a su madre Cristina, en uno de los tantos análisis que hicieron juntos para intentar vencer como sea el gobernador. Discutieron, dicen las fuentes que aseguran que ese planteo existió.
Es un plan estrambótico, que Kiciloff podría evitar si quisiese, y que pondría a Cristina en un nivel político más bajo al que está habituada a transitar.
“El sueño de la razón produce monstruos”, escribió en uno de sus memorables dibujos el pintor español Goya.
Los Kirchner, aunque lideran el PJ Nacional, y también el PJ bonaerense, no logran demostrar que son los verdaderos jefes de su movimiento.
Con todo, la suspensión de las PASO no fue un trámite fácil para el oficialismo. El proyecto casi zozobra en Diputados. Ocurrió el martes pasado, cuando en el plenario de comisiones el oficialismo debía conseguir 58 votos a favor de los dictámenes para que el tema se tratara en el recinto. Durante horas solo rubricaron el proyecto 53 diputados.
Un diputado oficialista se acordó de una vieja charla que había tenido con el gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, seguidor hasta ahora fiel de los Kirchner: “Yo no los apoyaré en nada, pero si alguna vez quieren terminar con las PASO, pues cuenten conmigo”.
En febrero pasado, Zamora había repetido esa idea en una entrevista con el diario El Liberal.
Los operadores de La Libertad Avanza en el Congreso hicieron entonces varios llamados urgentes a los diputados que responden a ese gobernador. El cruce de comunicaciones bastó para conseguir el aval de esos legisladores que firmaron uno de los dictámenes de minoría.
Después llegaron las rúbricas, en dictamen en disidencia, de los diputados que trabajaban bajo órdenes del gobernador de Catamarca, el también peronista, pero cercano al oficialismo, Raúl Jalil.
El ministro de Economía, Luis Caputo, se había reunido con el mandatario de la provincia del norte algunas horas antes.
El clima en el bloque del PJ de Diputados era muy malo. En una reunión, uno de los diputados “camporistas”, el sindicalista “Paco” Manrique (SMATA) intentó imponer la orden de los Kirchner para rechazar la suspensión de las PASO: “Es lo que manda a hacer la superioridad”, dijo. Le respondió azorado el jefe de todos los diputados de Unión por la Patria, Germán Martínez: “Nadie me comunicó nada. Si no libero a cada diputado para que vote a conciencia, no cuenten más conmigo”, habría respondido el santafesino.
¿Por qué se produce la diáspora de gobernadores del PJ hacia el calor del poder de Las Fuerzas del Cielo de Milei?
No es amor, no es ideología. Es poder.
Los gobernadores del PJ, hasta la llegada de Milei a la Casa de Gobierno, le temían a los Kirchner y ninguno se animaba a contradecirlos.
Priimero, porque Unión por la Patria hizo una muy mala gestión bi-presidencial entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Luego llegó la derrota electoral en las presidenciales del 2023.
Y ahora, pesan las encuestas y el humor social que cada uno palpa en sus distritos.
Clarín pudo saber que buena parte de los mandatarios del PJ que colaboran con el oficialismo no solo están cansados de prestarse a las digitaciones de los Kirchner, sino que actúan simplemente por pragmatismo.
Las encuestas les indican que buena parte de sus votantes avalan también al presidente Milei.
Clarín accedió a uno de esos sondeos, realizado en una provincia del norte por una consultora de prestigio nacional que, entre otros resultados, concluye con que una amplia mayoría de los votantes considera de “mayor importancia” al “ámbito nacional” que al “provincial”.
Eso, mientras en paralelo una mayoría también responde que votaría de nuevo al gobernador que actualmente está en el cargo.
Como resumió ese mismo mandatario a Clarín, pidiendo anonimato: “Hermanito, con Milei compartimos votantes. ¿Cómo no lo vamos a ayudar?”.
Como se dijo, la suspensión final de las PASO depende ahora de la media sanción a la Ley que se de en el Senado.
Si el gobierno la consigue, sería otro golpe para Cristina Kirchner.
¿Pero es la Jefa del Peronismo?
Por ahora, es las dos cosas, aunque su poder se debilita demasiado rápido.
El día que asumió al frente del partido, una estructura que siempre detestó, lo hizo prometiendo que pondría «orden», pero al pasar hizo un análisis que tal vez demuestre por qué el peronismo se fractura, se divide, se vuelve a juntar pero no del todo: «Hay una aceptación de la sociedad a una suerte de ejercicio de ajuste violento. Eso no significa una crítica social, sino una descripción de lo que estamos viviendo».