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Federico D’Elía: del “desgaste” por el postergado film de Los simuladores a su gran historia de amor
Cuando a Federico D’Elía le llegó la propuesta de protagonizar Un León en el bosque, que se estrena el 14 de noviembre en Flow, tuvo sus dudas. La serie de 8 capítulos, que producen Kuarzo y Flow y dirige Mariano Hueter, cuenta la historia de una familia con un hijo autista y el actor temía que el tema fuera tratado superficialmente. En una charla con LA NACIÓN, D’Elía bucea en este trabajo, dice que está todo arreglado para hacer la película de Los simuladores, pero falta financiación, y también habla de sus tres hijos, Teo, Juan y Miranda, de su papá el actor Jorge D’ Elía. Además repasa su historia de amor con Deborah y cuenta por qué ya no va a la cancha.
-¿Qué fue lo primero que pensaste cuando te convocaron para hacer Un León en el bosque?
-Ya había trabajado con Mariano Hueter y Mariano Mosca en El mundo de Mateo así que era un punto a favor. Me dijeron que se grababa en Pinamar, leí el guion, me gustó y también me asustó porque me preguntaba si el tema estaba bien tratado. Lo hablé con el director y me contó que era un proyecto que tenía hace años, que era personal porque su sobrino tiene autismo y que estaban muy bien asesorados.
-¿Cómo te atraviesa el autismo?
-Lo conozco de oído y considero que soy una persona empática frente a estos temas, me gusta escuchar, entender. Y tengo amigos que tienen hijos con autismo, de diferentes grados. Me da miedo meter la pata y decir algo que no corresponde, pero al mismo tiempo hablar es la única manera de aprender. Es algo que le puede tocar a cualquiera; a mí no me tocó hasta ahora, pero andá a saber si a algún descendiente sí. Está bueno saber, entender y ser empático, y la ficción es un vehículo fantástico para empezar a hablar. Y haciendo Un León en el bosque también me di cuenta que uno se centra en un problema y alrededor hay mil más que pueden derivar en otros. Por eso, en la serie también suceden otras cosas.
-Sos el padre de familia de esta historia, ¿cómo construiste tu personaje?
-Hablé con la gente con la que hicimos el programa, pero sobre todo le hice caso a mi intuición y traté de ponerme en el lugar de un padre con un niño autista que vive el día a día, que pregunta, que aprende. A pesar de que su hijo tiene 10 años, se siguen sorprendiendo porque todos los días pasa algo nuevo que a veces tiene que ver con su hijo y otras, con el entorno. Y hay que ver qué hacés con ese entorno. Mi personaje tiene una frase que encierra muchas cosas y es que educar a un nene es difícil, pero educar a un adulto es mucho más complejo. También hablé con el hermano del director y me dijo que cuando le dieron el diagnóstico a su hijo fue terrible al principio, como le pasaría a cualquiera de nosotros en su lugar. Y me dijo algo que me resonó mucho, que cada pequeño avance del nene, muy pequeño, es genial, lo disfrutan y lo festejan porque su gran miedo es qué va a pasar cuando ellos, los padres, no estén. Cada pequeño avance entonces es un gran paso.
-¿Y vos cómo fuiste como papá?
-Fui aprendiendo en el camino (risas). Teo, el mayor, es actor y ya hizo algunas cositas, le va bien, está contento. Miranda seguramente también sea actriz, pero todavía está en la secundaria y hace comedia musical y teatro. Y Juan estudia Ciencias de la Computación en la UBA.
-Sigue la estirpe artística entonces… ¿Te gusta que tus hijos sigan tus pasos y los de tu papá?
-No me pasa nada en particular. No alenté ni tampoco desalenté. Soy un convencido de que uno tiene que ir detrás de su deseo, y después verá si trabaja de carnicero y hace teatro vocacional. Tener ese deseo ya es espectacular. No los aliento porque sé cómo es el trabajo del actor. Mi viejo tampoco me alentó a mí.
-¿Por esa misma razón?
-Y sí porque da miedo la incertidumbre del actor. De todos modos, las circunstancias son diferentes. Cuando Teo nació yo ya era un actor que trabajaba, y más o menos siempre estuve en esa ruedita. En cambio, cuando mi papá se separó de mi mamá y se mudó de La Plata a la Ciudad, comía sopa de ajo cuando allá tenía todo, era comerciante, tenía una casa de ropa, restaurante y era actor de la Comedia de la Provincia. Se separó, decidió dedicarse a la actuación y se vino con una mano adelante y otra atrás porque les regaló esos negocios a sus socios. Entonces, mi mirada era otra a la que tiene mi hijo hoy. Yo pensaba que era lindo hacer teatro, ir a comer después, pero de pronto no tenía trabajo y me las arreglaba como podía. Fue un aprendizaje para mí y aprendí a ahorrar.
-Para los tiempos de vacas flacas, pero también tuviste un bar.
-Sí, Los sospechosos de siempre, durante un tiempo, con Alejandro Fiore, Martín Seefeld y Diego Peretti. Era una excusa para encontrarnos y una salida para que, si en algún momento pasábamos hambre, tuviéramos de dónde agarrarnos. Por eso no ocurrió. No me asusta quedarme sin laburo, me llevo bien con el ocio.
-Esos momentos de ocio los pasás en la cancha de Estudiantes de La Plata, seguramente…
-Ahora menos. Di de baja todo porque no me gusta la gestión del Chiqui Tapia (Presidente de la Asociación de Fútbol Argentina). Este señor logró que deje de ir a la cancha; está desfigurando el campeonato, cada vez hay más equipos y es más bajo el nivel. Sigo muy de cerca al equipo de mis amores, lo sigo por televisión hasta ahora porque hace un mes que no voy.
-¿Por algo en especial?
-La verdad es que es un sacrificio que me demanda seis o siete horas porque tengo que ir en auto, cruzar toda la ciudad y además, juegan cualquier día y pagás una platea y no podés ir. Pero bueno…. Con el ocio me llevo bien y lo digo porque hay gente que no le gusta estar en su casa leyendo o acariciando al perro y a mi sí me gusta, por suerte, porque hay muchos baches en nuestro trabajo. Aprendí todo eso de mi viejo, tal vez sin que él lo sepa. Entonces ahorré, tengo mi casa… Mi papá compró su casa hace muy poco.
-¿Cómo está tu papá?
-Re bien. Vive solo con sus 85 pirulos, está bien de salud. Hizo alguna cosa como El encargado y una película en Brasil, pero ahora dice que no quiere olvidarse la letra, por ejemplo, que quiere mantener su “dignidad”. Pero está hecho un violín. El otro día se hizo los estudios y después dijo: “Estoy mejor que Fede” (risas).
-Volviendo al trabajo, ¿qué pasa con la película de Los simuladores?
–Y ahí está, parada. Parecía que se iba a filmar este año y pasó todo lo que pasó, y post pandemia las plataformas se reorganizaron y Paramount, en particular, no terminó de penetrar y después se puso en venta internacionalmente. Son todas cosas ajenas a nosotros, un problema de presupuesto. Pero está todo firmado, arreglado.
-Después de más de veinte años del programa, ¿qué te pasa emocionalmente con la realización de esta película y la posibilidad de volver a ser Santos?
-Me gustaría desde lo artístico. No siento que sea un desafío y no me moviliza demasiado porque se habló tanto… Pero sí me interesa saber qué les pasa a estos tipos veinte años después y de eso va un poco la cosa. Eso sí me moviliza, pero los destiempos, los alargues me desgastaron mucho más que a otros. Fue compleja la realización en su momento y sigue siendo complejo. Nadie tiene dudas de que sería un golazo.
-¿Siguen en contacto Los simuladores?
-Desde que se puso en marcha esto mucho más, pero somos amigos y siempre seguimos en contacto. Nos queremos mucho, somos esos amigos que capaz no nos vemos por un tiempo y cuando lo hacemos es como si nos hubiéramos cruzado ayer. Nos hicimos juntos de chicos, mucho antes de Los simuladores porque con Diego y Ale hicimos teatro, y Martín se sumó en Poliladron, tuvimos el bar, estuvimos cuando nacieron nuestros hijos y vivimos cosas que nos unen mucho. Nos conocemos las locuras, lo bueno, lo malo. La película sería un lindo moño para nosotros y para la gente. Nos está faltando ficción, hay muchas biopics, pero pocas ficciones.
-En la entrega de los últimos Martín Fierro hiciste un descargo al respecto…
-Es difícil hablar porque cada cual lo lee como quiere. Cuando subí a recibir el Martín Fierro (ganó al Mejor actor protagónico por Argentina tierra de amor y venganza) ya estaba cansado, era tarde y quise hablar algo que, creo, leí en LA NACIÓN y decía que los próximos Martín Fierro los van a recibir los turcos. Y es una crítica a nosotros, a los gremios que pataleamos y nos quejamos y no hacemos demasiado.
-¿Tenés una mirada esperanzadora?
-No, muy poco esperanzadora. Tenemos ganas de tener razón y no de encontrar soluciones, aunque no sea la ideal, pero algo que nos vaya acercando a una solución de verdad. La industria del espectáculo de España, por ejemplo, no para de crecer y es una industria floreciente que apuesta fuerte. Hacen cosas buenas y malas, pero hacen. Nosotros estamos perdiendo todo eso. Tenemos una mano de obra maravillosa y necesitamos aggiornarnos a esta realidad. No podemos seguir exigiendo.
-En cuanto a la actualidad del país, ¿sos un poco más optimista?
-Tampoco. Me cuesta mucho. Toda la vida fui bastante escéptico y desde que volvió la democracia a esta parte hubo momentos mejores y peores, siempre mejor que la dictadura claro, pero empantanados. Me cuesta mucho confiar en alguien y al mismo tiempo no debería ser un alguien sino un movimiento. Y acá seguimos pensando en un salvador y nadie nos va a salvar. Hay un deterioro cada vez más grande, y pensar solamente en números no es la solución, aunque es una parte importante pero cuando algo está tan roto hay muchas otras cosas también. Ojalá funcione a largo plazo como dicen, sinceramente lo digo, pero… ¿qué hacemos en el mientras tanto?
-Usás el símbolo de duelo color amarillo, ¿por qué?
-Es un símbolo de solidaridad para que vuelvan las personas secuestradas por Hamas. El 7 de octubre de 2023 vi algo que me asustó y aclaro que no soy judío. Más allá de eso no puedo dejar de ver que están usando de escudos humanos a gente que está muriendo. Y se da mucha información falsa. Pasé Año Nuevo en Israel y vi cómo conviven.
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-Norman Briski se pronunció en contra de lo que ocurre con Gaza, ¿cuál es tu posición?
-Se equivoca feo. Ni siquiera me gustó el tono de actuación que utilizó para decir “Gaza, Gaza, Gaza”; yo creo que quiso decir más. Se equivocó feo porque si hablás de eso tenés que hablar de lo que sucede del otro lado también. Ojalá se encuentre una solución, y lo primero que se me viene a la cabeza es que devuelvan a los secuestrados, como estén, pero devuélvanlos. Estoy convencido de que hoy es con Israel y mañana pueden venir acá, que ya los tuvimos, además. Y hablo de los terroristas. Hay que estar alertas.
-Para descomprimir un poco, hablemos de amor, ¿cómo es tu historia con Deborah Cosovschi?
-Seguimos después de 25 años, increíble ¿no? (risas). Nos casamos en diciembre de 1999 y hacía tres años que estábamos juntos. Deborah es productora y ahora está en Kocawa, que produce Bake off. Nos conocimos cuando ella estaba en El rayo y yo en Poliladron. Un día me llamaron para ser notero invitado y ahí fue. Después nos cruzábamos mucho en el laburo y acá estamos. Nunca tuvimos crisis profundas ni nos separamos.
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Más denuncias por maltrato, acomodos y sueldos inflados salpican a Agustina Vila
La gestión bonaerense de Axel Kicillof está en el ojo de la tormenta otra vez, y no es para menos. Ezequiel Martínez y Cristian Regueiro, dos choferes con más de dos décadas de historial en la dirección de Automotores Oficiales y Unidad de Logística, salieron a poner el grito en el cielo contra Agustina Vila, la subsecretaria General que parece manejar todo como si fuera su cortijo personal.
Ellos denuncian que la funcionaria estrella del gobernador Axel Kicillof crea escenarios constantes de maltrato laboral, acoso psicológico y acomoda descaradamente a un par de choferes «amigos» que perciben sueldos millonarios. Mientras los de planta permanente, con décadas de antigüedad, terminan como ñoquis forzados o haciendo mandados humillantes.
Ezequiel Martínez no se reservó nada. Con más de veinte años de servicio y una categoría 14 bien ganada, dice que Vila lo tiene de adorno en su casa. «Estoy como ñoqui, pero no porque quiero. Laburé dos días hace un mes, llevé a una funcionaria al patio de la gobernación y, cuando el chofer de Vila me vio, le chusmeó a ella. Automáticamente mi director me llamó y me dijo que no labure más, que era orden de Vila», confesó en diálogo con REALPOLITIK. Además, para exponer aún más la irregularidad, aseguró tener todo en regla: idoneidad, pedidos de junta médica, cero sumarios, pero igual lo envían a su casa cada vez que se presenta a cumplir sus tareas.
La nota, recibida el 6 de marzo de 2025.
Cristian Regueiro es el hermano del “Lolo” Regueiro, quien falleció en medio de una trístemente célebre represión policial en el estadio de Gimnasia, llevada adelante por las fuerzas de seguridad del gobierno de Axel Kicillof. Con 34 años de trayectoria, Cristian atraviesa un calvario aún más severo. Según un denunciante que conoce de cerca a ambos trabajadores, su caso se agravó tras reclamar justicia por el asesinato de su hermano. «Cuando lo convocan a trabajar, que era por muy poco, no le respetaron ni su antigüedad ni su carrera. Lo mandan a hacer recados para Vila: comprar bebidas, artículos de limpieza o comida, porque ella tiene hasta personal para el almuerzo. Es un trato degradante», afirmó esta fuente.
Regueiro, el empleado con más años de servicio en el área, debería ocupar un puesto acorde a su experiencia, pero en cambio es relegado frente a dos choferes contratados, Mariano y Jorge, que perciben casi 3 millones de pesos mensuales, un salario equiparable al de un alto funcionario.
El contraste entre estos privilegios y el abandono de los trabajadores de planta permanente es más que evidente. «Esos puestos deberían correspondernos por antigüedad, idoneidad y por ser personal estable. Pasamos por juntas médicas, cumplimos todos los requisitos, pero nos dejan de lado mientras ellos cobran fortunas», señaló el denunciante. Reemplazar a los contratados por Martínez y Regueiro no solo sería justo, sino que implicaría un ahorro significativo para la provincia, un punto que las autoridades parecen ignorar.
Ambos choferes presentaron notas formales a Vila solicitando que se revise su situación y se les asigne tareas acordes a sus capacidades, pero las respuestas no llegan. «Tienen un plazo legal de treinta días para contestar. Mi pedido sigue sin respuesta, ahora debo recurrir a la vía judicial», afirmó Martínez. El denunciante anónimo coincide: «Si nos castigan por reclamar o por el caso del hermano de Cristian, que fue asesinado, nos vemos obligados a exigir lo que nos corresponde por derecho. Esos lugares deberían ser nuestros». Sin embargo, la secretaría General, con Vila a la cabeza, mantiene un silencio que agrava las sospechas de represalias deliberadas.
La gestión de Vila, que lleva casi tres años al frente de la secretaría General, es señalada como el epicentro de estas irregularidades. «Ella es la máxima autoridad. Todas las decisiones pasan por su escritorio, ningún funcionario actúa sin su visto bueno», detalló el denunciante. Esta centralización, lejos de ordenar el área, habría derivado en un esquema donde la meritocracia es reemplazada por favoritismos. «Desde que Vila asumió, los choferes de planta sufrimos un trato hostil. Hasta tuve un sumario hace dos años sin motivo claro», añadió, sugiriendo un patrón de persecución.
Un dato revelador surgió tras la publicación de la nota previa sobre el caso de Martínez en este mismo medio: al día siguiente, le asignaron un turno para la junta médica. «Es una reacción típica, se mueven solo cuando se sienten expuestos», comentó el denunciante con un claro tono de disgusto. Sin embargo, esta acción no resolvió el problema de fondo y los afectados evalúan iniciar demandas judiciales para hacer valer sus derechos. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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Es nicaragüense y cuenta su proceso migratorio luego de meses en Estados Unidos: “Vivo de mis ahorros”
Francisco Reyes Rosas, un creador de contenido originario de Nicaragua, compartió detalles de su proceso migratorio en Estados Unidos. Conocido en redes sociales como “Chico Reyes Rosas”, el youtuber narró las dificultades que ha enfrentado desde su llegada a EE.UU., la incertidumbre sobre su estatus legal y el impacto de las políticas recientes de la administración Donald Trump. Además, explicó cómo logró mantenerse en ese país pese a no contar con un empleo formal.
Su llegada a Estados Unidos y el desafío de la adaptación
Reyes Rosas contó que lleva aproximadamente seis meses en Texas, un estado que concentra un alto número de inmigrantes latinos. “Vivo de mis ahorros”, aseguró en su más reciente video publicado en YouTube. El nicaragüense explicó que durante los primeros tres meses en suelo estadounidense, no logró tener ingresos estables. “El costo de vida aquí es mucho más alto de lo que estaba acostumbrado en Nicaragua. Me costó mucho ajustarme”, agregó.
El youtuber manifestó que en Nicaragua generaba ingresos a través de contratos publicitarios con diferentes marcas, pero que al cambiar de país perdió estos acuerdos comerciales. “Ninguna marca sigue conmigo”, lamentó.
El impacto del endurecimiento de las políticas migratorias de Donald Trump: “Las condiciones cambiaron”
En su testimonio, Chico Reyes expresó su preocupación por los recientes cambios en las políticas migratorias de EE.UU., particularmente desde la llegada de Donald Trump nuevamente a la Casa Blanca. “Las condiciones cambiaron para los nicaragüenses en este país, incluso para aquellos que llegaron con parole”, señaló. Además, hizo referencia a los ajustes implementados en los procesos de regularización de migrantes.
El parole humanitario, implementado durante la administración de Joe Biden, permitió la entrada legal a Estados Unidos de miles de migrantes de Nicaragua, Venezuela, Haití y Cuba con el apoyo financiero de patrocinadores. Sin embargo, esta medida fue congelada tras la llegada de Trump al poder, lo que dejó a muchas personas en incertidumbre respecto a su situación.
El proceso de ajuste de estatus migratorio
El joven de 28 años explicó que decidió buscar asesoría para iniciar su ajuste de estatus migratorio. “Investigué y encontré un lugar donde me ayudaron en todo el proceso”, aseguró. En su video, recomendó la oficina de Multiservicios Ayuda Hispana, una organización que asiste con gestiones notariales, asesoría en inmigración, impuestos y otros trámites. “Me explicaron paso a paso lo que debía hacer con paciencia y resolviendo todas mis dudas”, completó.
Aunque no especificó el tipo de solicitud que presentó, mencionó que su caso está en proceso en las oficinas del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (Uscis, por sus siglas en inglés) y que espera recibir una resolución favorable en los próximos meses.
“No puedo salir del país por el momento porque tengo un proceso pendiente”, señaló. Según explicó, en aproximadamente cuatro meses podría solicitar su número de Seguro Social y obtener permiso de trabajo.
La razón por la que no puede regresar a Nicaragua: “Fue un golpe muy duro”
El influencer reveló que su intención inicial no era migrar, sino regresar a su país tras un viaje. Sin embargo, al intentar volver desde Europa con escala en Houston, fue notificado de que se le había prohibido la entrada a Nicaragua. “Fue un golpe muy duro. No esperaba que me negaran la entrada a mi propio país”, afirmó en otro de sus videos.
Según relató, su veto de entrada podría estar relacionado con su colaboración con el youtuber venezolano Oscar Alejandro, a quien guio durante su visita a Nicaragua para mostrarle la cultura y gastronomía local. Esta interacción aparentemente generó malestar en el gobierno de su país.
“No he cometido ningún delito, pero esta situación ha cambiado mi vida por completo”, expresó. Actualmente, Reyes Rosas se enfoca en regularizar su situación en EE.UU. para poder continuar con su vida sin la incertidumbre migratoria que enfrenta desde hace meses.
“Me gusta hacer las cosas bien y todos deberían hacer lo mismo”, enfatizó. Aunque reconoce que su proceso es incierto, se mantiene optimista sobre su futuro en el país norteamericano.