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Fue el actor querido por todos y se codeó con los grandes pero su muerte a los 49 años marcó el fin de una era

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“Como El Quijote necesitó a Sancho Panza y El Gordo al Flaco, Piluso tuvo su escudero, Coquito, mi amado viejo, un personaje inocente, lleno de ternura. Cuando hacían el programa eran dos chicos jugando para los chicos”, resumió a la perfección, en una entrevista, Christian Ortiz a aquella dupla histórica del humor infantil que hacían Alberto Olmedo y su entrañable padre, Humberto, aquel marinero que junto al Capitán con su gomera al cuello entretenían a los niños y a sus familias todas las tardes en sus comienzos por Canal 9.

Humberto Ortiz y Olmedo se habían hecho amigos -muy compinches- en el viejo Canal 7. Por entonces ya apostaban a iniciar sus carreras siempre de la mano de Pancho Guerrero. Corría el año 1960 cuando el gerente general de la Compañía Argentina de Televisión, Manuel Alba, la empresa que comandaba el 9, decidió proponerle una labor especial a uno de los técnicos, también incipiente actor, que había conocido en Canal 7.

Se trataba nada menos que de Alberto Olmedo, quien fue al encuentro pensando en un ansiado ascenso, quizás a operador. Pero para su asombro le ofreció la chance de conducir un micro programa infantil. Lo había observado interpretando el personaje de Joe Bazooka relacionado con los populares chicles, marca registrada de todas las épocas.

Alberto no lo podía creer. De inmediato se lo contó a su amigo Coquito, le propuso que lo acompañara y juntos emprendieron un camino de éxito. Al comienzo el personaje de Piluso solo presentaba los dibujos animados de Huckleberry Hound, creado para la tevé por Hanna-Barbera. Pero debido a la simpatía que generaba en la pantalla se fue convirtiendo en un programa propio y después en un verdadero clásico de una hora de duración, nada menos por la muy buena recepción y respuesta que generó en los televidentes, al que Humberto Ortiz se sumó al inicio como libretista y luego como marinero del capitán.

Lo que empezó como micros para presentar dibujos animados se convirtió en algo gigantesco: arriba del barco, Humberto Ortiz y Olmedo

El marinero y el capitán

“Piluso… la leche”, repetía la mágica voz de Inés Jaroslavsky todas las tardes en Canal 9 desde 1960, cuando se inició el ciclo. Y su mano aparecía en imagen con un vaso invitando a los chicos a tomar la merienda.

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El programa era tan divertido que más allá de los guiones, generó un ida y vuelta entre ambos personajes a plena improvisación que provocaba que ambos terminaran cada sktech tentados de risa, contagiando a los presentes y atravesando la pantalla, en especial cuando ponían en práctica recetas de cocina que terminaban de la peor manera.

Como si quedaran dudas: Humberto Ortiz y Olmedo fueron los dueños de las tardes de los chicos

Un año más tarde, Piluso generó un golpe de efecto increíble cuando peleó con el luchador Martín Karadagian en el Luna Park con transmisión en vivo de aquellos inolvidables Sábados Circulares de Pipo Mancera. El capitán ganó la pelea y además de hacer aún más popular su imagen le dio un impulso que creció de manera sorprendente. El día de la pelea Piluso aterrizó en helicóptero sin la compañía de Coquito que llegó en un descapotable porque volar le daba terror. Como broche de oro, al finalizar el espectáculo, todos juntos repartieron juguetes por el centro de la ciudad.

En 1965, el dúo hizo el programa para Canal 7 y un año más tarde pasó al Canal 2 de La Plata por dos temporadas. Además del merchandising que incluía muñequitos de ambos, la dupla lanzó el long play “El Capitán Piluso”, por RCA Viktor, donde se los pudo ver acompañados de Palito Ortega, con temas como “La gata Patricia” y “Abuelita vamos a dormir”.

En 1980, juntos reaparecieron en la pantalla de Canal 13 y al año siguiente pasaron al 11. De manera increíble la dictadura prohibió que Piluso siguiera usando el rango de Capitán y Coquito el traje de marinerito con el argumento de que ridiculizaban a las fuerzas armadas.

La absurda exigencia de la dictadura: el capitán tuvo que dejar su rango y el marinero dejar su uniforme

Luego, Olmedo se convirtió en Pilusman con traje de superhéroe incluido y volvió a revolucionar la pantalla con la producción de otro disco. Coquito también tuvo su ciclo: se llamó En la casa de Coquito. Y Alberto, su coequiper, decía presente una vez por semana para respaldarlo. Lo curioso era que juntos viajaban en el Ferrocarril Roca -el programa salía por Canal 2 de La Plata- y parte del salario que percibían lo cobraban con mercaderías diversas como indumentaria deportiva, pantalones, camisas, zapatos y hasta cajas de vino.

Coquito además fue uno de los artífices de El Chupete, el gran ciclo de Olmedo, y además de hacer los guiones, fue el creador del inolvidable personaje de El mago ucraniano.

Capitán Piluso, uno de los clásicos de Televisión Pública

La popularidad de ambos generó tanto cariño que Fito Páez, en 1994, lanzó el Tema de Piluso en Circo Beat, su octavo disco de estudio, un sentido homenaje a su ciudad Rosario, y a la dupla infantil, que dice en uno de sus párrafos: “Y la vida como viene va // no hay merienda si no hay capitán”.

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No fue el único: cuatro años después Luis Alberto Spinetta, en su álbum San Cristóforo, demostró el amor que sentía por ambos cuando escribió la canción llamada “Piluso y Coquito”, que reza: “Piluso y Coquito, la leche tomarán //escuchan a su abuela y cintas de Popeye han de mirar”.

Humberto Ortiz, cara emblemática de las tardes de los 60

El programa también tenía su inolvidable jingle: “Piluso es bueno, él es un buen amigo // Piluso es bueno, es bueno de verdad // Piluso es bueno, es bueno y cariñoso // Piluso es bueno, como él no hay otro igual”.

Un actor para todas las edades

Como autor y actor, Humberto Ortiz redactó el guion y protagonizó junto a Alberto Olmedo el filme Las aventuras del Capitán Piluso (En el castillo del terror), del que formó parte La troupe de Martín Karadagian con el Indio Comanche como otra de las grandes figuras convocantes. Luego Coquito interpretó a Pedrito en la película ¡Santiago querido! con Leo Dan y Marta González.

Humberto Ortiz y Olmedo, acompañados por Karadagian, otra figura clave de las infancias de aquellos años

Cuando recibió la triste noticia de que padecía un cáncer de laringe no bajó los brazos y siguió trabajando en la medida que pudo. Olmedo lo quería tanto que lo sumó a la temporada debut de No toca botón como el abuelo de la Pochita, que interpretaba Moria Casan y era la mejor amiguita de Pirulo, el niño travieso, personaje que le caía justo a Alberto Olmedo.

Como en 1982 a Coquito le resultaba casi imposible seguir trabajando, Olmedo tuvo con él la actitud de un grande: lo siguió incluyendo en títulos y créditos de su programa para que pudiera seguir percibiendo ingresos, además de visitarlo continuamente para estar a su lado e intentar sacarle una sonrisa.

Humberto Ortiz murió el 11 de octubre de 1982 con 49 años. Así lo recordó el Capitán: “Un muy buen amigo, el mejor, leal hasta más no poder, como ya no hay. Lo quería, lo admiraba, qué más…”.

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El abandono de OSPRERA: La lucha de Mateo y su familia por el derecho a la salud

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La historia de Mateo, un niño de nueve años de Necochea que padece una enfermedad neurológica degenerativa, refleja la dramática realidad que atraviesan más de 700.000 familias afiliadas a la Obra Social de los Trabajadores Rurales y Estibadores de la República Argentina (OSPRERA). A pesar de la urgencia y gravedad de su situación, la entidad dejó de cubrir el tratamiento médico que el pequeño necesita para mantener su calidad de vida.

Mateo sufre de epilepsia refractaria, trastornos severos del sueño y limitaciones motoras y cognitivas. Su tratamiento incluye antiepilépticos, aceite de CBD, estabilizadores anímicos y otros psicofármacos esenciales. Sin embargo, la interrupción en la entrega de estos medicamentos ha puesto en riesgo su bienestar y ha llevado a sus padres, Fernanda y Andrés, a iniciar la campaña «Todos por Mateo» para visibilizar su caso y exigir la restitución de la cobertura médica.

«Le quitaron su derecho a la salud. Queremos una cobertura constante y sin vueltas para sus medicamentos y necesidades. Queremos cuidar de Mateo en paz y tener lo que legalmente nos corresponde», expresó su madre a través de las redes sociales.

Una crisis que afecta a miles de familias

El caso de Mateo no es aislado. Desde la intervención de OSPRERA por parte de la Superintendencia de Servicios de Salud (SSSalud), los reclamos por interrupciones en tratamientos ambulatorios, oncológicos y de alto costo han aumentado exponencialmente. Pacientes con enfermedades crónicas, esclerosis múltiple, parálisis cerebral, insuficiencia renal y otras patologías graves han visto vulnerado su derecho a la salud.

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El bloqueo de cuentas bancarias de las delegaciones de OSPRERA ha agravado aún más la situación, paralizando los pagos a proveedores y cortando la cadena de suministro de medicamentos. La falta de cobertura ha generado una ola de incertidumbre entre los afiliados, quienes dependen de estos tratamientos para sobrevivir.


Un llamado urgente a la acción

La familia de Mateo no busca caridad, sino el cumplimiento de un derecho fundamental. La campaña «Todos por Mateo» no solo exige respuestas concretas para este pequeño, sino que también visibiliza una crisis sanitaria que afecta a miles de familias argentinas.

Mientras la intervención de OSPRERA no logre restablecer los servicios esenciales y garantizar el acceso continuo a los tratamientos, historias como la de Mateo seguirán multiplicándose, dejando en evidencia un sistema de salud que, lejos de proteger, abandona a los más vulnerables. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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