Mientras Axel Kicillof recurre a la Corte Suprema para reclamar por la baja de subsidios para colectivos bonaerenses que hasta el 1 de septiembre integraban la Red Sube, Jorge Macri sonríe en el Salón de los Científicos de la Casa Rosada junto a Javier Milei y posan para una selfie. Tras idas y vueltas, la Ciudad inaugura una nueva relación con la Casa Rosada.

«No quiero volver atrás y el país no quiere volver atrás. Voy acompañar este enorme esfuerzo que está haciendo el Gobierno y la gente, porque no hay gobierno fuerte sin el apoyo de la gente para no volver atrás», contestó el jefe de Gobierno a Clarín, después firmar con el Presidente el acta de traspaso de las 31 líneas de colectivos de jurisdicción nacional que circulan por la Capital y no habían sido traspasadas.

Se trató de un acto de gestión, pero también de un hito político, porque ordena el vínculo entre el gobierno libertario y el terruño del PRO y de Mauricio Macri, justo cuando el jefe de Estado más necesita de sus aliados y sigue pensando en una confluencia electoral.

En su excursión a la Rosada, donde también firmó un convenio por extradiciones con el jefe de Gabinete Guillermo Francos, el jefe de Gobierno dijo que todavía no piensa en un frente electoral con los libertarios en 2025. «No especulo, falta mucho«, respondió ante la insistencia de este diario el también titular del PRO de la Ciudad.

El ejecutivo porteño también cerró filas con Milei tras el veto presidencial a la movilidad jubilatoria. «El Gobierno tiene que definir la política macro y eso no se define desde lo legislativo. Las discusiones de mucho impacto de la economía se definen con el Presupuesto», señaló.

Se trata, además, del segundo guiño del mandatario libertario en 96 horas a la política tradicional. El viernes encabezó la reunión con diputados del PRO y de LLA para aunar esfuerzos para sostener el veto a la movilidad jubilatoria Ahora recibió al ejecutivo porteño, un detalle que Milei esquivó durante los casi 10 meses que lleva en el cargo.

Después de recibir a los 24 mandatarios provinciales Fen diciembre, el Presidente solo recibió cara a cara y antes de la Ley Bases a 4 gobernadores del Norte: Osvaldo Jaldo (Tucumán) , Gustavo Sáenz (Salta), Carlos Sadir (Jujuy) y Raúl Jalil (Catamarca). En la Rosada, los actores más políticos se entusiasmaron, antes, con que el Presidente encabezaría las discusiones con los principales actores, pero finalmente primó su deseo por mantenerse alejado de la rosca que miran con desconfianza.

Mauricio Macri no disimula su pretensión de que Milei privilegie a los gobernadores del PRO. Los gestos son a cuentagotas, pero empiezan a tener más periodicidad, como las visitas del ex mandatario a Olivos.

El mes pasado, Rogelio Frigerio se reunió a solas con Karina Milei. El ejecutivo de Entre Ríos como el representante de los gobernadores en el demorado Consejo de Mayo. El lunes, Ignacio Torres, visitó a Francos para celebrar una inversión millonaria de Aluar. No es demasiado, pero les sirve a las dos partes, justo cuando buena parte de los mandatarios provinciales se preparan para plantarse en la discusión por el Presupuesto y exigen que el Gobierno reactive las obras paralizadas.

Ahora, tras las semana negra de Milei, el jefe de Estado empieza a privilegiar a los gobernadores más cercanos a la Casa Rosada que hasta ahora se quejaban de que los trataba igual que Kicillof, el opositor más duro. La discusión por los colectivos y la Red Sube dejaron entrever que el trato no es igual, más allá de que técnicamente la Provincia ya tenía a su cargo las líneas de los colectivos.

La tensión entre la Nación y la Capital había alcanzado su clímax la semana pasada, cuando el secretario de Transporte Franco Mogetta anunció la reducción de los beneficios para la Red Sube que permitía hacer combinaciones de colectivos en el AMBA y ferrocarriles con descuento.

El jefe de Gabinete porteño Néstor Grindetti y el ministro de gobierno bonaerense exploraron una estrategia conjunta para plantarse ante el Gobierno. «La Provincia prefirió politizar el tema», señaló Mogetta este martes.

El ministro de Economía Luis Caputo había anunciado que la Provincia y CABA deberían de ahora en más hacerse cargo de los subsidios de la Red Sube si no querían que el boleto aumentara.

Macri enfatizó que la Ciudad no tenían esa potestad, porque las líneas de jurisdicción nacional que solo circulan por la Ciudad nunca habían sido transferidas y aclaró que no podía existir una transferencia unilateral como amenazaban desde Economía y la Rosada. «Estoy celebrando un paso más en la autonomía de la Ciudad y que hayamos logrado poner en una hoja algo que no se hizo durante años. Fuimos gobierno de la ciudad y de la Nación (con el PRO) y no pudimos hacerlo», dijo finalmente el jefe de Gobierno este martes.

Al final, Macri y Milei solo se mostraron los dientes, pero para sonreír. Desde la Ciudad prometieron hacer un esfuerzo para mantener el valor de la tarifa, pero no aclararon hasta cuándo y anticiparon que deberán postergar otros gastos e inversiones.

Antes de que el jefe de Gobierno llegara a Balcarce 50 acompañado por sus ministros de Infraestructura, Pablo Bereciartua; y de Justicia, Gabino Tapia; en el gabinete porteño celebraron que el traspaso fuera a través de un Acta Acuerdo y no intempestivamente. «Es un primer gran paso para seguir trabajando en la autonomía plena en otros rubros como IGJ, Justicia, Puerto, etc», consignaron.

Entre los etcétera figura la tan discutida coparticación que la Nación empezó a pagar, pero no de manera automática, como reclama la Ciudad para tener garantías de que el flujo no se detendrá. Para Macri las diferencias por la metodología de pago son «técnicas y menores«, aunque las evalúa la Corte Suprema.

Antes de retirarse de Balcarce 50, el jefe de Gobierno desestimó que con el traspaso de colectivos se hubiera inaugurado un nuevo capítulo en el vínculo entre ambas jurisdicciones, elogió la gestión nacional y reiteró cuál es su hoja de ruta. «Ya habíamos dado varios pasos de confianza. Hoy damos por sentado que no cualquier hace lo que quiera en la calle. Parecía una tarea imposible. Son capas de confianza de trabajo conjunto que se van agregando. Queremos hacer más cosas, tenemos los terrenos de Liniers, la terminal de Retiro, el Puerto, tenemos que ver cómo trabajamos mejor», se ilusionó.