POLITICA
Juegos Olímpicos París 2024: Katie Ledecky alcanzó el récord femenino de medallas doradas, que tenía 60 años
PARÍS.- “Espero que mi tenacidad dure más que cualquier gloria deportiva”, escribió Katie Ledecky en un anticipo sus memorias, “Just add water”, publicadas en junio. La fuerza de voluntad y la tenacidad de la nadadora estadounidense siguen en sintonía con sus proezas en la pileta. El natatorio de La Défense, que deliró con el ídolo local Léon Marchand, también se rindió ante la vigencia de alguien que trasciende la especificidad de su actividad para transformarse en un icono del deporte en general.
A los 27 años, una edad que en la natación está emparentada con el declive, la nacida en Washington dio otra muestra de resistencia y control psicológico sobre sus adversarias al ganar la prueba de los 800 metros libre. Ledecky es pasado y presente, una leyenda que ya abarca cuatro ciclos olímpicos. Su segunda medalla dorada en los Juegos de París elevó su cuenta a nueve títulos de campeona olímpica e igualó el récord femenino que tiene la gimnasta ex soviética Larisa Latynina (Melbourne 1956, Roma 1960 y Tokio 1964). A ellas puede sumarse la gimnasta Simone Biles, hasta ahora con siete oros en su trayectoria y tres pruebas por delante en París.
Afloró el espíritu competitivo de Ledecky para contener a la australiana Ariarne Titmus, cuatro años menor, otra figura de la natación, dueña de oro en 400 metros y plata en 200 libre, distancias que eran el antiguo reino de la norteamericana, que ahora concentra sus esfuerzos en las pruebas de fondo.
🥇 MÁS OROS EN #JuegosOlímpicos
1⃣♂️ Michael PHELPS – 23
2⃣♀️ Larisa LATYNINA – 9
2⃣♀️ Katie LEDECKY – 9 🆕
2⃣♂️ Paavo NURMI – 9
2⃣♂️ Mark SPITZ – 9
2⃣♂️ Carl LEWIS – 9 pic.twitter.com/r92feZyQDW— The Over Time (@theovertime_es) August 3, 2024
Ledecky combate la nostalgia de la natación estadounidense por estrellas como Michael Phelps y Ryan Lochte. Sus primeros 300 metros fueron a ritmo de récord mundial, como si estuviera impulsada por un motor fuera de borda. Una manera de marcar territorio frente a su principal amenaza, Titmus, cuya aceleración disminuye en las distancias largas.
Cuando quedaban por completar cuatro piscinas, Ledecky había sacado un metro y medio de ventaja, una brecha que se intuía indescontable. Fue vencedora desde la zambullida, de principio a fin. Detrás de ella, por la plata braceaban Titmus, Paige Madden y Simona Quadarella. Inabordable, Ledecky tocó la última pared cuando el cronómetro estableció 8m11s4/100, lejos de su récord del mundo, el d 8m4s79/100 que estableció en los Juegos Río de Janeiro 2016. Titmus fue segunda, con 8m12s29/100, y completó el podio Madden, con 8m13s.
🥇Señores y señoras… ¡Katie Ledecky hace historia!
La nadadora estadounidense obtuvo su novena medalla dorada y alcanza el récord de la gimnasta Larisa Latýnina.
Mirá las finales de natación en #Paris2024 junto a José Meolans en Televisión Pública. pic.twitter.com/XM7619pOsU
— TVP (@TV_Publica) August 3, 2024
“Cada año que pasa tengo la impresión de disfrutar más”, dijo la experimentada y madura Ledecky, que no se descarta para los Juegos Los Ángeles 2028. Por lo pronto ya tiene una obra como para contemplar con orgullo. Para igualar la plusmarca de Latynina, Ledecky empezó con el oro en los 800 metros libre de Londres 2012, cuando tenía 15 años. La gran promesa terminó de explotar un cuatrienio más tarde, en Río de Janeiro 2016, con cuatro primeros puestos, todos en estilo libre: 200, 400, 800 y 4 x 200. La cosecha continuó en Tokio 2020 (desarrollados en 2021, por la pandemia), en 800 y 1500, distancias en las que volvió a reinar esta semana en París, con récord olímpico en los 1500.
Su total de medallas olímpicas asciende a 14, que incluye cuatro plateadas (4 x 100, 4 x 200 –dos– y 400 metros) y una de bronce (400). En el mundo la superan solamente su compatriota Michael Phelps, con 28 medallas (23 doradas); Latynina, con 18 (nueve); la esquiadora noruega Marit Björen, con 15 (ocho), y el gimnasta soviético Nicolai Adrianov, con 15 (siete).
Especialistas y entrenadores coinciden en que la clave de Ledecky, de madre nadadora en el nivel universitario, está en su disciplina mental, que le ha permitido mantenerse en un deporte marcado por la monotonía y la soledad de los entrenamientos, que costó depresiones a los más grandes, como el propio Phelps, su compatriota Caeleb Dressel y el británico Adam Peaty.
La reina del fondo de la natación no se plantea tirar la toalla: “Es una locura que todavía me haga ilusión competir en Los Ángeles. Eso no ha cambiado. Ya veremos. Iré año a año. No siento que me encuentre cerca del ocaso de mi carrera. Me encantaría seguir”.
Las 14 medallas (9 doradas) de Ledecky en los Juegos
Londres 2012:
- Oro: 800 metros estilo libre
Río de Janeiro 2016:
- Oro: 200 metros estilo libre
- Oro: 400 metros estilo libre
- Oro: 800 metros estilo libre
- Oro: relevo 4 x 200 metros estilo libre
- Plata: relevo 4 x 100 metros estilo libre
Tokio 2020:
- Oro: 800 metros estilo libre
- Oro: 1500 metros estilo libre
- Plata: 400 metros estilo libre
- Plata: relevo 4 x 200 metros estilo libre
París 2024:
- Oro: 800 metros estilo libre
- Oro: 1500 metros estilo libre
- Bronce: 400 metros estilo libre
- Plata: relevo 4 x 200 metros estilo libre
POLITICA
La salud de Francisco: “La noche pasó tranquila, el Papa ha descansado”
ROMA.- Después de una noche de versiones de todo tipo y alarma mundial por el estado “crítico” del papa Francisco, llegó esta mañana un suspiro de alivio. Pasadas las 8 de la mañana locales el Vaticano en una línea dio la información que volvió a dar esperanzas a quienes temían lo peor: “La noche pasó tranquila, el Papa ha descansado”, indicó en su habitual comunicación de la mañana.
El último parte médico sobre la salud del papa Francisco había vuelto a despertar una alarma global por un agravamiento de su cuadro, ocho días después de ingresar al policlínico Gemelli por una bronquitis que derivó en una neumonía bilateral.
Según el parte emitido pasadas las 19 locales (15 en la Argentina), el pronóstico del Pontífice pasó a ser reservado después de haber presentado una crisis respiratoria asmática durante la mañana del sábado.
“Las condiciones del Santo Padre siguen siendo críticas, por lo que, como se explicó ayer, el Papa no está fuera de peligro”, indicó el parte.
“Esta mañana, el Papa Francisco presentó una crisis respiratoria asmática prolongada, que requirió además la aplicación de alto flujo de oxígeno”, precisaron los médicos en el comunicado. “Los análisis de sangre de hoy también evidenciaron trombocitopenia, asociada a anemia, que requirió la administración de transfusiones de sangre”, agregaron.
“El Santo Padre sigue atento y pasó el día en su sillón aunque sentía más dolores que ayer. De momento el pronóstico es reservado”, concluyó el texto.
Consultada por LA NACION, la doctora Annalisa Bilotta, del hospital internacional Salvator Mundis de esta capital, opinó que, evidentemente la situación estacionaria del Papa, de 88 años, se ha deteriorado en forma grave. “Es serio porque la última frase del comunicado dice que ‘el pronóstico es reservado’, quiere decir que no se sabe bien cómo evoluciona la situación, que parece haberse agravado respecto de los días anteriores”, explicó.
“Se trata de una situación impredecible que debe ser monitoreada”, también indicó Bilotta, que precisó que una crisis respiratoria aguda significa falta de oxígeno.
“Evidentemente el Santo Padre no podía respirar y necesitaba una dosis muy grande de oxígeno, que le pusieron con flujos muy altos, es decir, a una cierta velocidad”, indicó. “Por otro lado, no especificaron el número de unidades de transfusión de sangre… Pero es claro que todo esto es resultado de los dos eventos patológicos que padece, que son, por un lado, la neumonía bilateral, y por otro, su bronquitis crónica”, añadió.
Fuentes del Vaticano intentaron bajar la alarma, destacando que, en verdad, ya ayer el cirujano Sergio Alfieri, en una conferencia de prensa para explicar la situación del pontífice, había dicho claramente que Francisco no estaba fuera de peligro y que, visto el cuadro complejo del Papa, que tiene una neumonía bilateral que se suma a la bronquitis, era muy probable que pudiera haber situaciones de descompensación.
Subrayaron, por otro lado, que las transfusiones de sangre tuvieron que ver con falta de plaquetas y que los especialistas no están hablando de sepsis. En la víspera, en efecto, cuando se le preguntó a los médicos del Papa cuál era su mayor temor, explicaron que el riesgo más importante para su paciente ilustre es una sepsis (septicemia), situación que podría darse si “los gérmenes que se encuentran en sus pulmones llegan a pasar a la sangre. Pero la situación que el Pontífice está atravesando no tiene que ver con esto, indicaron, al aclarar que, más allá de estas crisis, está siguiendo adelante con la terapia prevista -basada en diversos fármacos-, para superar las infecciones.
Las fuentes dijeron, además, que el ex arzobispo de Buenos Aires, que fue internado el 14 de febrero pasado y que se estima que deberá permanecer al menos una semana más, durante la jornada pudo alimentarse normalmente. Aunque, admitieron que, tal como indicó el comunicado, pasó un día difícil, evidentemente sin actividades de trabajo como habían señalado en días anteriores. Pero siempre “atento”, alerta, tal como indicó el parte que, como subrayó el doctor Alfieri en la víspera, “no quieren nunca ocultar nada, sino siempre decir la verdad, por voluntad del propio Papa”.
Por la mañana, tras indicar en un escueto comunicado que el Papa “había descansado bien”, el Vaticano ya había hecho saber que este domingo el Papa no recitará la tradicional oración mariana del Angelus. En su internación de julio de 2021, cuando sufrió una cirugía abdominal por diverticulitis, había podido hacerlo desde un balcón del décimo piso del hospital, siguiendo una tradición iniciada por su predecesor, san Juan Pablo II, que estuvo una decena de veces internado allí.
Antecedentes
Se trata de la cuarta internación del papa Francisco en el hospital Gemelli, policlínico universitario católico donde los papas siempre tuvieron un departamento o suite en el décimo piso, que comparte con otros sectores, entre ellos, el departamento de pediatría oncológica. En todas sus internaciones, de hecho, siempre el Papa terminó yendo a saludar a sus pequeños vecinos enfermos, que suelen enviarle dibujos, como los que difundió el Vaticano hace unos días. Todos recuerdan que cuando fue dado de alta después de otra neumonía, en abril de 2023, les llevó a los niños huevos de Pascua, chocolates y caramelos y hasta bautizó a un niño.
La primera internación del papa Francisco fue el 4 de julio de 2021, por una diverticulitis. Fue operado esa primera vez por Alfieri, cirujano con quien evidentemente comenzó a tener una relación especial, que, como él mismo contó, le sacó 33 centímetros de intestino. Volvió a ser operado siempre por este médico en junio de 2023.
Con una edad ya avanzada y su determinación a trabajar a un ritmo imposible -sin descansar jamás ni tomarse verdaderas vacaciones-, su estado de salud, ya marcado por un problema de rodillas por el que en mayo de 2022 comenzó a utilizar una silla de ruedas, fue deteriorándose. Más allá de sumar más peso por la falta de movimiento, en los últimos inviernos su bronquitis crónica y una debilidad pulmonar que se remonta a cuando a los 21 años casi se muere por una neumonía -y luego, en una operación, le extirparon el lóbulo superior derecho de un pulmón-, ya lo habían obligado a suspender algunas audiencias, interrumpir discursos y cancelar un viaje a Dubai para una cumbre del cambio climático. Pese a ello, no bajaba su ritmo de trabajo, con audiencias todos los días en el Palacio Apostólico recibiendo jefes de Estado y de gobierno, autoridades y obispos de todo el mundo.
En diciembre y enero pasado, también había tenido dos caídas que habían causado aprensión: el 7 de diciembre pasado había aparecido con un moretón bastante grande en su mentón por haberse golpeado con la mesa de luz en su habitación, al levantarse. A mediados de enero, otra caída hizo que tuvieran que inmovilizarle el brazo por unos días, que se había lesionado pero no quebrado.
Una internación larga
Después de arrastrar una bronquitis desde principios de este mes que le hinchó el rostro por los corticoides utilizados y que en varias ocasiones le impidió seguir leyendo sus catequesis porque le faltaba el aire, y desoyendo los consejos de quienes le decían que debía internarse, el domingo 9 de febrero el Papa presidió una misa al aire libre para el Jubileo de las Fuerzas Armadas. Entonces públicamente explicó que, por “dificultades de respiración”, iba a darle a leer su sermón a un colaborador. Hubo un fuerte aplauso en la Plaza de San Pedro, donde había más de 30.000 personas contentas que Francisco estuviera presente, mientras soplaba un viento frío que le hizo volar su solideo.
El Papa, que se veía que no se sentía bien, terminada la misa no saludó a nadie, pese a que había autoridades, ni se subió al papamóvil a dar vueltas, sino que regresó enseguida a Santa Marta. Pero pese a haber tomado frío, tampoco se detuvo y en la semana siguiente siguió con su agenda. El viernes 14 de febrero, después de recibir en audiencia en Santa Marta a cuatro personas y un grupo, su cuerpo le dijo “basta”. Y, aunque no de urgencia, fue llevado al policlínico Gemelli para curarse lo que en un primer parte médico fue llamada una infección de las vías respiratorias; ese día sus condiciones fueron consideradas “discretas” y dijeron que presentaba “un leve estado febril”.
El sábado y domingo fue sometido a diversos análisis, sin sobresaltos. Fue el lunes que la situación se agravó: el parte por primera vez habló de un cuadro clínico “complejo” que iba a requerir una “hospitalización adecuada”, es decir, una internación larga. Además, se reveló la existencia de una “infección polimicrobiana de las vías respiratorias”. El martes, después de una tomografía computada, el parte hizo saber que tenía una neumonía bilateral, algo grave en una persona de 88 años. En una suerte de montaña rusa, el miércoles las cosas parecieron estar mejor porque el Papa recibió la visita de la primera ministra, Giorgia Meloni, que hizo saber que lo había visto “reactivo y atento” y de buen humor. El parte hizo saber que sus condiciones clínicas eran estacionarias y que unos análisis de sangre habían dado señales de una leve mejora, en especial de los índices inflamatorios. El jueves, parecía seguir todo bien: el parte habló de “condiciones clínicas en leve mejora”, señaló que el Papa no tenía fiebre y que los parámetros “hemodinámicos” seguían siendo estables, lo que indicaba que el corazón estaba aguantando la terapia.
El viernes no hubo parte sino la conferencia de prensa del doctor Alfieri, que hizo entender que la situación seguía siendo crítica porque el Papa aún no estaba “fuera de peligro”, como se confirmó este sábado, cuando volvió a dispararse la alarma en todo el mundo.
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