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POLITICA

Las fotos y todos los detalles de la lujosa boda del duque de Westminster con el príncipe William como “acomodador”

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La catedral de Chester fue el escenario perfecto para el gran casamiento del año en el Reino Unido. El duque de Westminster y ahijado del rey Carlos, Hugh Grosvenor (33), y Olivia Henson (31) dieron el sí después de tres años de noviazgo. El revuelo que provocó su boda, celebrada el viernes 7, era más que esperable: se trata del hombre más rico de Gran Bretaña menor de 40 años, con una fortuna estimada en 14 mil millones de euros. Entre los 400 invitados quien se llevó toda la atención fue el príncipe William que –obviamente– acudió sin Kate, pero estuvo acompañado por su prima, la princesa Eugenia de York. Debido a la cercanía y amistad que tiene con el novio –es padrino de su hijo George–, William ofició de acomodador, es decir, saludó y acompañó a algunos de los presentes hasta sus lugares.

La novia ingresa del brazo de su padre, Ruper Henson. Una imagen, ayudada por el viento que hace volar el velo, que parece salida de una pelicula romántica. 
Convertidos en marido y mujer, los duques de Westminster saludan a la gente que se acercó a las inmediaciones de la catedral. Para su gran día, Olivia lució un vestido de la británica Emma Victoria Payne, un diseño en satén de seda color marfil y organza con detalles bordados a mano y cola de dos metros desmontable. El toque azul fueron los zapatos de la firma Silvia Lago, hechos a mano en España. El velo de 1880 era de la tatarabuela de Olivia. El ramo incluía margaritas, iris, rosas, clematis, escabiosas, astrantias y lirios. 
Como era de esperar, el príncipe de Gales fue a la boda de su íntimo amigo sin Kate, su mujer. Eugenia de York, que estuvo sin su marido, el empresario Jack Brooksbank, eligió un vestido midi plisado, manga larga, de la casa británica Joseph, que acompañó con clutch de cuero (modelo Maud) de Anya Hindmarch, zapatos nude de Aquazzura y pillbox (modelo Sabina) de Emily London Millinery. Natalia Grosvenor, que se decantó por un vestido-tapado fucsia de Eponine London para la boda de su hijo, estuvo casada durante casi cuarenta años con Gerald Grosvenor, padre de Hugh. El clutch (modelo “What is love?”) es de Olympia Le-Tan Paris. 
Las hermanas del novio: Lady Tamara, Lady Edwina Louise y Lady Viola, que optaron por trajes de colores muy vibrantes. El padre de la novia, Ruper Henson.

LLEGAN LOS NOVIOS

La entrada de la catedral estaba decorada por la compañía Flower and Press con rosas, filadelfos y campanulas con follaje proveniente de la finca de la familia Grosvenor. En el interior se pusieron abedules. Hugh llegó acompañado por su bestman a bordo de un Land-Rover Defender verde y fue recibido con aplausos del público que se encontraba detrás del cordón policial. Natalia, la madre del novio y condesa viuda de Westminster, entró junto a tres de sus hijas: Lady Tamara, Lady Edwina (ahijada de Diana de Gales) y Lady Viola. La novia hizo su gran aparición en un Bentley de 1930 y al bajarse reveló su bellísimo vestido hecho por la diseñadora británica Emma Victoria Payne, que Olivia completó con el velo que su tatarabuela había usado en 1880. La cola desmontable, de dos metros, y la tiara Fabergé Myrtle dieron el toque final al look nupcial digno de un cuento de hadas.

Hugh llegó a bordo de un Land-Rover Defender verde y fue recibido con aplausos del público. Thomas Van Straubenzee, gran amigo de William y padrino de la princesa Charlotte, llegó acompañado por Lucy, su pareja. 
Charlie van Straubenzee, amigo de la infancia del príncipe Harry –quien no estuvo presente–, junto a su esposa Daisy (llevó un su vestido rosa de estampado floral y volados). El beso de los novios a la salida de la catedral. Una de las fotos oficiales de la boda en la que vemos a Olivia a punto de descender del Bentley de 1930 en el que llegó a la catedral de Chester para casarse con el soltero menor de 40 más rico de Gran Bretaña. Los recién casados usaron el mismo auto para partir hacia su fiesta de bodas.

HUBO FIESTA EN EL CAMPO

Tras la ceremonia y convertidos en marido y mujer, los duques de Westminster pusieron rumbo a la fiesta de bodas. El lugar elegido fue Eaton Hall –el mismo escenario donde se celebró el compromiso–, una gran casa señorial de campo perteneciente a la familia del novio, ubicada a dos kilómetros del pueblo de Eccleston y rodeada de 4000 hectáreas, que recuerda a un château francés. Uno de los invitados conversó con HELLO! y algunos detalles del banquete salieron a la luz. Además de una orquesta en vivo, los novios mandaron hacer una escultura del mítico Big Ben para la ambientación y hubo un show de fuego artificiales como broche de oro. Entre otros detalles particulares, los invitados no pudieron ingresar con sus teléfonos celulares y tenían un servicio de taxis a disposición para volver a sus casas. A modo de souvenir, los novios les obsequiaron, entre otras cosas, un dibujo de la finca familiar. “Todos nos llevamos lindísimos regalos que incluían un mapa pintado a mano de los terrenos de Eaton Hall”, contaron a HELLO!

Radiantes de felicidad, los novios –ella ya sin el velo y la cola de dos metros desmontable– hacen su ingreso a la casa de campo en la que celebraron el gran banquete “escoltados” por sus invitados. 
La novia posa con su fabuloso vestido en los jardines de Eton Hall.

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La Justicia investiga al Grupo Elías por supuesto lavado de dinero y evasión impositiva

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La Justicia investiga al llamado grupo económico Elías de Bahía Blanca, con vínculos con el sindicalista Hugo Moyano, por supuestas maniobras de lavado de dinero y evasión impositiva de más de mil millones de pesos.

Se trata de una causa abierta hace 9 años en base a una denuncia anónima ante la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (ProCELAc) que por problemas de competencia fue derivada, al principio, a la justicia de Bahía Blanca.

Pero antes de la feria judicial, la causa volvió a la justicia porteña sin que se haya dirimir todavía en que jurisdicción quedará.

El ex juez y abogado de Moyano, Daniel Llermanos, dijo a Clarín que el caso es “insanablemente nulo e ilegal” porque nació de una denuncia anónima y que el lunes pedirá su archivo. El grupo Elías maneja varios negocios del puerto de Bahía Blanca y es dueño del histórico diario de Bahía Blanca La Nueva y de la radio La Brújula.

Llermanos dijo que el Grupo Elías tuvo hace unos meses un revisión integral de la AFIP y “no encontraron nada” y que no cometió ningún delito.

Llermanos agregó que la semana próxima asumirá la representación legal del grupo Elías en la causa que hasta ahora tiene el juez Caputo y denunciará la “irregularidad procesal que supone abrir un caso a partir de un anónimo y mantenerlo abierto casi 10 años sin indagar a nadie”.

“Acusar a alguien en base a una denuncia anónima es como aceptar una confesión bajo tortura durante la dictadura de Videla”, comparó el letrado.

Daniel Llermanos, abogado del sindicato de Camioneros, asumirá la defensa del grupo Elías.
Foto German Garcia Adrasti

Llermanos diferenció una denuncia anónima de “un arrepentido porque lo primero es ilegal y obliga, como en este caso, a un grupo de personas a estar bajo investigación casi diez años”.

Un vínculo entre Elías y Moyano es la empresa IVETRA que en 2007 estaba constituida como socios por Llermanos, Sergio Fabián Espeleta y Norberto Domingo Torres. Además, Llermanos es abogado del Sindicato de Camioneros.

Dos años después IVETRA quedó a cargo de la emisión de un polémico «certificado de transporte multimodal», que verificaba que cada camión que transita por las terminales portuarias respete ciertas condiciones. Por es trámite, cobraba US$ 14 más IVA. Cuando asumió Mauricio Macri como presidente anuló ese trámite creado por el gobierno de Cristina Kirchner.

Se investiga si Gustavo Fabián Elias, Gustavo Manuel Damiani y Maximiliano Di Federico, habrían administrado negocios como “testaferros” de otras personas, particularmente vinculadas al transporte y logística, sector inmobiliario, automotor y agropecuario.

En Bahía Blanca la causa fue investigada por el fiscal subrogante Gabriel Gonzalez Da Silva, quien es también cotitular de la Unidad Fiscal Especializada en la Investigación de Ilícitos relacionados con Armas de Fuego, Explosivos y demás Materiales Controlados (UFIARM).

En un requerimiento de instrucción de hace seis meses, el fiscal Gonzalez Da Silva pidió al juez de Bahía Blanca, Walter López Da Silva, la indagatoria de los investigados en la causa, entre otras medidas de prueba, informó La Nación.

Pero el magistrado bahiense se declaró incompetente porque la mayoría de las personas investigadas y sus empresas tienen sede en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la remitió al juez en lo penal económico porteño, Rafael Caputo. Este, a su vez, le pidió opinión al fiscal Jorge Dalh Rocha.

En caso de que Caputo rechace la competencia de esta “brasa ardiente”, definirá la Cámara Federal de Bahía Blanca, explicaron a Clarín fuentes judiciales.

Las fuentes negaron que la causa está vinculada con la presión del sindicato de Camioneros contra el gobierno de la CABA de Jorge Macri por la que fue anulada licitación del contrato de grúas de acarreo.

En la investigación del fiscal Da Silva, la Procelac, la AFIP y la Dirección General de Asesoramiento Económico y Financiero (DAFI) del ministerio público final, se cruzaron datos de 80 personas y 40 empresas.

Respecto de las empresas «individualizadas hasta el momento, se repiten los integrantes -en su mayoría familiares directos-, los miembros de los directorios, los domicilios fiscales y el objeto social”, resaltó el fiscal y citó el juez bahiense.

Las principales empresas investigadas son Ivetra SA, Transporte y Logística SA, Chenyi SA y LCT Group.

Entre las maniobras se destacan “la transferencia de bienes entre compañías de las que son parte las mismas personas, depósitos millonarios no declarados y/o blanqueados sin origen comercial identificado, el uso de facturas apócrifas por varias de las sociedades imputadas y celebración de contratos millonarios no coincidentes con los perfiles económicos de los involucrados”.

Además, la retribución a esas empresas “no está ajustada a la prestación de un servicio específico, sino que actúan simplemente como justificación de transferencias de activos entre sociedades, adquisición de bienes y servicios ajenos al objeto social, entre tantos otros indicadores”, señala del fallo del juez de Bahía Blanca al que accedió Clarín.

Por otra parte, “diversas sociedades investigadas presentan inconsistencias como no tener servicios activos de telecomunicaciones, lo que sugiere que serían creaciones ficticias al efecto de justificar ingresos y facilitar el lavado de activos”.

Así sociedades con movimientos importantes de dinero y contratos facturados dieron «resultados negativos» como, por ejemplo, “A&E Consultora Integral, C&M Desarrollos Inmobiliarios, Establecimiento Don Juanito, Damsa, Forch, Gusfabi s.a. y la propia IVETRA”

También “lució llamativo que empresas de supuesta gran envergadura tengan solo una o dos líneas (telefónicas) activas, como es el caso de LCT Group y Transporte y Logística”.

Por su parte, Damiani, Elías y Di Federico “declararon créditos con sociedades de las que forman o formaron parte por ejemplo, «Agropecuaria Don Gino», «Alas de la Patagonia», «Bahicom», «Camión Club Argentino», «Camping Americano», «Chenyi», «Damagro», «Damsa», «Fenestra», «Forch”, «Parque Sustentable de Servicios» y «Savado», entre otras.

Las maniobras ascenderían “a más de $1.000.000.000, sin perjuicio de la actualización monetaria u otros datos que permitan arrojar el monto definitivo”, afirma el escrito judicial.

En ese orden, considera “como jefe de la asociación ilícita aquí investigada, a Gustavo Fabián Elias” porque resultaba “la figura central de la organización investigada, registrando 13 lazos que lo vinculaban con otros nodos, convirtiéndose en el más conectado de la red”.

En 2010, el entonces  ministro de Planificación y el titular de Camioneros en un acto. En 2010, el entonces ministro de Planificación y el titular de Camioneros en un acto.

Luego “se ubicaría Gustavo Manuel Damiani, con 9 vínculos y luego Juan Ignacio Elias, Néstor Hernán Elias y Maximliano Di Federico, con 7 vínculos cada uno”.

El fiscal Da Silva señaló que “los diversos planes delictivos en común habrían quedado demostrados a partir de que integraron, se vincularon, desligaron y rotaron entre aproximadamente 40 empresas creadas al efecto”.

Gustavo Fabián Elias, según el fiscal, sería el jefe de una asociación ilícita fiscal y entre el 2011 y 2018 que hizo maniobras mediante “la constitución de sociedades, aportes y ampliaciones de capital social, declaraciones supuestamente engañosas de venta de inmuebles y acciones, simulación de ingresos millonarios de sociedades sin actividad u operando a pérdida”.

Además, “habría puesto en circulación dinero proveniente de ingresos patrimoniales no justificados, que permiten presumir su origen ilícito, para que tengan apariencia de lícito, contando para ello con una estructura de personas jurídicas, tanto en el país como en el exterior, y testaferros utilizados para llevar a cabo su cometido”.

Durante el periodo 2011 habría tenido un incremento patrimonial del 278% anual, en 2012 del 83% y en 2013 se dio la particularidad que entre el cierre de 2012 y el inicio de 2013 “aparecieron en su patrimonio” $11.394.683.

Asimismo, en 2014 su patrimonio “sufrió un nuevo incremento” del 78,6% y en 2016 -amparado en la Ley 27.260 emitida durante el gobierno de Macri- blanqueó “bienes en las Islas Vírgenes Británicas por más de $19 millones de pesos y por otro lado, en la República de Panamá por más de $ 21 millones de pesos, sin que pudiera determinarse cómo es que consiguió tamaña prosperidad económica”.

Estas empresas off shore habían sido descubiertas por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, en inglés) en el caso Pandora Papers.

De la investigación del fiscal, también “se advirtieron incrementos exponenciales en las acreditaciones bancarias, siendo de aproximadamente un millón y medio en 2011, saltando a más de veinte millones en 2013 (y años subsiguientes)”.

También, “irregularidades en la compra y venta de acciones de la empresa «Ivetra S.A.», viajes al exterior compartidos (algunos de ellos en vuelos privados)”. Esos viajes fueron “a destinos donde -conforme al blanqueo que realizaron- surgieron sociedades y cuentas bancarias, créditos cruzados entre ellos, operaciones inmobiliarias observadas por la AFIP”.

Por su parte, respecto de Damiani, la DAFI “determinó la existencia de inconsistencia a raíz de no poder identificar el origen de tenencia de moneda extranjera, inconsistencia con un vehículo que colocaba y sacaba sin motivo en la declaración jurada (DDJJ) y era incluido en la DDJJ de Maximiliano Di Federico pese a nunca haber sido titular, inconsistencias en los ingresos declarados pues registró plazos fijos que no eran informados por entidades bancarias”.

En su declaración de incompetencia, el juez Gonzalez Da Silva dispuso mantener en secreto una serie de medidas de prueba pedidas por el fiscal hasta que se dirima la competencia de la causa.

Entonces, el juez hizo lugar parcialmente al pedido del fiscal y declaró la incompetencia de su juzgado de Bahía Blanca y remitió la causa a su colega porteño Rafael Caputo, que tras la feria, deberá decidir si se queda con el caso.

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