Convertido en uno de los grandes showman de estos tiempos, Sam Smith apareció en escena vestido totalmente de negro, con chaqueta de charreteras brillantes, anteojos de sol y una barba tupida que remataba con sus bigotes en forma de mostachos. Nada de un comienzo efusivo. Eligió temas de medio tempo, casi lentos, como para ir calentando motores y garganta. Aunque el modo coral que lo caracteriza, y el tono gospel estuvo presente desde el principio, con temas como “I’m Not the Only One” y con sus nítidos y precisos agudos. “Si la saben, cántela”, dijo de este tema que ya tiene una década en su repertorio.

Lollapalooza Argentina 2024: la cruza del trap con el tango, la versión “canadiense” de “Gracias a la vida” y el vértigo de Blink-182

El trabajo vocal de Smith y de su coro fue protagonista de principio a fin, más allá de que con el paso de los minutos el astro inglés fuera variando el tono de sus canciones. “Hola, ¿cómo están? Qué cantidad de gente. No les puedo decir lo feliz que estoy acá. Celebremos el amor, la vida y la libertad”, dijo en la primera de las pausas de su recital. Y luego hizo un poco de retrospectiva (”La primera vez que vine aquí tenía 21 años, ahora tengo 31) y buscó conexiones para volver a temas de sus primeros álbumes, como “Good Things”.

Por supuesto, la cosa no quedó en ese clima. Fue subiendo la temperatura. Y más allá de un comentario acerca del tajo que tenía en la parte de atrás de su pantalón, fue de lo casi litúrgico a lo erótico, a medida que el show avanzaba. Por eso no faltaron cambios de vestuario, como un vestido largo de dama haute couture abierto al frente y por la espalda, absolutamente negro. Tampoco faltó una camiseta de la Selección Argentina y un final a todo cabaret, muy a su estilo.

SZA es, antes que nada, una artista de concepto. Así son sus discos, pensados más como un mood continuo sin pretensiones directas de hit, y así también fue su debut en Argentina como artista principal del segundo día de Lollapalooza Argentina 2024. Con una performance que incluyó escenografía, banda en vivo y bailarines, la cantante nacida como Solána Imani Rowe, que hoy es una de las principales exponentes del R&B norteamericano entregó una propuesta llena de matices y sin concesiones festivaleras.

“Seek and Destroy” y “Love Galore” fueron el punto de partida del barco comandado por SZA. Es que si en la portada de SOS, su disco más reciente, la cantante contempla la inmensidad del océano (y tal vez las inmensidades internas también) sentada en la punta de un trampolín, en vivo se la ve haciendo de la cubierta de un barco la escena de su propio musical. Y a fuerza de una voz capaz de ir del falsete al registro bajo con tanta destreza como encanto, la joven mimada del Top Dawg Entertainment (el sello que supo tener a Kendrick Lamar) se plantó con la solvencia de las grandes divas de su estilo, con su costado más Beyoncé.

“All The Stars” (una colaboración que el propio Kendrick Lamar hizo en 2019 en el mismo escenario de Lollapalooza), fue uno de los momentos más celebrados por el público. “Kiss Me More” (feat. con Doja Cat) y “Kill Bill” (o como matar a tu ex y su novia sin perder la sensualidad) completaron la tríada de hits. Luego de la despedida en fade out con “Good Days” quedó la certeza de que en otro contexto, en el que el sonido de otros escenarios no taparan los matices de un show repleto de sutilezas, el balance final hubiese sido más positivo tanto arriba como abajo del escenario.

Sábado de festival en San Isidro

Casi como un calco de la jornada anterior, el cielo nublado mantuvo la tensión de una posible lluvia en las primeras horas de la tarde. Horas después, la resolana comenzó a levantar los vapores de la humedad acumulada. En esa primera tarde ya había bastante gente en el predio del Hipódromo de San Isidro, algunos en grupo, otros en familia. Franco llegó con trece amigos y amigas. La mayoría de ellos hacen música y vinieron a hacerle “el aguante” a Santi Muk, que tocó en las primeras horas en el escenario Alternative. El heterogéneo grupo de ventiteañeros estaba integrado por gente de Buenos Aires y de ciudades del interior del país. Es el segundo año que vinieron en este plan, para acompañar a colegas, para escuchar en vivo propuestas nuevas y para pasar un buen día todos juntos.

Un poco más allá había otro Franco, pero que vino con su pareja Gilda y dos niñas que hacían su debut en el festival. Este cordobés ya tiene unos cuantos años de “lollapaloozas”. Estuvo en las cinco primeras ediciones y después de algunos años sin venir, decidió que esta vez el plan fuera familiar. “Vinimos temprano, primero almorzamos y después empezamos la recorrida –contaba-. Calculo que nos quedaremos hasta el show de SZA y después nos vamos para evitar el lio de la salida del final”, decía el experimentado lollapaloozero.

En esa misma zona, quizás por el calor de la extrema humedad, había mucha gente sentada en las zonas de ocio, descansando o comiendo y bebiendo algo liviano. Mientras tanto, para ese clima venía bien el sonido súper cool de Luca Bocci, en el Flow.

Claro que no todo era fiesta de amigos o tarde húmeda de sonidos cálidos. En el escenario Alternative aparecían artistas como Lia Kali, con una mirada introspectiva y profunda con la que ha tenido la buena idea de salir de su escondite y plantarse sobre el escenario. Rapeando sobre bases que van del amplio espectro de la música española a lo jazzy, se ha confesado en temas como “Contra todo pronóstico” (“Con 16 pensé en la muerte, más veces de las planeadas”) y en esta actuación ha despachado también temas como “Puñales”, con los que evidenció el proceso para salir del dolor, incluso con la necesidad de hacer terapia, según ella misma contó al público.

En el otro extremo, Latin Mafia comenzaba a arengar al público con sus ritmos machacantes y varios pasos más allá, los niños se adueñaban del Kizapalooza. Cuando promediaba la tarde, el jovencísimo DJ Mateo Trocca abría ese escenario dedicado a los más chicos que también son parte, cada año, de este festival. Algunos se arrimaron para escuchar su set simplemente atraídos por la música. Otros, sin duda, con el deseo de poder también estar algún día sobre ese escenario.

Para el resto, la diversión podía estar sobre las dos ruedas de una bicicleta o en una pista de skate. Incluso, saltando sobre pelotas gigantes, tocando mini baterías en el stand de la School of Rock, esperando su turno en la look station o demostrando su potencial para la comedia musical, en la zona de baile.

El regreso de Phoenix

Fuerte y al medio: Phoenix dio comienzo a su show con las cuerdas y el empuje de “Lisztomania” y de ahí entonces no frenaron. Al igual que Jungle unas horas antes, los franceses se han convertido en una apuesta segura para los festivales argentinos en la última década. Sin pelear cabeza de cartel, son garantía de confianza.

“Vamos a hacer una de las primeras canciones que escribimos, así que ya tuvieron 24 años para aprender la letra”, dijo Thomas Mars para dar comienzo a “If I Ever Feel Better”. Así se fueron a uno de los cortes de difusión de United (2000), su disco debut con el que se convertían en el ala francesa de la avanzada indie del nuevo milenio. Y así como la influencia del french touch (la música electrónica francesa de los 80 y 90) les dio el valor diferencial en sus comienzos, también lo hizo en el vivo. Con la mente en la pista de baile y el corazón en el indie, hicieron de su show una continuación con más nervio guitarrero de lo que horas antes había hecho Jungle en el mismo escenario. Para “Trying to be Cool”, uno de los mayores hits del grupo, Mars se calzó unos binoculares y miró hacia el horizonte del predio, como si necesitara chequear que nadie dejara de mover los pies. Misión cumplida y a seguir.

De Jungle a Miranda!, Lolla sube el volumen

Así como Blair tiene una canción titulada “…Otra noche en los ‘70″, Jungle tiene su “Back In 74″. El año por excelencia de la música disco no es una referencia al pasar para el sexteto británico. Instrumentos vintage, ritmos bailables y un despliegue vocal ajustado con la soltura de quienes se saben probados en la materia. Así pasó otra vez el grupo por un escenario de Lollapalooza, donde repiten esporádicamente casi siempre en el mismo horario: al caer la tarde.

Todo el set transcurrió como una canción en continuado que tuvo como único propósito hacer bailar sin necesidad de programaciones ni pistas. Jungle es una máquina tracción a sangre que no pierde jamás el pulso ni centra el protagonismo exclusivamente en Josh Lloyd-Watson y Tom McFarland. En vivo, todo sonó democratizado, con las participaciones de Lydia Kitto como novedad en esta visita. “Casio”, su mayor éxito, marcó el momento más celebrado del show para que los falsetes de “Busy Earnin’” le cedan el paso a los falsetes de Miranda!, que comenzaban a sonar en el escenario opuesto con “Ya lo sabía”.

Lo de Miranda! ya no sorprende, simplemente sucede. La banda tuvo en el 2023 el mejor año de su vida y lo vuelve a demostrar en vivo en Lollapalooza Argentina 2024 con un show excelente, que hizo bailar, cantar y delirar a todos. Sí, a todos.

Hay momentos en Lolla en los que da la sensación que un imán capta a todo el público hacia un solo escenario. Eso es lo que pasó con Miranda!, que tuvo estatus de banda de cierre (headliner en la jerga festivalera) sin serlo. Como el show de Ferro donde presentaron completo Hotel Miranda!, las versiones renovadas de sus clásicos con invitados, en su set lollapaloozero sonaron esos hits inoxidables con las segundas voces (o terceras, para ser exactos) grabadas y los rostros famosos en las pantallas: Emilia, Andrés Calamaro, María Becerra se sucedieron al estilo del show Gracias totales-Soda Stereo, en el que había una banda en vivo y muchas voces salían desde una pista.

La onda Swiftie pegó fuerte en el público local. En medio del set de Ale Sergi y Juliana Gattas una chica levantó un cartel con la leyenda “Vení a cantar conmigo y te llevás un regalo”. Lo hizo durante “Uno los dos”, el tema que el dúo volvió a registrar con Emilia. Una chica de vieintis como la que cargó el cartel se acercó, se pusieron a cantar juntas, a abrazarse y al final se sacaron una selfie.

Una Carrie argentina

Aunque una de sus canciones más conocidas en la reciente carrera de Blair se llame “Otra noche en los 70″, poco de su propuesta suena retro, por suerte. Con un vestido blanco manchado de rojo sangre, se plantó en el Samsung a las 3 de la tarde, como una Carrie argentina y pospandémica. Un poco de Lana del Rey, otro poco de Taylor Swift y mucho de sentir como sienten los adolescentes: al 100 por ciento. En el repertorio de la joven nacida en Bahía Blanca poco importa si las letras son en inglés o en español, importa que lo emocional del emo tenga en ella una actualización personal y capaz de interpelar a jóvenes de su misma edad que, apoyados contra las vallas, derramaban lágrimas como si estuviesen en sus propios cuartos.

Si bien la mayor parte de la gente que ya está instalada de cara al escenario Samsung espera por Miranda!, en la previa del dúo de Ale Sergi y Juliana Gattas disfrutó de Kenia OS, el nombre artístico de la joven mexicana Kenia Guadalupe Flores Osuna, una celebridad de YouTube que, claro está, tenía un nutrido grupo de fans aguardando por ella. Ahí reside una de las características principales del festival: cada banda, cada solista, cuenta con fans locales conocedores de su material, aún cuando no sean nombres conocidos popularmente o recién estén empezando sus carreras. La clave: las redes. En la actualidad, son cada vez más los que no necesitan de garages o antros del under para empezar a mostrar su música. Lo hacen a través de TikTok, Instagram y YouTube y la relación con sus fans empieza allí y pasa luego al “vivo”.

Con 5.8 millones de seguidores en Instagram, el olavarriense Robleis se ganó un lugar en el escenario Perry’s de Lolla. Y no solo eso. Fue en un prime time y con invitados especiales. “No tienen idea de lo que se viene ahora –dijo Robleis, a los 20 minutos de comenzado su set-. Hace tiempo soñé con este momento. Es una artista que admiro un montón. Le cantó a la Selección y ahora vino a cantar conmigo a Lollapallooza: La Sole”, anunció. Juntos comenzaron a entonar “El tren del cielo” y en seguida arremetieron, con ponchos en mano, con el clásico “A Don Ata”.

Los horarios de este sábado

Escenario Flow

JOELLE | 12.15 a 12.45

UN VERANO | 13.15 a 13.45

LUCA BOCCI | 14.15 a 15.00

LATIN MAFIA | 15.45 a 16.45

JUNGLE | 17.45 a 18.45

PHOENIX | 19.45 a 20.45

SZA | 22.15 a 23.30

Escenario Samsung

MAR MARZO | 12.45 a 13.15

SANTI MUK | 13.45 a 14.15

BLAIR | 15.00 a 15.45

KENIA OS | 16.45 a 17.45

MIRANDA! | 18.45 a 19.45

SAM SMITH | 20.45 a 22.15

ABOVE & BEYOND | 23:30 a 00.45

Escenario Alternative

BABEBLADE | 12.15 a 12.45

SANTI CELLI | 13.15 a 13.45

LIA KALI | 14.15 a 15.00

KOINO YOKAN | 15.45 a 16.45

NOTHING BUT THIEVES | 17.45 a 18.45

OMAR APOLLO | 19.45 a 20.45

THE DRIVER ERA | 22:15 a 23.15

Escenario Perry’s

GAROTO 3000 | 12.30 a 13.15

ILL QUENTIN | 13.45 a 14.30

MECHAYRXMEO | 14.45 a 15.30

CHICO BLANCO (LIVE) | 15.45 a 16.45

FRANZIZCA | 17.00 a 18.00

BM | 18.30 a 19.30

ROBLEIS | 20.00 A 21.00

LOUD LUXURY | 21.15 a 22.15

TIMMY TRUMPET | 22.30 a 23.30

Cómo llegar al Hipódromo de San Isidro

Además de extender el horario del ferrocarril Mitre, se pondrán refuerzos de servicios de colectivos de las principales líneas que unen la zona del Hipódromo de San Isidro con la de Barrancas de Belgrano. Líneas hacia el Hipódromo de San Isidro: 60, 168, 203, 333,338, 343, 365, 371,407, 437y la 707. Líneas hacia Barrancas Belgrano: 15, 29, 42, 44, 55, 63, 64, 65, 80, 113, 114, 118 y 130.

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