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POLITICA

Los días de odios y venganzas de Cristina Kirchner y un inesperado elogio para Javier Milei

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— ¡Hijos de puta…! Yo sabía. Pero les advierto una cosa: no vienen a proscribirme a mí sola, vienen contra todo el peronismo.

Cristina Fernández de Kirchner había diseñado una cuidada puesta en escena para antes y después de la difusión del fallo, con videos y actividades que la mostraran en un mundo de fantasía, con personas que la tratan como a una deidad, lejos de los rostros circunspectos de los jueces Gustavo Hornos, Mariano Borinsky y Diego Barroetaveña. Pero ese mundo, a la hora de la sentencia, por más esfuerzo que haya habido, sucumbió.

Aunque no la sorprendió, la jefa del PJ no pudo evitar conmoverse frente al mazazo de la Cámara de Casación Penal. La noticia eclipsaba la portada de los diarios y daba la vuelta al mundo. A una ex presidenta -durante dos períodos-, esposa de un ex presidente y mentora de un cuarto gobierno kirchnerista y la misma que con mano de hierro domesticó jueces, ministros, gobernadores, intendentes, periodistas y también a una parte del empresariado que aceptó pagar coimas para no quedarse afuera del reparto de obras, le acababan de ratificar su condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. La pena es por haber direccionado licitaciones de obras públicas en Santa Cruz en beneficio del empresario Lázaro Báez, el socio y amigo de Néstor Kirchner.

Su celular se llenó rápido de mensajes de aliento. Cristina chateó y conversó por teléfono con sus dirigentes preferidos y maldijo ante ellos a los camaristas, a los periodistas, a Mauricio Macri, al sistema de poder en general y hasta a algún dirigente poco relevante de la oposición, que se burlaba de ella en la red social X con memes que la mostraban vestida de presa y entre rejas.

Al rato se enteró de la algarabía de la Casa Rosada y de que Javier Milei declaraba que, en esta etapa de la Argentina, el que las hace, las paga. Nunca había atravesado ese umbral el Presidente: el de acusarla de corrupta. Cristina lo insultó también a él.

Su reacción intempestiva en privado contrastó con la imagen que quiso dar en público. Cuando se difundió la sentencia pareció emerger la Cristina misericordiosa, la de pose angelical que exhibe en sus campañas: la que besa chicos y mujeres mayores, la que no deja de sonreír y la que visita barrios pobres en zapatillas, sin carteras y sin custodios a la vista. Quizá se trate de eso, de haber empezado un camino hacia las legislativas del año próximo.

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En la localidad de Moreno, durante un acto frente a 400 mujeres, la nueva mandamás del peronismo pretendió instalar que todas estaban en la misma, en el rol de víctimas. Comparación osada entre mujeres que se formaron como promotoras de género en los barrios vulnerables del Conurbano y el de quien acababa de sufrir una condena por una causa cuyo expediente concentra una montaña de papeles administrativos, órdenes de pago, presupuestos y pruebas que desnudan el diseño de un monstruo gigante para despojar a las arcas del Estado de miles de millones de pesos.

La sentencia, para el universo cristinista, no existe. Como cuando no existía la inseguridad o la suba de la inflación, como cuando la pobreza era menor que la de Alemania, o como cuando el gobierno de Alberto Fernández no era el suyo. “Ella no se jubila, sigue y sigue y seguro que la tendremos el año que viene en las listas”, dice uno de los intendentes que más la frecuenta. Quedará para los estudiosos de la mente humana descifrar si se trata de una negación o de una distorsión de la realidad, acaso para persuadir a sus fanáticos de que existe un intento fallido por correrla de la cancha, pero que -pese a eso- su verdad ha triunfado.

Cristina contagia e impulsa, también, el miedo. “Esto que me pasa a mí también les puede pasar a ustedes”, les dijo a varios dirigentes que la llamaron. La mayoría de la dirigencia del PJ salió a apoyarla en X. Desde el riojano Ricardo Quintela, que intentó desafiarla en la disputa por el PJ, hasta Axel Kicillof. Quintela recibió un mensaje de agradecimiento. ¿Y Kicillof? Solo predomina el destrato hacia él.

El gobernador escribió un tuit para solidarizarse por la situación, pero el encono del cristinismo con él, lejos de ceder, crece. El espíritu vengativo, que Kicillof debería conocer, se mantendrá un largo tiempo, si es que alguna vez se detiene. El mandatario perdió la confianza. Podría estar experimentando un aislamiento similar al que alguna vez tuvo Daniel Scioli, un espejo que a Kicillof le genera terror. El bonaerense amagó con entablar un juego propio durante algunos meses y se quedó a mitad de camino. Hay otros ejemplos como el de Scioli. El de Alberto Fernández, que, apenas insinuó independencia, se le vino una nube espesa sobre su figura. O incluso el de Sergio Massa, cuyo silencio, tras el dictamen de Casación, retumbó en la interna. Juan Grabois lo acusó de “tener acciones en Comodoro Py” y de callarse ante el fallo “después de haber hecho campaña a upa” de la ex presidenta.

Cristina sostiene que Kicillof se olvida de que, cuando los intendentes y el PJ bonaerense resistían el desembarco de un porteño en la Provincia, ella ordenó a la tropa para aliviar el camino. Le asiste, en eso, la razón. “Critica la elección a dedo cuando le conviene y la celebra si le toca ganar a él”, ha dicho en la intimidad. Sus discípulos son más duros: recuerdan a menudo que, en 2019, un tuit de Martín Insaurralde lo proclamó candidato. Esa maldad, la de recordar el tuit del hombre que regalaba joyas y carteras para celebrar el amor en un yate en Marbella, la hacen los camporistas. Pero quienes quieren a Kicillof buscan despegarse: “El amigo y socio de Insaurralde siempre fue Máximo, que lo quería como gobernador”.

El enojo de Cristina con la realidad terminó de asomar cuando, un día después del fallo de Casación, el Gobierno difundió que el Estado no le pagará más la jubilación de privilegio ni la pensión que cobraba por la muerte de su ex marido. ¿Será verdad que alguien le adelantó la iniciativa oficial al Instituto Patria? Es lo que contaba a Clarín el jueves un hombre muy cercano a Cristina. Que hubo un emisario entre ella y Balcarce 50.

En el Gobierno, por supuesto, lo negaron. La decisión de quitarle sus ingresos se tomó después de varias charlas en las que participaron la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello; el asesor estrella libertario, Santiago Caputo (que produjo el pequeño milagro de que ambos volvieran a charlar); el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona; y el propio Milei. “Revisen bien todo, esperemos el fallo y hagámoslo”, les dijo Milei antes de partir a Estados Unidos para verse con Donald Trump.

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“Dictadorzuelo”, lo calificó Cristina en su comunicado, una definición exitosa en términos de comunicación. El término se viralizó en X y habría llegado para quedarse, al menos entre quienes sienten aversión por el modelo libertario o repudian su pelea constante contra los medios. La quita de la jubilación dejó a Cristina frente a una nueva tentación de polarizar con el primer mandatario. Es en verdad, una tentación recíproca.

“Queríamos que la doctora saltara y lo hizo”, decía el viernes un ministro. Los ideólogos de La Libertad Avanza creen que la quita de los ingresos de Cristina les dará tela para cortar a su relato. En menos de 24 horas la discusión pública saltó del fallo judicial al debate sobre si está bien o mal -más allá de si es lícita o no la iniciativa oficial- que una ex jefa de Estado pueda percibir 21.827.624 de pesos por mes.

La disputa entre Milei y Cristina presagia un 2025 de polarización extrema. Aunque ella, cuando no hay curiosos cerca, le dedica algunos elogios y justifica su llegada al poder. “Comparado con Alberto… este por lo menos tiene decisión política. Y dice lo que va a hacer y lo hace sin tener miedo”. Sus embates contra ciertos periodistas le generan una atracción irresistible. Ha visto los videos en su celular. “Los ensobrados…”, dice, y la da un ataque de risa.

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POLITICA

Las grandes compañías argentinas más que duplicaron su valor desde que Milei ganó la Presidencia

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Un año atrás, el mercado financiero cerraba un viernes cargado de expectativa e incertidumbre. Ese fin de semana se conocería quién sería el próximo presidente argentino, una contienda electoral entre Sergio Massa y Javier Milei, dos extremos políticos que prometían dos modelos de país muy diferentes.

El domingo 19 de noviembre de 2023, el candidato libertario ganó los comicios y encaró el camino del fin de los controles de precios, actualizaciones tarifarias y saneamiento de las cuentas del Banco Central (BCRA). Su política impactó en el balance de las compañías y las acciones respondieron al alza: desde entonces, las empresas locales más grandes del país más que duplicaron su valor y se revalorizaron en US$34.648 millones en la Bolsa porteña.

Estas cifras se desprenden al comparar la capitalización bursátil de las 21 empresas que conforman el panel líder del S&P Merval, consideradas como aquellas que registran el mayor volumen de operaciones en el mercado local. Este número indica cuánto vale una determinada compañía de acuerdo con el precio de las acciones que circulan y se operan en el mercado de capitales.

Consumo deprimido: la recuperación se sigue haciendo esperar

En total, este grupo de empresas locales valían unos US$26.662 millones al viernes 17 de noviembre de 2023, según un reporte que realizó Cocos Capital para LA NACION. La victoria de Javier Milei les dio un impulso alcista que las llevó a cerrar este viernes último a US$61.309 millones, de manera que más que duplicaron su valor en 12 meses (+129,95%).

“La revalorización de la Bolsa en más de US$30.000 millones es un indicador de la mayor confianza de los inversores en las perspectivas económicas del país. Este incremento tiene el potencial de impactar positivamente en la economía real, impulsando un aumento en las inversiones, atrayendo capital extranjero y nacional hasta proyectos productivos. Además, la mejora en la capitalización de las empresas se traduce en un mejor acceso al crédito, dado que una mayor capitalización suele asociarse con mayor calidad crediticia, abriendo oportunidades para financiamiento en mejores condiciones. Todo esto genera un círculo virtuoso que posibilita mayores inversiones, incrementando la generación de empleo y la oferta de bienes y servicios, contribuyendo al crecimiento económico”, explicó Tobías Sanchez, research analyst de Cocos Capital.

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Para Juan José Vázquez, head of research de Cohen Aliados Financieros, hubo varios factores, tanto locales como internacionales, que colaboraron con esta suba. En primer lugar, mencionó la caída del riesgo país, que se redujo de 1906 puntos básicos en diciembre pasado a los actuales 769 puntos.

“Que la tasa de descuento para los flujos futuros de fondo sea menor, es clave para las empresas”, agregó. También se redujo la brecha cambiaria (CCL vs. dólar oficial), de 183% el 23 de noviembre de 2023 (pico máximo) al 13,5% que se ve hoy en pantallas. Mientras que en los últimos tres meses, se sumó el blanqueo de capitales, la salida de la recesión y el recorte de las tasas de interés en Estados Unidos, tres noticias que hicieron que desde agosto la Bolsa porteña trepe aproximadamente un 73% en dólares.

Esta semana, el índice de acciones argentinas cerró cotizando en US$1822 (al ajustar por el dólar contado con liquidación), un nuevo máximo nominal que no se veía hacía siete años. La última vez que se registraron estos valores fue en enero de 2018, aunque al contemplar la inflación norteamericana, los US$1800 de ese entonces representarían US$2288 actualizados a precios de hoy, de acuerdo con un análisis de Portfolio Personal de Inversiones (PPI). Para la sociedad de Bolsa, en un escenario “marcadamente bullish (alcista)”, la Bolsa podría tener un recorrido adicional del 25% hasta alcanzar máximos históricos.

“El Merval ha sido nuevamente uno de los mercados estrella en este 2024, de la mano de la gran expectativa generada por la llegada de un gobierno promercado a la Casa Rosada. Vale la pena destacar que si bien 2022 y 2023 habían sido muy buenos años, aún existían sectores donde particularmente se observaban valuaciones muy bajas a inicios de año, y que han sido los culpables de este rally, principalmente el sector bancario y en buena medida también las utilities (servicios públicos)”, analizó José Ignacio Thome, analista senior de Equity de Grupo SBS.

Los sectores “estrella” (y los castigados)

La suba no fue pareja para todos los sectores ni para todas las compañías. Al observar el recorrido que tuvieron las empresas en el último año, la petrolera YPF se destacó y se revalorizó en US$8499 millones, un aumento del 195,23% (pasó de US$4353 millones antes de que Milei ganara el balotaje a US$12.852 millones).

“El sector energía comenzó a cosechar los frutos de las inversiones realizadas en los últimos años, particularmente en Vaca Muerta, junto con los ajustes tarifarios. Además, con el RIGI, las expectativas del sector aumentaron, ya que las empresas comenzaron a presentar proyectos importantes que prometen incrementar la producción y consolidar su posición en el mercado”, dijo Sánchez.

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Pero los analistas coinciden: el gran ganador de este año fue el sector bancario. Por ejemplo, Grupo Financiero Galicia vale US$6402 millones más que el 17 de noviembre del año pasado (+331,09%); Banco Macro se revalorizó en US$3810 millones (+291,24); BBVA sumó US$2402 millones (+271,21%); y Banco Supervielle, unos US$761 millones (+377,4%), de acuerdo con la información de Cocos Capital.

Se disparan las acciones de Despegar gracias a Brasil y “la recuperación argentina”

“El sector bancario voló, no solamente por la caída del riesgo país, sino también por el tratamiento que le dio el Gobierno a comienzos de este año, cuando se temía qué iba a hacer el Banco Central con los pasivos remunerados. Empezaron con instrumentos con una tasa de devengamiento muy alta y después desarmaron gran parte de esa posición de efectivo para financiar los préstamos al sector privado, lo que generó una dinámica muy positiva en el negocio y se evitó el temor que había en cuanto al riesgo público de los balances”, explicó Vázquez. Hasta el año pasado, el negocio del sector financiero pasaba más por prestarle al sector público que a empresas y personas.

También fue un año positivo para aquellas empresas relacionadas con la recomposición de las tarifas de servicios públicos. En este grupo entra Transportadora de Gas del Sur, que se revalorizó US$2552 millones (+158,31%); Edenor, que sumó US$1041 millones en capitalización de mercado (+190,33%); Transportadora de Gas del Norte tuvo un crecimiento de US$1069 millones (+266,89%); y Transener, con US$589 millones (+221,95%).

Las empresas del panel líder del Merval más que duplicaron su capitalización de mercado

En cambio, hubo dos compañías que cayeron en estos últimos 12 meses: Aluar se achicó en US$817 millones (-27,72%) y Ternium, en US$1007 millones (-23,39%). “El sector de materials tuvo un año malo, pero en el sentido de que en su momento se descontaba una dolarización de la economía, en línea a lo que decía Milei en campaña. El Banco Central tenía reservas netas negativas en poco menos de US$11.000 millones, se temía un salto muy fuerte del tipo de cambio, y estas compañías eran ‘cobertura’ cambiaria. Aluar exporta el 80% de su producción, Ternium no tanto, pero es commodity. Por eso, Aluar llegó a valer US$2948 millones en market cap, y hora es US$2131 millones, porque el dólar alto no se cumplió y este 2024 la condicionó la evolución del tipo de cambio”, sumó Vázquez.

El análisis de capitalización de mercado no incluye a las acciones argentinas que cotizan en la Bolsa de Nueva York (ADR), donde también aparecen Mercado Libre (trepó 19,6% en Wall Street), Despegar (+83,4%) o Globant (-14,6%). Esta decisión se tomó porque en los últimos años estas compañías se internacionalizaron y hoy se ven influenciadas más por el contexto latinoamericano y global que por el argentino.

“El Merval subió 90,8% en dólares en el año y un 71% en tres meses. No es normal esto. Todavía tenemos reservas netas negativas en el Banco Central, falta salir del cepo cambiario, y eso genera desafíos. Por eso, pensar que no va a haber volatilidad en el futuro, me parece demasiado optimista. Hacia adelante, es cuestión de estar invertido en las empresas que uno quiera al pensar en el largo plazo”, cerró Vázquez.

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