El consumo del alcohol en exceso se manifiesta de alguna forma en la piel, la cual tiende a verse más inflamada, con un aspecto apagado y rojeces, lo que significa que los niveles de azúcar han incrementado y, como consecuencia, el tejido de la piel se altera.

El alcohol actúa desde el interior deshidratando el organismo, lo que afecta directamente al estado de la piel. Por esta razón, tras consumir alguna bebida con este compuesto, se debe tomar agua además de seguir una rutina de cuidado de la piel a base de cosméticos ricos en activos como el ácido hialurónico, que destaca por su alta capacidad de hidratación.

También puede causar problemas como deshidratación, lo que lleva a una piel seca y con una textura desigual. Y puede aumentar el riesgo de ciertas enfermedades de la piel como la rosácea, la psoriasis y la dermatitis seborreica. El consumo excesivo también debilita el sistema inmunológico, lo que puede aumentar el riesgo de infecciones cutáneas bacterianas y fúngicas.

Además de la hidratación, es fundamental incluir en la rutina de cuidado de la piel péptidos o productos cosméticos con vitamina C, que ayudarán a devolverle la luminosidad al tiempo que regulan su tono natural. También podés incluir otros productos cosméticos como sérums faciales o cremas hidratantes a base de niacinamida o centella asiática que, al crear una función calmante, ayudarán a mitigar los síntomas del enrojecimiento y de la inflamación.

En lo que respecta a cosméticos a base de activos humectantes, con resaca, lo mejor es aplicar productos y tratamientos con ácido hialurónico, como los sérums o las mascarillas.

Cuando la piel se encuentra seca, deshidratada, inflamada y con sensación de hinchazón, es mejor no usar cosméticos que ejerzan demasiada actividad en el cutis, sobre todo los peelings. Por esta razón, evitá también el uso de productos a base de ácido glicólico que, aunque se utilicen principalmente para potenciar la luminosidad, pueden conseguir un efecto indeseado en este momento.

Fuente: Cosmopolitan

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