POLITICA
Los vencimientos de la deuda en 2025 amenazan la primavera financiera de Milei
En las últimas semanas, la economía argentina atraviesa una suerte de veranito financiero que se refleja en una baja del riesgo país cerca de los 1000 puntos básicos y en los dólares blue y financieros a la baja, más allá de un pequeño repunte en su valor registrado este viernes. Son señales que el mercado internacional de crédito ve con buenos ojos las medidas de austeridad fiscal y la voluntad del Gobierno para llevarlas adelante, e indican que, de mantenerse esta tendencia a la baja del riesgo país, Argentina puede acceder a créditos con tasas de interés más viables que las que actualmente rigen sobre el costo de su deuda.
En feriado, el riesgo país se sitúa en 1107 puntos y toca su valor más bajo desde 2020
Sin embargo, si bien este indicador y el del dólar son favorables, no son suficientes para afrontar los grandes vencimientos de deuda que tendrán lugar en el año que viene, los cuales alcanzan la cifra de 23.800 millones de dólares, de los cuales 16 mil millones (un 70% de ese monto total) vencen entre los meses de enero y julio.
Frente a este escenario que se presenta como un baldazo de agua helada para un Gobierno que se muestra exultante ante las señales momentáneas del poder financiero internacional, si optara por salir al mercado de la deuda con el índice actual de riesgo país, los prestamos que adquiriría tendrían encima un 10,4% de interés más el 4% que rinden los bonos del Tesoro de Estados Unidos. En total, un 15% anual en dólares. Es un costo financiero relevante para un país cuya situación político-social se manifiesta volátil más allá de la determinación del presidente Javier Milei y su ministro de Economía Luis Caputo por llevar adelante el ajuste.
Una economía en contingencia permanente
Y es que Argentina es un país cuya economía no cuenta con reservas suficientes para afrontar tales vencimientos, el acceso al crédito para saldarlos resulta caro y las tan necesitadas inversiones sustanciales no llegan porque quienes tienen el capital para invertir en economías emergentes o de frontera como la nuestra prefieren hacerlo en países con menor riesgo país, como casi todos los países del continente sudamericano a excepción de Venezuela, que cuentan con índices de tres dígitos y muy por debajo del de Argentina: Brasil, con 214 puntos, Paraguay, con 155, Chile con 122 y los notables 90 puntos de Uruguay, ya debajo del umbral de los 100.
La reducción de los sobrecargos en las tasas de interés sobre el pago de deuda implementado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) tampoco ayuda, ya que no implica un cambio significativo en las restricciones financieras del país ni supone un ahorro sustancioso de divisas. Asimismo, otra particularidad que ven los inversores y prestamistas internacionales es que el Ejecutivo, en el manejo de la economía, se sustenta en activos que en una situación normal deberían permanecer inmóviles, como un seguro ante contingencias como las que Argentina enfrenta desde hace más de seis años. Estos activos lo representan, por ejemplo, el swap de China, los encajes de depósitos en dólares y los préstamos de organismos internacionales. Se trata de un claro indicador de que las reservas netas están en rojo y suman un pasivo de alrededor de 6 mil millones de dólares.
Espaldarazo con condiciones y riesgos: liberar el cepo es devaluar
Por eso, el Gobierno de Milei quiere aprovechar al máximo el momento presente antes de que vuelvan las dudas sobre la economía a corto plazo de Argentina. Esto es, generar más confianza en los mercados por medio de declaraciones públicas de entidades poderosas en ese campo como la banca JP Morgan, que pasó del pesimismo a un moderado y circunstancial optimismo. Aunque se tratan de espaldarazos que, en verdad, se suman a la presión internacional que el Ejecutivo tiene encima por liberar el cepo y unificar el mercado cambiario, lo que implicaría una nueva devaluación, probablemente de magnitudes equivalentes a la que se impuso ni bien Milei asumió o mayor.
La dura advertencia de JP Morgan a Milei: “La dolarización fracasará”
Desde JP Morgan y, por extensión, todo el mercado crediticio global, entienden que son pasos necesarios para que la economía argentina vuelva a acumular las reservas que necesita para generar confianza y lleguen las inversiones, así como para poder emitir bonos de deuda con menor tasa de interés y afrontar más holgadamente los vencimientos. Sin embargo, es sabido el gran costo que una nueva devaluación traería a la mayoría de la población y las consecuencias sociales y políticas que ello generaría: las chances de continuidad de la actual gestión más allá de los cuatro años para la que fue elegida el año pasado se disminuirían y la inestabilidad socio-política aumentaría.
Mientras tanto, desde el Gobierno, el ministro de Desregulación Federico Sturzenegger ya avisó que se profundizará el ajuste con su “deep motosierra”, y tanto el presidente Milei como el ministro Caputo esperan un cambio político en Estados Unidos luego de las elecciones presidenciales que se celebrarán el 4 de noviembre y que lleve a Donald Trump de nuevo a la presidencia de ese país. Con ello, crecerían las posibilidades de que el país norteamericano presione al FMI por un nuevo préstamo como el que le dio a Mauricio Macri en su momento y hoy se sigue pagando.
POLITICA
Inesperado “fuego amigo” de Santiago Caputo contra Milei
Desde que trascendió un video en el que Mirtha Legrand (que hoy cumple 98 años) despotricaba contra la producción de su programa –en ese contexto lanzó para la posteridad su célebre “carajo, mierda”–, cualquiera sabe que una vez que alguien es microfoneado, todo lo que diga, aun fuera del aire, el día menos pensado podrá ser utilizado en su contra.
Los “crudos” (el backstage de un programa que no está destinado a trascender) quedan archivados y pueden llegar a ver la luz por motivos aviesos o por simple descuido. Telefe hasta llegó a armar un ciclo con esos retazos (Nosotros también nos equivocamos).
Así, todo el país pudo ver la improcedente interrupción del asesor presidencial estrella Santiago Caputo de la entrevista que el periodista Jonatan Viale le venía haciendo al presidente Javier Milei en la Casa Rosada para intentar dilucidar cuál fue su participación en el lanzamiento de $LIBRA. Dicha meme coin llenó las alforjas de unos pocos con cientos de millones de dólares en minutos antes de derrumbarse y dejar en Pampa y la vía a un montón de incautos que perdieron sus ahorros en un santiamén por dejarse llevar por la entusiasta difusión –¿o promoción? (a los efectos prácticos es exactamente lo mismo)– del líder libertario de tan trucha y volátil inversión.
Tras la supuesta estafa virtual, comenzó a funcionar el mentado “principio de revelación”, pero no para dejar como siempre en evidencia tropiezos de la “casta” opositora, sino las propias torpezas del referente principal del oficialismo, primero al exponer que se trataba de una iniciativa para fondear recursos que respalden nuevos proyectos productivos en la Argentina y, a renglón siguiente, afirmar que se trataba de algo tan riesgoso como apostar en el casino. Luego también al decir que su consejo había sido a título personal, de ciudadano de a pie –como si se pudiera escindir a voluntad del cargo que desempeña como presidente de la República, lo que les da otro volumen a sus palabras– y, de inmediato, anunciar que lo defendería en Tribunales el ministro de Justicia (¿a quién, al ciudadano o al Presidente?, ¿no son, acaso, la misma persona?).
Fue el preciso momento en que entró a funcionar otro inesperado “principio de revelación”: al irrumpir en escena Caputo chico (Caputo grande, ministro de Economía, también estaba allí presente, pero en silencio detrás de cámara), dejó en evidencia lo que ya era un secreto a voces: que Milei solo acepta entrevistas amañadas por parte de un acotadísimo staff de periodistas de su entera confianza, algo en lo que en el pasado ya habían incurrido Cristina Kirchner y Mauricio Macri, aunque no con el grado de intensidad y connivencia con que lo hace Milei.
Antes de que trascendiera la versión completa de la última entrevista presidencial, había llamado la atención que Viale se hubiese mimetizado por momentos con la habitual iracundia insultante de Milei al rotular repetidamente de “tarados” a aquellos que osaran poner en duda su independencia a la hora de preguntar.
El crudo que se filtró demostró que el periodista careció de reflejos y aceptó con mansedumbre la atrevida interrupción del joven asesor que le hizo notar al Presidente que, de seguir con sus flagrantes contradicciones, podría llegar a complicar su frente judicial aquí y en los Estados Unidos. En su descargo posterior, Viale reconoció su error e incriminó, sin mencionarlos, a periodistas que habrían recibido pagos para ser condescendientes con otros políticos. El rótulo “ensobrado”, que el Presidente utiliza indiscriminadamente para ensuciar a quienes lo critican, tomaba cuerpo en la denuncia/amenaza no tan difusa del conductor de ¿La ves?
Resultó desopilante también que se rasgaran las vestiduras por el malhadado blooper conjunto de Milei/Caputo/Viale periodistas que al entrevistar a Cristina Kirchner siempre se comportaron como suaves felpudos.
No solo los políticos poderosos, que dan contadas entrevistas, pretenden fijar reglas del juego previas, que pueden llegar a ser muy severas al condicionar la realización de aquellas a que no se toquen determinados temas. De igual manera proceden ciertas celebridades del deporte y del espectáculo. Están en su derecho porque nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo. Sería muy recomendable que dichas restricciones, si son aceptadas, al menos se pongan en conocimiento de la audiencia. Lo contrario es retacear información.
Lo que hizo el joven Caputo fue un tiro en los pies (suyos y en los del Presidente). Quiso censurar algo y obtuvo un efecto completamente contraproducente: lo que intentaba esconder quedó más en evidencia y fue reproducido hasta el hartazgo en las redes sociales y en los medios de comunicación tradicionales.
Se ve que no se acordaba de un episodio similar de hace unos años cuando Hernán Lorenzino, ministro de Economía de Cristina Kirchner, pidió parar la entrevista con una periodista griega y pronunció la frase con la cual será recordado para siempre: “Me quiero ir”. En aquella ocasión también todo salió al aire y fue un verdadero papelón, pero no por un error involuntario o consentido como esta vez, sino porque la periodista y el medio decidieron que el mal paso de Lorenzino era parte de esa entrevista. Ciertamente lo era. Como también lo fue el ingreso a escena del llamado “mago del Kremlin”. Solo que esta vez le falló el truco.
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