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POLITICA

Martín Menem acumula broncas y entre los bloques ya hablan de su futuro como presidente de Diputados

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Pasó hace un mes y medio, en simultaneo con la decisión de Javier Milei de echar al jefe de Gabinete Nicolás Posse. En ese momento desde el Congreso hablaron con Santiago Caputo, principal asesor y estratega político del Presidente, de una “salida de lujo” para Martín Menem, titular de Diputados. El plan era que el riojano aterrizara en el Ministerio del Interior, la cartera que dejaba Guillermo Francos. Pero Menem se plantó, logró el apoyo clave de Karina Milei y el recambio finalmente se abortó.

La maquinación tenía anclaje en el fuerte malestar que hay en la Cámara baja con Menem. Y que crece en el día a día y es transversal a todas las bancadas de la oposición, desde las más aliadas hasta las más críticas del oficialismo.

Le objetan demasiado al riojano: falta de palabra, no respetar acuerdos políticos, colocarse en el rol de un común legislador libertario en vez de portarse como titular de la Cámara, de viajar demasiado para el armado de La Libertad Avanza en el interior y de estar ausente en la previa a sesiones clave, de haber colocado un celoso sistema de control de presencialidad que alcanza hasta al personal de jerarquía de los bloques, de tener pisados los sueldos de los diputados en comparación con los de los senadores.

Hay más. Le critican haber firmado una resolución de aumento del 80% en las dietas justo cuando la oposición impulsaba un incremento del 8,1% para los jubilados. “Nos quiso hacer quedar como unos caraduras”, se queja un referente opositor.

Bajo este clima, en diciembre Menem deberá revalidar con los votos de la Cámara su cargo en la Presidencia. Si el tema estuviera en manos de un solo bloque, se resolvería bastante rápido. En la bancada de Unión por la Patria, por ejemplo, sostienen que podría haber un acuerdo para que el ex macrista Emilio Monzó, hoy integrante de la bancada Hacemos Coalición Federal que comanda Miguel Pichetto, sea electo presidente de la Cámara.

Santiago Caputo, estratega político del Presidente. Foto: Maxi Failla.

Le rescatan muñeca política a Monzó, presidente de la Cámara baja durante la administración macrista. Pero en el kirchnerismo dicen que incluso podrían votar por el propio Pichetto -“es más dificil porque algunos nuestros lo ven como un converso”, dicen- o hasta por Cristian Ritondo, jefe del bloque del PRO.

«Si, podría ser hasta Ritondo. Hay una sensación generalizada de que no va más con Menem», dice un diputado muy relevante de UxP.

Ritondo estuvo en la cabeza de Milei para presidir la Cámara. Era aún diputado pero había sido electo presidente, cuando un legislador lo consultó sobre a quién elegiría para la Cámara. Contestó que estaba entre Ritondo y Oscar Zago, quien a posteriori fue un efímero jefe del bloque de LLA. Finalmente se inclinó por Menem.

Mauricio Macri, incluso, en aquella epoca le pidió por Ritondo. El líder del PRO cuenta a sus visitantes que el único cargo por el que le pidió a Milei fue por la Presidencia de Diputados. Y que no se lo dio. Primer desplante.

Cambio sí, pero con aval de Milei

Pese al cansancio que se palpa con Menem, en el PRO y en la UCR advierten que el presidente de la Cámara de Diputados debe tener el voto del pleno pero también el aval de la Casa Rosada.

En ambas bancadas dicen que ir en contra de la voluntad del Gobierno podría interpretarse como un “golpe institucional” y que no se sumarán a una movida de este estilo.

Sesión de la Cámara de Diputados. Foto: EFE.Sesión de la Cámara de Diputados. Foto: EFE.

Eso sí. Desde los bloques aliados le insisten a Santiago Caputo con que la Cámara está demasiado desordenada y que eso puede costarle muy caro al Gobierno.

Recalcan que en cualquier momento la oposición puede pedir una sesión especial y juntar los votos para aprobar algo que disguste a la administración libertaria, voltear un DNU y hasta avanzar con el juicio político del Presidente.

Otra vez entre referentes de bancadas hablan de una posible salida de lujo.

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POLITICA

Un conflicto en el seno del gobierno polaco enfrenta al presidente con el primer ministro

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Este modelo otorga al presidente facultades clave en áreas como política exterior, defensa y seguridad, mientras que el primer ministro y su gabinete gestionan la administración diaria del país.

El presidente, elegido por voto popular por un mandato de cinco años, juega un rol que, aunque más ceremonial que el del primer ministro, puede ser crucial en momentos de crisis política, ya que tiene el poder de vetar leyes y tomar decisiones en asuntos internacionales. Por su parte, el primer ministro es nombrado por el presidente, pero debe contar con la confianza del parlamento para gobernar. Es este cuerpo legislativo el que determina la mayoría de las políticas internas y económicas.

Durante los años de gobierno del partido Ley y Justicia (PiS), Polonia experimentó reformas importantes orientadas a fortalecer su soberanía nacional y promover valores tradicionales. Bajo la dirección de Jarosław Kaczyński, y con el apoyo del presidente Andrzej Duda, el PiS implementó políticas sociales que aumentaron su popularidad, especialmente en las zonas rurales, además de fortalecer la defensa nacional en un contexto de creciente inestabilidad regional. En el ámbito internacional, Duda reforzó la seguridad del país y estrechó lazos con la OTAN, consolidando a Polonia como un aliado clave en Europa del este frente a la amenaza rusa. A pesar de las críticas, el gobierno del PiS mantuvo la estabilidad política y económica, y su enfoque en la defensa nacional fue un elemento central de la gestión de Duda, quien defendió firmemente estas políticas ante la comunidad internacional.

La relación de Andrzej Duda con los primeros ministros ha variado dependiendo de las circunstancias políticas. Durante su primer mandato, Duda trabajó estrechamente con los primeros ministros del PiS, como Mateusz Morawiecki, compartiendo una visión conservadora y soberanista. Sin embargo, con la llegada de Donald Tusk como primer ministro en 2023, la relación se volvió más tensa. Tusk, que es un político centrista, ha estado en desacuerdo con Duda en temas clave como la reforma judicial, las políticas hacia la Unión Europea y la dirección del país. A pesar de estas diferencias, ambos han mostrado capacidad de cooperación en temas cruciales como la seguridad y la defensa, especialmente en su apoyo conjunto a Ucrania.

Donald Tusk, el actual primer ministro, es ex presidente del Consejo Europeo y líder de la coalición centrista. Con una amplia trayectoria en la defensa de los valores democráticos y la integración europea. Tusk se ha posicionado como una figura clave de oposición frente a las políticas más conservadoras impulsadas por Duda.

Los conflictos entre Duda y Tusk han girado principalmente en torno a la reforma judicial y la relación con la Unión Europea. Tusk ha criticado abiertamente las reformas judiciales impulsadas por el PiS, apoyadas por Duda, al considerarlas una amenaza para la independencia judicial y un alejamiento de los valores democráticos de la UE. Además, Tusk ha defendido una mayor integración con Europa, contrastando con la postura más soberanista de Duda, quien sostiene que las reformas son necesarias para combatir la corrupción y proteger la soberanía polaca. Aunque en temas como la defensa nacional han mostrado unidad, las profundas diferencias ideológicas han generado un ambiente de tensiones políticas.

Otro punto de conflicto ha sido el manejo de los medios de comunicación y las instituciones públicas. Durante el gobierno del PiS, con el apoyo de Duda, se impulsaron reformas en los medios estatales para garantizar una mayor representación de voces conservadoras, lo que fue criticado por Tusk, quien argumenta que dichas reformas erosionan la democracia y la libertad de prensa. Sin embargo, desde la perspectiva de Duda, estos cambios buscan equilibrar el panorama mediático y asegurar que los intereses nacionales estén mejor representados.

Las diferencias también se han hecho evidentes en sus declaraciones públicas. Tusk ha sido contundente al señalar que Duda ha tenido una mano en la devastación del estado de derecho en Polonia desde 2015, mientras que Duda ha hecho un llamado a la «desescalada» del conflicto y ha instado al gobierno de Tusk a respetar la ley y la constitución, especialmente en el manejo de instituciones clave como la fiscalía nacional. Esta discordia ha sido exacerbada por la destitución de funcionarios relacionados con la administración de Duda.

Sin embargo, en el tema de Ucrania, ambos han mostrado unidad. A pesar de sus diferencias, tanto Duda como Tusk han trabajado juntos para asegurar que Polonia mantenga su rol clave como aliado de Ucrania frente a la agresión rusa. En marzo de 2024, ambos realizaron una visita conjunta a Estados Unidos para reunirse con el presidente Joe Biden y abogar por un mayor apoyo militar a Ucrania. Duda subrayó que la seguridad de Europa depende de una Ucrania libre e independiente, mientras que Tusk destacó que, en temas de seguridad, Polonia debe estar unida. Este frente común ha permitido que Polonia continúe liderando el apoyo internacional a Ucrania.

En conclusión, la dinámica entre Duda y Tusk es un reflejo de las tensiones políticas e ideológicas que atraviesa Polonia. Mientras que Tusk busca reformas más profundas y una mayor integración con la UE, Duda ha logrado frenar algunos de estos cambios, defendiendo su visión más conservadora del país. A pesar de ello, han demostrado que, en temas críticos como Ucrania, pueden trabajar juntos en pos de los intereses nacionales. Sin embargo, es probable que las tensiones persistan hasta que una de las facciones políticas logre consolidar completamente el poder. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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