POLITICA
Nicolás Saldías: “El FMI no le va a dar todo a Milei. Aún con Trump en el poder, es muy difícil imaginar eso”
“Trump y Musk están jugando a favor de la Argentina gracias a Milei”, afirma. “En Estados Unidos, el criptogate no tuvo mucha repercusión realmente pero para los inversores, fue una señal de alarma sobre problemas de gobernanza en el gobierno de Milei”, dice. “Está perfecto arreglar el tema fiscal y monetario, pero los inversores necesitan más; necesitan tener confianza en que si hay un problema, la justicia va a ser rápida, eficiente y sin corrupción”, subraya. “Milei necesita entender que el crecimiento económico sostenible también necesita una justicia fuerte e independiente”, reflexiona. “El ancla principal de cualquier país democrático en desarrollo es tener una justicia independiente y fuerte. Sin eso, es difícil mantener un sendero de crecimiento y desarrollo”, agrega. “La Argentina está bien en las instituciones formales de democracia”, puntualiza.
Está perfecto arreglar el tema fiscal y monetario, pero los inversores necesitan más; necesitan tener confianza en que si hay un problema, la justicia va a ser rápida, eficiente y sin corrupción
“La polarización política es una gran debilidad de la democracia argentina, y Milei la acentúa para maximizar sus fines políticos”, cuestiona. “Milei tiene que entender que el crecimiento económico no es sólo un tema fiscal. también necesita instituciones confiables”, advierte. “Trump es proteccionista por seguridad nacional y no por amor al proteccionismo”, aclara. “No creo que Trump vaya a invadir a Canadá. Pero desafiar la soberanía de un país es algo novedoso. Empezó con Ucrania y Rusia”, analiza. “Ni siquiera una visa diplomática alcanza para estar confiado en EEUU”, plantea. “En América Latina, hay dos democracias plenas: Uruguay y Costa Rica”, precisa. “El proteccionismo de Trump tiene que ver con proteger la capacidad de Estados Unidos de tener su propia industria en caso de que haya una guerra con otro país”, afirma. “Los propios argentinos no tienen confianza en su democracia”, señala. “El Salvador carece de una democracia formal. Es una democracia híbrida como Bolivia y Guatemala”, describe. “El Salvador está cada vez más autoritario, no menos autoritario”, alerta. “En El Salvador, la gente está dispuesta a ceder derechos democráticos a cambio de una solución rápida al tema seguridad”, reflexiona. “Bukele está creando un régimen autoritario para mantenerse en el poder”, anticipa. “Con Trump, lo que ves nunca es lo único que hay”, opina. “Si Maduro acepta el regreso de los venezolanos ilegales en EEUU , Trump puede levantar sanciones a Chevron”, anticipa. “La política de Trump puede cambiar de un día para el otro. Eso es parte de su poder. Es más, eso es el poder: manejar las expectativas”, concluye.
El politólogo Nicolás Saldías estuvo en La Repregunta. Saldías es analista senior de la Unidad de Inteligencia de The Economist y responsable para América Latina del Índice de Democracia elaborado por esa unidad. Es doctor en Ciencia Política por la Universidad de Toronto. Es uruguayo canadiense y reside en Washington.
Milei, entre Trump y el FMI. ¿Cuánto influye Trump en el FMI? Democracia argentina bajo Milei y sus desafíos: polarización extrema y justicia dependiente. Trump y el nuevo orden global: ¿riesgos para el Mundial 2026 por la tensión con México y Canadá? Trump “a la Putin” y las amenazas a Canadá. Proteccionismo trumpista: ¿es ideológico o es una respuesta a guerras futuras? EEUU v China. Saldías hizo su análisis. Aquí, la entrevista completa.
Trump vs México y Canadá: ¿hay riesgos para el Mundial 2026? Nuevas tensiones geopolíticas
-La semana pasada hubo un triunfo de la Selección Argentina sobre Brasil que disparó las ansias mundialistas. Hay ansiedad porque llegue 2026. Ese Mundial se planeó hace dos años, cuando se decidió que se realizara en la confluencia de tres naciones, Estados Unidos, México y Canadá. Desde la llegada de Trump, se han tensado las relaciones con México y Canadá. ¿Podría describirnos cuáles son los principales focos de conflicto y cómo se prevé que evolucionen? ¿Y cómo pueden impactar eventualmente en esa circulación de flujos de gente llegado 2026?
-Buena pregunta. La llegada de Trump ha cambiado 180 grados la relación entre Estados Unidos, Canadá y México. Antes, los tres países tenían relaciones muy buenas porque sus economías estaban muy integradas. Eso fue un escenario buscado a propósito y se consolidó con el NAFTA, el North American Free Trade Agreement, como decimos en inglés. En 2017 y 2018, Trump quiso hacer un nuevo acuerdo. Quería más contenido de Norteamérica y menos de países como China. Por eso Estados Unidos, México y Canadá firmaron un acuerdo nuevo, el USMCA (NdelE: United States, Mexico, Canada Agreement).
-Una revisión del tratado original.
-Sí, exactamente. Todos pensamos que con eso se arreglaba el panorama.
-¿Qué diferencia sustantiva hubo en esa revisión respecto del tratado original del NAFTA?
-Más porcentaje de contenido local.
-¿Se refiere a insumos o a mano de obra?
-El foco eran los insumos con el objetivo de que los insumos chinos tuvieran un menor peso y fortalecer el supply chain en la región. Pero en este mandato de Trump, en este segundo gobierno, ha cambiado todo. Aquella revisión del Nafta ya no es suficiente. Ahora hay una mirada muy distinta. Trump y su equipo quieren que todo quede dentro de Estados Unidos, que todos los insumos se produzcan en la industria dentro de Estados Unidos. ¿Por qué? En mi opinión, se debe a un tema de seguridad nacional y no a un tema de eficiencia económica. No tiene que ver con un tema de globalización. El tema es éste: proteger la capacidad de Estados Unidos de tener su propia industria en el caso de que haya una guerra con otro país.
-Es decir que tampoco es un tema ideológico de matriz productiva: creemos en el proteccionismo. Es un análisis proyectivo de eventuales conflictos bélicos y de cómo Estados Unidos puede estar mejor pertrechado llegado ese caso.
-En mi opinión, es así. Hay mucho miedo sobre lo que puede pasar en el caso de una guerra con China sobre Taiwán, por ejemplo. Si se mira la política de Trump desde esa perspectiva, tiene más sentido. En cambio, si se pone el foco en el amor al proteccionismo por sí solo, no tiene sentido. Pero si ves más allá, pienso que ése es el propósito. En ese contexto, para Trump, México y Canadá son competencia, especialmente México porque es un país con capacidad de tener un mercado interno muy fuerte y también, una industria interna. Trump quiere que las inversiones vayan a Estados Unidos. Por ejemplo, Honda, compañía coreana, anunció una inversión muy grande en Estados Unidos para crear una fábrica de autos que inicialmente querían poner en México. Ya se está dando ese cambio de tendencia. Pero la relación con Canadá es más interesante.
No creo que Trump vaya a invadir a Canadá. Pero desafiar la soberanía de un país es algo novedoso. Empezó con Ucrania y Rusia
Trump vs Canadá. ¿Quiere de verdad anexionar al país de la hojita? La lógica Putin
-Ahí está todo el bullying que le hace Trump a Justin Trudeau y a Canadá con la idea de que sea un próximo Estado incorporado a Estados Unidos: lo que debería ser, según Trump, porque no hay geografía que los separe.
-En relación a México, es un tema de intereses.
-Intereses comerciales y productivos.
-En relación a Canadá, hay más. Trump realmente cree que Canadá no debe existir como país. Es difícil de aceptar como canadiense que haya un Presidente que esté diciendo que Canadá debe ser el próximo Estado de Estados Unidos, y que el Primer Ministro de Canadá es solamente un gobernador. Es muy insultante para los canadienses.
-Algunos analistas lo comparan con la mirada que tiene Putin sobre Ucrania.
-Es una buena pregunta. El liberalismo internacional está en crisis y las instituciones y normas liberales están en crisis: eso es obvio, sin duda. No creo que Trump vaya a invadir a Canadá, nada de eso. Pero desafiar la soberanía de un país es algo novedoso y obviamente, empezó con Ucrania y Rusia. Los tres poderes del mundo, Rusia, China, Estados Unidos, están intentando diseñar un nuevo mapa del mundo como en ese juego, The Risk: están moviendo todas las piezas para ver quién puede tener el control de un continente. La relación con Canadá es interesante porque los canadienses normalmente no tienen una mirada fuerte sobre Estados Unidos.
La política de Trump puede cambiar de un día para el otro. Eso es parte de su poder. Es más, eso es el poder: manejar las expectativas
-Yo también soy una ciudadana argentino canadiense; he vivido también en Canadá. Comparando este rincón del mundo con aquel otro rincón del mundo, la percepción es que Uruguay es a la Argentina lo que Canadá a Estados Unidos. Ahora, la reacción de Canadá, muy dura en su respuesta comercial, subiendo también tarifas y amenazando con el corte de suministro eléctrico desde la provincia de Ontario a la zona norte de Estados Unidos, es inesperada para ese país de la hojita, del maple leaf en su bandera, que siempre ha sido tan amable en términos geopolíticos.
-Fue una sobrerreacción de Canadá para dar una señal, sobre todo, a sus propios votantes. El mensaje es: no vamos a ser sometidos por el bullying de Trump y somos un país grande, importante e, insistimos: somos un país. Pero en comparación con México que siempre ha tenido problemas con Estados Unidos ya desde la época de AMLO y Trump, los mexicanos saben mejor cómo manejar a Trump. En cambio, los canadienses han tenido problemas en cómo manejarlo: esta especie de paliza a Estados Unidos ayuda a Trump porque quiere más confrontación, no menos. Lo que Trump no quiere es incertidumbre: si no sabe qué vas a hacer, ahí hay un problema para el mismo Trump.
Trump vs México. ¿Por qué Sheinbaum juega mejor el nuevo juego geopolítico?
-¿México y Claudia Sheinbaum le están ofreciendo eso? ¿Cómo crean esa incertidumbre?
-México no está diciendo abiertamente, por ejemplo, qué va a hacer con sus aranceles. Dice que va a imponerlos pero todavía no da precisiones sobre en qué sectores, deja el tema abierto, dice: vamos a tener una negociación. Canadá, en cambio, dice: vamos a imponer un porcentaje inicialmente y después, a todo. Está mostrando todas sus cartas a Trump. Es una partida de póker y los mexicanos saben jugar mejor.
-Quizás influya también el proceso electoral que está atravesando Canadá. Tiene que elegir Primer Ministro este año.
-Sí, va a haber elecciones a finales de abril. Trump le dio al Partido Liberal una chance de vida. Antes de todo esto, las encuestas mostraban que el Partido Liberal estaba casi al borde de desaparecer.
–Había mucha crítica a la gestión de Justin Trudeau, con problemas en los servicios públicos y la inmigración un poco descontrolada, con 1 millón de ingreso de personas en 2022.
-Y además de eso, el costo de vida en Canadá hoy es altísimo. Parecía que el Partido Conservador ganaría una mayoría enorme en una elección. Pero ahora, con Mark Carney, el nuevo líder del Partido Liberal (NdelE: Primer Ministro actual, en reemplazo de Trudeau, hasta que se realicen las elecciones), hay un auge de apoyo al Partido Liberal. Carney muestra que tiene la capacidad de dirigir un país. Es muy inteligente y tiene una posición más dura con Trump, que es lo que quieren los canadienses. Pero por sus propios intereses, no sé si los canadienses deben ir por ese camino.
-Uno de los temas centrales de la política de Trump es el tema inmigratorio, una fuerte cerrazón de las fronteras, la expulsión de inmigrantes ilegales e inclusive, la detención de personas latinas, y no necesariamente latinas, de manera muy arbitraria. Una de las decisiones que también se tomó en las últimas semanas fue en relación a los canadienses, que hasta ese momento ingresaban a Estados Unidos con pasaporte canadiense, sin visa. Ahora, si permanecen más de treinta días, deben registrar su huella digital y su documento. En este contexto, ¿qué se espera que suceda el año que viene con el flujo de latinos que van a ir a ver el Mundial? Habrá equipos de América Latina, por ejemplo, la Argentina. ¿Está instalada la pregunta sobre cómo se dará ese flujo de turistas entre los tres países?
-Yo soy canadiense.
-Va a querer ir a ver partidos de un lado al otro. ¿Qué va a pasar?
-En mi caso, tengo visa en Estados Unidos. Pero aún teniendo visa, tengo dudas. Inclusive teniendo una visa diplomática no es suficiente para tener confianza de que la situación no va a cambiar.
-Peor va a ser para los latinos que llegan de América Latina.
-Mucho peor. Ahora, el tema con este gobierno es que hay mucha incertidumbre sobre qué van a hacer. Eso es parte del problema, que la política puede cambiar de un día para el otro.
-Eso es parte del poder.
-Obviamente, es parte del poder. Es más, eso es el poder: manejar las expectativas.
Milei, después del criptogate. ¿Cómo impacta en Trump? ¿Cómo cayó en los inversores?
-Cuando usted observa el panorama global desde Washington, con toda la información con la que cuentan en la Unidad de Inteligencia del The Economist, hay un foco en América Latina que es la Argentina de Javier Milei. Muchos encuestadores argentinos dicen que los distintos pasos en falso del Gobierno no han impactado tanto en la imagen de Milei y del Gobierno. Por ejemplo, el criptogate, el caso de la cripto moneda $Libra. ¿Cuánto impacto se registra en Estados Unidos? En los momentos posteriores al criptogate, no demasiado tiempo después, Milei viajó a Estados Unidos y se encontró con Trump y con Elon Musk. ¿Cómo se interpreta ese escándalo que expone al Gobierno argentino desde Estados Unidos, más allá del gobierno de Trump?
-En Estados Unidos, no ha tenido mucha repercusión. La imagen de Milei en Estados Unidos es muy positiva en la derecha. Mucha gente ni sabe que eso ha pasado. Si estás leyendo Bloomberg todos los días, lo vas a saber. Pero probablemente Trump no sabe qué está pasando, o no le importa.
-¿Cómo impacta el tema en los inversores?
-En ese caso, es un poco diferente. El criptogate es señal de que hay un problema de gobernanza en el gobierno de Milei: quién manda y por qué estos tipos del criptogate podían acceder a Milei tan fácilmente. Ese caso es una primera señal de que el Gobierno necesita cambiar la manera en que maneja su propio gobierno, el modo en que Milei maneja las cosas. Pero es tan complicado el criptogate que no es claro qué ha pasado. Es un warning, una señal amarilla para el gobierno. Si hay una próxima crisis más fácil de entender, una crisis de corrupción clásica, eso sí puede generar un problema más grande para Milei. El criptogate es una luz amarilla para Milei, para mirar cómo funciona su propio gobierno.
El EE.UU. de Trump y la corrupción global. ¿Decisiones geopolíticas para frenar a China?
-Donald Trump lanzó una orden ejecutiva, similar a un decreto argentino, suspendiendo y planteando una revisión futura de la ley que penaliza las prácticas corruptas de empresas de Estados Unidos en el extranjero o de empresas que cotizan en la Bolsa de Estados Unidos. Eso impacta en algunas causas de corrupción kirchnerista que el FBI estaba investigando. En ese contexto, con un gobierno como el de Trump que ahora deja de pensar en la corrupción, en la connivencia condenable y corrupta entre empresas de Estados Unidos con gobiernos de América Latina, por ejemplo, para enfocarse en el narcotráfico o en los crímenes organizados transnacionales, ¿ese cambio de concepción también debilita la posibilidad de una democracia que cuide mejor o que condene más ampliamente a la corrupción en América Latina?
-Sí, no hay duda de eso. Tiene que ver con una mirada geopolítica: ahora Estados Unidos quiere competir con China. Los chinos no tienen estas cosas de anticorrupción. Esta mirada más global es la razón por la cual Estados Unidos está cambiando esa política.
-¿Lo que plantea Estados Unidos es que las inversiones chinas en América Latina no tienen estos estándares tan altos que había fijado Estados Unidos desde la década del ‘70 y se convierte en una desventaja competitiva para las empresas de Estados Unidos?
-Sí, es lo que piensan. En el corto plazo, puede ser así pero en el largo plazo, esto también va a generar problemas para Estados Unidos.
-¿En qué sentido?
-Porque Estados Unidos tiene algo que China no tiene: la reputación. Estados Unidos es un país que promueve la democracia y la institucionalidad, y es un socio confiable. En el caso de Estados Unidos, si una empresa o un inversor tiene problemas, sabe que la justicia de ese país va a ser justa en la evaluación de un caso. El problema no es sólo que los estándares sean más bajos sino que países como China tienen más plata para invertir, porque en Estados Unidos las inversiones no son un tema del Estado, sino de compañías privadas. En China es mucho más complicado.
-Es un capitalismo de Estado.
-Sí, es un capitalismo de Estado. En ese sentido, competirle es mucho más difícil. Entonces, en el corto plazo, puede ser favorable, pero en el largo plazo esa ventaja que tenía Estados Unidos va a tener efectos. La diferencia de Estados Unidos con China va a ser mínima. En el largo plazo, no es una buena idea para Estados Unidos.
Milei y el FMI. ¿Cuánto influye el apoyo de Trump?
-La Argentina está negociando un acuerdo con el FMI. Aquí se plantea que el apoyo de Trump y esa cercanía personal entre Trump y Milei es clave porque Estados Unidos es el socio mayoritario del FMI, con un diez 16 por ciento de la decisión dentro del Board. ¿Esto es así, ése es el funcionamiento de esta decisión en el caso de Estados Unidos y la Argentina tiene fuertes chances de obtener un nuevo préstamo?
-Sí. La relación entre Trump y Milei es buena. Y Milei tiene un gran aliado en el gobierno de Trump, que es Elon Musk, que tiene mucho poder dentro del Gobierno de Estados Unidos. Ellos están jugando a favor de la Argentina gracias a Milei. Ahora, si hubiera habido un gobierno de Kamala Harris, la Argentina también habría alcanzado un acuerdo con el Fondo aunque podría haber sido menos generoso, con más condiciones y menos plata. Esa es la diferencia: no si hay o no acuerdo, sino qué tipo de acuerdo. El acuerdo que la Argentina va a alcanzar con el FMI parece ser muy bueno: los 20 mil millones, unos cuatro años y medio de gracia para no pagar intereses y principal. Es un gran aporte para la Argentina, que está enfrentando problemas de reservas. Al mismo tiempo, el tema es que el Fondo no le va a dar todo a Milei. Aún con Trump en el poder, es muy difícil imaginar eso. Porque los acuerdos con el FMI tienen un lado político pero también un lado técnico. En mi opinión, los técnicos van a ser muy exigentes con el tipo de cambio: van a buscar una modificación por parte del Gobierno porque es muy difícil para el Fondo defender el plan que tiene Milei en términos de tipo de cambio. Hasta Milei dice que quiere un tipo de cambio flotante. En eso, están diciendo: ahora es el momento, porque es momento de máxima confianza en el Gobierno argentino, ahora que tiene el apoyo del Fondo. El problema es que Milei y el Gobierno temen que si salen del cepo y hay una flotación del peso, puede generar una devaluación. Y eso puede impactar en el nivel de inflación, que puede impactar en el voto en octubre. Pero al Fondo no le importa, no es su problema. Para el FMI, es un tema técnico: la Argentina debe ir a un esquema de flotación y sacar el cepo. Va a contar con 20 mil millones de dólares para eso y la postergación de pagos de intereses y principal por cuatro años y medio: no sé qué más puede pedir la Argentina.
La polarización política es una gran debilidad de la democracia argentina, y Milei la acentúa para maximizar sus fines políticos
La Argentina de Milei. ¿Más democracia o nuevos desafíos? ¿Cuál es la deuda pendiente?
-En el Índice de Democracia de The Economist, se señala que ha habido un retroceso de la democracia en el mundo, sobre todo por el avance y la consolidación de las autocracias, ahora ya convencidas y sin una posición vergonzante respecto del mundo de valores liberales. En relación a la Argentina, dice que no cayó ni subió y que las elecciones de este año, si el Gobierno efectivamente ganara, sería un signo positivo porque habría una estabilidad de plan económico y una macroeconomía más racional. ¿Qué otras consideraciones se hacen en relación a las democracias que puedan generar algún tipo de pregunta sobre esta calidad de la democracia argentina, que no es una democracia plena. ¿Cuál es la definición que da The Economist?
-Hay democracia plena, hay democracia defectuosa o débil, regímenes híbridos, y después países autoritarios. Argentina es una democracia débil o defectuosa.
-Uruguay es una democracia plena.
-Sí, hay dos democracias plenas en América Latina, Uruguay y Costa Rica.
-¿Cuáles son los puntos débiles que se acentúan hoy en el caso argentino? Porque está claro que una macroeconomía racional, estable, previsible, es buena para una democracia y para su economía y sus inversiones, y también para la gente y el bienestar en general.
-El Índice tiene en cuenta cinco patas. En la Argentina, es muy débil la cultura política. Son los propios argentinos los que necesitan tener más confianza en su propia democracia. Países como Costa Rica y Uruguay, tienen alto nivel de confianza en su gobierno, en la división de poderes, en que es malo que haya un líder autoritario, en que los militares no deben estar en el poder. Los argentinos necesitan creer en su democracia y necesitan decir: yo defiendo la democracia.
-¿Defender la democracia como sistema? El funcionamiento de una democracia electoral competitiva y la división de poderes, con una justicia que funcione.
-En ese sentido, la Argentina no es un país raro porque América Latina tiene un bajo nivel de confianza en la democracia. Esa es la pata más débil que tiene la región en democracia. La Argentina está bien en cuanto a las instituciones formales de la democracia. Hay muchos países que tienen elecciones libres, hay partidos diversos que pueden llegar al poder, no hay proscripción, y en ese sentido, es una democracia. Pero la democracia argentina carece de la fe que la gente tiene que tener en la democracia. Otra cosa: la Argentina ha tenido muchos problemas con su sistema de justicia. Necesita un sistema de justicia que genere más confianza, que sea realmente independiente del poder político. Sin eso, es muy difícil ser una democracia plena.
-¿Y la Argentina de Milei en qué punto falla? Desde los indicadores que tiene en cuenta el Índice, en este año y pico de gobierno, ¿cuáles son los desafíos de esta democracia actual de la Argentina?
-Milei no está ayudando a la Argentina en términos de su polarización política. Es una gran debilidad de la democracia argentina. Sería muy bueno un gobierno que baje el tono de la política, y Milei no lo está haciendo. Al contrario, está jugando para maximizar la polarización para su propio fines políticos. Milei piensa que el otro lado es el enemigo. Y esa lógica enemigo – amigo es muy mala para cualquier democracia. Eso está pasando en Estados Unidos, por ejemplo, con Trump y los demócratas. Eso tiene consecuencias en todo el Índice porque erosiona la confianza en la democracia: si uno entra al poder, el otro cree que es el fin del mundo. No lo es pero mucha gente piensa realmente que lo es. Eso pesa mucho en la Argentina. Otra cosa: Milei necesita entender un poquito mejor que el crecimiento de la economía no es sólo un tema de economía, o un tema de política fiscal. Para que la economía crezca de manera sostenible, se necesitan instituciones más fuertes y confiables. El ancla principal de cualquier país democrático en desarrollo es tener una justicia independiente y fuerte. Sin eso, es difícil mantener un sendero de crecimiento y desarrollo.
-Desde el lado de los libertarios y de Milei, el planteo es que la institución fuerte que están reponiendo en la Argentina es la de la propiedad privada y la de confianza macroeconómica. ¿Es una respuesta atendible?
-¿Pero qué institución puede asegurar la propiedad privada? Es la justicia. Está bien que un Presidente asegure que va a respetar la propiedad privada, pero no alcanza.
-Milei también insiste con la protección de la libertad económica: es otra de las dimensiones de la institucionalidad que Milei dice reponer.
-Es una condición necesaria, no suficiente. Hay un paquete de reformas que la Argentina necesita llevar adelante, reformas de sus propias instituciones. Está bien arreglar el tema fiscal y monetario, está perfecto, pero los inversores necesitan más; necesitan tener confianza en que si hay un problema, la justicia va a manejar el tema rápido y de manera eficiente y sin corrupción. Sin eso, es muy difícil imaginar un crecimiento sostenible en el tiempo y un desarrollo económico.
Bukele y su “régimen híbrido”. ¿Por qué la gente valora esa democracia que falla en la calidad institucional?
-Dos preguntas finales. Por un lado, está El Salvador, una democracia muy particular. Ha terminado con la competencia entre partidos, con un Bukele que tiene casi el 95 por ciento del apoyo popular. Además, intervino en la división de poderes: controla la justicia y el Congreso. Y sin embargo, los salvadoreños, en otros índices, sostienen que es una democracia que da soluciones. Hacen una distinción entre la democracia formal y esta idea de la democracia real que aporta soluciones, aunque con derivaciones de derechos humanos muy cuestionables: en el control de la seguridad, Bukele ha logrado, según los indicadores que muestra ese país, contener el crimen, que era el gran problema de El Salvador. ¿Cómo se interpreta desde el Índice de Democracia de The Economist una democracia que falla en el aspecto formal o institucional pero da soluciones concretas al problema central, que era la seguridad?
-Esto genera un gran problema para la democracia. En el Índice, vemos que El Salvador carece de una democracia formal: hay elecciones pero no son realmente libres. El Salvador es una democracia híbrida como Bolivia y Guatemala.
El proteccionismo de Trump tiene que ver con proteger la capacidad de Estados Unidos de tener su propia industria en caso de que haya una guerra con otro país
-¿Es la mezcla de democracia con autocracia?
-Es un régimen en transición. Puede ser una transición de un régimen autoritario a la democracia o al revés, de la democracia a un régimen autoritario. El Salvador está en descenso, está cada vez más autoritario, no menos. En términos formales, las instituciones son más débiles. La cultura política en América Latina es muy débil pero si ves los indicadores de los salvadoreños sobre su propia democracia, dicen: está bien y las cosas están mejorando. Eso genera una contradicción. La gente quiere resultados ahora y el problema es tan grave que, al menos en el corto plazo, estoy dispuesto a entregar estos derechos democráticos para tener soluciones. Esto está pasando en El Salvador. En el largo plazo, obviamente esto es malo.
-¿No podría darse el caso contrario? Una etapa inicial que solucione ese problema tan vital como la seguridad y la preservación de vida. Y en una segunda etapa, los ciudadanos salvadoreños ya se pueden poner a pensar en una sofisticación mayor de la demanda, por ejemplo, la demanda de una democracia formal, electoral, realmente de calidad.
-Dudo de que eso vaya a pasar. Bukele está creando un régimen autoritario para mantenerse en el poder. No está manteniendo una prensa libre, por ejemplo. Está cambiando la Constitución para amoldarla a sus intereses.
-Todo para consolidar este presente y no para mejorar.
-Sería otra cosa si Bukele dijera que va a solucionar el problema de la seguridad y luego, me voy: pero eso no pasó y no va a pasar.
Trump vs. Biden, el caso Chevron y Venezuela. ¿Qué dice de la democracia republicana vs. la demócrata?
-Una última pregunta sobre los dilemas de Estados Unidos. Trump es considerado como el gran disruptor, muy cuestionado desde una mirada liberal por el impacto en instituciones clave y en el funcionamiento de la democracia de Estados Unidos, y en el mundo en general. Pero hubo una primicia de Bloomberg que demuestra que Biden había hecho un acuerdo secreto con Chevron en Venezuela, que le permitía pagarle dividendos e impuestos a Venezuela cuando en Estados Unidos eso estaba vedado. Al contrario, Trump dice: se termina ese acuerdo, Chevron no puede seguir adelante y hay que condenar abiertamente a Venezuela como una dictadura y no darle oportunidades de recibir fondos. ¿Eso muestra un costado positivo de Trump y complejiza el análisis del tipo de democracia bajo régimen demócrata o bajo régimen republicano? ¿Se vuelve difícil condenar tan abiertamente a uno y a otro?
-Con Trump, lo que ves no es lo único que hay. Es decir, probablemente eso es parte de una negociación con Venezuela. Su lógica es golpear y negociar. No sé si realmente esa decisión es el fin de la negociación entre Estados Unidos y Venezuela. Trump quiere que venezolanos que están en Estados Unidos ilegalmente se vayan a su país. Si Maduro está abierto a aceptar eso, esa sanción puede reverse. Todo es negociación. Nada es seguro con Trump.
POLITICA
Un cristal astillado

El expresidente uruguayo Julio María Sanguinetti suele decir que en el sistema institucional hay una institución que no se ve, pero es clave para la vida de todas las demás: la confianza. Funciona como pegamento interno de las relaciones políticas, y más que nada entre la sociedad y sus gobernantes, entre el electorado y sus líderes. La confianza se manifiesta de distintas maneras en la vida pública. Una de ellas está asociada a lo financiero, lo económico, que se refleja en indicadores. En nuestro país, tradicionalmente, un indicador con el que contamos para entender cómo se maneja la economía está ligado a los movimientos del tipo de cambio. Cuando hay un dólar intervenido, como sucede ahora con el cepo, las variaciones del dólar libre -MEP, contado con liquidación o blue- indican cuál es el nivel de inquietud de la gente respecto de cómo el Gobierno maneja las cosas. Esta es una de las razones por las cuales algunos se enamoran del cepo, ya que es una forma de suprimir y/o relativizar aquel termómetro.
Aquella confianza, la institución invisible de Sanguinetti, empieza a tener en la relación entre el mercado y el equipo económico no un quiebre o rotura, pero sí una rasgadura. Hay un astillamiento en la confianza que se percibe en estos días y que es muy difícil de fechar en su origen. ¿Cuándo empezaron los mercados a percibir que el Gobierno no se manejaba con entera solvencia para administrar la cuestión del dólar? Algunos creen que esto empezó con una desconfianza en otro plano que nada tiene que ver con el mundo cambiario: el caso de la criptomoneda $LIBRA, la intervención de Milei en ese negocio y la impericia con que el propio Presidente y sus funcionarios manejaron esa crisis que cambió los temas de la agenda en la escena de la opinión pública. A esto se le agregó después un fenómeno sobre el cual el Gobierno no tiene ninguna responsabilidad, que es la incertidumbre económica que le inyectó Donald Trump al sistema internacional con medidas que tuvieron una intención y produjeron otro efecto. Aquí, la reacción del Gobierno frente a ese “efecto Trump” fue anunciar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Hubo agentes económicos que interpretaron que ese acuerdo era inminente y los términos se conocerían a los pocos días. Sin embargo, todavía las condiciones del nuevo programa se siguen negociando.
Aquí aparece algo muy peculiar. Hay una hiperactividad del ministro Luis Caputo frente a la prensa, una propensión a hacer declaraciones que poco a poco, en vez de ir despejando las incógnitas, las agrava. Los primeros dichos de Caputo que generaron confusión fueron sobre el dólar. El Ejecutivo se ufanaba de que la brecha entre el oficial y los libres se iba abreviando y facilitaba el objetivo final: el levantamiento del cepo. Pero, en una entrevista a LN+ un sábado a la mañana con Horacio Cabak, el conductor le pregunta: “¿Qué va a pasar con el crawling peg?”. Y Caputo dice, no explícitamente, pero da entender que aquella devaluación administrada por el Gobierno de 1% por mes en la cotización del dólar oficial va a quedar cancelada. Anunció, tal vez sin querer, que habría una modificación del régimen cambiario que dejaría atrás el vigente. El problema radica en que no dijo por cuál va a ser reemplazado. Y hasta hoy no lo sabemos.
Esto produce incertidumbre. Los importadores salen a importar más, aprovechando este dólar. Los exportadores, a la espera de que el dólar sea más caro, suspenden las exportaciones o las retraen. Y todo aquel que tiene posiciones en pesos sale a comprar dólares para esperar ese cambio de régimen que el mismo ministro anunció. Hubo un error adicional de Luis Caputo, que fue explicar que tiene que haber tranquilidad cambiaria ya que el abandono del crawling peg no va a generar incertidumbre al no haber los suficientes pesos como para comprar dólares. Y le contestaron los economistas expertos en esos mercados: hay pesos en un volumen equivalente a U$S100.000 millones de dólares como para que la gente se deshaga de esos pesos y vaya a comprar dólares.
Este domingo, Caputo volvió a dar una tercera entrevista, esta vez con Luis Majul para La Cornisa, donde insistió una vez más en que no tiene que haber incertidumbre cambiaria, pero incurre en algunas contradicciones que generan más inquietud. Por ejemplo, explica que los U$S20.000 millones pactados para que el Fondo desembolse en un nuevo programa con la Argentina van a ser reservas de libre disponibilidad. Significa que el Banco Central las va a poder utilizar para intervenir en el mercado de cambios, que suponemos va a estar liberalizado con un régimen de bandas. Hay una parte de la historia que el ministro oculta y es que, es altamente probable, el nuevo programa establezca metas de reservas. El Gobierno va a tener que llevar una política cambiaria de tal naturaleza que, cada tres meses, va a tener que rendir cuentas de cuál es el volumen de reservas del Banco Central, un volumen hoy muy disminuido.
En el programa anterior, como exhibe un gráfico elaborado por Fernando Marull, para el mes de marzo de 2024, la meta de reservas era de US$5576 millones negativos. El Gobierno la superó y redujo a US$2184 millones negativos. En junio de 2024, el saldo pasó a ser positivo por US$932 millones frente a los US$676 millones de déficit pactados con el Fondo. En septiembre, la meta del FMI era de US$2876 millones mientras que la realidad mostraba un saldo de US$3900 millones de dólares negativos. Finalmente, para diciembre de 2024, la meta era de US$876 millones mientras que el la cifra real bordeaba los US$1839 millones de dólares negativos.
Siguiendo los números de Marull, la situación es bastante complicada. Actualmente las reservas netas del Banco Central están en US$5300 millones de dólares negativos, sin contar Bopreal ni depósitos del Tesoro. Dado el bajo nivel de reservas del Banco Central y las metas más exigentes que probablemente imponga el Fondo en el nuevo programa, los dólares serán de libre disponibilidad siempre y cuando se cumpla la meta. De lo contrario, deberán acumularse para ajustarse al programa. Es decir, la libre disponibilidad estará muy acotada.
Hay otro tema importante que no queda del todo claro en las declaraciones del ministro, donde aparece no sólo una falta de información, sino una contradicción. En la misma entrevista, Caputo afirma que el BCRA necesita mejorar su balance y que, por ello, el Tesoro rescatará, con dinero del Fondo, letras intransferibles que compró en su momento. Sin embargo, también sostiene que las reservas del Banco Central, que requieren US$20.000 millones para mejorar su balance, son suficientes para cubrir toda la base monetaria. Habría que definir: o necesita mejorar el balance o tiene reservas suficientes para cubrir la base monetaria, pero ambas afirmaciones al mismo tiempo resultan contradictorias. Quizás la cantidad de aclaraciones es la que produce un deterioro en el clima cambiario, que se refleja en el aumento diario del riesgo país.
Mientras tanto, continúa la negociación con el Fondo Monetario Internacional, que es el eje central del problema. Vera Voskanyan, en su cuenta de X, analizó las declaraciones de Caputo intentando descifrar cómo tienden a tranquilizar al mercado, pero también presionan al Fondo en la negociación que mantiene el equipo económico con las autoridades del organismo. El Gobierno, con lógica política, intenta obtener recursos del Fondo sin tener que levantar el cepo o, en todo caso, flexibilizando lo menos posible y manteniendo la mayor cantidad de restricciones en el mercado de cambios. Porque en la Argentina, liberar el cepo suele implicar una suba en la cotización del dólar, lo que se traduce en un aumento de precios. Y si los precios suben, la percepción pública será que la inflación volvió. Sabemos que la caída de la inflación es la mayor victoria política que el Gobierno puede llevar a las elecciones de octubre. No la quiere poner en peligro al liberar el mercado de cambios.
¿Por qué/para qué la entrevista de Toto Caputo de ayer? ¿Cuál fue el objetivo comunicacional?
Mensajes para distintos públicos y 4 MOTIVOS CLAROS en una entrevista amigable. Veamos. 🧵 pic.twitter.com/SolqJY7RPM
— Vera Voskanyan (@VeraVoskanyan) March 31, 2025
Desde la perspectiva del Fondo, su posición tradicional es clara: si un país quiere mantener un mercado de cambios intervenido y un dólar artificialmente bajo para mejorar el poder adquisitivo, no puede esperar recibir financiamiento sin condiciones. Cuanta más rigidez cambiaria e intervención haya, menos dólares desembolsará el organismo. En cambio, si el Gobierno quiere más dólares para fortalecer las reservas, debe liberar el tipo de cambio. Este es el corazón de la discusión, que no se pudo modificar en sus términos por qué falló alguien: Donald Trump. El Gobierno confió en que el Tesoro de Estados Unidos intercedería ante el FMI para conseguir un desembolso importante sin necesidad de levantar el cepo. Sin embargo, esa gestión no se concretó o no tuvo la intensidad esperada. Como resultado, el objetivo, que era obtener los US$20.000 millones sin levantar el cepo y hacerlo recién después de las elecciones, no se logró. El FMI insiste en que, si el Gobierno quiere estos fondos, debe flexibilizar el cepo ahora, lo que aumentaría el riesgo inflacionario y, en consecuencia, afectaría la elección. En este contexto, el oficialismo se ve obligado a explicar y aclarar constantemente, generando más incertidumbre de la que había.
Es un escenario no resuelto. El martes pasado, hubo una reunión en el Fondo Monetario Internacional, donde el staff técnico presentó el caso argentino ante el Board, el directorio político compuesto por los representantes de los países. Fue una discusión áspera, con muchas preguntas y preocupaciones. Hay inquietud. Es lógico: el FMI desembolsó una cifra récord y quedó enredado en una crisis económica que arranca con Macri en mayo de 2018. Esto hace que, a pesar del respaldo político de Trump al gobierno de Milei, el Fondo mantenga una postura rígida frente a la Argentina. El dilema es claro: el Gobierno puede liberar el tipo de cambio, acceder a más recursos y asumir el riesgo de un repunte inflacionario, lo que enviaría una señal positiva al mercado. O bien, puede mantener el cepo y asegurar cierta estabilidad política, pero con un esquema de “massismo austríaco”, de política muy intervenida en una variable central como es el tipo de cambio, lo que retrae la inversión y dificulta la reanimación de la economía.
A esto se suma otro obstáculo: el Gobierno argumenta haber cumplicado las metas fiscales y monetarias y, por ello, exige el desembolso completo de los fondos. Sin embargo, la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, declaró que podrían adelantarse hasta un 40% del total, pero no los US$20.000 millones en un solo pago. Hay otro actor clave en todo eso: Ceyla Pazarbasioglu, economista turca que dirige el Departamento de Estrategias, Políticas y Evaluación del FMI. Su función es garantizar la equidad en el tratamiento de los países dentro de los programas del Fondo. Si a la Argentina se le otorga un desembolso inicial mayor que a otros países, como a Egipto por ejemplo, el Fondo estaría incumpliendo su criterio de igualdad. A los iguales hay que tratarlos igual.
Esta es la principal dificultad que enfrenta Luis Caputo en su relación con el FMI. Y todo esto abre un interrogante sobre el ministro de Economía. Aunque el cuestionamiento es leve, como me decía un banquero de Nueva York este fin de semana: “Caputo ha sido mejor delantero que arquero”. Es decir, empezaron a llegar los goles al arco, y alguna dificultad está mostrando para defenderse. Esto hace que otros miren otros recursos humanos que tiene el Gobierno, no para reemplazar sino para apoyar el programa. En ese sentido, aparece Federico Sturzenegger, a quien Milei llama “El Coloso”, y que mantiene una relación cercana con Rodrigo Valdés, el director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, desplazado de la negociación por pedido de Milei. Pero es un economista importantísimo dentro del Fondo, y otro detalle: Sturzenegger ha sido convocado por Georgieva para integrar un plantel destinado a estudiar procesos de desregulación en el Fondo Monetario. Es decir, que empieza a haber otra vía de contacto con Washington, y habrá que ver si Milei no quiere tener dos versiones de lo que está pasando: la de Caputo, que está obviamente muy respaldado, y la de “El Coloso” Sturzenegger.
Se abre una discusión sobre la economía desde la política. Esta fragilidad del cristal, este resbalón que estamos viendo en estos días sobre la confianza, es aprovechado por quienes tienen tensiones con el Gobierno. A la cabeza de todos Mauricio Macri, que ya tiene un duelo abiertamente planteado, como sabemos, con los Milei, con Javier Milei y con Karina Milei. El expresidente dijo que hay un problema de baja sensibilidad frente a los temas institucionales por parte de este gobierno, que está en la raíz de la inquietud que empezamos a encontrar en el mercado cambiario y en la economía en general.
Macri se está refiriendo a las cuestiones institucionales, y supongo que se centra principalmente en un tema que ha sido polémico desde que se planteó en enero del año pasado: la llegada de Ariel Lijo a la Corte Suprema de Justicia. Más allá de la designación de jueces por decreto, mientras el Senado estaba tratando el tema, que es otra desprolijidad institucional importante, la baja calidad de Lijo como candidato del Gobierno a la Corte produjo una herida sobre la que ahora Macri trabaja, diciendo que estos problemas institucionales son los que al final alteran el clima económico. En el mes de marzo del año pasado, en una conferencia que dio en Punta del Este, Macri dijo esto por primera vez: “Todo proceso de reorganización económica como el que lleva adelante Milei requiere de confianza”, el término de Sanguinetti. “La confianza”, dijo Macri, “no la dan los políticos, la confianza la proveen los jueces”.
La falta de sensibilidad institucional afecta la economía, y en ese horizonte, reaparece el problema de la candidatura de Lijo, que se va a debatir teóricamente este jueves en el Senado. Hay una sesión especial convocada para tratar los pliegos de Lijo y de Manuel García-Mansilla, que requiere un esfuerzo especial para ser convocada, y el Gobierno está tratando de que esa sesión no tenga quórum. ¿Para qué? Para poder seguir teniendo a García Mancilla en la Corte, donde está por un decreto del Poder Ejecutivo. Porque si el Senado este jueves sesiona, es muy probable, por las declaraciones, sobre todo, de los senadores kirchneristas, que ni García-Mansilla ni Lijo consigan aprobar su pliego, que requiere dos tercios de los miembros de la Cámara. Cristina maneja 24 senadores, falta un senador para que no se llegue a los dos tercios.
Si el Senado trata los pliegos, es decir, logra quórum, y los rechaza, la Corte está en un problema: ¿Qué hacemos con García-Mansilla? ¿Sigue por decreto, aunque el pliego de él lo haya rechazado el Senado? ¿De dónde deriva la legitimidad de García-Mansilla? Se podría decir del decreto, como cualquier otro juez de la Corte designado por decreto, vence su mandato cuando vence la vigencia del decreto, que sería en noviembre de este año. ¿Cómo se remueve a un juez de la Corte? Se requiere un juicio político, no hay otro método y para eso se requieren dos tercios del Senado.
En la Corte dicen en voz muy baja que si queda García-Mansilla -que es un juez que va a estar bastante alineado con Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz- sostenido de un decreto, pero impugnado por el Senado puede ser que en el tratamiento de distintas causas, las partes empiecen a pedir nulidades sobre aquello que él votó como juez y esto genera una cantidad de ruido institucional dentro de la Corte en un momento en que sigue el conflicto entre el Gobierno y el máximo tribunal.
No hay que olvidarse de que Lijo inició su carrera hacia la Corte, tan accidentada, porque su padrino, Ricardo Lorenzetti, le recomendó a Milei postular a ese juez amigo. El conflicto que el Gobierno tiene con la Corte, más que la Corte con el Gobierno, se manifiesta en el Consejo de la Magistratura, donde el representante del Poder Ejecutivo, Sebastián Amerio y una representante de los abogados que es Jimena de la Torre, que llega por el Pro pero que ahora está bastante identificada con las fuerzas del cielo, suelen no dar quórum para las reuniones de comisión, sobre todo para la de administración del Poder Judicial que trata temas normalmente urgentes. No hay que olvidarse que el Consejo lo dirige Horacio Rosatti en su calidad de presidente la Corte.
Sobre el telón de fondo de la discusión por la incorporación de Lijo y García-Mansilla, sobre todo de Lijo, a la Corte se recorta un caso muy importante que es el de Cristina Kirchner, que este lunes fue en queja a la Corte porque la Cámara de Casación le negó el recurso extraordinario para cuestionar el fallo del Tribunal Oral Federal ratificado por la Casación que la condena en la administración de la obra pública en Santa Cruz.
Este lunes, su abogado, Carlos Beraldi, explicó esta presentación ante la Corte, realizada a primera hora de la mañana. Aquí hay un detalle interesante y curioso: la señora de Kirchner solo impugna a García-Mansilla, justamente por haber sido designado por decreto, pero no impugna a los otros tres jueces, contra los cuales su fuerza política había pedido juicio político en la Cámara de Diputados, sin éxito.
Ahora hay que ver qué velocidad tiene el caso de Cristina Kirchner en la Corte. Primero lo va a tratar el procurador Eduardo Casal; hay que ver en cuánto tiempo se expide. Después la pregunta es qué hace la Corte con este caso, que puede decir: “Le pongo un sello y no lo trato, porque no tiene materia para que lo tratemos nosotros”. En ese caso, quedaría vigente la condena, que tiene como accesoria la inhabilitación, y Cristina Kirchner no podría ser candidata en estas elecciones.
Esto es muy importante. La expresidenta aspira a ser candidata a diputada nacional. Salvo que Axel Kicillof desdoble la elección, haga primero una elección provincial, y ahí ella sea candidata a la Legislatura bonaerense por la tercera sección electoral, como diputada provincial, para ir a desafiar a Kicillof, que se está rebelando contra la que fue su antigua jefa.
Si la Corte dice algo antes del 17 de agosto, que es cuando hay que presentar las listas, Cristina Kirchner quedaría fuera de carrera. Ya sea porque trata el caso o porque no lo trata. Estaríamos frente a algo muy novedoso en la Argentina: mucha gente, desde el lado penal, tendría una gran satisfacción y diría: “Bueno, finalmente se hizo justicia, se sancionó a alguien sobre quien había muchísimas pruebas de que había manejado mal los fondos del Estado”. Desde el lado pro-Cristina, en cambio, dirán: “No, esto es la persecución que ella viene denunciando, el lawfare”. Esta es la discusión penal, pero se plantea otro problema, que es uno específicamente político y que hay que exponer con independencia de que a uno le guste o no Cristina Kirchner, y de que crea que la cuestión penal es justa o no: del rompecabezas de la política argentina se saca una pieza que representa aproximadamente el 30% del electorado. Eso genera algún ruido y algún desequilibrio en el sistema, porque hoy es evidente que, si uno mira el mapa de la política, el gobierno de Milei tiene como principal contrapeso —más allá de que, insisto, a uno le guste o no— a Cristina Kirchner. De hecho, habría que agradecerle a ella si Lijo no llega a la Corte, porque es ella, con sus senadores, quien lo frena. Entonces, estamos entrando en un problema político que nos muestra lo grave que es la corrupción cuando se la deja avanzar demasiado, porque termina generando este tipo de distorsiones en el sistema.
No es algo novedoso de la Argentina. Lula pasó por lo mismo. Hoy Bolsonaro está inhabilitado por la Corte de Brasil. Y este 31 de marzo, fue inhibida por una condena a cuatro años de prisión Marine Le Pen, quien tiene el 35% del electorado en Francia. Ella es la encarnación del nacionalismo de ultraderecha en su país y no podrá participar en las elecciones de 2027. Habrá que ver si Marine Le Pen dice que esto fue lawfare. Es una persecución por malversación de fondos cuando era eurodiputada. Aparentemente, junto a un grupo de eurodiputados de su partido, contrataban gente y hacían que devolvieran parte del dinero de las contrataciones. Una especie de “ñoquis” a la francesa.
Es importante, entonces, que la Corte se pronuncie y no deje este tema para después de las elecciones, porque es un asunto de alta sensibilidad política. Más allá de la biografía de Cristina Kirchner, está en juego el equilibrio y la legitimidad del sistema en un momento en que se está produciendo otra gran novedad: una fisura en el kirchnerismo dentro de su principal distrito, la provincia de Buenos Aires.
Axel Kicillof amenaza con pedir la suspensión de las PASO y con adelantar la elección provincial para dejar a Cristina, como líder nacional, fuera de la escena, obligándola a defenderse en la elección nacional sin la movilización del aparato bonaerense. Por eso ella responde algo así como: “No, si vas a desdoblar la elección, me voy a presentar como candidata a diputada por la tercera sección”. Esto lo dijo en un asado en El Mangrullo, en Ezeiza, delante de una cantidad de intendentes, este fin de semana.
Esta discusión también fue llevada a la Legislatura a través de un proyecto del kirchnerismo. La senadora María Teresa García, del círculo íntimo de Cristina Kirchner, presentó un proyecto de ley para que las elecciones sean concurrentes, es decir, el mismo día las nacionales y las provinciales. Expone varios argumentos interesantes: dice que nunca se realizaron elecciones provinciales independientes; que la justicia provincial nunca tuvo que organizar una elección más allá del padrón de extranjeros; que la policía bonaerense nunca tuvo que hacerse cargo del control de las urnas.
Pero lo que realmente importa de su planteo es lo que dice en los fundamentos del proyecto: “En este contexto de incertidumbre sobre el proceso electoral, privilegiar la potestad de convocatoria del Poder Ejecutivo -es decir, de Kicillof- para imponer una modalidad de elección distinta, cumple con la formalidad de la norma, pero viola la legitimidad del proceso”. Esto lo dice una ultra-kirchnerista hablándole de Kicillof.
Sigue: “No hay lugar para especulaciones [Kicillof]”. “No hay lugar para dirigentes que busquen acomodar el proceso electoral para beneficio propio”. Fíjense hasta qué nivel de temperatura está llegando la pelea entre Cristina y Kicillof. Esto lo escribe en su proyecto una senadora de Cristina. “Tampoco hay lugar para que, por conveniencia electoral, se imiten las prácticas de Javier Milei en la provincia”. Teresa García, es decir, Cristina, le está diciendo a Kicillof: “Sos como Milei”.
Si la Corte termina excluyendo a Cristina Kirchner de la competencia, ¿de qué lado queda Kicillof? ¿Del lado de la Corte o del lado de Cristina? En el fondo, hay que hacerse una pregunta más allá de la cuestión penal. Desde lo político, ¿tienen derecho ella y su entorno a pensar que todo esto la embellece en la pelea contra quienes la quieren hostigar, como es el caso de Kicillof?
En el fondo, este conflicto entre Kicillof y Cristina tiene una característica que está contaminando toda la política argentina: no se entiende muy bien a qué se debe. Es, para usar palabras de una excelente entrevista que dio en su momento Fernando Henrique Cardoso, un conflicto que no logra politizarse. ¿Qué quiere decir politizar en este contexto? No logra Kicillof hacernos entender qué le pasó con Cristina. O, en todo caso, en qué tiene que ver el resto de la gente con su problema con Cristina. Eso es politizar algo: darle una dimensión colectiva que vaya más allá del conflicto individual, que es lógico en la política, que es propio de la política, que es la materia de la política: la lucha por el poder.
Este es uno de los duelos. El otro duelo es en la Ciudad de Buenos Aires. Se presentaron las listas con una caracterización de la política porteña muy relevante. Todo lo que no es peronismo quedó fragmentado. Por eso el peronismo festeja el diseño que adquirió la oferta electoral. ¿Qué peronismo? El de Leandro Santoro, que dirige Juan Manuel Olmos, el líder del peronismo de la Capital. Curiosamente, Olmos se puso en el puesto número 11 de la lista. ¿Un gesto de humildad o un gesto de optimismo, pensando que van a entrar 11?
En la perspectiva del peronismo de la Capital, que dice: “Somos la primera minoría”, porque todo el resto se dividió entre La Libertad Avanza, el PRO, Larreta, los radicales, Lilita Carrió y la lista de la Coalición Cívica. También está Ramiro Marra, un desprendimiento de La Libertad Avanza, y Yamil Santoro con su hermano, que no sabemos si va a competir o no, pero que se llama Leandro Santoro. Hace una especie de estafa: usar un candidato con el mismo nombre que el candidato peronista.
Entonces, algo que era impensable, que el peronismo pudiera tener un protagonismo especial en la Capital, empieza a ser una posibilidad atendible. Es la lista de Santoro, que lleva en segundo lugar a Claudia Neira, vicedecana de la Facultad de Medicina. El peronismo levantando la bandera de la universidad pública, algo medio Franja Morada. Y a Fernando Mochi como tercer candidato, alguien procedente del mundo de los streamers, del mundo de las redes, de la política que transita por un lugar distinto al de los medios. Algo parecido a lo de Santiago Caputo y La Libertad Avanza, ir a buscar el voto joven en la red.
El gobierno porteño, desafiado sobre todo por Milei, presenta a Silvia Lospennato y a Hernán Lombardi. Les van a discutir las candidaturas: tienen que demostrar que vivieron cuatro años en la Capital Federal, porque ambos tienen domicilio en la provincia. Es una lista muy Mauricio Macri, con el secretario privado del expresidente, que es legislador porteño, Darío Nieto, por ejemplo. Una lista a la que María Eugenia Vidal, que es la jefa de campaña de esa lista, le dio su visto bueno.
Este lunes, Mauricio Macri tuvo declaraciones muy duras, previsibles, contra Horacio Rodríguez Larreta, que arma su propia lista. Hay encuestas que dicen que arranca con un 12%—encuestas del peronismo no de Larreta—y si es así, le va a hacer daño a Jorge Macri y a Mauricio Macri.
La lista de Larreta es una lista larretista, de gente de su entorno. La encabeza él. Sigue Guadalupe Tagliaferri, presidenta de la Comisión de Acuerdos del Senado, que votó en contra de Lijo, justamente. Sigue Emmanuel Ferrario, un gran legislador porteño que fue presidente de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires cuando Larreta era jefe de Gobierno. Y reaparece Jorge Telerman en la política electoral, después de haber sido, entre otras cosas, director del Teatro Colón.
Importa mucho la lista del gobierno nacional, con Manuel Adorni. ¿Por qué? Porque es la cara de Milei. ¿Se verá afectado Adorni por este clima financiero? No sabemos. Es una lista comandada por Adorni y todo lo demás armado por un personaje al que hay que ponerle la lupa: Darío Wasserman, vicepresidente del Banco Nación, esposo de la diputada porteña Pilar Ramírez, que es la voz de Karina Milei en la Legislatura. Es una lista muy agresiva contra Mauricio Macri. Por eso él se queja de Karina Milei. Y habrá que ver si son verdaderas las versiones que dicen que, en realidad, toda la enemistad, todo el conflicto, proviene de una negociación un poco opaca en la que Wasserman habría negociado con Jorge Macri una cantidad de renovaciones de contratos de distintos sectores con el gobierno porteño a cambio de algunas promesas de Jorge Macri —Wasserman como desarrollador de real estate—que no se cumplieron. Esto, que es bastante oscuro, muy “casta”, parece estar en el trasfondo del enojo de La Libertad Avanza—Karina Milei, Pilar Ramírez y Wasserman—contra Jorge Macri. Amistades que se rompieron en un terreno que es el menos presentable habitualmente en la política: el del dinero, el terreno crematístico.
Todo esto nos habla de un conflicto muy importante: el conflicto en la Ciudad de Buenos Aires, donde se dirime una cuestión central: ¿Quién lidera lo que va del centro a la derecha en la Argentina? ¿Lo lidera el PRO? ¿Lo lidera Milei? ¿Habrá posibilidad de una convergencia? ¿El PRO hará una elección suficientemente buena como para que, en octubre, Milei tenga que aliarse con él en la elección? Eso es lo que está en discusión. En el fondo, lo que se debate es si va a haber o no una coalición de gobierno, con Macri adentro, después de las elecciones de este año. Y esa es una discusión importante, porque nos habla—o nos empieza a plantear—un gran problema: qué capacidad parlamentaria va a tener este gobierno cuando salga de las urnas para llevar adelante las reformas que se le van a pedir en la economía para el año 2026.
Para esa pelea, el Gobierno todavía tiene que hacer mucha política. Pero cuidado: a pesar del dólar, a pesar de la discusión con el Fondo, a pesar de las torpezas de Luis Caputo, las encuestas siguen mostrando que la imagen de Milei cayó un poco, pero sigue habiendo un 43% de aprobación para el Gobierno. Sí, el 53% desaprueba, pero con esta aprobación, cuidado. Con esta aprobación, se puede ganar la elección. Esta aprobación es una aprobación de 80 diputados en la Cámara de Diputados a fin de año. Entonces, hay que calibrar muy bien cuánto pesa el descontento. Hay que calibrar muy bien hasta dónde influye el dólar, porque no sabemos si se traslada a los precios, o si se traslada a los votos.
POLITICA
Un funcionario judicial y una exconcejal del Pro fueron detenidos por borrachera y desacato

Un control policial de alcoholemia en la madrugada del viernes en El Palomar derivó en un escándalo que incluyó violencia, insultos y la detención de dos figuras públicas. El subdirector de Técnica Disciplinaria en el ministerio Público Fiscal, Eduardo Otero, y su pareja, la exconcejal del Pro, Patricia Rodríguez, protagonizaron una escena bochornosa tras negarse reiteradamente a realizarse el test de alcoholemia.
El episodio ocurrió en la intersección de Rosetti y Marconi, donde personal policial y de tránsito realizaba un operativo de control. Otero, presuntamente alcoholizado, se negó al test en al menos ocho oportunidades y, junto con Rodríguez, se atrincheró en su auto por más de una hora. La pareja se mostró agresiva con los agentes, insultándolos y resistiéndose a las indicaciones.
Durante el altercado, Otero intentó utilizar su cargo para evitar la detención: “Yo trabajo en el poder judicial”, afirmó, y agregó: “Justamente porque trabajo en una fiscalía no voy a hacerme el test”. Sin embargo, su actitud solo empeoró la situación y ambos terminaron siendo detenidos por desobediencia a la ley y resistencia a la autoridad.
El operativo, que se extendió por casi dos horas, quedó registrado por celulares, disipando cualquier duda sobre la actuación policial. Finalmente, Otero recibió una inhabilitación para conducir por tres meses, una causa por presunción de alcoholemia positiva y otra, la más grave, por desobediencia a la autoridad, al igual que su esposa.
El episodio suma un nuevo escándalo al historial de funcionarios que intentan valerse de sus cargos para eludir responsabilidades, dejando en evidencia el preocupante abuso de poder de algunos sectores del poder judicial y la política. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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POLITICA
Empezó la campaña antigripal: qué grupos de riesgo pueden recibir la vacuna gratis y cómo acceder
La circulación de los virus respiratorios del invierno finalmente empezó a descender en el hemisferio norte, tras una temporada de gripe más intensa que lo esperado, para trasladarse al sur como cada año cuando en unas semanas llegue el frío. Para prepararse, provincias y coberturas de salud abrieron la vacunación antigripal, con énfasis en los grupos de la población en los que el virus podría provocar más complicaciones en el caso de contraer la infección.
“Todas las provincias cuentan ya con el stock planificado e irán informando a la cartera sanitaria nacional la disponibilidad de dosis en sus vacunatorios para seguir avanzando con la distribución”, comunicó hace una semana el Ministerio de Salud de la Nación. “Tanto el PAMI como cada jurisdicción comunicarán cuando darán inicio a la campaña –continuaron–. Las vacunas contra la gripe y el neumococo integran el calendario y no requieren de orden médica. Están disponibles en todos los hospitales públicos y vacunatorios del país, y se pueden aplicar de manera simultánea con las otras vacunas del calendario nacional. Es importante que las personas concurran con carnet para que el personal de salud pueda chequearlo”.
En el caso de la obra social de los jubilados y pensionados, la aplicación se realiza en la red de farmacias a la que suelen concurrir los afiliados. En el caso de las prepagas u obras sociales, los avisos están llegando por los canales de comunicación habituales con los lugares de vacunación a los que hay que concurrir. En uno de esos mensajes que llegan a través de las apps con las que operan las coberturas, el costo de la aplicación por fuera de los grupos de riesgo asciende a unos $20.000 en la red de vacunatorios privados con los que opera.
La vacuna es de acceso gratuito, según las recomendaciones oficiales, para los grupos de riesgo, que son los bebés de 6 a 24 meses, el personal de salud, los mayores de 65 años, las embarazadas en cualquier trimestre de gestación y hasta 10 días posteriores al alta de la maternidad (si no se vacunaron durante el embarazo), y la población de cualquier edad con enfermedades crónicas consideradas factores de riesgo: enfermedades respiratorias o renales crónicas, cardiopatías, cáncer, diabetes, obesidad, infección por VIH/sida, inmunodeficiencias y uso de terapias inmunosupresoras, entre otros.
La compra oficial para este año para la aplicación en el sistema público incluyó 8.610.000 dosis de la vacuna antigripal de temporada: 5.150.000 unidades para adultos, 2.300.00 dosis de la vacuna adyuvantada (su composición induce una respuesta inmunológica más fuerte) para mayores de 65 años y 1.160.000 dosis para chicos. Poco más de 1,8 millones de esas vacunas se enviaron a las provincias desde los primeros días de marzo: “920.640 dosis de antigripal para adultos (20% de lo planificado), 215.520 dosis pediátricas (19%) y 666.400 dosis de la vacuna adyuvantada (42%)”, amplió Salud.
“En casi todas las jurisdicciones empezó la campaña de vacunación antigripal. El año pasado quedaron muchas vacunas sin aplicar y estamos notando que hay una disminución en la adhesión a la vacunación en general y, a menos que se tenga una orden médica, si no se está dentro de los grupos para los que está indicada de manera gratuita, hay que abonarla”, dijo Hugo Pizzi, director del Centro de Enfermedades Tropicales de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y profesor de la Facultad de Medicina de esa institución. “Esa disminución de la falta de vacunación se notó el año pasado, también, con la gripe. En la pospandemia, seguimos viendo que no hay una adhesión como en la prepandemia”, agregó ante la consulta de LA NACIÓN.
Primera etapa
La primera etapa de aplicaciones alcanzó al personal de salud en los distritos. Entre Ríos, Córdoba, Ciudad de Buenos Aires, Río Negro y Buenos Aires están entre las jurisdicciones que ya abrieron la vacunación para el resto de los grupos de riesgo el pasado lunes.
El Ministerio de Salud porteño, por ejemplo, habilitó la agenda online hace una semana para esa población priorizada. “Es imprescindible contar con un turno previo, que se puede obtener a través de la página web buenosaires.gob.ar/salud o por medio de BOTI, el WhatsApp de la Ciudad”, informaron. La lista de lugares entre los que se puede optar incluye a los centros de salud y atención comunitaria (Cesac) en los barrios y los vacunatorios de los hospitales, como así también el Centro Islámico (avenida Intendente Bullrich 55, Palermo) y el Corralón de Floresta (avenida Gaona 4660). “Los menores de 3 años podrán vacunarse únicamente en el Hospital General de Niños Pedro de Elizalde y en el Hospital General de Niños Ricardo Gutiérrez”, aclararon.
En la provincia de Buenos Aires, desde el martes pasado están vacunando a personal de salud y mayores de 65 años en los vacunatorios del sistema público bonaerense (se pueden consultar acá). El próximo lunes, según comunicaron, comenzará la vacunación “también a personas embarazadas (en cualquier trimestre), puérperas (en los 10 días posteriores al parto, preferentemente antes del egreso de la maternidad), niños de entre 6 meses y 2 años, personas de entre 2 a 64 años con factores de riesgo y personal estratégico”.
En tanto, PAMI aclaró que para sus afiliados mayores de 65 basta con concurrir a una farmacia de la red prestadora (el buscador online está disponible acá o se puede consultar telefónicamente a la línea gratuita 138 opción 0) con DNI y la credencial de cobertura, sea física o digital. En el caso de afiliados con factores de riesgo que tengan menos de 65 años, PAMI aclaró que tendrán que presentar la indicación médica.
“Los afiliados que vivan en residencias de larga estadía y quieran vacunarse no deberán concurrir a la farmacia –detallaron–. Las unidades de gestión local (UGL) de todo el país llevarán adelante operativos territoriales de vacunación en residencias para mayores, personas mayores con patologías psicogeriátricas, hogares para personas con discapacidad, clínicas de salud mental, internación domiciliaria integral, centros de diálisis y zonas sin farmacias”.
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