POLITICA
Seis argentinos integran la lista de las personas más ricas del mundo según la revista Forbes
La revista Forbes ha publicado su lista anual de multimillonarios, revelando que actualmente hay 2781 personas en el mundo con un patrimonio superior a los mil millones de dólares. Este año se registra un aumento en el número de multimillonarios, con 141 personas más que el año anterior. Estados Unidos lidera la lista con un récord de 813 multimillonarios, seguido por China e India. El valor combinado de los patrimonios asciende a 14,2 billones de dólares, siendo una cifra récord.
Bernald Arnaut, el hombre más rico del mundo
El ranking de Forbes está encabezado por Bernard Arnault, CEO de LVMH, seguido por Elon Musk y Jeff Bezos. Destacan también figuras como Mark Zuckerberg, Larry Ellison, Warren Buffett y Bill Gates. Entre los argentinos, destacan seis nombres, incluyendo a Marcos Galperin de Mercado Libre, Paolo Rocca de Techint y Alejandro Bulgheroni de Pan American Energy. Otros argentinos en la lista son Gregorio Perez Companc, Eduardo Eurnekian y Eduardo Costantini.
La fortuna de Galperín asciende a los 6300 millones de dólares, la de Rocca alcanza los 5600 millones de dólares y la de Bulgheroni los 4900 millones. Por otra parte Perez Companc y su familia poseen un patrimonio de 3900 millones de dólares, Eurkenian, el empresario cercano a Javier Milei, acumula 3000 millones y Costantini 1400.
Marcos Galperín, el argentino más rico ocupa el puesto 453 en el ranking global
La fortuna de los 10 hombres más ricos del mundo varía entre los 233.000 millones de dólares de Bernard Arnault y los 114.000 millones de dólares de Larry Page. La presencia de argentinos en la lista refleja la influencia de empresarios locales en la economía global, con destacadas empresas en sectores como el comercio electrónico, la energía y la industria. La publicación de Forbes genera interés no solo por la magnitud de las fortunas, sino también por las tendencias económicas globales que refleja.
POLITICA
Cómo son las salidas para cruzar la Cordillera de los Andes a caballo
Vivir como un arriero, compartir historias alrededor de una fogata, adentrarse en el corazón de la cordillera. El cruce de los Andes a caballo es una experiencia que deja huella. Es posible realizarla por pasos emblemáticos que combinan historia y belleza: el Paso de Los Patos, en San Juan, y el Paso Portillo, en Mendoza, aunque también existen opciones como el cruce por el Paso Pehuenche, Paso Planchón y otras rutas en Salta y Bariloche.
Los Patos sigue el histórico paso cordillerano entre la Argentina y Chile que utilizó el General San Martín con el Ejército de los Andes en 1817 para cruzar a Chile en la campaña libertadora. Se ubica en el departamento de Calingasta (San Juan), y todo el recorrido está enmarcado en el imponente Valle de Los Patos Sur, al sudoeste de la provincia cuyana.
“Es una ruta cargada de historia, siguiendo las huellas de San Martín y su Ejército de los Andes. Sin embargo, por cuestiones burocráticas, el cruce no se completa al otro lado de la cordillera, sino que llegamos hasta pisar Chile y regresamos por otro valle”, cuenta Federico Zambrano, al frente de Andes Vertical, junto a su hermano Agustín.
También explica que el Paso de Portillo, en Mendoza, permite realizar un cruce completo, llegando hasta el Cajón del Maipo termas del Yeso para finalizar en Santiago de Chile. “Es una experiencia que atraviesa la cordillera de un país a otro, conectando con ambas culturas y sintiendo en carne propia la magnitud de la travesía”, dice el guía con 25 años de experiencia en montañismo. Los hermanos Zambrano han pasado su vida explorando los Andes. Los cruces comenzaron en 2005: el primero fue caminando. Un año después realizaron la travesía a caballo con amigos, y desde entonces, quedaron completamente enamorados de esta experiencia. De a poco la propuesta creció hasta recibir viajeros de toda la Argentina y del mundo, en busca de una experiencia única: revivir la gesta sanmartiniana y descubrir la magia de los Andes a caballo.
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Una particularidad: debido a regulaciones sanitarias chilenas, los caballos y mulas que se utilizan en la Argentina no pueden cruzar la frontera. “En el Paso Portillo, al llegar a los 4000 metros de altura en el límite con Chile, un grupo de arrieros chilenos nos espera con sus caballos y mulas para iniciar el descenso hacia el otro lado de la cordillera. Es el único paso donde la logística permite esta increíble transición, haciendo de esta travesía una verdadera aventura de exploración, desafío y conexión con la historia de los Andes”, apunta Zambrano.
Es que, si bien existen diversos pasos para cruzar hacia Chile, son pocos los que están debidamente habilitados. Por ese motivo, la mayoría de las travesías se realiza de ida y vuelta a los hitos fronterizos o en forma circular, sin cruzar al país vecino, ya que para eso se requiere de permisos especiales, cambiar de animales y otros factores que complican y encarecen la logística. “Los pasos que están en la zona centro-sur de Mendoza tienen poca altura sobre el nivel del mar, eso permite de alguna forma no estar tan pendiente del tema aclimatación que, muchas veces, trae síntomas. En cuanto al clima, todos los pasos están en las mismas condiciones, ya que estamos hablando del corazón de la Cordillera de los Andes, donde pueden acontecer tormentas de nieve, vientos fuertes y bajas temperaturas en cualquier momento, incluso en pleno verano”, señala por su parte Leandro Scheurle, al frente de Argentina Extrema, otro de los organizadores de estos cruces desde 2010.
Por lo pronto, en Paso de Los Patos (San Juan), la expedición suele durar 7 días, mientras que en Paso Portillo (Mendoza) el recorrido es de 6 días a caballo y 7 días caminando. La cabalgata neta es de aproximadamente 5 a 7 horas diarias, atravesando valles, ríos y pasos de altura.
“Cada jornada tiene su propio ritmo: hay días más exigentes, como el ascenso al Paso Espinacito (4500 m) o el cruce de la frontera en Paso Portillo (4380 m). Los caballos y las mulas van cargados, de cuesta arriba o cuesta abajo. Es una travesía lenta y progresiva por terreno salvaje”, explica Zambrano.
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Por la ruta de gauchos y arrieros
En cualquier caso, para realizar el cruce no se requiere una habilidad específica de equitación. Los organizadores acompañan y asisten a los participantes en cada etapa de la aventura. Están en comunicación constante vía radio VHF, con tecnología satelital, certificados en primeros auxilios y atentos a un reporte meteorológico permanente. Proveen servicio de mulas para transportar equipos, tiendas de alta gama para acampar y todas las comidas para recuperarse después de cada jornada.
“Le pedimos a los participantes que traten de conservar un buen estado físico. No importa tanto la edad pero si el estado físico en el que uno se encuentre. Hay que saber subirse y bajarse del caballo, mantenerse arriba de manera sólida y sostenerse durante varias horas. Lo ideal es que los participantes tengan algo de experiencia de haber cabalgado al menos algunas horas recientemente. No es lo mismo que hayamos realizado una actividad hace 10 que hace un año”, explica Scheurle.
A lo largo del Cruce de los Patos, es habitual se encontrarse con gauchos y arrieros que han vivido y trabajado en estas montañas por generaciones. Son los verdaderos guardianes de la cordillera, hombres y mujeres que han hecho de la vida en los Andes su hogar, trasladando ganado, guiando expediciones y manteniendo vivas las tradiciones.
“Su conocimiento del terreno es invaluable: saben leer el clima, encontrar los mejores pasos en la montaña y cuidar de los caballos y mulas como nadie. Viajar con ellos es una experiencia única, ya que comparten historias, enseñan sobre las costumbres gauchas y transmiten una conexión especial con la naturaleza y los animales”, sigue Zambrano.
Y añade: “El entorno salvaje, los ríos cristalinos, los valles infinitos que se divisan desde el Paso Portillo, a más de 4000 metros, y la profunda conexión con los caballos y los arrieros, hicieron que esta aventura se convirtiera en nuestra pasión. El caballo se vuelve tu fiel compañero”.
Desde el primer día, la inmensidad de la cordillera impone respeto. El viento, los ríos helados, las noches estrelladas y el esfuerzo diario crean una conexión profunda con la naturaleza y con uno mismo. Y esa sensación de avanzar por los mismos caminos que recorrió San Martín con su ejército.
@sanamentee.cb Cruce de los Andes a caballo, te cuento mi experiencia acá 🏔🐴🍷🌾☑️🤎 Si quieren saber mas sobre esta experiencia dejenme en comentarios, los leo 🖤 . . . . #viral #crucedelosandesacaballo #mendoza #cabalgata #argentina
♬ Aesthetic – Tollan Kim
“Llegar a los puntos más altos, como el Paso Espinacito (4500 m) o el Portillo Argentino (4380 m), es un momento indescriptible: la vista se pierde en el infinito, el aire es puro y la sensación de logro es absoluta. Pero más allá del desafío físico, lo que realmente deja huella es el espíritu de equipo. Compartir la ruta con los guías, arrieros y compañeros de travesía, escuchar historias junto al fuego y enfrentar juntos la montaña, crea lazos que perduran mucho más allá del viaje. Es un viaje que te cambia, que te lleva al límite y que te carga de energía. Es un verdadero viaje terapéutico, de conexión y desconexión”, asegura Zambrano.
En el Cruce de los Patos, los viajeros tienen el privilegio de avistar algunos de los cerros más imponentes de la Ruta de los Seismiles, una región famosa entre los montañistas por sus cumbres que superan los 6000 metros de altura, como el Cerro Mercedario (6770 m), La Ramada (6400 m), Alma Negra (6100 m), con sus nieves eternas, y el Polaco (6000 m). Además, en algunos puntos del recorrido, dependiendo de las condiciones climáticas, es posible divisar a la distancia el Aconcagua.
Los participantes describen el Cruce de los Andes como una experiencia única, desafiante y transformadora. Una travesía épica, de aventura y superación personal. “Normalmente, los que hacen el cruce nos transmiten grandes emociones. Los momentos conmueven y nos hacen siempre chiquitos ante la inmensidad; nos permiten encontrarnos con nosotros mismos, con nuestra esencia, con nuestras fortalezas y debilidades, miedos y habilidades, allí mismo”, concluye Scheurle.
Las salidas cuestan entre 900 y 1650 dólares según la cantidad de días y el itinerario elegido.
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