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ECONOMIA

Tarifas de luz: comienzan las audiencias y se esperan fuertes incrementos

Con los nuevos aumentos, se estima que la clase media podría enfrentar facturas de hasta $26.000. El Gobierno busca aplicar el nuevo cuadro tarifario en marzo y ahorrar USD 3.000 millones en subsidios.

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Tras definir ajustes en el gas y el boleto de transporte, el Gobierno comenzará este viernes la primera audiencia pública para ajustar las tarifas de energía eléctrica. Allí, se espera que las distribuidoras de electricidad Edenor y Edesur soliciten una recomposición y, según fuentes del sector, el pedido podría ser inferior al 200%.

Tal como ocurrió con el gas, el ente regulador del servicio eléctrico (ENRE) expondrá los costos del sistema y propondrá una reducción de subsidios a la generación. Semanas atrás, el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, ratificó en el Congreso que las tarifas de energía deben reflejar el “costo del suministro” y que el subsidio debe ser para “quien no pueda pagar la totalidad de dicho precio”. 

A su vez, las empresas de distribución presentarán una proyección de ingresos bajo el esquema actual y solicitarán un ajuste mensual y automático, siguiendo el camino de las distribuidoras de gas.

En informes elevados al ENRE, Edenor estimó que necesita $ 521.000 millones para cubrir su déficit y Edesur, $ 330.000 millones, sin contemplar la revisión integral de tarifas pendiente. 

La audiencia tiene como objetivo definir una “adecuación transitoria en la tarifa” de distribución en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde Edenor y Edesur son reguladas por el Estado nacional. De esta manera, el Gobierno busca avanzar en la “liberación de precios” para reducir los subsidios en energía y transporte en un 0,7% del PBI por año.

Si bien la segmentación de subsidios en la gestión de Alberto Fernández significó ajustes en las tarifas de luz de hasta el 500%, se estima que con la devaluación del peso y la inflación los aumentos podrían oscilar entre el 150% y el 400%. 

En ese marco, la consultora Economía y Energía, encabezada por Nicolás Arceo, estimó aumentos de entre 150 y 400% bajo el supuesto de que los usuarios de mayores ingresos (nivel 1) no tendrán subsidios sobre el costo de la energía, los de ingresos medios (nivel 3) pagarán el costo pleno de abastecimiento y los de bajos recursos (nivel 2), el 20% del costo de suministro.

Según esas proyecciones, la entidad proyecta que los hogares de mayores ingresos con una factura promedio de $ 10.467 en noviembre pasarían a pagar $ 26.300 en marzo (151%); los de bajos ingresos, de $ 3.970 a $ 11.211 (182%); y el sector medio, de $ 5.518 a $ 26.300 (377%), aunque por la quita de subsidios el salto podría llegar al 633% en algunas categorías.

La última revisión integral de tarifas fue en abril de 2017. Luego, en abril de 2019, la gestión de Mauricio Macri congeló los incrementos pautados y el Gobierno de Fernández declaró la emergencia, por lo que suspendió la revisión integral y autorizó subas transitorias. La última fue en junio del año pasado, ya que después de las elecciones primarias Sergio Massa congeló los ajustes.

La gestión de Javier Milei imprimió un nuevo giro al declarar con un DNU la emergencia en la energía eléctrica bajo jurisdicción federal hasta fines del 2024 y ordenar ajustes transitorios hasta finalizar la revisión integral. En ese marco, el ENRE, nuevamente intervenido desde el 1 de enero, convocó a la audiencia de este viernes con 63 participantes inscriptos.

La intención de las autoridades es aplicar el nuevo cuadro tarifario en marzo y reducir los subsidios para alcanzar el superávit primario del 2% del PBI acordado con el FMI. Ese rubro será el que sufrirá el mayor recorte (junto con la obra pública), ya que deberá reducirse desde el 2,1% en 2023 a 1,4% del PBI en 2024, un ajuste de más de US$ 3.000 millones.

ECONOMIA

Nicolás Maduro llega a las elecciones con inflación baja y productos en las góndolas

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Este domingo se celebrarán en Venezuela las elecciones más importantes en muchas décadas, pues según varios sondeos que tienen un cierto grado de credibilidad, las posibilidades de reelección de Nicolás Maduro pueden correr serios riesgos.

Sin embargo, para algunos analistas, puede jugar a su favor que en los últimos trimestres el escenario económico estuvo caracterizado por el freno de la espiral descendente de la actividad económica de los últimos años, al tiempo que se salió de la hiperinflación que la afectó durante un largo período y que por primera vez los supermercados vuelven a tener las góndolas bien abastecidas.

Elecciones en Venezuela: cómo llega la economía de Nicolás Maduro

Esta mejora en las condiciones económicas llevó a que Maduro afirmara en febrero que la economía venezolana creció 5% en 2023 y proyectó un aumento de al menos 8% para este año, lo cual fue puesto en duda por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, que en abril pronosticó un aumento de más de 4%.

No obstante ello, el país está muy lejos de recuperarse de los duros golpes que recibió en la última década, que incluso fueron reconocidos por el propio Banco central de Venezuela, que informó que entre 2012 y 2020 el producto interno bruto (PIB) del país se contrajo 71%, mientras que la inflación superó el 130.000%,

«Venezuela sufrió una caída que no tiene precedentes para un país latinoamericano o a nivel global que no tuvo una guerra», graficó Asdrúbal Oliveros, director de la consultora Ecoanalítica, en un reportaje de la CNN.

«A partir de 2022, la economía dio un respiro, manifestó algunas tasas positivas de crecimiento, en las que confluyeron varios factores, como por ejemplo que el Gobierno fue más pragmático en su relación con el sector privado, ya que permitió una dolarización informal y abrió las fronteras para ayudar al abastecimiento», explicó.

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Un dato relevante del hundimiento de la economía lo brinda la abrupta caída de la producción petrolera, que pasó de 2,4 millones diarios en 2013 a solo 716.000 en 2022, según registros de la OPEP, aunque en marzo de este año, el presidente de Petróleos de Venezuela (PDVSA), Pedro Tellechea sostuvo que la producción fue de 895.000 barriles diarios.

En lo que hace a la producción industrial, la situación sigue siendo muy complicada, aunque el nivel crítico de la industria ocurrió en 2021, cuando operaba al 21% de su capacidad. Ahora está al 42%, a partir de la recuperación de ciertos sectores como el agro y la farmacéutica, afirman desde la Central Industrial. Cabe recordar que cuando Maduro llegó al poder, el uso de la capacidad instalada estaba al 70%.

Según la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) «buena parte de la industria nacional está intervenida por el Gobierno y otras empresas cerraron porque la operación se volvió insostenible», ante el aumento de gastos y de la carga impositiva».

Peor aún que la caída de la capacidad industrial fue el éxodo de 7,7 millones de personas en la última década en busca de mejores oportunidades, de los cuales el 90% está en edad laboral, muchos de los cuales tenían formación universitaria.

En 2017, el 40% de los emigrados recientes tenía nivel universitario alcanzado, según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi, de la UCAB), aunque la cifra cayó a 22% en 2022.

«Perdimos lo que llaman bono poblacional. Quedamos con una mayoría en edad no productiva, tenemos gente muy menor o muy mayor. Además, se fue la gente que más consume», en torno a los 30 años, señaló Alarcón, de la UCAB.

Tras hiperinflación, los precios suben 6% en lo que va de 2024

En cuanto a la inflación, la economía venezolana nunca logró en los últimos 40 años bajar del 10% anual, pero la crisis más aguda fue la hiperinflación que atravesó el país entre 2017 y 2021, con oleadas de aumentos de precios de tres dígitos porcentuales por mes, lo que motivó dos reconversiones monetarias en las que se eliminaron cinco ceros del Bolívar en 2018 y seis ceros en 2021. Eran épocas en las que comerciantes preferían pesar los billetes antes que contarlos para ahorrar tiempo.

El aumento de precios menguó considerablemente en los últimos dos años, pese a que 2023 cerró en 190%, en parte por una dolarización de facto en el comercio minorista. En los primeros cuatro meses del 2024, la inflación acumulada es del 6,3% en el primer cuatrimestre, la más baja en los últimos 12 años para un período similar», según informó en mayo el BCV.

«No es una estabilización. La gente hace su presupuesto en dólares, todo lo calcula en base a dólares», expuso Alarcón. «Todavía se usa mucho efectivo en dólares en las transacciones en las que no se usa factura», afirmó.

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Menos inflación y productos en las góndolas: los aliados económicos de Maduro de cara las elecciones

La pobreza no cede y algunos productos vuelven a los supermercados

Por el lado de la disponibilidad de bienes en el comercio, a diferencia de la Venezuela de hace diez años, hoy pueden verse variedad de productos de higiene personal, carnes y vinos argentinos, todo tipo de dulces estadounidenses, y hasta galletitas y pastas de Italia, pero lo llamativo del caso es que los precios están en dólares cotizados al valor oficial en bolívares (un dólar a 36,6 bolívares) e indicados con la referencia de su valor con un «REF».

En lo que hace a los niveles de pobreza, de acuerdo con un estudio de Hum Venezuela, de una población estimada de 28,8 millones de personas en el país, el 94,4 % no cuenta con ingresos suficientes para adquirir los bienes y servicios de la canasta básica, lo cual los sitúa dentro del umbral de la pobreza. De igual forma, el 69,6 % de la población experimenta condiciones de pobreza multidimensional.

En este contexto, el «ingreso mínimo integral» se ubica desde mayo en unos 130 dólares, si se suman diversas asignaciones del gobierno, como el «bono contra la guerra económica» de u$s90 y el bono de alimdsentación de poco más de 40 dólaresd.

Según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), la Canasta Alimentaria Familiar para una familia tipo alcanza los u$s550, frente a ingresos mensuales promedio de 102,5 dólares, que apenas cubren el 12,8% de la canasta básica y los servicios esenciales.

Pensando en los tiempos por venir, de Ecoanalítica, consideran para el futuro debe tenerse en cuenta que «el ajuste económico más duro ya lo ha hecho Maduro», con una eliminación de subsidios y la caída de los salarios.

«Sin decretarlo, hay una privatización de los servicios. Si quieres educación o salud de calidad, vas al sector privado. El Estado como proveedor de servicios públicos ha colapsado», aseguran.

Es precisamente esta dolarización de facto, de la que el Gobierno se mantiene a un lado es la que ayudó a que la economía se estabilizara y empezara a crecer.

Ahora, más allá del resultado electoral, existe consenso en que el ganador de los comicios deberá arbritrar los medios necesarios para tratar de mantener bajo control la inflación, estabilizar el tipo de cambio, impulsar sacar la de por sí estancada producción petrolera y recuperar la confianza de los inversores locales y extranjeros.



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