La llegada de un recién nacido a la familia supone toda una serie de cambios en todos los espacios que vaya a frecuentar. En este sentido, es de vital importancia que el automóvil esté correctamente adaptado a través de una silla de coche de bebé.

Estos son los aspectos que deben de tener en cuenta para comprar la más adecuada:

1. Tipo de silla por tamaño y edad

Al nacer y durante los primeros meses de vida, el bebé necesitará una silla del Grupo “0”. Es decir, la silla para menores de un año que tengan un peso inferior a 10 kilos. Y a medida que vaya creciendo, deberás cambiarla por una más adecuada a su talla y su peso. Asimismo, hay algunas del grupo “0” que llevan el símbolo +, lo que significa que pueden usarse hasta los 13 kilos en lugar de hasta los 9. Estos modelos son útiles para bebés que tienen un tamaño grande.

Por otro lado, el recién nacido se caracteriza por tener los huesos de la cabeza muy frágiles durante los primeros meses. Por lo tanto, es conveniente que la silla incorpore reductores de cabeza que se podrán retirar a medida que se haga mayor y crezca.

2. Instalación y anclaje de la silla

Informate bien del sistema de instalación y montaje. En primer lugar, antes de colocar al niño en el coche, es recomendable que compruebes que la silla quedó bien anclada al asiento.

Respecto a los sistemas de anclaje al vehículo, el más conocido y seguro a día de hoy es el Isofix, es menos económico que el del cinturón de seguridad del coche, consigue que la silla pese más y, por lo tanto, aporta mayor seguridad al bebé. Debés comprobar primero que tu auto sea compatible con este tipo de anclaje que se encuentra en los asientos traseros. Para la instalación se recomienda seguir cada uno de los pasos que se detalla en el manual de instrucciones del producto.

3. Posición de la silla

Además de viajar en el asiento de atrás, la silla debe colocarse en sentido contrario a la marcha y los menores de 15 meses y de hasta 13 kg deben ir mirando hacia atrás, hasta el peso o altura máxima que tolere el sistema de retención infantil. Pasada esta etapa, pueden ir sentados en la silla mirando hacia adelante.

Cuando un niño viaja a favor de la marcha puede verse impulsado hacia delante en una colisión frontal. Esto genera una tensión sobre la frágil zona de la cabeza y el cuello, que puede provocar lesiones graves.

Si viaja a contramarcha, la silla reparte las fuerzas por toda la espalda, protegiendo la zona delicada de la cabeza y el cuello. Considerando que el 70 % de los accidentes son colisiones frontales, lo más seguro es que viajen a contramarcha hasta que sus músculos y huesos se hayan desarrollado debidamente.

Fuente: Cuidado infantil