Reino Unido siempre pide algo a cambio. Mas allá de que les guste quien gobierne en Argentina, el cumplimiento del derecho internacional humanitario depende siempre para ellos de las concesiones se hagan al gobierno ilegal y colonial de las islas Malvinas.

El cementerio Argentino (Darwín) es hoy el único en el mundo existente en un territorio administrado por un país que ocupa el mismo ilegalmente.

Hace unos días se supo que habrá un viaje en diciembre, justo después de anunciar el nuevo comunicado conjunto Diana Mondino – David Lammy. También luego de que un comunicado oficial del ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto nombrara Malvinas Falklands a nuestras islas, sin que hasta aquí nadie se haya hecho cargo. El ministro de Defensa, Luis Petri, se refirió al hecho como la acción de un infiltrado. Nunca se aclaró, aunque pudimos saber que el militar que esta a cargo de la secretaría de Veteranos del ministerio fue quien pagó los platos rotos, fue a él a quien sumariaron y amordazaron. Siempre fue Cancillería, aunque el militar en cuestión aguantó estoicamente el ataque, conservó su cargo y sacrificó un empleado que no tenía nada que ver. Así defiende este gobierno los derechos soberanos argentinos y así hacen silencio algunos veteranos sobre la política exterior tibia o inexistente de esta gestión.

Respecto del nuevo viaje a Darwin, por un día, solo para visitar el cementerio, se habla de que serán entre ciento noventa y trecientos familiares, seguramente en algún avión de la empresa Corporación América, presidida por Eduardo Eurnekián.

Los únicos encargados de la gestión serán los miembros de la comisión de Familiares de Caídos en Malvinas, de la que fue presidente hasta hace diez meses la diputada de La Libertad Avanza, María Fernanda Araujo, que procede de las filas de Juan José Gómez Centurión, el máximo negador del plan sistemático de desaparición de personas y robo de bebés durante la ultima dictadura.

La gente que participó del plan Proyecto Humanitario I y II, como explica el licenciado Mariano Flores del ministerio de Justicia, no ha sido participada de las coordinaciones de este viaje, así como tampoco el Equipo Argentino de Antropológia Forense.

Recordemos que la ahora diputada siempre fue contraria al proceso de identificación de los soldados caídos, hasta que su propio hermano fue identificado, momento en que se convirtió en una especie de estandarte de la identidad.

A pesar de estar denunciada penalmente por adulterar nombres de tumbas en 2004 cuando se realizó la puesta en valor del cementerio (obra financiada por Eurnekián por más de un millón de dólares). Estas adulteraciones generaron una denuncia penal, que si bien no prosperó aún, obligo al gobierno de Mauricio Macri a incluir en el primer plan Proyecto Humanitario a tres soldados de la Fuerza Aérea Argentina, que no habían sido considerados por tener sus nombres en tumbas donde no estaban sus cuerpos. También generó el plan Proyecto Humanitario II que tuvo como saldo la identificación del Grupo Alacrán de Gendarmería Nacional en una tumba múltiple, donde habían puesto (desde la comisión presidida por Araujo) otros nombres. Los familiares de estos gendarmes viajaron a Malvinas de manera privada con todos los gastos pagos por el estado argentino en la gestión del secretario de Malvinas y Atlántico Sur de Cancillería, Guillermo Carmona, ya que el Reino Unido, una vez más, por diferencias ideológicas con el gobierno, violo el derecho internacional humanitario y no permitió el viaje de estos familiares, en un vuelo humanitario.

Hoy queda una tumba múltiple más, también adulterada en 2004 por la comisión, sobre la que Diana Mondino, antes de ser expulsada del gobierno de Javier Milei, anunció se comenzaría el plan Proyecto Humanitario III.

Araujo se mueve en aguas que le son cómodas, no acepta opiniones contrarias a su accionar en cuanto a los caídos, y la comisión siempre funciono como un club de amigos, donde tienen beneficios solo los que piensan como ella.

En ámbitos donde se estudia sobre la guerra de Malvinas, los viajes humanitarios, sin intervención del comité Internacional de la Cruz Roja, son conocidos coloquialmente como “Araujo Tours”.

Fue en el ultimo viaje de estas características, que la entonces presidente de la comisión, la hoy diputada por La Libertad Avanza, aceptó de buen grado desplegar la bandera argentina, pero según instrucciones de los isleños, no flameando, sino a los pies de los presentes en el cementerio. Hecho de un costo simbólico insuperable, en el que pocos repararon.

Desde los 90 y con intermitencias, según los gobiernos argentinos que reclamaron o no ante organismos internacionales por la soberanía argentina, se realizaron viajes humanitarios. A pesar de ello, hay familias del interior profundo de nuestro país, que nunca viajaron, nunca fueron citadas por la comisión de Araujo, el listado de esa gente está en Cancillería y debieron ser los primeros en ser citados ahora, cosa que no está ocurriendo.

Al no intervenir el comité internacional de la Cruz Roja, como debería ocurrir, queda al gusto de esta comisión a quién se invita y a quién no. Recordemos también que en el primer viaje luego de la identificación de los primeros noventa soldados (diciembre de 2018) la ahora diputada de La Libertad Avanza viajó con amigos y entenados, dejando fuera a otros familiares. Hecho denunciado y por el que tampoco (como el caso de las tumbas adulteradas) nunca dio explicaciones.

Estos viajes deben ser inclusivos, controlados por alguien mas que no sea la señora Araujo. Los muertos son la memoria de la guerra y, como tales, deben ser excluidos de competencias políticas y personales. Sus familiares son sus deudos y ninguno debe ser excluido.

Malvinas nos une, a todos los argentinos, aunque hoy algunos hagan un silencio estruendoso.

(*) Alicia Panero es docente, investigadora, escritora.

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