SOCIEDAD
El adiós al bodegón que se hizo famoso por sus milanesas, por rechazar a U2 y cautivar a Viggo Mortensen
El bodegón âEl Renacienteâ, ubicado en la esquina de Medrano y Gorriti, fue un verdadero emblema de la tradición porteña en el corazón de Buenos Aires. Con más de medio siglo de historia, este lugar fue testigo de innumerables encuentros entre amigos, familias y anécdotas
Entrar en âEl Renacienteâ, significaba entrar en una máquina del tiempo y viajar a la mitad del siglo 20. Aún en su decadencia, el ambiente era auténtico y acogedor, con las paredes llenas de fotos en blanco y negro funcionando como un relato histórico del barrio y de esa esquina. En la atmósfera siempre se respiró una suave nostalgia, con sus eternas mesas de madera gastada y sillas de hierro forjado que no pedÃan a nadie apurarse a irse rápidamente después de comer.
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Una de las anécdotas más famosas de âEl Renacienteâ es la historia del âdesafÃo de la milanesaâ. Se cuenta que hace años, un grupo de amigos desafió al cocinero a preparar la mejor milanesa de la ciudad. El resultado fue una competencia amistosa que atrajo a clientes de todo el barrio y más allá, convirtiéndose en una tradición anual.
La esquina donde está el bar muy probablemente termine como edificio. (Foto: cucinare.tv)
De U2 a Viggo Mortensen, un bar lleno de anécdotas
Alguna vez, el periodista gastronómico Rodo Reich contó que sobre el lugar corrÃa un mito que aseguraba que la banda U2 quiso cerrar el lugar, pero las dueñas del lugar no aceptaron porque no podÃan dejar sin comida a sus clientesâ.
El que si aceptó las condiciones del lugar y se sentó varias veces en sus mesas fue el actor cuervo y hollywoodense Viggo Mortensen, quien llegó orientado por un habitué que es su amigo y escritor Fabián Casas.
Las dueñas son dos hermanas que se hicieron cargo del bodegón que fundó su padre, el gallego José, en la década del â60. Mabel e Irene cosecharon una simpática fama de cabronas que los clientes recuerdan con cariño: âVoy a extrañar tu maltratoâ, fue la tierna despedida del creador de contenido y streamer Tomás QuintÃn Palma quien dio la noticia.
En cuanto a la oferta gastronómica, âEl Renacienteâ fue famoso por sus platos caseros y abundantes, que eran un fiel reflejo de la esencia bodegonera porteña. Entre los platos más destacados se encuentran las milanesas a la napolitana, los ravioles caseros con tuco, los ñoquis de la abuela con salsa bolognesa y, por supuesto, las emblemáticas empanadas criollas.
La cocina de El Renaciente eran platos clásicos y abundantes. (Foto: Cucinare.tv / @bardeviejes)
La cuenta de Instagram que recopila y pone en valor los bares antiguos de Buenos Aires, Bar de Viejes, cuenta en un posteo: âEl renacienteâ nace en 1966 con JoseÌ Insua, de La CorunÌa, Galicia. JoseÌ vino a la Argentina en 1945, estuvo antes en el bar con un socio, despueÌs se fue a EspanÌa y luego regresoÌ. Desde el 66 hasta el 80, el bar se llamoÌ âEl Boleroâ. En los 80s, tuvieron una inspeccioÌn y lo remodelaron porque era AlmaceÌn Bar y despueÌs pasoÌ a ser Restaurant Bar y Casa de lunch. AhiÌ se cambioÌ el nombre a âEl renacienteâ porque renacioÌ con otra identidad y, ademaÌs, fue una eÌpoca de esplendor del barrio y del bar.
En resumen, âEl Renacienteâ fue mucho más que un simple bodegón: es un pedacito de historia porteña donde la buena comida y la hospitalidad se combinaban para crear momentos inolvidables. Sin duda, una pérdida para quienes aún conocer el alma de Buenos Aires a través de su cocina tradicional. Lo más probable es que en esa esquina de Medrano y Gorriti crezca otro edificio sin gracia de los que van ganando terreno en la ciudad.
SOCIEDAD
El discurso de Milei en Brasil, a la luz de un estudio clásico sobre el populismo económico latinoamericano
La secuencia que describió en su alocución el mandatario argentino tiene similitudes con las “fases” que describieron hace más de 30 años dos prestigiosos economistas. Pero también hay diferencias, desde la política cambiaria hasta las motivaciones políticas
Así como en lo político el discurso del presidente Javier Milei ante la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en Brasil, se inmiscuyó en la política brasileña calificando de “persecución judicial” las causas contra el exmandatario Jair Bolsonaro, pero se cuidó de cargar directamente contra el actual, Lula da Silva, al que en otra oportunidad había calificado de “corrupto”, en lo económico siguió la línea de un muy citado paper de principios de los 90s de dos académicos muy conocidos en América Latina, el difunto economista (alemán de nacimiento y norteamericano), Rudiger Dornbusch, y el chileno Sebastián Edwards.
Milei definió los “programas socialistas” de América Latina como una “receta para el desastre”. Según enumeró, parten de una situación de bonanza, con economías ordenadas y un contexto internacional favorable, pero se enamoran de la supuesta bonanza y emprenden un derrotero hacia el desastre: aumento del empleo público y de los subsidios y el gasto y luego de los impuestos para intentar cubrir el consiguiente déficit, con lo que espantan la inversión. A posteriori, siguió Milei, se “consumen los stocks”, se endeudan y cuando agotan el crédito recurren a la emisión monetaria. Mientras, inventan “regulación sobre regulación”, creando negocios para “la casta prebendaria”. Lo que nunca resuelven, dijo Milei, es el “círculo vicioso” de exceso de gasto público, déficit fiscal y emisión.
Colección de culpables
“El costo lo paga la gente que los socialistas dicen proteger, pero quieren esclavizan para permanecer en el poder”, acusó Milei. En eso consisten, afirmó, el “Socialismo del siglo XXI”, el “Foro de San Pablo” y el “Grupo de Puebla”, y para subrayarlo afirmó que en los últimos 70 años en la Argentina la Base Monetaria argentina se multiplicó “25.000 trillones de veces”, cifra a todas luces exagerada, incluso si se interpreta la palabra “trillones” como derivada del trillion inglés, que en español es “billón” (millón de millones).
Más allá de eso, la secuencia descripta por el mandatario argentino sigue las líneas del paper “Macroeconomía del Populismo”, de Dornbusch y Edwards, de principios de los 90s. Notablemente, una de las notas a pie de página de ese ensayo remite a un trabajo de Federico Sturzenegger, alumno de Dornbusch en el prestigioso “Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).
Dornbusch y Edwards describen las experiencias populistas en América Latina afirmando: “una y otra vez, en un país como en otro, los gobernantes han aplicado programas económicos que recurren en gran medida al uso de políticas fiscales y crediticias expansivas y a la sobrevaluación de la moneda para acelerar el crecimiento y redistribuir el ingreso y a la sobrevaluación de la moneda para acelerar el crecimiento y redistribuir el ingreso”. Paradójicamente, una cada vez más extendida crítica de los economistas argentinos a la actual política económica es, precisamente, que está recurriendo a la “sobrevaluación de la moneda”.
Más allá de esa curiosidad, lo cierto es que el paper refiere que después de un breve período de crecimiento “surgen cuellos de botella que provocan presiones macroeconómicas insostenibles y que finalmente conducen al derrumbe de los salarios reales y a graves dificultades de la balanza de pagos”. El resultado final, resumen, es “una inflación galopante, la crisis y el colapso del sistema económico” tras lo cual “no queda más opción que instituir un programa de estabilización drásticamente restrictivo y costoso, por lo regular con el auxilio del FMI. El carácter autodestructivo del populismo es evidente en la gran declinación del ingreso per capita y los salarios reales en los últimos días de estas experiencias”.
Condiciones iniciales y fases del populismo
Al igual que el discurso de Milei, el trabajo de Dornbusch y Edwards, describe “condiciones iniciales” y “fases del populismo”. Pero no describe el punto de partida como “bonanza” sino más bien como una situación de insatisfacción popular con los resultados de la economía: “crecimiento moderado, estancamiento o depresión franca, debido a esfuerzos de estabilización anteriores”, un marco político propicio al modelo populista, cuya secuencia, ya en el poder, recorre 4 “fases”.
- Mediante políticas “expansivas” de gasto y subsidios elevan la producción, los salarios reales y el empleo, mostrando un aparente éxito. “Los controles aseguran que la inflación no sea un problema, y las importaciones alivian la escasez. La disminución de los inventarios y la disponibilidad de importaciones (financiadas mediante desacumulación de reservas o la suspensión de los pagos externos) absorben la expansión de la demanda con escaso efecto en la inflación.
- Aparecen cuellos de botella en la economía debido a una fuerte expansión de la demanda de bienes nacionales y a una creciente falta de divisas. Mientras que la reducción de los inventarios fue un aspecto esencial de la primera fase, los bajos niveles de los inventarios y su reposición constituyen ahora una fuente de problemas. Se hacen necesarias las correcciones de los precios y la devaluación, el control de cambios o el proteccionismo. La inflación aumenta de manera significativa, pero los salarios se mantienen. El déficit presupuestario empeora enormemente como resultado de los subsidios generalizados a los bienes de consumo básico y las divisas.
- La escasez generalizada, la aceleración de la inflación y la insuficiencia de divisas llevan a la futa de capitales y la desmonetización de la economía. El déficit fiscal aumenta fuertemente debido a la caída de la recaudación y el costo de los subsidios. El gobierno intenta estabilizar reduciendo los subsidios y devaluando: los salarios reales caen drásticamente y la política se torna inestable. “El gobierno se encuentra en situación desesperada”.
- Un nuevo gobierno intenta una estabilización ortodoxa, usualmente con un programa del FMI.
“Cuando todo haya terminado, el salario real habrá bajado hasta un nivel significativamente menor que el prevaleciente cuando se inició todo el episodio. Además, esa declinación será muy persistente, porque la política y la economía del experimento habrán deprimido la inversión y promovido la fuga de capital. Lo extremo de las declinaciones de los salarios reales se debe a un hecho sencillo: el capital es móvil a través de las fronteras, pero la mano de obra no lo es. El capital puede huir de las malas políticas, pero los trabajadores están atrapados. El desmantelamiento final es acompañado a menudo por grandes cambios políticos, incluido el derrocamiento violento del gobierno”, escribieron hace más de 30 años los autores del trabajo.
A diferencia de Milei, Dornbusch y Edwards no atribuyeron el populismo a una maldad intrínseca de los gobernantes ni los (des)calificaban de “socialistas”. Por el contrario, escribieron, “no tenemos duda acerca de la sinceridad de los gobernantes que emprendieron estos programas y compartimos su preocupación por la distribución del ingreso y el alivio de la pobreza. Sin embargo, es precisamente la sinceridad de estos gobernantes lo que hace urgente la necesidad de discernir exactamente cómo y por qué fallaron los programas”.
Una nota final, esperanzadora, refería la entonces naciente experiencia de la “concertación” chilena, que había llegado al poder en Chile, tras 15 años de dictadura pinochetista.
Así decía: “un interrogante es si los países tienen una memoria económica y política que les permita aprender de sus propios errores. Los recientes acontecimientos de Chile, donde el nuevo gobierno democrático que llegó al poder en marzo de 1990 afrontaba presiones urgentes e inmediatas para mejorar las condiciones sociales de los pobres, arrojan nueva luz acerca de este tema. Los informes del equipo económico del nuevo gobierno chileno y el programa económico de la coalición gobernantes —que incluye a muchos de los partidos de la Unidad Popular de Allende—, sugieren que en ese país se han absorbido algunas de las lecciones más importantes en lo referente a la elaboración de la política económica. En efecto, las nuevas autoridades han destacado reiteradamente la necesidad de mantener el equilibrio fiscal y de perseguir metas de redistribución mediante políticas microeconómicas específicas”.
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