Con la convicción de que una educación “de primer nivel, gratuita y en función del mérito” es cara, “necesita una inversión constante y es un desafío para todos los presupuestos”, graduados del Colegio Nacional Buenos Aires pusieron manos a la obra y armaron un fondo para recibir donaciones de personalidades, organizaciones o empresas para destinarlas a distintos proyectos impulsados por la Cooperadora de la escuela.

Se trata del “Fondo Horizontes”, impulsado por la Oficina de Graduados del colegio, que nació hace tres años y desde el año pasado recibe dinero por parte de graduados y otros interesados en sostener la educación que brinda este colegio secundario de la UBA. Ya juntaron más de 50 millones de pesos.

Entre los principales aportantes están los graduados Lucas Sigman, biólogo y CEO de Insud Pharma, y Matías Lammnes, exministro de Turismo y Deportes y actual legislador porteño, quienes pusieron 15 millones de pesos cada uno.

Ese dinero fue destinado a la remodelación del Salón de Usos Múltiples (SUM) del colegio, donde se hacen actividades de extensión y será equipado con nueva tecnología.

También aportó Eduardo Elsztain, a través de la Fundación IRSA, quien invirtió en el programa de mecenazgo del gobierno porteño. En este caso, el fondo es para restaurar el órgano del colegio.

En total, hoy son unas cien personas las que entregan dinero, la mayoría bajo la forma de una “membresía”, de unos 20.000 pesos mensuales.

Diego García, director de la Oficina de Graduados, contó a Clarín que el proyecto Horizonte arrancó hace tres años y que, durante ocho meses, estuvieron trabajando con la Cooperadora del colegio, para ver cómo se podía implementar de una manera profesional y acorde a los valores de la escuela.

El acuerdo al que llegaron es que los graduados reunirán los fondos y, luego, junto a la Cooperadora, determinarán en qué proyectos se invierte. Los principales objetivos, en principio, son equipar con tecnología los talleres, mejorar la infraestructura que es histórica, así como invertir en capacitación y bienestar de los profesores.

García cuenta que estuvieron estudiando experiencias de distintas universidades del mundo -como Harvard, Columbia, Princeton, Yale, entre otras- donde los graduados hacen “un trabajo muy profesional” en la búsqueda de fondos para sostener el nivel académico de esas instituciones. Como los típicos “Alumni” de las universidades estadounidenses.

Y que tienen un plan a 10 años, para ir desarrollando esta iniciativa e incorporando, incluso, a “grandes donantes”, que no necesariamente tienen que ser ex estudiantes del colegio. “La educación de calidad, gratuita y basada en el mérito es cara. Cada vez se necesita más tecnología, hacer viajes o mantener el edificio”, dice García.

“Cada día queremos hacer algo mejor. Con procesos, evaluando, aprendiendo de otras experiencias, estudiando, siempre queremos mejorar. Somos exigentes con nosotros mismos. Queremos que el Fondo Horizontes también sea un aporte de buenas prácticas, experiencias, estándares de trabajo”, afirma.

Matías Lammens le contó a Clarín una idea que tiene para el fondo Horizontes. Consiste en pagarles un plus salarial a los profesores, para suplir la pérdida de poder adquisitivo a raíz del recorte presupuestario y porque muchos de los docentes buenos se están yendo.

El extra al salario sería mediante un premio por presentismo o pagando capacitaciones extras y arrancaría el ciclo lectivo que viene. Esta idea aún no tiene consenso en el resto de los graduados.

“Soy lo que soy gracias a la educación pública, gratuita y de calidad. El Nacional Buenos Aires es el mayor símbolo de esa escuela que iguala oportunidades y que al mismo tiempo premia el mérito y el esfuerzo. Este aporte es devolver una pequeña parte de lo mucho que me dio el Colegio en mi desarrollo personal. Ojalá muchos exalumnos se sumen a esta iniciativa”, le dijo Lammens a Clarín.

Con respecto al Fondo Horizonte, las autoridades de la escuela le dijeron a Clarín que “el colegio apoya toda ayuda de obras que sean para restauración del edificio, porque es un monumento histórico”.

En efecto, fundado en 1863, y como parte integral de la Manzana de las Luces y el Casco Histórico de la Ciudad, el colegio es un Monumento Histórico Nacional. Reúne un invaluable patrimonio cultural que abarca desde su arquitectura hasta sus colecciones documentales y científicas, y el paso del tiempo obliga a hacer obras que lo adapten al desafío del siglo XXI.

Desde la Oficina de Graduados dicen que tienen, entre los planes, armar el año que viene una gran cena para juntar más aportes. Lammens dice que la idea sería hacerlo en La Rural.

“Nuestro objetivo para el año que viene es profesionalizar esto. El desafío de la educación pública en general es muy grande. Queremos involucrar a más gente con una política de recaudación de fondos sólida y creíble y con un managment profesional”, dice García, quien afirma que la iniciativa es pionera en la educación pública argentina y que está totalmente desconectada de la “grieta” política. “Acá no hay nada político, hacemos todo por el colegio”, afirmó.