SOCIEDAD
El laboratorio 23andMe se declara en quiebra: ¿qué pasará con los datos genéticos de sus 15 millones de clientes?
La aventura de la startup biotecnológica que fascinó a Silicon Valley llega a su fin. 23andMe se hizo mundialmente conocida en 2007, cuando se convirtió en la primera empresa en vender kits de análisis genéticos. Fundada por Anne Wojcicki, entonces mujer de Serguéi Brin, cofundador de Google, 23andMe abanderó la democratización de los análisis genéticos. Pero el negocio no le ha ido bien. Su salida a Bolsa en 2021 fue un fracaso: se la valoró en unos 3.500 millones de dólares, la mitad de lo que aspiraba a obtener, y su incapacidad para obtener ingresos le hizo perder el año pasado en torno al 80% de su valor bursátil. La agonía ha concluido esta semana, iniciada con una valoración de menos de 20 millones: la empresa se ha declarado en quiebra y Wojcicki ha dimitido.
Quien se la compre se llevará un botín extremadamente delicado: los datos genéticos de los 15 millones de clientes de 23andMe. En septiembre del año pasado, en plena caída en picado del precio de sus acciones, Wojcicki anunció que escucharía ofertas de posibles compradores, extremo que negaron un mes más tarde a EL PAÍS fuentes de la compañía. La prensa especuló con que decían que entre los interesados en hacerse con el laboratorio estaría una importante aseguradora de EE UU, que podría usar los datos genéticos, por ejemplo, para saber si sus clientes son o no propensos a contraer ciertos tipos de cáncer u otras enfermedades rastreables en el ADN y subirles así la póliza.
¿Qué pasará con los datos genéticos de los clientes españoles de 23andMe? En una carta abierta a sus clientes, la compañía asegura que los datos están a salvo, y que seguirán custodiados con las máximas garantías. Más allá de esa declaración de intenciones, con la ley en la mano, los usuarios no deberían tener nada que temer. El Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) no solo afecta a las empresas europeas, sino también a las extranjeras que operen con datos de ciudadanos de la UE. Los clientes europeos de la biotecnológica pueden solicitar la supresión de sus datos.
Los datos genéticos entran dentro de una categoría especial de datos personales, recogidos en el artículo 9 del RGPD. Su tratamiento está prohibido, salvo contadas excepciones, y se debe contar siempre con consentimiento expreso del afectado. Esas precauciones se deben a que no hay ningún dato biométrico más inmutable que el ADN: es una especie de matrícula personal e intransferible de cada ser humano que permite reconocerle inequívocamente, a él y a su familia. Una persona se puede borrar las huellas dactilares, alterar el rostro para intentar burlar los métodos de reconocimiento facial o incluso arrancar los ojos para evitar que se le lea el iris. El genoma, en cambio, nos acompaña desde antes de nacer (está ya presente en el feto) hasta la muerte.
The 23andMe Special Committee released news today indicating their plan to take the company through the Chapter 11 process. While I am disappointed that we have come to this conclusion and my bid was rejected, I am supportive of the company and I intend to be a bidder. I have…
— Anne Wojcicki (@annewoj23) March 24, 2025
La posibilidad de que los datos genéticos que atesora 23andMe cayeran en otras manos propiciaron el año pasado la apertura de un expediente por parte de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD). Según fuentes de la Agencia, el expediente sigue en trámite a día de hoy. La AEPD ya inició un proceso similar en 2021 con la firma israelí MyHeritage, una plataforma que ofrece análisis genéticos para construir árboles genealógicos. En ese caso, el procedimiento se abrió a partir de una reclamación de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) por tratamiento inadecuado y cesión a terceros de los datos genéticos de los usuarios. MyHeritage fue multada y forzada a cambiar sus procesos en España.
Una idea poco rentable
23andMe, que recibe su nombre de los 23 pares de cromosomas que tienen las células humanas, fue pionera en el lanzamiento al mercado de kits de análisis genéticos. En el informe que ofrecen a sus clientes, aportan información sobre los ancestros o sobre la predisposición del usuario a contraer determinadas enfermedades. Su método de toma de muestras de saliva para capturar ADN, hoy de referencia en el sector, fue considerado el invento del año en 2008 por la revista Time. Los tests, disponibles a partir de unos 55 euros, los envían a casa: hay que escupir en un tubo, dárselo de vuelta a un mensajero y a las pocas semanas ofrecen los resultados.
Pero el negocio no ha funcionado tan bien como se esperaba. Su salida a Bolsa en 2021 fue desastrosa. Los ingresos no cumplieron expectativas, y los analistas apuntaban ya en 2024 que, a ese ritmo, acabarían con sus reservas de caja en 2025. La búsqueda de nuevos clientes llevó a 23andMe a meterse en el negocio de los productos para adelgazar. En concreto, estaban tratando de encontrar variaciones genéticas que puedan servir a sus usuarios para perder peso.
La situación se complicó en septiembre pasado con la dimisión en bloque toda la junta directiva, a excepción Wojcicki, al no encontrar ofertas de compra que puedan rescatar la empresa. La nueva junta siguió adelante y, en marzo, un comité especial evaluó qué posibles estrategias podía seguir la compañía. Wojcicki presentó varias propuestas para hacer que la empresa dejara de cotizar, pero todas fueron rechazadas. La última de ellas, que obtuvo luz roja a principios de mes, contemplaba que la millonaria se hacía con la compañía pagando 41 céntimos por acción. Eso hizo que los títulos de 23andMe acabaran la jornada a 1,47 dólares, un 99% menos que su pico de 2021.
“Si bien estoy decepcionada porque hayamos llegado a esta conclusión y mi oferta haya sido rechazada, apoyo a la empresa y tengo la intención de seguir siendo una posible compradora”, dijo ayer Wojcicki en la red social X. “Hemos tenido muchos éxitos, pero también asumo la responsabilidad por la situación que tenemos hoy. No hay duda de que los desafíos a los que se ha enfrentado 23andMe debido a un modelo de negocio en evolución han sido reales, pero mi confianza en la empresa y su futuro es inquebrantable”, añadió.
23andMe llegó a un acuerdo en 2018 con la británica GlaxoSmithKline, una de las mayores farmacéuticas del mundo, por más de 300 millones de dólares para el “desarrollo de nuevos medicamentos”. Solo se usaron los datos de los usuarios que lo consintieron.
En diciembre de 2023, 23andMe fue hackeada, dejando al descubierto la información genética de siete millones de usuarios. La respuesta oficial fue echarle la culpa a los usuarios: les recomendó usuarios que cambiaran su contraseña y estableció un método de doble autenticación para entrar en sus cuentas.
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SOCIEDAD
“Hipnocracia” o el régimen de la sociedad adormecida con dos sumos “sacerdotes”: Trump y Musk
Multitud de investigaciones lo vienen advirtiendo: los memes no son inocuos; para los extremismos, es el lenguaje más eficaz de difusión de sus ideas. Las redes son herramientas de polarización e injerencia sofisticadas. Los bulos creados con inteligencia artificial (IA) generan una realidad falsa indistinguible y amenazan la democracia. La propia IA nace con sesgos que no son inocentes. Detrás de todo este arsenal hay una estrategia que el filósofo hongkonés Jianwei Xun define como “hipnocracia”, un concepto que Cecilia Danesi, investigadora en el Instituto de Estudios Europeos y Derechos Humanos (Universidad Pontificia de Salamanca), resume como “dictadura digital que permite modular directamente estados de conciencia” mediante la “manipulación a través de las historias que consumimos, compartimos y creemos”. La finalidad es la eliminación de una ciudadanía crítica e informada y precisa de la supresión de cualquier salvaguarda.
Jianwei Xun, autor de Hipnocracia: Trump, Musk y la nueva arquitectura de la realidad (aún no editado en español), afirma que este régimen es “el primero que opera directamente en la conciencia”: “No reprime el pensamiento, sino que induce y manipula los estados emocionales”. El objetivo es “adormecer el pensamiento crítico” utilizando la información como “humo hipnótico” a partir de “abrumar los sentidos con estímulos constantes” y conseguir que “realidad y simulación se vuelvan sinónimos”.
Para Danesi, integrante del reciente encuentro AI Action Summit celebrado en Cannes (Francia) que abordó la situación, esta fragmentación “erosiona y cambia radicalmente la manera en que los ciudadanos perciben la realidad y toman decisiones políticas, una situación que exige un análisis profundo y una regulación eficaz”. “La primera perjudicada es, sin duda, la democracia”, alerta.
El poder evoluciona más allá de la fuerza física y la persuasión lógica. Se ha vuelto gaseoso, invisible, capaz de infiltrarse en todos los aspectos de nuestras vidas
Jianwei Xun, filósofo
En estas condiciones, según escribe el pensador hongkonés, “el poder evoluciona más allá de la fuerza física y la persuasión lógica”. “Se ha vuelto gaseoso, invisible, capaz de infiltrarse en todos los aspectos de nuestras vidas (…) Estamos en un estado permanente de hipnosis donde la conciencia permanece atrapada, pero nunca completamente tranquila”, sostiene.
Como ha recordado en el foro francés Gianluca Misuraca, director científico de la iniciativa europea AI4Gov, los sumos “sacerdotes” de este nuevo régimen son el presidente de EE UU, Donald Trump, y su mano derecha, el multimillonario Elon Musk. Ambos lideran lo que Jianwei Xun identifica como “capitalismo digital”, donde “los algoritmos no son herramientas de cálculo y pronóstico, sino tecnología hipnótica de masas”. Según abunda Danesi, codirectora del máster en gobernanza ética de la IA en la UPSA, “la hipnocracia permite una injerencia más profunda y silenciosa, manipula nuestro pensamiento sin que nos demos cuenta, lo cual es más peligroso todavía porque es más difícil de advertir”.
Y para que la capacidad hipnótica de este exacerbado liberalismo digital funcione hay una premisa fundamental: la ausencia de regulación. Empresas de redes sociales, como X, propiedad de Musk, o Meta, de Mark Zuckerberg, han eliminado la moderación de contenidos. Otras plataformas de IA han comenzado a eliminar restricciones a respuestas sobre cuestiones potencialmente dañinas.
El Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST, por sus siglas en inglés) ha requerido a los científicos del Instituto de Seguridad de Inteligencia Artificial de EE UU (AISI, por sus siglas en inglés), creado por Joe Biden en 2023 para anticipar los problemas que pueda generar la IA, a que eludan el desarrollo de herramientas “para autenticar y rastrear la procedencia de los contenidos” o “etiquetar” el elaborado con los nuevos modelos de lenguaje. Trump rechaza la moderación de contenidos y reclama su supresión en aras de una supuesta libertad de expresión. Una orden ejecutiva emitida por el presidente estadounidense en enero justifica la medida: “Para mantener el liderazgo, debemos desarrollar sistemas de IA que estén libres de sesgos ideológicos o agendas sociales diseñadas”.
“Es una falacia”, replica Danesi: “Esta idea de a mayor regulación menor desarrollo o progreso es una idea falsa porque los sectores más regulados, como el farmacéutico o los bancos, son los que más ganancias tienen. El problema es cuando la regulación está mal hecha y eso sí implica una obstrucción a la innovación. La clave está en cómo regular para garantizar valores supremos como los derechos humanos o fundamentales”.
La proliferación de imágenes generadas por IA que fundamentan noticias falsas (deep fakes), la fácil viralización del contenido, independientemente de su veracidad, y las narrativas manipuladas han convertido la desinformación en una de las amenazas más graves para los sistemas democráticos
Cecilia Danesi, investigadora en el Instituto de Estudios Europeos y Derechos Humanos
Esta ausencia de control y moderación genera, según explica la investigadora, “la proliferación de imágenes generadas por IA que fundamentan noticias falsas (deep fakes), la fácil viralización del contenido, independientemente de su veracidad, y las narrativas manipuladas”. “Han convertido la desinformación en una de las amenazas más graves para los sistemas democráticos”, advierte.
Ante esta situación, y en contradicción con el liberalismo sin límites en la red defendido por Trump y plataformas tecnológicas masivas, la mayoría de los usuarios de herramientas digitales piden restricciones al contenido dañino internet, como las amenazas físicas, la difamación, la intolerancia y el odio, según una encuesta a gran escala realizada por la Universidad Técnica de Múnich (TUM) y la Universidad de Oxford en 10 países de Europa, América, África y Australia, donde se ha prohibido el acceso a redes sociales a los menores de 16 años.
De media, el 79% de los encuestados cree que las incitaciones a la violencia en internet deben eliminarse. Los más favorables (86%) son alemanes, brasileños y eslovacos mientras que, en EE UU, el apoyo a estas restricciones baja al 63%.
Solo el 14% de todos los encuestados cree que las amenazas deben mostrarse para que los usuarios puedan responder a ellas y el 17% defiende que debe permitirse el contenido ofensivo para criticar a ciertos grupos de personas o para que una opinión capte la atención (20%). El país con el mayor nivel de respaldo a esta actitud es Estados Unidos (29%) y el apoyo más bajo se registra en Brasil (9%).
A la pregunta de si prefieren redes con libertad de expresión ilimitada o libres de odio o desinformación, en todos los países, la mayoría optó por plataformas seguras frente a la violencia digital y la información engañosa.
El 79% de los encuestados cree que las incitaciones a la violencia en internet deben eliminarse. Los más favorables (86%) son alemanes, brasileños y eslovacos mientras que, en EE UU, el apoyo a estas restricciones baja al 63%
Encuesta de la Universidad Técnica de Múnich (TUM) y la Universidad de Oxford en 10 países
“La mayoría de las personas quieren plataformas que reduzcan el discurso de odio y el abuso. También en Estados Unidos, un país con un compromiso histórico con la libertad de expresión en el sentido más amplio”, comenta Yannis Theocharis, principal autor del estudio y profesor de Gobernanza Digital en la Escuela de Política y Políticas Públicas de Múnich.
No obstante, según matiza Spyros Kosmidis, coautor del trabajo y profesor de Política en la Universidad de Oxford, “Los resultados también muestran que no hay un consenso universal en relación con la libertad de expresión y la moderación. Las creencias de las personas dependen en gran medida de las normas culturales, las experiencias políticas y las tradiciones jurídicas de los distintos países. Esto hace que la regulación global sea más difícil”.
Tampoco está claro quién debe mantener la seguridad en internet frente a contenidos dañinos y los porcentajes se reparten de forma similar entre quienes atribuyen esta responsabilidad a las plataformas, a los gobiernos o a los propios usuarios.
En cualquier caso, sea quien sea el responsable, la mayoría de los usuarios (59%) considera que los contenidos ofensivos, de intolerancia u odio son inevitables y cuentan con reacciones de esta naturaleza (65% de media y 73% en Estados Unidos) cada vez que publican algo.
“Notamos una resignación generalizada. La gente tiene la impresión de que, a pesar de todas las promesas de lidiar con el contenido ofensivo, nada está mejorando. Este efecto de aclimatación es un gran problema porque está socavando gradualmente las normas sociales y normalizando el odio y la violencia”, advierte Yannis Theocharis.
Ivado, un grupo de investigación canadiense, e Iniciativa AI y Sociedad de la Universidad de Ottawa, proponen cuatro medidas para evitar la erosión del sistema de convivencia democrático: un marco regulatorio claro que incluya normas para la IA durante las elecciones, códigos de conductas en este campo para los partidos, equipos de seguimiento con planes de respuesta a amenazas y la creación de un consorcio internacional para actuar en caso de interferencia.
“Con nuestras democracias amenazadas, la interferencia impulsada por la IA requiere acciones rápidas y concretas por parte de los líderes, tanto a nivel nacional como internacional. Sin un esfuerzo global concertado para alinear las leyes, crear capacidad y desarrollar procesos para mitigar los riesgos de la IA, las democracias de todo el mundo siguen siendo vulnerables”, advierte el profesor Florian Martin-Bariteau, director de la Iniciativa IA y Sociedad de la Universidad de Ottawa.
Europa comenzó a andar ese camino normativo con la AI act, pero Danesi lamenta: “Ante la coyuntura internacional, la UE ha puesto el freno de mano por esta idea de que, si sobrerregulamos, frenamos la innovación”. “Pero no se trata de dejar de regular, sino de cómo lo hacemos, de qué valores tenemos y queremos potenciar”, insiste.
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Confirmado: Game Informer está de regreso – Nintenderos
Seguro que recordáis la noticia que nos llegó hace unos meses sobre el cierre de Game Informer. Cerró tras 33 años en la industria, pero hoy se ha confirmado su regreso tras un teaser hace unos días.
Ya sabéis que cerró el agosto pasado y despidió a todo su personal. Sin embargo, ahora se ha confirmado oficialmente que todo el equipo de Game Informer ha vuelto tras su cierre el verano pasado. Estas son las claves que han compartido en su regreso:
- Nueva oportunidad: Game Informer fue adquirida y obtuvo una nueva oportunidad de continuar su legado.
- Independencia editorial: Ahora opera bajo Game Informer Inc., con total autonomía en sus contenidos gracias al respaldo de Gunzilla Games.
- Restauración del contenido: El sitio web ha sido restablecido con acceso a años de artículos y nuevos análisis de juegos recientes.
- Regreso de la revista impresa: Se planea relanzar la revista con más contenido y beneficios para suscriptores.
- Nuevas suscripciones: Se ofrecerán opciones de membresía con acceso a ediciones pasadas y contenido exclusivo.
En resumen, parece que buscan reconectar con los lectores, desarrolladores y nuevos seguidores, invitando a su participación y apoyo. Tenéis el comunicado completo aquí.
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Fuente.
Game Informer
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Una broma que salió mal: alumnos de una escuela de Mar del Plata se intoxicaron tras tomar café con marihuana
La escena inició el pasado viernes, con un termo de café que un alumno de cuarto año del colegio municipal 213 «Irene Bernasconi» del barrio San Patricio, en Mar del Plata, llevó para compartir con sus compañeros de curso. Pero, lejos de ser un gesto generoso, la bebida había sido adulterada con marihuana, varios de los alumnos terminaron intoxicados y debieron recibir atención médica.
Los jóvenes comenzaron a sentirse mal, por lo que las autoridades se comunicaron con los padres de los alumnos para que acudiesen al establecimiento a retirarlos.
Según consigna el sitio web de Canal 8 de Mar del Plata, que recogió testimonios de padres que este martes protestaban en la puerta de la escuela por falta de respuestas, cuando acudieron a retirar a los alumnos, éstos se encontraban «en el piso, lloraban y temblaban».
«La ambulancia no hizo nada y los llevamos a la salita, donde recibieron suero y algunos hasta oxígeno por el pánico que se les había generado«, detalló uno de los padres.
«Una nena más grave fue al Regional y otro nene también que, encima, era asmático. El análisis de este chico dijo que el café tenía marihuana y Rivotril«, aseguró sobre lo vivido las horas posteriores.
Romina, madre de otro alumno afectado, contó que su hijo estuvo 24 horas internado en el Hospital Regional. «Lo medicaron para desintoxicarlo», comentó la mujer.
Los padres también aseguran que no sería la primera vez que el adolescente tiene este tipo de actitudes. Al parecer, el joven de 16 años ya había llevado brownies con marihuana a la escuela.
Ante la falta de respuestas del establecimiento, las familias se comunicaron con el Consejo Escolar y con la inspectora de la zona para plantear la posibilidad de que se expulse al adolescente de la institución.
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