SOCIEDAD
el sentido mensaje de la mamá de las hermanas desaparecidas en Bahía Blanca
El temporal de Bahía Blanca todavía sigue con sus secuelas y el paso del tiempo hace que la desesperación aumente. Marina Haag, la madre de las nenas desaparecidas durante el temporal de Bahía Blanca, dejó un sentido mensaje en sus redes social al recordar que este miércoles es el cumpleaños de Pilar, quien junto a Delfina todavía no fueron localizadas tras las inundaciones en la ciudad bonaerense.
En su cuenta de Facebook, la madre realizó un posteo donde exclamó: «¡Sigue la búsqueda de mis hijas!». Junto a una foto de ambas nenas, y los números de teléfono para comunicarse ante cualquier noticia, Marina agregó: «Hoy Pili está cumpliendo sus 5 años. No pierdo la fe que mis hijas están resguardadas con alguien que no se pudo comunicar todavía… Cualquier información llamar a estos números».
La mujer, que prefiere no hablar con los medios de comunicación, utilizó las redes sociales para insistir con el pedido de búsqueda de sus hijas Delfina, de 1 año, y Pilar, de 5.
SOCIEDAD
Google se lanza a la carrera por los robots con la mirada puesta en los humanoides
“El próximo gran salto de la humanidad serán los robots humanoides”, afirma Rev Lebaredian, vicepresidente de Omniverso y Tecnología de Simulación en el gigante informático Nvidia. El trampolín para ese salto, previsto como uno de los avances disruptivos de los próximos años, ya está aquí y Google acaba de sumarse a la carrera al anunciar Gemini Robotics, el desarrollo de su modelo de inteligencia artificial (IA) para máquinas, para robots tanto industriales como humanoides, y que ha puesto a disposición de los grandes de la industria, como Apptronik, Agile Robots, Agility Robots, Boston Dynamics y Enchanted Tools, para que lo pongan a prueba.
Los robots hasta ahora eran mecanismos articulados “ciegos y tontos”, como describe Lebaredian los antiguos modelos, diseñados para realizar tareas repetitivas, pero incapaces de aprender, de desarrollarse en escenarios desconocidos y obrar en consecuencia.
Para Dennis Hong, fundador de RoMeLa, “el futuro es que los robots puedan ejecutar cualquier cosa que un humano pueda hacer”. Pero para actuar como una persona necesitan un cerebro que les permita entender, aprender, percibir y actuar. Y esa mente es la IA fundamentada en grandes modelos de lenguaje (LLM, por sus siglas en inglés), la inteligencia artificial capaz de desarrollar las máquinas hasta su última expresión: los androides, los robots con apariencia y comportamientos similares a los humanos capaces de desenvolverse en un mundo desarrollado por y para las personas.
Los robots con la inteligencia artificial de Google aún no muestran en las pruebas de laboratorio habilidades tan complejas como Figure 01, el prototipo más cercano al humanoide que la ciencia ficción había anticipado y respaldado por Open AI, Nvidia y Jeff Bezos, fundador de Amazon.
Pero los dotados con Gemini Robotics se acercan mucho tras el cambio de rumbo adoptado en 2024. “El año pasado”, según explica Carolina Parada, directora de ingeniería en Google DeepMind Robotics y de origen venezolano, “decidimos tomar un nuevo desafío y centrarnos en enseñar a los robots a realizar tareas complejas de manipulación fina, como las que hacemos al atarnos los cordones de los zapatos, a partir de datos del mundo real y de simulación para aprender”.
De ese reto ha surgido Gemini Robotics, el modelo de IA destinado al desarrollo de robots de propósito general (humanoides). “Para esto, se necesitan que sean realmente útiles, que te entiendan, que comprendan el mundo que te rodea y, luego, ser capaces de actuar de forma segura, interactivamente y con habilidad”, precisa Parada.
Las pruebas de laboratorio mostradas, donde los robots, a partir de comandos de voz, recogen y guardan objetos en recipientes específicos descritos solo por su color y que van cambiando de sitio, pueden parecer simples, pero para un robot es muy difícil. En este sentido, Kanisha Rao, compañero de Parada en DeepMind, precisa que los robots, “funcionan bien en escenarios que han experimentado antes, pero fallan en los desconocidos”.
De esta forma, según explica Rao, durante las pruebas se ha llevado las máquinas a situaciones donde los objetos que tienen que identificar y manipular cambian de color, los entornos se modifican y la IA responde a órdenes de acciones inéditas para la máquina o sobre objetos que desconocía, como encestar una pelota de baloncesto de juguete sin haber conocido antes qué es este deporte.
Para conseguir estas destrezas, según explica Parada, la IA del robot tiene que entender el leguaje natural, “comprender el mundo físico con mucho detalle” y, según añade Vikas Sindhwani, investigador científico en el equipo de robótica de Google DeepMind, actuar de forma segura a través de “evaluaciones de las propiedades de la escena y las consecuencias de realizar una determinada acción”.
El camino de la seguridad está aún abierto. Sindhwani afirma que han conseguido que los robots tengan una amplia “comprensión” de este concepto a partir de los datos tanto reales como simulados de los que se alimenta su IA, pero siguen ajustando para “permitir tareas cada vez más interactivas y colaborativas” sin riesgos y cumplir las tres reglas de Isaac Asimov: un robot no debe dañar a un humano por acción u omisión; debe obedecer órdenes humanas, a menos que esté en conflicto con la primera ley; y debe proteger su propia existencia, a menos que entre en conflicto con la primera o segunda ley.
El concepto global del nuevo paso de Google a la robotización es el traslado de lo conseguido en el mundo digital, con el desarrollo de agentes (asistentes) cada vez más sofisticados al entorno físico. “En DeepMind, hemos estado progresando en la forma en que nuestros modelos Gemini resuelven problemas complejos a través del razonamiento multimodal a partir de textos, imágenes, audios y videos. Hasta ahora, sin embargo, esas habilidades se han limitado en gran medida al ámbito digital. Para que la IA sea útil para las personas en el ámbito físico, tienen que demostrar un razonamiento “embodied”, la capacidad humana para comprender y reaccionar ante el mundo que nos rodea”, explica Parada.
Los dos modelos de IA de Google para la robotización son el VLA (visión-lenguaje-acción), construido a partir de Gemini 2.0 y al que se le incorporaron acciones físicas, y el ER (embodied reasoning), con habilidades de razonamiento.
Estas herramientas son el camino para la utilidad real, que Parada resume: “Los modelos de IA para robótica necesitan tres cualidades principales: tienen que ser generales, es decir, que sean capaces de adaptarse a diferentes situaciones; tienen que ser interactivos, lo que significa que pueden entender y responder rápidamente a instrucciones o cambios en su entorno; y tienen que tener destreza, lo que significa que pueden hacer el tipo de cosas que las personas generalmente pueden hacer con sus manos y dedos, como manipular objetos cuidadosamente”.
Robótica,Google,Google DeepMind,Inteligencia artificial,Automatización,Computación,Ingeniería,Tecnología
SOCIEDAD
Todo sobre los nuevos LEGO de Bluey – Nintenderos
Hoy traemos noticias para los fans de Bluey dado que las empresas LEGO y BBC Studios nos han traído una gran colaboración con la famosa serie de animación Bluey. Esta colaboración traerá con ella 6 nuevos sets en los que podremos vivir aventuras junto a la familia Heeler, tanto los más peques como los no tan peques podrán divertirse dado que esta colaboración estará formada por 2 sets LEGO DUPLO y cuatro sets para mayores de 5 años, estos sets y sus respectivos precios serán los siguientes:
- LEGO DUPLO Bluey Excursión a la Heladería con Bluey – 29,99 €
- LEGO DUPLO Bluey: Casa Familiar de Bluey con Juego de Memoria – 69,99 €
- LEGO Bluey: Casa Familiar de Bluey – 69,99 €
- LEGO Bluey: Excursión Familiar a la Playa de Bluey – 29,99 €
- LEGO Bluey: Diversión en el Parque de Juegos con Bluey y Chloe – 19,99 €
- LEGO Bluey: Bluey Tea Party – 3,99 €
El set Bluey: Casa Familiar de Bluey con Juego de Memoria invitará a los más pequeños a mejorar su memoria mientras juegan y se divierten junto a sus personajes favoritos y además de montar la casa de la familia Heeler los jugadores podrán divertirse jugando con una ruleta en la que deberán emparejar figuras y objetos. Aparte la aventura no acabará aquí porque gracias a los demás sets los más pequeños podrán liberar su imaginación creando sus propias historias en el universo de dicha serie junto a sus personajes favoritos. Los sets saldrán el 1 de junio de 2025.
Otros contenidos en esta categoría:
Bluey,Bluey Animación,Coleccionismo,entretenimiento,LEGO
SOCIEDAD
Un acuerdo en medio de una crisis mundial
Nadie sabe explicar qué pasó, pero el Gobierno estaba dispuesto hasta el jueves de la semana pasada a enviar al Congreso el acuerdo con el Fondo Monetario. De pronto, el ministro de Economía, Luis Caputo, anunció que el acuerdo se aprobaría por un mero decreto de necesidad y urgencia que no reúne las condiciones que exige la Constitución para que se dicten los DNU. Son posibles “cuando circunstancias excepcionales hicieran imposible seguir los trámites ordinarios previstos por esta Constitución”, reza el inciso 3 del artículo 99, que es el que reglamenta esos decretos que tienen fuerza de ley. No existen tales circunstancias excepcionales, porque el Congreso está en sesiones ordinarias. Es probable, no obstante, que por circunstancias excepcionales se entienda la imposibilidad de mostrar los grandes trazos del programa que se acordó con el organismo multilateral.
El nuevo préstamo del FMI a la Argentina conllevará una cantidad de dinero fresco que no se precisó en ningún lado; se habla de una cifra que va de los 10.000 millones de dólares hasta los 20.000 millones. Es razonable que el Gobierno se niegue a exhibir la “letra chica” del acuerdo, porque esa parte del programa pactado podría incluir el anticipo de decisiones económicas, sobre todo referidas al dólar, que provocarían la desestabilización del mercado cambiario. Podría también incluir alguna fecha precisa que advierta a los pícaros sobre la forma en que el país comenzaría a salir del cepo al dólar, que tanto daño le hace a la economía nacional.
Extraña, del mismo modo, que el Gobierno haya decidido aprobar un acuerdo que el Fondo nunca anunció, aunque es probable que el organismo esté esperando un “amplio apoyo político y social” al programa para que su directorio lo apruebe. Sin embargo, suele haber siempre alguna palabra auspiciosa de parte del Fondo sobre las tratativas con el gobierno argentino antes de que aquí se apruebe el acuerdo. “Amplio apoyo político y social” es lo que el FMI siempre pide y es, a la vez, lo que Javier Milei esquivó cuando decidió firmar un decreto de necesidad y urgencia.
Desde ya que es más fácil firmar un decreto con la firma del Presidente y con la sola compañía de sus disciplinados ministros que enfrentar un debate en el Congreso, al que seguramente hubieran sido convocados el ministro de Economía y el jefe de Gabinete, Guillermo Francos. La administración argumentó el nuevo crédito en la necesidad de pagar parte de la deuda que el gobierno argentino tiene con su Banco Central; es una forma elegante de decir que el objetivo consiste en contar con dólares contantes y sonantes en el Banco Central para enfrentar una salida del cepo, extravagancia cambiaria que lleva ya seis años de vigencia. Las reservas actuales son negativas, aunque mucho menos negativas que las que dejaron Alberto Fernández y Sergio Massa. Es probable que ni Francos ni el Caputo ministro logren eludir esa citación legislativa cuando el decreto de necesidad y urgencia sea tratado por la comisión bicameral, que debe dictaminar sobre los DNU antes de que estos sean tratados por los plenarios de las dos cámaras del Congreso. Pero un DNU necesita solo de la aprobación de una de las dos cámaras; un proyecto de ley para aprobar el acuerdo hubiera requerido, en cambio, de la conformidad explícita de las dos cámaras. Tal aclaración solo explica la anomalía del DNU, no la justifica.
Milei está por acordar con el Fondo Monetario en medio de un ciclo de volatilidad de los mercados internacionales (el lunes y martes, pero sobre todo el lunes, fueron días negros para Wall Street y Europa), consecuencia en gran medida de la guerra arancelaria que el presidente norteamericano descerrajó contra Canadá, México y, sobre todo, contra China. Analistas internacionales estiman que la benevolencia de Trump con el autoritario gobierno ruso de Putin, aún en el caso de la cruelmente invadida Ucrania, se debe a que no quiere que el ruso se coloque del lado de China. Para alcanzar ese objetivo Trump quebró la política exterior de los Estados Unidos de los últimos 50 años.
Cuando el entonces déspota de Irak Saddam Husein invadió Kuwait en 1990, para controlar las reservas petroleras de ese país, fue el presidente republicano de los Estados Unidos, Bush padre, quien lideró una operación militar internacional con el objetivo cumplido de no sentar el precedente de que un país pueda ocupar impunemente otro país. Esa política es la que destruyó Trump cuando abandonó a Ucrania frente a otro déspota, Putin, que ocupó su territorio impunemente hasta ahora. Trump declaró el martes que lo único que tiene sentido es que Canadá se convierta en “el querido Estado número 51″ de los Estados Unidos. Una ofensa en toda la regla a uno de los siete países más desarrollados económicamente del mundo. Canadá integra el G7, el exclusivo club de los países más poderosos del planeta, desde 1977.
Todos los gobiernos de Washington cuidaron la relación con Canadá y México porque son los únicos dos países que tienen frontera seca con la principal potencia del mundo. Trump rompió también esa política histórica de los Estados Unidos. La volatilidad de la economía mundial tiene su razón de ser en esas disrupciones del flamante gobierno norteamericano. Es imposible no recordar que también Mauricio Macri firmó un acuerdo con el Fondo Monetario en medio de una crisis económica global, promovida en gran parte por el acceso al poder de los Estados Unidos de Donald Trump en 2017. Ya entonces, en su primer mandato, Trump amenazó con una guerra comercial con China y estableció una relación tirante con México; Estados Unidos es el destino de más del 80 por ciento de las exportaciones mexicanas. Para peor, anunció entonces el “plan de obras de infraestructura más grande de la historia de los Estados Unidos”, grandilocuente como es siempre.
Pero ese anuncio desvió todos los dólares que había en los mercados financieros internacionales hacia los Estados Unidos, porque se suponía que el gobierno norteamericano necesitaría créditos para hacer posible su programa de obras públicas. Macri también necesitaba créditos de los mercados financieros. Se quedó sin crédito y solo tenía un camino para conseguir dinero: el Fondo Monetario. Macri era amigo de Trump desde fines de los años 90, como ahora el mandatario de la Casa Blanca es amigo de Milei, un amistad más nueva y más ideológica. Trump no quería hacerle daño a Macri ni tampoco quiere perjudicar ahora a Milei; son sus políticas la que terminan complicando la economía argentina. Al fin y al cabo, Trump solo se parece a Milei en su condición de outsider político.
En lo demás, el líder norteamericano es, al revés del presidente argentino, nacionalista, estatista y proteccionista. Nada que ver con Milei. ¿Ejemplo? Milei está a punto de romper el Mercosur porque quiere un rápido acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos, mientras Trump les pide a los empresarios norteamericanos que se preparen para producir sin importaciones. Según él, la “América otra vez grande” necesita cerrar su aduana. Vale la pena hacer una aclaración: la prohibición que pesa sobre los países del Mercosur para que cada uno establezca sus propias alianzas comerciales quedó obsoleto y es injusto porque no prevé el interés nacional de las naciones que lo integran. Uruguay viene reclamando ese derecho desde los tiempos de Jorge Batlle, hace 25 años, aunque parece haber cambiado de posición con el nuevo presidente de ese país, Yamandú Orsi, militante del Frente Amplio. Milei no pensará mucho tiempo si la opción que le dan es el Mercosur o un tratado de libre comercio con los Estados Unidos: elegirá Washington en el acto.
Regresemos al decreto de necesidad y urgencia porque esa vía anómala elegida por el Presidente puede definir si existe el “amplio apoyo político y social” que siempre reclama el Fondo Monetario. En primer lugar, ninguna ley está por encima de la Constitución y esta establece que la deuda interior y exterior del país son atribuciones del Congreso. Una ley de 1992, en tiempo de Carlos Menem, dispuso que el Poder Ejecutivo podía eludir el paso legislativo en el caso de los endeudamientos con los organismos multilaterales que integra la Argentina. No obstante, esa deuda debía ser aprobada por el Congreso cuando trataba el presupuesto de cada año, que es el camino más fácil que eligieron todos los gobiernos.
Una ley del gobierno de Alberto Fernández, cuando Martín Guzmán era el ministro de Economía, cambió tal decisión y dispuso que los acuerdos con el Fondo Monetario deben ser aprobados por el Congreso. Sucede que por primera vez en la historia el país no tiene un presupuesto aprobado por el Congreso durante dos años consecutivos. La oposición hace su trabajo, sobre todo el kirchnerismo, pero tampoco el Gobierno se entusiasmó, en algún momento al menos, con la gestión de la aprobación del presupuesto. En síntesis, el gobierno está trabajando con la permanente prórroga del último presupuesto de Alberto Fernández, el de 2023, y puede, por lo tanto, disponer sin problemas de las partidas presupuestarias. La consecuencia más evidente es que la nueva deuda con el Fondo Monetario corre el riesgo de no ser tratada por el Congreso, como manda la Constitución, ni como un proyecto especial de ley ni dentro del presupuesto; solo la trataría como un decreto de necesidad y urgencia, que significaría un módico apoyo legislativo. Si a Milei no le gusta la ley de Alberto Fernández-Martín Guzmán (hay muchos a los que no les gusta esa norma), debió derogarla antes de incumplirla. Por ahora, no cumplió ni con la ley vigente, buena o mala, ni con la Constitución.
Otra cosa es la perversión de la historia incluida en los tuit de Cristina Kirchner, referidos al acuerdo con el Fondo, con su habitual y despectivo “Che, Milei”; no se trata así a un presidente de la Nación, le guste o no le guste. En sus largos -cuándo no- mensajes de la expresidenta ella destaca el supuesto desendeudamiento con el Fondo del gobierno de su marido muerto. Es cierto que a fines de 2005, Néstor Kirchner decidió pagarle todo lo que la Argentina le debía al Fondo en ese momento, unos 10.000 millones de dólares. El Fondo cobraba una tasa de interés anual del 3,5 por ciento, pero a condición de negociar con el gobierno argentino un programa económico común, que debía ser revisado frecuentemente por misiones que enviaba el organismo. Ese control lo desquiciaba a los dos Kirchner. Lo cierto es que poco después, Néstor Kirchner comenzó un proceso de endeudamiento con el gobierno venezolano de Hugo Chávez, mediante la entrega de bonos del Tesoro a pagarse en el futuro. Fueron alrededor de 6.000 millones de dólares en total. Chávez no le pedía nada y le enviaba el dinero en el acto. Los bonos argentinos -el país estaba en default parcial todavía- pagaban entre el 11 y el 12 por ciento, superaban un aumento triplicado de la tasa que cobraba el FMI. Con el último préstamo, Chávez destruyó los bonos argentinos. Los entregó a terceros a una tasa anual del 16 por ciento. Cuando se enteró, dicen que Néstor Kirchner daba vueltas por el despacho de los presidentes, descompuesto de furia, repitiendo lo mismo: “nunca más”, “nunca más”. El desendeudamiento kirchnerista fue siempre una falsa cacofonía de fanáticos.
-
POLITICA2 días ago
Santiago Cúneo: «El país necesita más gobernadores como Quintela» y lanza su candidatura para 2025″
-
CHIMENTOS3 días ago
Pedro Rosemblat imitó a Javier Milei y se burló de Jonatan Viale tomando leche: «Hicieron una parodia de su entrevista»
-
POLITICA3 días ago
El Gobierno acusó al kirchnerismo de agitar los reclamos sociales para desestabilizar