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SOCIEDAD

En 3 meses estaría listo el plan para mitigar el hacinamiento en las URI y las estaciones de Policía en Bogotá

En la nueva administración de la Alcaldía de Bogotá ya se estaría buscando predios temporales para mantener a los detenidos

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Alerta en la capital del Valle del Cauca por hacinamiento en las cárceles
IMAGEN DE REFERENCIA Hacinamiento en cárceles | Crédito @Lavozdelpueblo1 (@lavozdepueblo1/)

La dramática situación de hacinamiento en las estaciones de Policía y las Unidades de Reacción Inmediata (URI) de Bogotá podría encontrar alivio a partir de abril, según las últimas propuestas del alcalde Carlos Fernando Galán. Actualmente, la tasa de hacinamiento supera el 265%, generando graves problemas, especialmente en localidades como Puente Aranda, Kennedy y Usaquén.

En un esfuerzo por abordar esta problemática, de acuerdo con información de la emisora colombiana W Radio, el alcalde ha diseñado un plan que contempla la adquisición o arrendamiento de bodegas para trasladar a las personas detenidas. Este enfoque no solo mejoraría las condiciones de detención, sino que también garantizaría un cuidado más efectivo, al tiempo que liberaría espacio en las estaciones y URIs, aliviando así la presión existente.

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Otro aspecto esencial de este plan es la propuesta de utilizar el terreno en La Picota para construir una cárcel distrital con capacidad para albergar a aproximadamente 2.000 individuos sindicados. La iniciativa no solo busca resolver el hacinamiento en las instalaciones actuales, sino que también pretende proporcionar un lugar adecuado para aquellos en proceso legal.

El alcalde Galán destacó la importancia de abordar tanto a los ya condenados como a los sindicados en una reciente entrevista con W Fin de Semana.

Según Galán, “quien está condenado ya debe estar en un centro de reclusión, no en una estación de la Policía”. En relación con los sindicados, anunció una reunión para avanzar en la adquisición del terreno en La Picota, con el objetivo de tener una cárcel distrital operativa en el primer semestre del año.

El secretario de Seguridad lidera este plan, que se espera sea presentado a finales de abril. Aunque aún no se han revelado detalles específicos sobre los lugares temporales identificados en Bogotá, es evidente la urgencia con la que se está abordando esta situación crítica, que afecta tanto a los detenidos como al funcionamiento regular de la Policía en las calles de la ciudad.

“Hay un déficit de 15.000 funcionarios” en las cárceles: director del Inpec

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En una entrevista concedida a El Tiempo, el director del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), Daniel Gutiérrez, expuso las complejas condiciones de la vida para las personas privadas de la libertad en Colombia, en especial, desde que se ha conocido el ascendente índice de hacinamiento en los centros de reclusión del país.

En el diálogo, también destacó problemáticas relacionadas con corrupción, las falencias en la alimentación que estarían afectando a miles de presos, y enfatizó en el hecho de que el presidente Gustavo Petro no ha firmado la oficialización de su cargo, según lo que publicó el portal de noticias.

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De los principales obstáculos que están encarando los centros privativos de libertad en Colombia, uno de los más sonados ha sido el amontonamiento de encarcelados en los recintos penitenciarios. Daniel Gutiérrez, indicó que para el cierre del 2023 se había registrado un aumento en el hacinamiento carcelario que alcanzó un índice del 24,5%.

De hecho, según cifras manejadas por el mencionado medio, hay aproximadamente 102.000 personas privadas de libertad de manera intramural, lo cual, en término de Gutiérrez, es un reflejo de lo que también se ve en estaciones y Unidades de Reacción Inmediata (URIs) a nivel nacional, espacios en los que el hacinamiento respecto a sindicados ha rondado cerca el 130%.

“Hicimos unas cuentas de las cifras, de las capturas que hace la Policía, y más o menos el aproximado es que al sistema entran alrededor del año 3.600 privados de la libertad”.

El hecho se suma a una serie de denuncias sobre presunta corrupción el el proceso de contratación alimentaria en las cárceles de Colombia – crédito imagen de referencia Colprensa

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Pero, más allá del aparente apilamiento de presos, Gutiérrez, abordó temas como la corrupción dentro de la misma entidad, y, de la misma manera, la escasez de personal que ha desencadenado más flagelos, y que requiere de miles de funcionarios nuevos.

No obstante, las cifras mencionadas por el coronel Gutiérrez representan solo una fracción de los desafíos actuales que enfrenta el Inpec. De acuerdo con el director, una de las problemáticas destacadas es la también dispendiosa gestión en áreas esenciales como alimentación, salud e infraestructura, situaciones que se han agravado en el cierre de 2023 debido a la transición contractual que administra la Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (Uspec) en el cambio de consorcios.

“Desafortunadamente, (…) entendiendo que la Uspec es la que maneja esos tres ámbitos, y más en términos de alimentación, si a los internos no les llega comida, se van a enfermar. Tenemos entendido que para finalizar 2023 la Uspec cambió la contratación de los consorcios, entonces está en la transición de los nuevos con los viejos, y eso ha hecho que haya una crisis más amplia. Esperamos que la Uspec pueda solucionar de manera rápida”, indicó Gutiérrez al medio.

SOCIEDAD

PAMI: quién es quién en la disputa por un sistema clave de la obra social de los jubilados

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Hace un par de semanas, las farmacias conocieron la noticia de que desde el 1 de noviembre cambiaría el sistema de validación de recetas de medicamentos por PAMI. Entre ese viernes y a lo largo de una semana (más algún altibajo que se percibía al cierre de estas líneas), la nueva plataforma generó inconvenientes, lo que provocó un dolor de cabeza para los farmacéuticos y que los pacientes rebotaran de los mostradores con las manos vacías. Acá, la historia de por qué de un día para el otro la obra social de los jubilados dejó de usar el entorno informático que funcionaba desde 2018.

En el PAMI explican que el pasaje (de la plataforma FarmaPAMI a una usada en los años previos a 2018, la de la red Farmalink – IMED) respondió a la necesidad de acceder a información que hasta ahora les era vedada. ¿Por qué el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (INSSJP) aceptó durante seis años no acceder a esa información? ¿Qué cambió?

Para encontrar la respuesta, hay que zambullirse en las densas aguas del mercado de los medicamentos de Argentina, donde conviven -conectados por distintas relaciones de fuerza- una serie de personajes y entidades que condensan organizaciones con siglas no del todo conocidas.

Unidos por una historia común, aunque los actores que se mencionarán abajo fueron consultados para esta nota, pocos quisieron responder y los que lo hicieron pidieron anonimato. El tema incomoda y despierta sensibilidades por viejas disputas (aplacadas en buena medida, pero no del todo) que casi nadie quiere difundir.

El PAMI: tres grandes actores, un escenario

Tenemos muchos actores divididos en tres grandes grupos. Por un lado están los laboratorios farmacéuticos, que fabrican y comercializan los remedios que consumimos. Se nuclean en cuatro cámaras: CILFA, Cooperala y CAPGEN representan a los laboratorios de capitales nacionales. Por los extranjeros está CAEME.

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Una turnera en una farmacia con el cartel de aviso con los problemas para vender por PAMI, ahora ya resueltos casi en su totalidad. Foto: Luciano Thieberger

Por otro lado están las farmacias, unas 13.500. Se subdividen en grupos, por particularidades históricas que fueron sembrando diferencias al interior del sector. Además de dividirse en “colegios”, los farmacéuticos fueron delineando sus posiciones políticas e intereses sobre el alcance y competencias de la profesión, lo que repercutió en la creación de distintas cámaras y asociaciones.

El tercer actor es el PAMI, la mayor obra social del país, con más de 5 millones de afiliados. Siempre se dice que es una “caja” y que todos quieren poseerla. Al margen de esas apreciaciones, lo importante es que es el organismo que le da servicios de salud a la porción de la población que más medicamentos per cápita consume: los adultos mayores.

¿Cómo se conectan estos tres actores? Es evidente que el PAMI querrá lograr acuerdos de precios -al mejor precio posible- para los remedios que sus médicos les prescriben a los afiliados. Pero, ¿con quién deberían firmarse esos contratos? ¿Con los laboratorios o con las farmacias? De este meollo emerge una piola que explica por qué el PAMI cada tanto modifica su sistema informático.

El PAMI y los sectores farmacéuticos

Como los laboratorios, los farmacéuticos tienen sus asociaciones. Dejando de lado tres de corte “mutual y sindical” (AFMRSA, ASOFAR Y FARMASUR), hay tres que son las más importantes.

A fines de los 70 surgieron farmacias cuyos propietarios no eran profesionales del sector sino sujetos que, en busca de una inversión, habían decidido poner una farmacia (negocio concebido como muy rentable). Al no poder sumarse a los colegios farmacéuticos, no eran tratados como “iguales”, y con el tiempo se fueron juntando entre ellos, hasta que a mediados de los 80 crearon la Federación de Cámaras de Farmacias, o FACAF.

El sistema de validación de recetas del PAMI en las farmacias fue variando durante las últimas décadas. Foto: AFPEl sistema de validación de recetas del PAMI en las farmacias fue variando durante las últimas décadas. Foto: AFP

Las otras dos tienen siglas que se oyen más seguido. La primera es la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA), que supo nuclear a la mayoría de los profesionales farmacéuticos del país, pero a comienzos de los 2000 empezó a padecer tensiones internas. Todo, por un subgrupo que impulsó un cambio en los objetivos de la institución. En 2005 se “cortaron” por las suyas y crearon la Federación Farmacéutica (FEFARA).

Básicamente promovían dejar de ser actores pasivos detrás del mostrador y, en cambio, tener voz y voto en el mercado de los medicamentos, lo que en la práctica implicaba meterse en las negociaciones de los contratos de precios, una manija en manos de «la farma».

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Una cicatriz en el sector farmacéutico

Algunos encontraron buenas razones para sumarse a esos “rebeldes”, convencidos de que los peces gordos de la industria tenían tal dominio del mercado de los medicamentos, que ya no estaba garantizada la subsistencia del mercado como tal.

Se plantearon entonces veredas enfrentadas. De un lado, los que querían asemejarse a empresarios farmacéuticos. Del otro, los que los tildaban de “interesados”, en detrimento de la profesión, a lo que los primeros respondían que no querían dinero: lo que querían es poder.

Poder manejar los contratos con los “pagadores” o financiadores de la salud. Principalmente, las obras sociales, de las que la más grande -ya se dijo- es el PAMI.

La puja por el manejo informático del PAMI

¿Y qué había pasado en el PAMI hasta entonces? Desde mediados de los 90, la obra social transitaba una seguidilla de escándalos de corrupción a los que se sumó -en 1996- un enorme déficit fiscal. La falta de recursos provocó demoras en los pagos a proveedores y prestadores, que a su vez obstaculizaron el acceso de los pacientes a las prestaciones (en su mayoría, jubilados con el poder adquisitivo destrozado).

“Los veías deambulando por las oficinas en busca de reintegros, una tarea penosísima en la que con suerte lograban recuperar algunos gastos de lo que habían gastado en sus remedios”, recordó una fuente ligada al sector.

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¿Alguien tendría la espalda para salir al rescate del sector? La “farma”. En un acuerdo con el entonces presidente Carlos Menem, el Gobierno les entregó a los laboratorios la gestión de los medicamentos por PAMI. El Estado pagaba y la industria se hacía cargo del resto, a través de una empresa que aún hoy opera en la inmensa red de farmacias de Argentina: Farmalink SA.

Hay que ir más allá de 2005 para ver cómo los “rebeldes” de FEFARA (ex COFA) empezaron a buscar poner un pie en ese escenario.

Los más críticos señalan que el PAMI pagaba a ciegas lo que la industria le indicaba y que los pagos a las farmacias se hacían con la clásica bicicleta de las notas de crédito “a pagar”, como si nada funcionara bien ni en forma del todo transparente. Son afirmaciones polémicas y difíciles de corroborar. Sin embargo, evidencian las rispideces del sector en esos años.

El arreglo de FEFARA y Macri

Por los desafíos informáticos en alza -incluso para el PAMI-, Farmalink, en cierto momento, se tercerizó el manejo de las validaciones de las recetas por PAMI. Estamos en la primera década del 2000, pero lo que hizo entonces fue subcontratar la misma empresa nacional que desde hace 15 días se ocupa de las validaciones del PAMI: IMED.

IMED se dejó de usar desde 2018 hasta octubre de este año. ¿Qué pasó en el medio? FEFARA, que había hecho un importante avance tecnológico para ofrecer servicios de auditoría y validación a distintas obras sociales provinciales, desarrolló un sistema propio que podría servirle al PAMI.

Se lo ofrecieron al Gobierno de Mauricio Macri, quien primero se negó, por más que al director de la obra social de los jubilados, Sergio Cassinotti, lo habían tentado, con las supuestas mayores posibilidades de transparencia y trazabilidad de datos que ofrecía el sistema.

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Era una decisión política. Tomarla implicaba darles la espalda a los laboratorios. Sin embargo, en 2018, con la corrida cambiaria que provocó una inolvidable megadevaluación, la posición de Macri cambió. Las fuentes coinciden en el que el Presidente se enojó con el sector industrial por su supuesta participación en ese derrumbe económico.

Se tome la versión que se tome, Macri impulsó el reemplazo del sistema de validaciones del PAMI e instauró el que ofrecía FEFARA. Lo llamaron FarmaPAMI.

En diálogo con el propio Cassinotti tras esos cambios, entonces reportados por esta cronista, el ex director del PAMI evaluó dos cosas importantes: 1) que “desde fines de los años 90, las farmacias venían estando al margen de la negociación, pero ahora (en 2018) vuelven a tomar su papel histórico”. Y, 2) que “las cámaras de los laboratorios no están contentas con la novedad”, ya que “querían seguir manejando el circuito”.

Llegamos a 2024 y al final de esta historia. En el actual PAMI (en los papeles conducido por Esteban Leguizamo, aunque ninguna decisión excede el entorno del ministro de Salud, Mario Lugones) dijeron que reinstauraron el sistema IMED porque precisaban obtener información a la que no venían teniendo acceso.

A ellos, como a la industria, les es crucial conocer la información del sector. Quiénes consumen qué. Y quiénes prescriben qué remedios a quiénes.

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