SOCIEDAD
Miramar: todavía se ven los efectos del temporal que dejó dos muertos
«Hay partes de la ciudad que parecieran estar teniendo un otoño extendido, en otras es como que no ha pasado nada«, describe un vocero de la comuna sobre las dos caras que quedaron expuestas en Miramar después de los estragos que causó el violento temporal del martes y que dejó dos víctimas fatales.
Una de esas caras luce restablecida, se la ve por ejemplo al asomarse a la costa, con las líneas de carpas rearmadas, sombrillas desplegadas y un sol que anima a la playa, «como si nada hubiera pasado». La otra, del centro hacia la zona oeste, aún está en proceso de recuperación.
El «otoño extendido» del que habla el funcionario es por las calles que tres días después continúan con un tapiz de hojas que el viento arrancó de los árboles, sólo que son de un verde que las identifica con el verano. «Viniendo del oeste, te encontrás que en cada cuadra tiró un árbol«, dice Francisco Palmares, encargado de la terminal de ómnibus que padeció las consecuencias del las ráfagas de viento y perdió parte del techo de las dársenas.
Por eso, desde que se retomó la actividad, los micros operan sobre la avenida 40. Los pasajeros ascienden y descienden de los ómnibus en la vereda de la terminal. La dársena está clausurada hasta que se conozca el informe de la arquitecta contratada por el concesionario, que la aseguradora inspeccione y no haya riesgos.
Este viernes, un grupo de operarios con dos grúas estaba abocado a despejar la estructura que quedó a la vista luego de que el viento arrancó cuatro paños de techo de 9 por 11 metros cada uno. Las chapas están retorcidas en un extremo del playón como si fueran de papel junto a dos columnas de hormigón que el viento arrancó de la base, dejando expuestos en cada una los hierros de la estructura, algo endebles a simple vista.
La temporada marcha en Miramar igual que en muchas localidades de la Costa Atlántica, con altibajos, turismo de cortos períodos que llega fuerte para los fines de semana. Los comerciantes aseguran que como nunca antes los turistas calculan cada precio antes de gastar un peso. Una temporada difícil que para muchos terminó antes de tiempo.
A los puesteros de la feria de microemprendedores que trabajaban hace 22 años bajo una carpa instalada de diciembre a marzo en el cruce de las avenidas 23 y 26, en el centro, el temporal les quitó todo. La estructura de la carpa, que tenía unos 70 metros, quedó inservible, solo recuperaron algunas lonas. «Era nuestro capital (por la carpa), la habíamos comprado como asociación», dice un feriante.
El viento la arrancó del suelo y la levantó completa, quedó casi vertical sobre una hilera de plátanos, árboles que fueron cercenados. «Era nuestra y no quiero pensar cuánto debe valer, algunos millones de pesos que no tenemos«, cuenta Alejandro Rodríguez, uno los microemprendedores que intenta rearmarse de alguna manera para no perder lo que resta de la temporada.
A pesar de las pérdidas, que para algunos de ellos fueron totales, Rodríguez dice que que la suerte estuvo de su lado. «Una desgracia porque nos afectó a todos, pero podría haber sido una tragedia si el temporal ocurría tan solo una hora más tarde», explica. Es que ellos abren a las seis de la tarde; el temporal ocurrió unos minutos después de las cinco.
«Nosotros somos 45, más la gente que podría estar en ese momento paseando, hubiera sido trágico«, evalúa: «Estamos armando un proyecto para continuar, esperamos que la Municipalidad nos apoye. Mientras, a trabajar. Nosotros no nos entregamos nunca».
Lamentablemente, el temporal del martes dejó dos víctimas fatales. Un chico de 17 años, Benjamín Carmona, que a poco de llegar a su casa en bicicleta la rama de un árbol le pegó en la cabeza, y Mónica García, de 65 años (se había informado erróneamente que tenía 84), también alcanzada por un gajo desprendido de un árbol.
Hubo unos pocos heridos leves, todos fuera de peligro, y quienes padecerán las secuelas de la furia del temporal, que duró siete minutos.
«Esa misma noche, cuando me acosté, en mi cabeza tenía los golpes, oía los gritos de la gente», cuenta Javier Aseguín, encargado de La Chocolatta, confitería tradicional de Miramar. Tiene tres sucursales, la de la avenida Fortunato de la Plaza al 1800 debió cerrar. El viento reventó el ventanal, le arrancó el techo completo y lo llevó a unos cien metros del lugar. En ese momento, había en el lugar entre empleados y clientes unas 25 personas.
«Primero estallaron los vidrios del frente, y ya fue un alboroto, con gritos, había chicos en una mesa. Después se voló el techo. Lo primero que hice fue sacar a todos y ponerlos a resguardo en la cocina, que tiene un techo más bajo, corté la térmica y esperamos ahí. No fue un instante, duró mucho tiempo«, recuerda Aseguín, que hace una década cambió el ajetreo diario de la vida en Lanús, en el Gran Buenos Aires, por la placidez de Miramar.
La costa, en la zona céntrica donde golpeó el temporal, luce restablecida, algo sorprendente después de las imágenes que se viralizaron con carpas arrancadas de la arena y agitadas por el viento como si fueran guirnaldas.
«Los chicos trabajaron toda la noche para poder rearmar las carpas -contaron desde la administración del balneario Ocean Miramar, en calle 11 y Costanera-. Habíamos perdido 40 de las 100 carpas que tenemos. Al otro día reubicamos a los clientes, hoy esta todo armado otra vez».
Miramar. Enviado especial
SOCIEDAD
Más de 100 kilos de cocaína y un cargamento de marihuana, en dos de los principales destinos turísticos del norte
Los reiterados operativos antidrogas en la frontera norte expusieron en los últimos días el intenso movimiento de los traficantes. Esa circulación de la logística narco alcanza, incluso, los lugares que en general son noticia por sus atractivos turísticos. Pero esas zonas también son territorio de acopio para los contrabandistas, que en esta oportunidad fueron interceptados por patrullas de la Gendarmería.
Con pocas horas de diferencia se realizaron procedimientos en La Quiaca, en la Puna jujeña, y en Cafayate, región salteña que se destaca por sus paisajes y bodegas. Más de un centenar de kilos de cocaína y un cargamento de marihuana fueron decomisados por la fuerza de seguridad federal que tiene el control fronterizo como misión primaria.
Uno de los hechos se registró durante un control de prevención realizado sobre ruta nacional N° 68. Allí, integrantes de la Sección Cafayate del Escuadrón 45 Salta observaron que dos automóviles circulaban juntos a gran velocidad, por lo que “inmediatamente los interceptaron”, según se informó en un comunicado de prensa. Al interrogar a los ocupantes, los gendarmes advirtieron que uno de los autos actuaba como “puntero”, tratando de alertar a los ocupantes del otro vehículo sobre los puestos policiales.
“Durante el registro de uno de los rodados, los uniformados detectaron anomalías e indicios de manipulación en los burletes de las puertas y en la guantera y al profundizar la inspección, en presencia de testigos, descubrieron 107 paquetes rectangulares distribuidos en ese sector y debajo de los asientos delanteros. De esta manera, la Unidad Fiscal interviniente dispuso la detención de los involucrados: dos hombres y una mujer, como así también el decomiso de ambos vehículos y de los 109,819 kilos de cocaína transportados”, se detalló en el consignado comunicado de prensa.
El otro procedimiento antidrogas fue concretado por el personal del Escuadrón 21 La Quiaca que se encontraba realizando tareas de patrullaje en el sector denominado Paso Internacional Tripartito Zapaleri, donde advirtió que “tres camionetas circulaban en columna y sin luces, dirigidas por la luz de la luna”.
Ante esta situación, los gendarmes intentaron detener la marcha de los rodados, pero al percatarse de la presencia de los efectivos, los conductores aceleraron en dirección a los países vecinos, lo que derivó en un seguimiento controlado. De este modo, los gendarmes lograron dar con una camioneta Toyota Hilux, que se dirigía hacia la frontera con la República de Chile.
Durante la inspección del vehículo, fueron detectadas 15 bolsas arpillera que contenían 256 paquetes con estupefaciente, que al ser sometidos a las pruebas de campo Narcotest y pesados, marcaron un total de 271 kilos de marihuana.
“Cabe destacar, que al estar en la profundidad de la puna jujeña (zona inhóspita, con temperaturas bajo cero y sin cobertura telefónica), los gendarmes debieron tomar contacto con la Unidad Fiscal Federal de la provincia mediante el uso de un teléfono satelital, la cual autorizó el traslado del rodado hasta el asiento de la Unidad donde luego se realizó la correspondiente fiscalización. Finalmente, mediante el labrado de actuaciones por la Unidad Fiscal interviniente, se incautó el vehículo que resultó tener pedido de secuestro por robo en Chile”, se informó en un comunicado de prensa.
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