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Peugeot lanzó el nuevo 2008 fabricado en la Argentina: qué trae y cuánto cuesta

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Peugeot puso a la venta en la Argentina la nueva generación del 2008, el SUV compacto que pertenece al segmento de Chevrolet Tracker, Volkswagen T-Cross, Jeep Renegade, Nissan Kicks y Honda HR-V, entre otros modelos.

El nuevo Peugeot 2008 se fabrica en la planta de El Palomar, Buenos Aires, fruto de una inversión de 270 millones de dólares que permitió instalar allí la plataforma modular CMP sobre la cual se produce, al igual que el -también argentino- 208.

A diferencia del 208, que acaba de tener un rediseño visual y leves retoques de equipamiento, el 2008 sí se expuso a una renovación profunda, que incluye cambios en la arquitectura, el diseño, la mecánica y la oferta de seguridad y confort.

Nuevo Peugeot 2008. Foto: Stellantis.

El diseño del nuevo Peugeot 2008

El nuevo 2008 adopta la nueva firma luminosa distintiva de Peugeot. Se caracteriza por tres garras luminosas verticales LED que se integran en las inserciones del paragolpes. En las versiones GT, el efecto de las tres garras se extiende por primera vez a la función de iluminación de los faros “full LED” mediante el uso de tres módulos ópticos.

Los nuevos faros traseros LED, que equipan a todas las versiones del nuevo 2008, reinterpretan las tres garras que identifican la parte trasera de un Peugeot. Están compuestas por tres láminas horizontales superpuestas, que contribuyen a ampliar visualmente la postura del vehículo. Las luces de marcha atrás y los intermitentes también son LED.

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El nuevo 2008 recibe una parte frontal inédita, que incorpora el nuevo emblema de Peugeot, y una grilla delantera color carrocería para la versión GT o negro piano para Active y Allure.

El Gris Selenium, elegido como el color de lanzamiento es también el tono disponible para todas las versiones. La versión GT incluye una carroceria bitono, con techo en color negro. En todos los nuevos 2008, los espejos retrovisores son negro piano, independientemente del color de la carrocería elegido. Está disponible en cinco colores de carrocería: Gris Selenium, Negro Perla Nera, Blanco Nacré, Gris Artense, y Azul Quasar.

Mide 4,30 m de largo, 1.992 m de ancho y 1,55 m de alto. El baúl cuenta con una capacidad de 419 litros.

Nuevo Peugeot 2008. Foto: Stellantis.

Nuevo Peugeot 2008. Foto: Stellantis.

Qué motor trae el nuevo Peugeot 2008

Se presenta en la Argentina con una única motorización: el turbo-nafta T200 que genera 120 CV de potencia máxima a 5.750 rpm y 200 Nm de par máximo a 1.750 rpm. Estas cifras son posibles gracias a elementos como el uso de un turbocompresor con válvula de descarga electrónica, inyección directa de combustible y el exclusivo sistema MultiAir III, que permite un control más flexible y eficiente de las válvulas de admisión.

El SUV, que equipa una caja automática CVT de siete velocidades, puede acelerar de 0 a 100 km/h en 10,3 segundos con una velocidad máxima de 190 km/h.

La transmisión automática CVT tiene tres modos de funcionamiento. En modo Automático, el conjunto se ajusta según el estilo de conducción del conductor. El modo manual está dirigido a quienes gustan de tener siempre el control y permite cambios secuenciales mediante la palanca de cambios o las levas detrás del volante. Por último, el modo Sport añade deportividad a la conducción. Actúa sobre la dirección, el control de estabilidad, el mapeo del acelerador y cambia la respuesta y el tiempo de cambio de marcha.

El equipamiento del nuevo Peugeot 2008

La pantalla táctil, que se combina con una nueva instrumentación digital de 3D y tecnología holográfica de 10 pulgadas para la versión GT y de 2D para Active y Allure, posee un nuevo diseño de pantalla es totalmente personalizable. En el centro del panel se encuentra el sistema de entretenimiento PEUGEOT i-Connect®, que cuenta con una pantalla táctil de alta definición de 10,3 pulgadas. El sistema multimedia cuenta además con seis altavoces (cuatro altavoces + dos Tweeters) y cuatro entradas, USB y USB-C.

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También se destaca en el panel central, la incorporación de una botonera táctil en la parte superior de las teclas piano, con accesos directos a diversas aplicaciones. El modelo añade una nueva perilla de control de volumen en el panel, y un nuevo cargador inductivo de 15W con refrigeración constante para smartphones, este último presente en las versiones Allure y GT.

Otra de las novedades del Nuevo PEUGEOT 2008 es la duplicación inalámbrica de los sistemas Apple CarPlay y Android Auto, que permite la conexión a los recursos del smartphone sin utilizar cable.

El asistente de conducción PEUGEOT incluye para las versiones Allure y GT:

  • Vision Park 360º
  • Frenado autónomo de emergencia
  • Asistencia al mantenimiento de carril
  • Alerta de punto ciego
  • Lectura e indicador de límite de velocidad
  • Indicador de descanso recomendado
  • Alerta de riesgo de colisión
  • Luces altas automáticas

Entre los elementos disponibles para toda la gama 2008 se encuentran: Ayuda al arranque en pendiente, Airbags frontales conductor y pasajero, Airbags laterales delanteros, Fijaciones de Asientos ISOFIX y TOP TETHER, Alerta de subinflado de neumático (iTPMS). y que se suma para las versiones Allure y GT los airbags de cortina.

Cuánto cuesta el nuevo Peugeot 2008

  • 2008 Active: AR$ 31.200.000
  • 2008 Allure: AR$ 33.000.000
  • 2008 GT: AR$ 35.900.000
Nuevo Peugeot 2008. Foto: Stellantis.

Nuevo Peugeot 2008. Foto: Stellantis.

Nuevo Peugeot 2008. Foto: Stellantis.

Nuevo Peugeot 2008. Foto: Stellantis.

Nuevo Peugeot 2008. Foto: Stellantis.

Nuevo Peugeot 2008. Foto: Stellantis.

Nuevo Peugeot 2008. Foto: Stellantis.

Nuevo Peugeot 2008. Foto: Stellantis.

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En el corazón del Barrio Chino: el imponente restaurante cantonés con una particular forma de atender a los clientes

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  • 7 minutos de lectura

En medio del multitudinario Barrio Chino porteño, Royal Mansion no pasa desapercibido. A diferencia de otros restaurantes populares de la zona, que apuestan a una escenografía arquetípica (dragones, lámparas de papel, guirnaldas), este local esquiva el lugar común y ofrece un esplendoroso salón de glamour aristocrático. Sillones capitoné, elegantes sillas tapizadas, boxes que suman intimidad, un primer piso apartado, grandes lámparas con formas de mandalas, colores dorados y rojos por doquier. De dueños cantoneses, la especialidad de la casa es el llamado dim sum, un concepto que engloba platos compuestos de pequeños bocados, que en China suelen comerse al comienzo del día.

“La tradición es comer dim sum en el desayuno o en el almuerzo, pero cada vez hay más restaurantes, incluso en China, que los ofrecen hasta bien entrada la noche”, cuenta J., uno de los tres socios del restaurante que curiosamente prefiere no revelar su nombre y apellido, y tampoco quiere sacarse fotos para la entrevista. “Lo que importa es el lugar, no nosotros”, se disculpa repetidamente, de manera educada y con timidez oriental.

La amplia carta, con más de 100 opciones, arranca con dumplings de todo tipo y color, incluyendo ravioles chinos a la plancha, al vapor o fritos, además de esponjosos panes rellenos de cerdo y crujientes empanaditas de camarones. Hay pato laqueado y garras de pollo braseadas; fideos de arroz anchos y patitas de cerdo; arroz glutinoso y pescado entero; costillitas fritas y tofu picante; tripas crocantes y calamares salteados. Siendo una gastronomía de Cantón, la mayoría de los platos no son picantes, aunque hay excepciones para los que aman el ardor del ají.

Entrar a Royal Mansion es como sumergirse en un mundo onírico, delicioso, donde se une la tradición con la modernidad. Para sorpresa del visitante, un robot con cara de gato aparece entre las mesas llevando la comida mientras se exhiben antiguas vaporeras de bambú, humeantes teteras doradas y vasija importada por ellos mismos desde China.

–¿Como se les ocurrió abrir Royal Mansion?

–Somos tres socios que venimos de la gastronomía. En mi caso, nací en Cantón y llegué a la Argentina en 1993. A los pocos días, todavía sin saber el idioma, me contrataron de mozo en un tenedor libre chino, un formato de restaurante que por ese entonces estaba de moda. En China yo era profesor de Lengua, así que mi primera experiencia en gastronomía fue acá en la Argentina. Luego tuve mi propio tenedor libre. Poco antes de la pandemia, nos dimos cuenta, con mis socios, de que faltaban en Buenos Aires propuestas de cocina china más real, que fueran más parecidas a lo que se come en Cantón. Nos contactamos con cinco cocineros en China, que trabajaban en un hotel con dim sum, y los convencimos de venir. Abrimos Royal Mansion a principios de enero de 2020; enseguida tuvimos que cerrar todo un año por culpa del Covid-19.

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–Ya con estos años de experiencia, ¿qué descubrieron? ¿El comensal argentino estaba preparado para una cocina china más real?

–Algunos sí, pero la mayoría no. Antes de abrir, yo viajé por Perú, Estados Unidos y Canadá, donde hay gente mucho más acostumbrada a la verdadera cocina china. Es verdad que en esos países la inmigración es más antigua, pero cuando vas a un restaurante allá, ves todo tipo de público comiendo con palitos, animándose a probar cosas que no conocen. Acá estamos recién arrancando.

Lo más común es pedir varios platos y compartirlos entre los comensalesNicolas Suarez – LA NACION

–¿Cuál es el plato que más piden los argentinos?

–Nosotros hoy tenemos dos cartas, una más tradicional, que es la que piden nuestros paisanos, y otra más corta, con esos platos que más se ven en este barrio: chau mien, chop suey, chau fan, arrolladitos primavera, pollo con almendras, ese tipo de sabores. Muchos de los argentinos piden casi todo de esa segunda carta, y solo algún plato de la primera. Aunque por suerte, cada vez son más los que se animan y vienen especialmente para probar los otros platos, los que son más chinos.

«Tenemos un menú con fotos, para que los argentinos puedan ver qué es cada cosa. Y cuando alguien pide algo que nos parece que no le va a gustar, los mozos le advierten», explican los dueños del restauranteNicolas Suarez – LA NACION

–¿Y qué es lo que menos les gusta a los argentinos?

–Las garras de pollo con salsa de porotos negros fermentados. En parte fue nuestra culpa: cuando hicimos la primera traducción de ese plato, nos confundimos, y en la carta pusimos pata de pollo. Entonces muchos lo pedían y, luego, cuando veían que eran las garras, lo devolvían. Por eso tenemos un menú con fotos, para que los argentinos puedan ver qué es cada cosa. Y cuando alguien pide algo que nos parece que no le va a gustar, los mozos le advierten. Por ejemplo, las patitas de cerdo con vinagre dulce o el tendón de res con masa glutinosa. Son platos muy distintos a los que se suele comer acá. Igual, para mí, está bueno animarse. Cuando yo llegué a la Argentina, probaba de todo, incluso cosas que nunca había comido antes, como la pizza.

Las garras de pollo con salsa de porotos negros fermentados es un plato muy común en China que a los argentinos, sin embargo, les cuesta aceptar Gonzalo Colini

–¿Y hubo algo que no te haya gustado para nada?

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–Me siguen costando los dulces. Acá comen postres demasiado dulces, mucho más que en China. Por eso, cuando tenemos un cumpleaños, le compramos la torta a algún paisano, porque las de las panaderías de acá nos empalagan.

–Ustedes tienen un robot como camarero. ¿De dónde salió esa idea?

–Lo vimos afuera y nos pareció divertido, así que lo importamos de China. Es un robot que va por las mesas llevando los platos. Más que nada lo usan los propios mozos, como una ayuda, cuando tienen que llevar varios platos al mismo tiempo. Tiene cara y orejas de gatito y cuando los chicos lo tocan, les pide con su voz de gatito que no lo hagan.

El robot con cara de gato que ayuda a los mozos, una de las grandes atracciones del lugarNicolas Suarez – LA NACION
«El robot tiene cara y orejas de gatito y cuando los chicos lo tocan, les pide con su voz de gatito que no lo hagan»Nicolas Suarez – LA NACION

–¿Hay diferencias en el modo de pedir la comida entre chinos y argentinos?

–Sí, los argentinos quieren primero la entrada, luego el plato principal, y finalmente el postre. Mis paisanos en cambio saben que los platos van saliendo de la cocina, algunos más rápido, otros tardan más, pero sin un orden especial. Y piden varias cosas a la vez, porque todo se comparte al medio de la mesa.

–Si tuvieras que recomendar un menú para cuatro argentinos, ¿qué les dirías?

–Empezaría con dim sum: unos panes al horno rellenos de cerdo a la barbacoa, unos ravioles al vapor con camarones, otros ravioles de cerdo, luego un rollo de arroz con camarones, algunas verduras chinas salteadas, también las chauchas con cerdo picado y cebada, y por último, unos fideos de arroz anchos al wok. De postre, la tarta de huevos crocante.

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Panes al horno rellenos de cerdo a la barbacoa, uno de los platos del «dim sum» que ofrece Royal MansionGonzalo Colini

–¿Tenés más clientes de la colectividad china o argentinos?

–Depende del día. En feriados y fines de semana vienen muchos chinos, porque son los días que ellos no trabajan. Pero, en general, el 60% y 70% de los clientes son argentinos. Y también vienen muchos turistas chinos, incluso varios que vienen de lugares como Estados Unidos, y que cuando llegan nos dicen que nuestra comida china es más rica que la que consiguen en los países donde viven. Lo que pasa es que en los Estados Unidos ya muchos restaurantes no ofrecen comida que se hace in situ, sino que les compran a fábricas y solo calientan los platos.

–¿Qué papel tiene un restaurante como el tuyo en la Argentina?

–Creo que la gastronomía es una herramienta importante para darnos a conocer, para llevarnos bien. Venís de noche, comés un buen plato, tomás un rico vino… No hay nada mejor para fortalecer las relaciones entre chinos y argentinos.

Conforme a los criterios de
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