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SOCIEDAD

Qué está en juego en las elecciones primarias de New Hampshire: las fichas mueven Trump, Haley y Biden

Demócratas y republicanos fueron a las urnas este martes, pero con diferente intensidad y objetivos: el ex presidente busca una victoria en la interna republicana de tal magnitud que deje fuera de la carrera -o al menos muy dañada- a su rival Nikki Haley

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La candidata republicana Nikki Haley comenzó el día agradeciendo a votantes a fuera de uno de los centros de votación en New Hampshire, la primera elección interna luego del caucus de Iowa de la semana pasada (REUTERS/Brian Snyder)
La candidata republicana Nikki Haley comenzó el día agradeciendo a votantes a fuera de uno de los centros de votación en New Hampshire, la primera elección interna luego del caucus de Iowa de la semana pasada (REUTERS/Brian Snyder) (BRIAN SNYDER/)

(Washington, Estados Unidos) Desde la mañana de este martes, demócratas y republicanos del Estado de New Hampshire concurren a los centros de votación pero con escenarios y objetivos bien distintos. La elección que realmente importa es la del Partido Republicano, en la que se espera también una incidencia de muchos votantes independientes.

La carrera del actual partido opositor por la nominación presidencial quedó compuesta por dos candidatos: el ex presidente Donald Trump y la ex gobernadora de Carolina del Sur, Nikky Haley. En un momento llegaron a ser 14 los precandidatos y el último en bajarse fue el gobernador de Florida, Ron DeSantis, que el domingo decidió suspender su campaña y apoyar al ex presidente.

Haley pasó todo el martes respondiendo a periodistas que le preguntaban si una eventual derrota en New Hampshire la dejará fuera de la contienda. Ella insistió una y otra vez que seguirá en carrera. “No, no me bajaré si pierdo hoy”, dijo temprano a la mañana a Fox News. Más tarde, pasado el mediodía, repitió lo mismo en CNN. “Esto siempre ha sido un maratón. Nunca ha sido un sprint”, dijo, luego de insistir que competirá en Carolina del Sur más allá del resultado de New Hampshire.

La candidata presidencial republicana y ex embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, es entrevistada en Fox & Friends (REUTERS/Brian Snyder)
La candidata presidencial republicana y ex embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, es entrevistada en Fox & Friends (REUTERS/Brian Snyder) (BRIAN SNYDER/)

La campaña de Haley, a su vez, emitió un memorandum en el que reforzó ese punto. “No nos iremos a ninguna parte”, escribió Betsy Ankney, su directora de campaña.

La apuesta de la candidata es que a lo largo de la maratón pueda reunir tras de sí no sólo a los republicanos anti-Trump, sino también a los independientes que quieren evitar el regreso del magnate a la Casa Blanca. Haley confía especialmente en poder ganar en las primarias de Carolina del Sur, donde ella fue gobernadora, aunque según las encuestas hoy está 30 puntos abajo de Trump.

La presión de Trump y la de los donantes

La ex gobernadora está bajo presión para definir si sigue o no luego de esta noche, tanto por la insistencia de Trump para que se baje cuanto antes como por el tema del financiamiento, ya que algunos donantes condicionan seguir aportando dinero a que ella logre un buen resultado ahora.

El ex presidente de Estados Unidos y candidato presidencial republicano Donald Trump también fue a saludar a los votantes y visitó un colegio electoral de New Hampshire ( REUTERS/Mike Segar)
El ex presidente de Estados Unidos y candidato presidencial republicano Donald Trump también fue a saludar a los votantes y visitó un colegio electoral de New Hampshire ( REUTERS/Mike Segar) (MIKE SEGAR/)

El ex presidente lo dijo explícitamente el lunes durante uno de sus actos. Quiere que Haley se baje si pierde en la noche del martes así los republicanos pueden centrar todas sus energías en confrontar con Joe Biden.

El segundo motivo es el del financiamiento de la campaña. Para ganar una nominación presidencial en Estados Unidos, antes de convencer a los ciudadanos hay que atraer a los donantes. Haley ha logrado ser la beneficiada por algunos millonarios para que aporten dinero en su campaña, pero hay quienes quieren ver resultados para seguir haciéndolo.

Otros, para poner dinero, pretenden que en la elección de este martes Haley logre avances significativos. Por ejemplo, uno de los fundadores de la cadena Home Depot, Ken Langone, dijo al Financial Times que pondrá “una buena suma de dinero” en la campaña de Haley dependiendo del resultado de New Hampshire.

Pese a la incidencia desconocida que pueda tener el voto independiente en favor de Haley, muy pocos analistas se animan a pronosticar un escenario diferente al de una victoria de Trump en New Hampshire. Lo que definirá cómo sigue la interna repúblicana es con qué diferencia gane el ex mandatario.

¿Quién es mejor candidato para enfrentar a Biden?

Otro de los argumentos más repetidos por Haley en todos los medios con los que se entrevistó este martes fue marcar que, si bien todas las encuestas marcan a Trump como favorito, en todos los casos hay una mitad -más grande o más chica- de los votantes que no lo eligen. Por eso motivo su argumento es que la ciudadanía no quiere tener que elegir nuevamente entre Trump y el actual presidente Joe Biden, y que por ello es importante que ella pueda ganar las primarias republicanas.

El escenario más probable es que se repitan las elecciones de 2020 (Foto AP)
El escenario más probable es que se repitan las elecciones de 2020 (Foto AP) (John Locher/)

Haley busca posicionarse además como una candidata mejor posicionada para ganarle a Biden que Trump, dado que sus niveles de rechazo son más bajos que los del ex presidente.

Los cambios de tono

Otro elemento que cambió en las últimas horas de la interna republicana fue el tono de los candidatos.

El ex presidente, que suele hacer campaña más en un tono agresivo apelando a rasgos de la personalidad o la apariencia de sus rivales, poniéndoles apodos y tratando de humillarlos, hizo una movida diferente al apelar a un tema programático. Acusó a Haley de proponer recortes a la seguridad social, algo que obligó a la ex gobernadora a reaccionar diciendo que su rival miente y desvirtúa una de sus propuestas.

Del otro lado la ex gobernadora también cambió su tono y se volvió más agresiva: acusó a Trump el fin de semana de no estar mentalmente capacitado para el puesto, luego que en un acto de campaña la confundiera a ella con la demócrata Nancy Pelosi.

¿Qué hacen los demócratas?

Si bien este martes también se celebran internas de los demócratas en New Hampshire, estas son simbólicas dado que no asignan delegados al congreso del partido que definirá el candidato.

Biden pretendía cambiar el calendario electoral del partido para empezar por Carolina del Sur, pero New Hampshire se resitió e igual realiza las elecciones este martes. Sin embargo, el presidente no se registró allí por lo que no aparece en la boleta que se le entrega a los votantes demócratas.

El presidente Joe Biden y la primera dama Jill Biden viajaron este martes en el Marine One a Virginia para celebrar un acto de campaña junto a la vice Kamala Harris (REUTERS/Leah Millis)
El presidente Joe Biden y la primera dama Jill Biden viajaron este martes en el Marine One a Virginia para celebrar un acto de campaña junto a la vice Kamala Harris (REUTERS/Leah Millis) (LEAH MILLIS/)

De todas formas sus militantes están haciendo campaña para que la gente igual lo vote, aunque para hacerlo, deberán escribir a mano su nombre en un espacio en blanco que queda en la hoja de votación.

Tan poca importancia le da el presidente a esta elección en New Hampshire que su agenda incluye un acto de campaña pero a 1.000 kilómetros de allí, en el estado de Virginia.

Otro asunto en que la campaña de Biden ha puesto el foco en las últimas horas es el aborto. Para ello encargó a la vicepresidenta, Kamala Harris, que recorra algunos estados sensibles con el tema para hacer campaña al respecto.

SOCIEDAD

Mundos íntimos. Parir en el extranjero: cómo es ser madre en otro idioma y que te consideren poco abnegada

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Dislocar: verbo transitivo. Sacar de su lugar. Referido a huesos y articulaciones, usado más como pronominal

La maternidad te saca de lugar. Te descoloca pero, sobre todo, te disloca: las dislocaciones (o luxaciones) son lesiones en las articulaciones que arrancan los extremos de los huesos y los sacan de su posición. Te arranca los extremos –todos los extremos– y te deja en carne viva. Por estar en una posición otra, la maternidad es una forma de exilio. Te posiciona fuera del yo. En la maternidad una persona se pierde. Es como tantear la niebla en la oscuridad; una penumbra que enmaraña el sentido. Lo que digo no es una novedad. Con una amiga querida intercambiamos experiencias maternas y llegamos a la misma resolución. La maternidad como exilio fue una nota concluyente. Ser mamá es deslizarse por una geografía empinada, foránea, que estalla de manera constante porque en sus pliegues yacen artefactos inexplorados, harto inflamable y predominantemente explosivos. Un tobogán de la sinrazón.

Cuando digo maternidad no intento excluir al padre, al pater, la paternidad. No hay política detrás de este texto excepto toda política que ineludiblemente acompaña todo texto. Pero quiero hablar desde mi voz de mamá, la mamá que devine viviendo en el exilio. Por cierto, decir exilio merece una aclaración. Desde hace muchos años que escribo sobre los dislocamientos, sus poéticas y articulaciones –esas figuraciones lesionadas, esos arranques deshuesados– provocadas por el exilio. Pero exilio es un término controvertido. No dejé mi lugar de origen por alguna forma de persecución ni me vi forzada a pedir refugio político. Nadie me obligó a irme. Nadie me enajenó. Dejé mi patria porque, como muchos, busqué oportunidades en circuitos más amplios de conocimiento, en sitios con economías hasta cierto punto estables, en instituciones académicas que me expusieran a una matriz de saberes amplios y diversos que, entonces, no detectaba en mi cercanía.

Para Gisela Heffes, había prácticas de tratamiento del embarazo que parecían distintas a las conocidas, pero había que aceptarlas y disfrutar la “dulce espera”.Para Gisela Heffes, había prácticas de tratamiento del embarazo que parecían distintas a las conocidas, pero había que aceptarlas y disfrutar la “dulce espera”.

Un combinado de posibilidades. Pero de un modo u otro dejar la tierra de origen es una experiencia liminal. Y aunque sin duda la mía fue una experiencia hasta cierto punto “privilegiada”, no es fácil ni fue fácil. La tierra a la que llegué no sustituyó la que dejé, pero tampoco me fue enteramente ajena. Devino un sitio en donde el cuerpo, la voz, la mirada, me obligaron a moverme, a hablar, a ver y observar, a escuchar y sentir desde una posición inédita, en la que no me había apostado previamente y que revelaba mi condición de neófita. El decir y oír palabras inexploradas –a pesar de conocer la lengua– el mirar, oler, sentir, palpitar, y reaccionar con el cuerpo atravesado por una topografía física, mental, psicológica, emocional e incluso epistemológica u ontológica, me atiborró con la torpeza típica del principiante.

Me gusta la idea de dislocamiento a pesar de tantas otras opciones (desarraigo, destierro, desplazamiento, exilio voluntario). Imagino un dislocamiento del hombro, de la cadera. Ese dolor intenso que impide que el lenguaje se manifieste. O que se manifieste en toda su plenitud.

Maternidad. 1. f. Estado o cualidad de madre.

Dar a luz fuera de la tierra de origen, dislocada sin ser forzada a partir, dejar la patria –que en un mundo ideal sería matria: ese matriarcado ansiado, un regreso al oikos que te arropa, te envuelve, te abriga y te nutre. Del griego, oikos significa “casa”. Dar a luz, parir: experimentar un estado o cualidad de madre permanente. Vivir en el exilio del yo. Y habitar otro exilio, el del cuerpo que se mueve en otra lengua –y otra tierra. Un yo fuera del yo fuera del cuerpo. Esa posición física enajenada que yace fuera de sí también determina al lenguaje. Y lo define. El sonido que el cuerpo emana, por ejemplo, varía de frecuencia, y, de igual modo, la vocalización y la cadencia. Si la maternidad es exilio, el desalojarse del cuerpo-territorio en la que una persona nació (yo, en este caso) ¿cómo es ser madre en el exilio? ¿Cómo es ser madre en otra lengua? ¿Cómo es parir en inglés (o para el caso francés, alemán, chino, hebreo, rumano, etc…)? ¿Y cómo es el cuerpo cuyo vientre fecundo te obliga a desplazarte con el soplo de otro ser que te habita?

Gisela Heffes con su hija. Ahora tocaba educarla, pero sin resignar su carrera profesional.Gisela Heffes con su hija. Ahora tocaba educarla, pero sin resignar su carrera profesional.

Regresemos en el tiempo. La mujer está embarazada. Antes, tuvo un aborto espontáneo (no me gusta “aborto espontáneo”, prefiero el término miscarriage, en inglés, porque el mis que precede al carriage concentra pérdida, acumula vacío y solidifica dolor). Pero mis(s) no sólo atañe al verbo “perder” sino también “extrañar”. Es perder esa carga preciada, pero extrañarla. Añorarla aún sin llegar a ser. Extrañarla tremendamente. La mujer que ensaya ser madre regresa al ginecólogo y, por fin embarazada, acoge la noticia de que su bebé es un breech baby. La ignorancia por no saber cómo lo llaman en su tierra la abruma. Recurre al diccionario. El vacío se redobla con la ausencia de referentes. ¿Cómo le dicen al breech baby en Argentina? Una enciclopedia sugiere bebé de nalgas. Pero en Argentina no se usa la palabra “nalgas”. Ese diccionario apunta a otro español. Un español disonante para la madre. Misma lengua pero no. Un ¿bebé de culo? ¿De cola? ¿De trasero? La madre de la madre le explica que ella también fue un bebé de culo-cola-trasero-nalgas. Que se dio vuelta antes de nacer. Que el obstetra –esos de antes, que hacían magia sin someterte a una cesárea– la sacó con sus habilidades magistrales por la cola un 26 de noviembre de 1971 en la clínica Marini (ya no existe). Pero en EEUU, un bebé de culo-cola-trasero-nalgas requiere cirugía.

La obstetra le sugiere que den vuelta a su bebé antes de dar a luz (“dar a luz”, otra expresión que no encuentra equivalente en inglés). Esa operación sin cirugía pero con las propias manos de la obstetra la titulan, en la tierra que ahora habita, External Cephalic Version (ECV). Google Translation le ofrece una traducción bastante literal: “versión cefálica externa”. Este procedimiento consiste en dar vuelta con la mano experta de la obstetra al bebé, sin cirugía, en el hospital, y conectada la madre a múltiples monitores. Pero, y a pesar de someterse a tal ejercicio dactilar, el bebé volvió a darse vuelta.

Inconsciente de este gesto rebelde y contestatario que se efectuaba en su vientre enorme y cilíndrico, cuando las contracciones llegaron, y la beba de culo-cola-trasero-nalgas rebotaba contra el umbral del canal de parto, hubo que aceptar que tendría una cesárea pese a tanto y pese a todo. Le ataron las muñecas; la crucificaron en una camilla horizontal. La desnudaron y la volvieron a cubrir con sábanas de papel esterilizado. Abrieron un hueco en forma de rectángulo al que se arremetieron, médicos y enfermeras, con tijeras metálicas, bisturís, agujas e hilos, para arrancar, con vida y rozagante, el cuerpo pequeño de su hija. La madre no recuerda si gritó en inglés, español o castellano. Si sus lágrimas exaltadas y eufóricas desplegaban un rictus idiomático local o extranjero, o se expandían, como el cuerpo trémulo, a la emoción desenfadada y feliz de la maternidad.

Amamantar. 1. tr. Dar de mamar. Sin.: lactar, atetar.

Lo primero que la madre nota, cuando recobra la conciencia, es a su beba en su pecho llorando, y a su lado, una enfermera con uniforme diferente que la espía desde un costado del ojo. La madre tiene la lengua un poco atascada. Le habla, quien sabe en qué idioma, pero a la enfermera parece no molestarle. Su misión es otra. No es policía de la lengua sino policía de la teta. Deposita unos folletos sobre la mesada junto a la camilla. La mira ahora de manera un poco más directa. Desde un centro que se despliega hacia adentro. La madre no puede percibir, exactamente, de qué se trata. En inglés, le pregunta si considera amamantar a su hija. Por qué no, piensa la madre, pero no alcanza a decir nada ya que el dolor intenso del posoperatorio, sumado al llanto de su hija, que la perturba, no le permite extender su concentración más allá de esa órbita precisa. Le habla y le explica, agarrando su pecho y llevándolo a la boca de su hija que llora incansable de hambre y destierro, que si no le da la teta, la beba, tu beba, no se desarrollará saludablemente. No hay nada como la leche materna, remata. La madre cierra los ojos por un instante, aún bajo los efectos de los narcóticos que le inyectaron para paliar el dolor, para tajarla, y para inducir a su hija, y no logra entender por qué algo tan natural y orgánico de repente se torna una imposición cuasi fascista. La mujer le lastima el seno al obligarla a darle de mamar a su hija, y cuando la madre cobra un suspiro de lucidez, la empuja fuera de sí y le pide que se vaya. No recuerda si lo hizo en inglés, español o castellano. Lejos de la vigilancia insidiosa de la mujer, madre e hija se enredan indivisibles en un hálito sin palabras.

Migrante; migrar. 1. intr. Trasladarse desde el lugar en que se habita a otro diferente. Sin.: emigrar, inmigrar, mudar.

En el país que habito, muchas mamás tienden a ser abnegadas. Conozco unas cuántas profesionales que archivaron el título de abogacía en el cajón luego de parir. Nuca supe si aquella abnegación es un vehículo inconsciente para autoconvencerse de que su rol de madre acredita tal sacrificio, o un cálculo meramente económico frente al alto costo de las guarderías o niñeras. Puede ser además la influencia puritana, que late en cada recoveco de esta tierra. En todo caso, ser madre que trabaja es otra forma de habitar el exilio, en el exilio mismo. A veces su hija dice I love you, mom! Pero cuando le recrimina que está “trabajando” y no le dedica su tiempo incondicional a ella, la desacredita con un lapidario never mind. ¿Acaso yo fui grosera, de chica? se pregunta sabiendo que la respuesta es afirmativa. ¿Acaso es esto el efecto búmeran de la genética? ¿O es algo que ella mamó de mi teta cuando apenas era una beba? Le responde en castellano, español, inglés. Por la noche, la arropa con un fragmento de Dailan Kifki. Good night, dice la hija, contenta. Ta mañana, responde la madre. Y así, cada día, mes, año, en el exilio de la vida y en la vida del exilio, entre lenguas que se rozan y confunden, entre gestos y muecas y ademanes disonantes.

Enfocar. 1. tr. Hacer que la imagen de un objeto producida en el foco de una lente se recoja con nitidez sobre un plano u objeto determinado. Ant.: desenfocar.

Parir en el exilio se asemeja a un impulso por encuadrar la experiencia presente en un marco obstinado en borrarse. Es vivir fuera de foco: la guardería y el colegio, los amigos y las vacaciones, la salud, la terapia, la ortodoncia, la pubertad, la ropa, los modos de comer y de vestirse, de hablar, pararse, esperar, saludar. Desde mi nervio óptico, echar los cimientos en una esfera otra es transcribir las vivencias íntimas e inalienables en un intento por delimitar el foco, enfocar lo que no cabe en el marco del lente porque el marco es, en efecto, otro, el medium es otro, el plano es otro. Pura divergencia. Una existencia en continua asonancia. En la esfera que es la tierra que uno habita, el ser madre, parir, amamantar, cuidar, abrigar, cantar (“Manuelita vivía en Pehuajó” y “The Itsy Bitsy Spider”) es anidar lo recóndito. Gravitando al ras del suelo, los huesos arrebatados de cuajo y sus extremos dislocados ovillan el cuerpo desterrado, su voz, la mirada, los pies. Las manos. Y en el gravitar, esparcen semillas ansiosas de ímpetu y arraigo.

Gisela Heffes es escritora y enseña literatura y cultura latinoamericana en la universidad de Johns Hopkins. Sus publicaciones más recientes son el ensayo crítico “Visualizing Loss in Latin America: Biopolitics, Waste, and the Urban Environment” (2023), las novelas “Ischia” (Deep Vellum, 2023), “Cocodrilos en la noche” (2020; 2023), el poemario bilingüe “El cero móvil de su boca / The Mobile Zero of Its Mouth” (2020) y “Aquí no hubo ni una estrella” (2023). Es co-editora de “The Latin American Ecocultural Reader” (2020), “Pushing Past the Human in Latin American Cinema” (2021), “Un gabinete del futuro” (2022) y “Turbar la quietud” (2023).

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