Cristian Adrián Pérez Latorre (53) se codeaba con celebridades. Hace años vive y trabaja en Estados Unidos, donde opera a numerosas figuras de la farándula argentina que viajan a tratarse con él. Una de esas personas fue Silvina Luna, quien buscó en el cirujano, hace casi una década, un alivio al daño que le produjo la intervención que le había hecho Aníbal Lotocki con fines estéticos.

Transgresor, mediático, hacedor de tropelías y sin sustento académico y profesional. Así lo describieron a Clarín fuentes que lo conocieron y aseguran que no es una figura respetada en el medio quirúrgico. De hecho, se ganó la crítica de sus colegas por las declaraciones “sin sustento científico y alejadas de la realidad” que solía hacer en la televisión.

Su salida del país fue controvertida. Fuentes anónimas le contaron a este medio que, en su época de máximo apogeo en Argentina como cirujano plástico, Pérez Latorre habría emigrado debido a los numerosos juicios por mala praxis que afrontaba.

En sus redes sociales, se publicita como cirujano plástico certificado en Argentina (lo cual genera sospecha para muchos colegas porque la licencia médica en el país debe renovarse cada 10 años y la de cirujano plástico hay que certificarla cada 5) y como RNFA, es decir, primer asistente de un cirujano calificado para coordinar los cuidados perioperatorios.

Esto significa que no está autorizado para realizar ninguna operación, sino que puede, por ejemplo, cortar un hilo o dar ciertos puntos, bajo la supervisión de un cirujano.

Es que, según pudo comprobar Clarín, en Estados Unidos no cuenta con ningún aval médico ni de especialidad que lo habilite a ejercer la medicina.

En ese país existe una página web de acceso libre y gratuito ( donde uno puede buscar si el profesional en ejercicio cuenta o no con una licencia actualizada. En el caso de Pérez Latorre, ningún resultado coincide con el criterio de búsqueda.

En este marco, Fernando Felice, médico esteticista y cirujano plástico y reconstructivo , le explica a Clarín cuáles son las dos opciones para ejercer la medicina en ese país: hacer la formación médica en suelo norteamericano o hacer la reválida del título desde Argentina (paso 1 y 2 con exámenes) y finalizarla en Estados Unidos (paso 3 y 4 con prácticas clínicas).

“Luego, debería realizar años de investigación y publicar artículos científicos para que el Colegio Americano de Médicos lo considere como tal”, amplía.

Y advierte que nadie está exento de complicaciones, pero lo esperable es que sean leves, menores, y puedan resolverse, lo cual consta en el consentimiento informado que firma el paciente antes de someterse a una cirugía. “Eso no es mala praxis”, subraya Felice.

Por su actividad en las redes sociales, Pérez Latorre parecía haber vivido en Los Ángeles durante al menos la última década, aunque escribió en una publicación que era originario de Barcelona.

Ahora, deberá afrontar seis cargos por ejercer la medicina sin certificación y uno adicional por infligir lesiones corporales graves a una mujer.

Los hechos ocurrieron en el marco de una cirugía plástica realizada el 13 de julio de 2021, según informó CBS News. La investigación que llevó a su detención se centró en los procedimientos que Pérez Latorre realizó sin tener la debida certificación médica. En este marco, podría llegar a afrontar 10 años de prisión.

Incluso las principales estaciones de televisión creyeron que era legítimo, incluida CNN, que lo entrevistó para su edición en español en junio de 2014.

Pérez Latorre realizó intervenciones a una larga lista de famosos como Silvina Luna (murió el 31 de agosto de 2023), Susana Giménez, Adrián Suar, Griselda Siciliani, Valeria Lynch, Osvaldo Laport, Diego Olivera y Gustavo Bermúdez.

Según las fuentes, a la diva de los teléfonos le había realizado una cirugía en los brazos en 2006 que derivó en una infección de heridas.

Lo cierto es que el argentino era reconocido en el ambiente de las celebridades de Los Ángeles y fue señalado como el creador del “Ken humano”, llamado Justin Jedlica, un modelo estadounidense que se sometió a más de 100 operaciones para parecerse al famoso muñeco del mundo Barbie, y luego tuvo más para convertirse en una mujer transgénero.

Además, sus servicios eran promocionados por extrañas sesiones de fotos con modelos. En estas imágenes se ve cómo simula vendarlas después de una intervención quirúrgica o cómo éstas permanecen acostadas a su lado con los contornos de la cirugía marcados.

Mantuvo una amistad con Mariana Nannis, al punto tal que viajó a Marbella y se hospedó en su casa junto a toda su familia. Pero el vínculo se rompió y más tarde derivó en un enfrentamiento legal.

Así, en 2012, la ex esposa de Claudio Caniggia lo acusó de tener “un quirófano clandestino en Puerto Madero» y lo intimó a que exhibiera su habilitación y/o autorización del consorcio y/o Gobierno de la Ciudad del quirófano montado en «El Molino», donde denunció que practicaba cotidianamente intervenciones quirúrgicas menores.

En 2013, durante su visita al programa Desayuno Americano, Pérez Latorre cuestionó las intervenciones quirúrgicas a las que se había sometido Charlotte Caniggia. «Es una chica joven que incursionó en lo que es la cirugía plástica y la verdad que yo creo que el juicio de ella en lo que es la estética no coincide con su edad ni con la estética que quiere dar. Para mí se pasó de la raya, quiso transformarse en otra persona, y creo lo logró, pero no sé si fue positivo», señaló.