A medida que se desplazan a los funcionarios accesorios, la confrontación va ascendiendo al corazón del poder, a punto tal que cuando Santiago Caputo le transmite instrucciones a alguien, inmediatamente Karina Milei los conmina a ignorarlas. Y quien se impone, generalmente, es la astróloga.

El jefe de los Peaky Blinders se están manejando en una zona riesgosa, no sólo para él sino para todo el gobierno. La idea de que «Santiago está acumulando demasiado poder» sintetiza el pensamiento de los libertarios, y la piedra de toque fue la de 100.000 millones de pesos de gastos reservados para la SIDE, sin controles ni rendiciones de cuentas.

Santiago Caputo ya había gastado en los primeros tres meses del año 10.000 millones de la caja de publicidad de YPF para hacer su política, a través de Alejandra Rafuls, acercada por Rodrigo Lugones y el Enrique «Coty» Nosiglia. Karina, Manuel Adorni y Javier Lanari, quedaron excliídos de su manejo. «Al final los únicos que comemos salteado somos nosotros», rezongaban. Ahora la partida de la SIDE potenció el malestar.

Al día de hoy, lo único que comparten Karina y Santiago es el enfrentamiento con Sandra Petovello, a quien Javier Milei insiste en mantener para no pagar un costo político mayor. Pero la preferencia del presidente no está en duda, a punto tal que bloqueó tres días al asesor estrella la semana pasada, después de que un empresario de alto impacto en el gobierno acusara al Peaky Blinder de llevar a cabo un manejo «desaforado» de las finanzas y las oficinas del estado. No le faltaba razón, ya que ha hecho pie en la SIDE, en la Justicia, en los medios, en las encuestas, en las empresas públicas, en CAMMESA, en los trenes, en la relación con el Congreso, con los gobernadores, en las redes, y en el diseño de la estrategia política. Y lo hace sin responsabilidad institucional. Sin designación efectiva, es el jefe real del gabinete. Eso molesta a la mayoría, sobre todo a quienes deben poner la firma para convalidar sus decisiones y temen quedar expuestos a futuros carpetazos.

Además de la intromisión de Caputo en todos lados, otra cosa que molesta es su estrategia de alianzas políticas: mientras que Karina intenta darle dimensión territorial nacional efectiva a LLA, Santiago –en tándem con Guillermo Francos– no cesa de enviarles fondos a los gobernadores aliados, en particular los de aquellas provincias en las que Karina pretende desplazarlos para imponer a LLA. Santiago, en cambio, pretende mantenerlos subordinados con el tradicional método de chequera y látigo, para mantener la precariedad territorial y legislativa del gobierno, y así volverse cada vez más indispensable en la negociación parlamentaria.

No se trata de una interna menor, ya que se trata de las dos figuras más determinantes del gobierno, después de Javier Milei. Es difícil imaginar una negociación, ya que Santiago Caputo está infectado de su ambición de poder, y las consecuencias de una ruptura serían incalculables para un gobierno cada vez más débil. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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