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ECONOMIA

El mercado le baja el pulgar a Caputo y empuja a una devaluación antes de octubre

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Todo lo que podía salir mal, salió mal. El mensaje de Toto Caputo en la noche del jueves era una apuesta a todo o nada: si el mercado se sentía satisfecho con la insinuación de que el Tesoro de Estados Unidos prestará dólares, entonces el precio de los bonos subiría; pero si el mercado tomaba a mal el empecinamiento en sostener el techo de la banda cambiaria y seguir sacrificando reservas, entonces el desplome se aceleraría. Y esto último fue lo que ocurrió.

En un verdadero «viernes negro», los títulos de deuda soberana siguieron su caída libre, con pérdidas adicionales al desplome promedio de 20% de los últimos días. Así, uno de los títulos más transados, el AL29, cayó más de 4%, mientras el índice de riesgo país superó los 1.500 puntos.

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Al decir de los analistas, esto ya es algo más que «pánico pre-electoral»: es directamente la certeza de un default, además de la convicción de que el equipo económico no está asumiendo la realidad al defender un esquema de banda cambiaria que todos los economistas consideran fallido.

Prueba de ello es el regreso de la brecha cambiaria, aún pequeña pero creciendo a toda velocidad. La distancia entre el «contado con liquidación» y el dólar mayorista, que el jueves era de 4,6%, saltó a un 5,8%. Se suponía que, tras la explicación de Caputo y su equipo respecto de la fortaleza de la economía y la abundancia de dólares en el BCRA, esa brecha debería haber disminuido. Pero ocurrió todo lo contrario.

En un clima de pánico financiero, el Banco Central tuvo que vender nuevamente, esta vez ya no por u$s379 millones como el jueves, sino por un impactante volumen de u$s678 millones. Y las cuentas asustan: si esa venta se repitiera en los 24 días que faltan hasta las legislativas de octubre, habría que sacrificar reservas por u$s16.000 millones.

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Desde que el tipo de cambio llegó al techo de la banda, Santiago Bausili tuvo que desprenderse de u$s1.110 millones del BCRA. En apenas tres jornadas, y en una escala de aceleración, que demuestra que la frase «vamos a vender hasta el último dólar en el techo de la banda», pronunciada por Caputo en la noche del jueves, tuvo el efecto opuesto al que se buscaba.

Claro, el gobierno tiene otra versión de lo ocurrido: que el Banco Central «compró pesos» por un volumen de $1,6 billones, lo cual restará volatilidad y, en el corto plazo, hará que disminuya la demanda por divisas. Pero es un punto sobre el cual se está muy lejos del consenso.

La dinámica de la aceleración

Los actores del mercado -desde las empresas grandes hasta los pequeños ahorristas- interpretaron que el precio actual del dólar está subsidiado artificialmente por la política de ventas del Central, y que hay que apurarse a comprar ahora, porque en algún momento se «cerrará la canilla de dólares», ya sea por decisión propia del gobierno o por presión del Fondo Monetario Internacional.

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En las últimas horas, abundaron las comparaciones con crisis de la historia reciente, sobre todo con la del macrismo en 2018, cuando Federico Sturzenegger primero y el propio Toto Caputo después intentaron pulsear contra el mercado y sufrieron una contundente derrota.

Lo que afirman los economistas es que, en este tipo de contextos, los incentivos se alinean para que los exportadores minimicen sus ventas y los importadores traten de adelantar compras para acumular stock, todos a la espera de una devaluación futura. Y ese mismo incentivo funciona como acelerador de la crisis. Esa dinámica es lo que hace que el dato de la balanza comercial de agosto, que Caputo y compañía mostraron como prueba de la salud de la economía, haya sido considerado poco relevante.

Por otra parte, otras medidas del BCRA, como la que limita la operatoria cambiaria a los gerentes de bancos, sus cónyuges, padres, hijos y nietos, cayó mal en el mercado, donde se la interpretó como una «puntita de cepo». Es decir, una señal que va en el sentido opuesto al que se le recomienda al gobierno, que es liberar el mercado y dejar que el dólar flote.

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Todos mirando a Trump

Mientras tanto, la promesa de que habrá normalidad en el pago de vencimientos de deuda, tampoco terminó de consolidar la confianza. Primero, porque no se trata de una solución «de mercado», como sí lo fue en su momento el préstamo «repo» -con bonos en garantía- de un grupo de cinco bancos, o con la emisión de bonos del Tesoro suscribibles en dólares pero pagaderos en pesos.

Con un riesgo país en zona de default, esos recursos ya no son posibles, y solamente queda una solución de tipo política. Es decir, que un gobierno o un organismo de crédito apruebe una línea excepcional de crédito.

La versión más fuerte es que habrá una asistencia del Tesoro de Estados Unidos, a través de su Fondo de Estabilización Cambiaria. Hay antecedentes históricos al respecto -por ejemplo, la ayuda a México en 1995 en la «crisis del tequila»- y, sobre todo, los elogios que hizo el secretario Scott Bessent en abril pasado, al visitar Buenos Aires.

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Como Javier Milei viajará la semana próxima a Nueva York -acompañado por Caputo- para asistir a la asamblea anual de las Naciones Unidas y, además, recibirá un premio de manos del mismísimo Bessent, eso alimentó las versiones de que la ayuda vendrá de EE.UU.

Pero se trata de una decisión eminentemente política, lo que implica que debe ser el propio Donald Trump quien tenga la palabra final. El mismo presidente que a comienzos de año, cuando anunció su nueva política arancelaria, manifestó su disgusto por tener un déficit comercial anual de u$s228 millones con Argentina, debería ahora abrir la billetera para prestarle u$s8.700 millones. Ese es el monto sumado de los vencimientos de enero y julio, los más voluminosos en el calendario de pagos de 2026.

En un contexto de escepticismo, es poco probable que el mercado reacciones antes de ver que, efectivamente, los dólares quedaron depositados en la cuenta del BCRA en Nueva York.

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Pero, aun si todo saliera como lo planea Caputo, también abundaron las críticas por el hecho de que para garantizar los pagos de deuda sea necesario acudir a nueva deuda, cuando lo que el mercado esperaba era que estas cancelaciones se realizaran con reservas genuinas compradas por el Tesoro.

Esto lleva a que se planteen dudas como, por ejemplo, a qué plazo y a qué tasa de interés se obtendría la ayuda de Trump. ¿Será en formato de crédito? ¿O más parecido a un swap como el que ya existe con China? Y, lo más urgente: ¿aparecerá el dinero antes de las elecciones legislativas o los asesores de Trump preferirán primero ver el resultado de las urnas?

Hay un antecedente que parece jugar a favor del gobierno: en 2019, también con Trump en la Casa Blanca, hubo una ayuda para un Mauricio Macri en problemas en medio de una campaña electoral. Pero, dado que eso no sirvió para que la coalición Juntos por el Cambio le ganara al peronismo, no está tan claro si se trata de un antecedente positivo o negativo.

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Pesos versus dólares

En todo caso, lo que el mercado y los economistas le hicieron saber a Caputo es que, sobre todo, desconfían de su plan. La clave fue la frase de Federico Furiase en el streaming del Gordo Dan, en el sentido de que «el techo de la banda es creíble», porque la munición de dólares que tiene el Central es de tal volumen que «te saca todos los pesos de la cancha».

Ese argumento implica que, cada vez que el público compra dólares, entran pesos al BCRA, que no serán nuevamente inyectados al mercado. Esto llevaría a una situación de creciente iliquidez, de forma tal que caerá la demanda de dólares por la sencilla razón de que no habrá suficientes pesos con los que comprar.

Es un argumento muy discutido, sobre todo porque muchos analistas ponen en cuestión que efectivamente el BCRA disponga de u$s22.000 millones para pulsear contra el mercado.

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Más bien al contrario, la mayoría de los analistas estima que las reservas líquidas están en u$s20.000 millones, de las cuales sólo quedan netas u$s5.000 cuando se restan los encajes por depósitos bancarios y el fondo Sedesa.

Pero, además, también hay dudas respecto de que se llegue a una situación de iliquidez total de pesos, como promete Furiase, dado que el propio BCRA está pagando intereses a los bancos, tras haber repuesto un sistema de liquidez de corto plazo luego del desarme de las LEFIs. En otras palabras, ese stock de más de $5 billones supone un canal de inyección de pesos.

Por otra parte, la semana próxima hay otro vencimiento de deuda en pesos por $6 billones, y en los bancos se considera improbable que Caputo vuelva a conseguir un «rolleo» elevado en un momento de baja liquidez del sistema financiero. Para peor, la sospecha es que la baja de intereses que se había insinuado en la última licitación se revierta, lo cual profundizará las señales negativas sobre un ciclo recesivo en la economía.

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ECONOMIA

La City se la juega: acciones y bonos recomendados para invertir en la previa electoral

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En medio de una volatilidad profunda en las cotizaciones de acciones y bonos, por el escenario tanto político como económico, la City está recalculando las alternativas de inversión. En este sentido, los analistas llaman a tener precaución ante este clima tan incierto, por la tensión en el precio del dólar, y a la espera de la definición de los resultados de las elecciones nacionales del 26 de octubre. Es que allí se abre un abanico de posibilidades según cuan favorable o desfavorable sea el resultado para el Gobierno.

Por lo pronto, el principal índice de acciones líderes, el Merval de ByMA, acumula en todo octubre un positivo en torno al 8%.

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Algunos expertos de mercado prefieren esperar al «día después» de la votación para brindar una cartera más acertada. Otros, en cambio, plantean instrumentos conservadores o los distintos escenarios que pueden presentarse.

«Hasta el día 26 creo que tenemos que esperar porque no hay una dirección clara. Está el apoyo de Estados Unidos, pero se debe esperar a los resultados de las elecciones y ser prudentes», afirma Gustavo Neffa, economista y analista de Research for Traders (RfT).

En el mismo sentido, suma Marcelo Bastante, analista de mercado: «El mercado es una montaña rusa. Cada mensaje en redes sociales de los funcionarios es una suba o una baja del 10%».

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Por eso, sugiere refugiarse en bonos del Tesoro de Estados Unidos o en dólares en cash.

«A partir de los nuevos anuncios y el apoyo económico del Tesoro de Estados Unidos, el mercado local volvió a reaccionar con fuerza, sobre todo en los bonos. Este tipo de respaldo mejora las expectativas de acceso al financiamiento y reduce el riesgo país, por lo que se refleja más rápido en los títulos soberanos. En cambio, en el caso de las acciones, el impacto no es inmediato: las empresas necesitan un entorno más estable, visibilidad sobre el rumbo económico e incentivos a la inversión para que se consolide un ciclo de crecimiento», resume Isabel Botta, manager de Producto en Balanz. 

Andrés Repetto, analista técnico de mercados financieros, creador de Andy Stop Loss y agente productor de Balanz, agrega a iProfesional: «Mi sugerencia es no invertir en nada de Argentina antes de las elecciones, ya que, en caso de que al Gobierno le vaya mal, pueden seguir bajando las cotizaciones. Por eso, mi sugerencia es invertir en activos del exterior, es decir, en pesos en Certificados de Depósito Argentinos (CEDEAR), para salir del riesgo local y orientados a tecnología e inteligencia artificial, donde veo oportunidades».

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Incluso, algunos analistas arman carteras en base a una mirada positiva o negativa sobre el resultado posible que tenga el Gobierno.

«Los años electorales argentinos generan contextos excesivamente volátiles, producto de que siempre nos debatimos entre dos modelos económicos contrapuestos que funcionan con tipos de cambio muy diferentes. Esto provoca que, cuando se comienza a anticipar que el peronismo puede volver al poder, el precio del dólar actual se dispara hasta valores que, aunque pueden no estar justificados por los fundamentos económicos y financieros del gobierno actual, están justificados por el miedo derivado de recordar lo que ocurrió en experiencias pasadas», reflexiona Leonardo Guidi, analista de AN Conectar y experto en valuación de empresas.

Bonos para quienes esperan un escenario positivo

En caso que se espere un resultado electoral considerado positivo para el Gobierno, los distintos analistas recomiendan determinadas acciones y bonos.

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Así, en base al respaldo de Estados Unidos y a una posible respuesta favorable en las elecciones, se destacan oportunidades «claras» tanto en instrumentos en pesos como en dólares.

«Los bonos en pesos de corto plazo, como las LECAP, siguen siendo una herramienta sólida para capturar rendimiento con bajo riesgo de duración. Actualmente, rinden en torno al 54% anual efectivo y ofrecen liquidez diaria, lo que los hace atractivos para perfiles conservadores que buscan preservar capital sin resignar retorno», afirma a iProfesional Esteban Castro, economista y CEO de Inv.est.

Por otro lado, indica que los bonos soberanos ajustables por BADLAR, como el de la Ciudad de Buenos Aires al 2028 (BDC28) y el de la Provincia de Buenos Aires a mayo de 2026 (PBY26), debido a que están ofreciendo rendimientos en torno al 62% al 64% anual en pesos, con pagos trimestrales «interesantes».

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En cuanto a oportunidades en dólares, Castro sostiene que el BOPREAL Serie 2 (BPY26) es ideal para perfiles conservadores: «Ofrece una TIR cercana al 8 % anual en dólares, con pago de capital asegurado y sin riesgo soberano directo, ya que está respaldado por el Banco Central».

Para perfiles más agresivos, recomienda el bono soberano en dólares Global al 2030 (GD30), que rinde 15,7% anual, «reflejando un escenario muy pesimista que, si se revierte, podría dejar espacio para subas de capital relevantes».

Desde la proyección de Botta, en el tramo de bonos, sostiene que, en caso de concretarse el apoyo de Estados Unidos y el Gobierno logra ordenar el esquema monetario y cambiario, «podría mejorar el panorama de reservas y generar un escenario más estable. En ese contexto, los bonos globales 2038 (GD38) y 2041 (GD41) serían los que más se beneficiarían de una baja del riesgo país y una recuperación económica». 

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En tanto, Guidi suma: «Creo que sigue siendo el escenario más probable que La Libertad Avanza será la fuerza política más votada. Allí, están todos los incentivos para asumir voluntariamente más riesgo, por ejemplo, invirtiendo en acciones y bonos argentinos. En cuanto a bonos, el que tiene la mejor relación riesgo/recompensa es el emitido al 2035 (AL35)»,

Acciones recomendadas para escenario positivo

En acciones locales, Castro sostiene que «seguimos viendo valor» en compañías del sector energético exportador, como Vista, YPF o Transportadora de Gas del Sur (TGS), beneficiadas por sus flujos dolarizados. 

«También nos gustan las compañías ligadas al consumo interno, como IRSA, que podrían capturar valor si se estabiliza el escenario macroeconómico y mejora el poder adquisitivo», concluye Castro a iProfesional.

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Para Botta, un eventual apoyo financiero podría mejorar las perspectivas, «siempre y cuando se traduzca en una mayor estabilidad macroeconómica y en un horizonte de crecimiento sostenido. Las empresas necesitan tiempo y un contexto previsible para que ese respaldo se refleje en resultados concretos. Así, mantenemos convicción en compañías con fundamentos sólidos y exposición al ciclo doméstico». 

Al respecto, menciona a Pampa Energía, debido a que se destaca por su portafolio diversificado y su bajo nivel de apalancamiento. Suma a Loma Negra, por su «liderazgo» en el mercado, fuerte generación de flujo de caja y perfil defensivo; y Vista, por ofrecer «una historia de calidad a múltiplos aún atractivos».

Desde la perspectiva de Guidi, el sector que tiene las mayores expectativas de suba es el de los bancos, ya que «es actualmente el más subvaluado de todos».

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Le suma al energético (petróleo y gas), siendo «Vista Oil mi acción favorita ya que es una empresa que creció muchísimo, incluso durante el gobierno anterior, y está subvaluada».

Para Auxtin Maquieyra, gerente en Sailing Inversiones, indica que «identificamos oportunidades de entrada en algunos sectores dentro del equity local, principalmente por valuaciones históricamente bajas, aunque creemos conveniente mantener una postura prudente: sumar exposición de forma gradual y reservar margen para posicionarse con mayor decisión una vez que haya mayor claridad política».

Entre los segmentos con mejor relación riesgo-retorno, destaca este analista al energético, con compañías como Vista, YPF y las transportadoras de gas TGS y TGN, que «combinan fundamentos sólidos con valuaciones aún deprimidas».

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También ve potencial en el sector financiero, donde bancos como Galicia (GGAL) y Macro (BMA) podrían «beneficiarse significativamente» si se encamina un proceso de normalización del sistema financiero post-electoral, ya que cotizan cerca de su valor libro.

Inversiones en caso que el Gobierno no gane las elecciones

En caso que el Gobierno no tenga un resultado tan favorable y quede posicionado segundo, los analistas ven un escenario político posible en el que se pueden consolidar algunos activos y tener una actitud más defensiva.

«Entendiendo que en las elecciones el oficialismo podría llegar a resultar segundo, por hasta un 5% según lo que estima el mercado, y que el Gobierno podría lograr acuerdos con el PRO, con la UCR y con los peronistas que estén alineados más con la centro-derecha que le brinden gobernabilidad hacia adelante, planteamos una estrategia de inversión a mediano-largo plazo. Allí seleccionamos a YPF, Pampa Energía y TGS, ya que se destacan por sus fundamentals más allá del contexto actual. Mientras que, en el segmento bancario, con un mercado creciente y posibilidad de mejora crediticia para el país, Macro y BYMA son nuestras elegidas», detalla Pablo Lazzati, CEO de Insider Finance.

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Para Guidi, si el Gobierno no es la fuerza más votada en las elecciones, están «todos los incentivos para dolarizar tus inversiones». 

Así, para aquellos inversores de perfil de riesgo bajo, este analista recomienda las obligaciones negociables (ON) como el «instrumento ideal», como la TLCPO de Telecom, que está rindiendo 9% anual en dólares y cuyo emisor «siempre ha sido un buen pagador a lo largo de los diferentes contextos extremos que hemos vivido en este país». 

Para perfiles moderados de riesgo, Guidi afirma que los CEDEAR son «el mejor instrumento para dolarizarse, pero en este momento, solo me animo a sugerir que inviertan en el SPY, que replica al índice S&P500, debido a que creo que las valuaciones actuales de muchas empresas se encuentran en niveles muy exigentes».

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También Repetto sugiere CEDEAR para salir del riesgo argentino, donde coincide en proponer al SPY, porque reúne a las 500 acciones más grandes de Estados Unidos juntas, y que está destinado a «perfiles más conservadores» porque es muy diversificado.

A su vez, Repetto recomienda los CEDEAR de NVIDIA (NVDA) porque es el «motor» de la inteligencia artificial, con «excelentes números de facturación y BPA (beneficio por acción) crecientes y líder en su industria. Además de ser la empresa más grande de capitalización del mercado».

A ella suma a los CEDEAR que representan a los índices (ETF) de Bitcoin (IBIT), oro (GLD) y uranio (URA).

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«En el contexto actual de aumento de la liquidez global, crisis de deuda de Estados Unidos, la FED que seguirá bajando las tasas y un oro volando, el llamado oro digital (Bitcoin) me parece una excelente opción a estos precios de u$s110.000, ya que viene lateral hace meses y debería ir a buscar la misma suba que ya tuvo el oro», finaliza Repetto.-



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ECONOMIA

Inflación y dólar: por qué las proyecciones del FMI pueden anticipar una modificación en el esquema cambiario

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La directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, asiste a una conferencia de prensa en las Reuniones Anuales del FMI y el Banco Mundial en Washington, D.C., EEUU, el 16 de octubre de 2025. REUTERS/Elizabeth Frantz

En medio de las negociaciones con el Tesoro de Estados Unidos, que generan incertidumbre sobre la continuidad del régimen cambiario después de las elecciones del 26 de octubre, el Fondo Monetario Internacional (FMI) cambió las proyecciones de inflación para la Argentina. Y según los analistas puede adelantar lo que sucederá con el dólar.

Con la publicación del último informe de Perspectivas de la Economía Mundial (World Economic Outlook, WEO), el organismo internacional bajó su estimación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) para el acumulado de este año.

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Ahora, FMI prevé que los precios al consumidor aumenten 28% en 2025 y 10% en 2026, mientras que en abril había estimado 35,9% y 14,5%, respectivamente. La diferencia refleja una desinflación más rápida de la que el organismo había proyectado al inicio del año.

El cambio se dio a conocer el martes 14 de octubre, el mismo día en que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) dio a conocer que la inflación de septiembre fue del 2,1%, lo que implicó una aceleración de 0,2 puntos porcentuales (p.p.) respecto a agosto.

Un alza que se explicó en gran medida porque la categoría Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles y Educación tuvieron una variación intermensual del 3,1 (categoría que muestra el mayor aumento (62,2%) en los últimos 12 meses, duplicando el promedio general), seguida por Transporte con 3%.

Este último dato de inflación implicó un variación interanual del 31,8% y un acumulado para los primeros nueve meses del año del 22%, lo que arroja un restante de inflación del 19,3 p.p. en el último trimestre para llegar al nuevo pronóstico del FMI (41,3%).

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Es esa amplia diferencia en la proyección de inflación del FMI lo que para los analistas podría adelantar cambios en el régimen de flotación de bandas actual, a pesar de que el equipo económico lo niega.

“Lo decimos hace meses, esas son proyecciones optimistas, en donde se hace una modificación en el régimen cambiario, pero no abrupto para que no se dispare mucho la inflación. El FMI llega más tarde”, sostuvo el economista de EPyCA Consultores, Martín Kalos.

Ante las últimas intervenciones del Tesoro nacional y de Estados Unidos para frenar el dólar, Kalos afirmó que el régimen cambiario no es sustentable y que requerirá alguna modificación que incluya alguna forma de evaluación de tipo de cambio efectivo.

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Lo que puede implicar, según su análisis, un corrimiento de las bandas cambiarias o dejarlas atrás para que el dólar flote. Una situación de la que si bien el equipo económico alardea ya no sucede porque el Banco Central de la República Argentina (BCRA) intervino en el medio y volvió la brecha legal entre los tipos de cambios paralelos.

Pero para el socio y economista de Audemus, Gonzalo Guiraldes, el escenario aún no es claro. “Falta ver cómo le va al Gobierno en la elección y cuál es el apoyo concreto de Estados Unidos que a pesar del anuncio de USD 40.000 millones no está claro si es de libre disponibilidad, si hay condicionalidades o demás”, afirmó.

En esa línea sostuvo que la nueva proyección del FMI de que la inflación en 2025 será de 41,3%, no estaría relacionada con un ajuste del tipo de cambio sino con que no esperan que se vuelva a atrasar.

“Si el apoyo no se traduce en algo muy contundente con disponibilidad de fondos en el corto plazo que despejen definitivamente los vencimientos de 2026, al Gobierno no le va a quedar otra que modificar el esquema cambiario”, marcó.

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La meta de inflación del presidente Javier Milei es que para mitad del año que viene haya desaparecido, pero con la aceleración del último mes, en las consultoras privadas mantienen un pronósticos menos optimistas.

En el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), que se publicó el 6 de octubre, la mediana de las respuestas arrojó que el IPC se mantendrá con oscilaciones en 2% hasta diciembre y recién en enero de 2026 desaceleraría a 1,9%.

Según la consultora LCG, en lo que va de octubre la inflación en Alimentos y Bebidas acumula un 2%. Luego de que en la tercera semana del mes los precios del rubro tuvieron un alza de 0,9%.

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“En lo que va de las últimas cuatro semanas la inflación promedio se aceleró a 2,7% mensual y la inflación punta a punta del periodo se ubicó en 2,9%”, comentaron en el último informe.



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Quiénes están detrás de las compras de dólares que suben el precio sin importar el apoyo de Trump

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La demanda de dólares parece imparable a pocos días de las elecciones. Las «compras de pesos» por parte del Tesoro de Estados Unidos, que entre otras medidas implican un fuerte apoyo de Donald Trump a Javier Milei, resultan insuficientes para frenar la tendencia dolarizadora del mercado, que busca cubrirse ante eventuales subas del tipo de cambio o modificaciones del esquema cambiario tras los comicios del 26 de octubre.

La inclinación de una parte del mercado por dolarizarse previo a las elecciones se reflejó en los últimos días: en cuatro jornadas, el tipo de cambio oficial repuntó 7,5% hasta ubicarse en $1.450 en el segmento mayorista, a pesar de las ventas de divisas por parte del gobierno de Trump. De esta manera, la cotización quedó apenas 2,7% por debajo del techo de la banda de flotación ($1.489).

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El apetito por el dólar también se reflejó en las cotizaciones del MEP y CCL: entre el martes y el viernes, repuntaron hasta 9,3% para ubicarse cómodamente por encima de $1.500 al cierre de la semana y la brecha respecto al oficial mayorista se amplió a 6,5%. La escalada también se dio a pesar de la «compra de pesos» que realizó en este mercado el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent.

En el mercado llamó la atención que la demanda de dólares no se detuvo aún tras la fuerte señal de respaldo político y financiero por parte de la administración de Trump, que no sólo «compró pesos» en varias de las últimas jornadas y ratificó la línea de crédito swap por u$s20.000 millones, sino que además anunció que están trabajando para otorgar financiamiento adicional por otros u$s20.000 millones a través de entidades financieras privadas.

La tendencia dolarizadora implica cautela y desconfianza en el mercado: muchos creen que después del 26 de octubre puede haber un ajuste en el tipo de cambio, a pesar de que el Gobierno afirma que el esquema cambiario seguirá vigente. También juega en contra las declaraciones de Trump respecto a las condiciones del respaldo financiero a la Argentina, que causan confusión y suman más incertidumbre a corto y mediano plazo.

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Quiénes son los principales compradores de dólares

En diálogo con iProfesional, Pedro Siaba, líder de research de Portfolio Personal Inversiones, estima que la fuerte presión sobre el tipo de cambio obedece principalmente a demanda local en busca de cobertura, impulsada más por el sector minorista que por el corporativo. A la espera de registros oficiales, advierte que seguramente el dato de Formación de Activos Externos (FAE) de octubre confirmará un monto muy elevado.

Los analistas de Max Capital afirman que una parte importante de las compras de dólares en los mercados de cambios en los últimos días no es puramente «especulativa», sino que está vinculada principalmente a importadores que adelantan la demanda de divisas y ahorristas que se pasan a moneda dura. Ambos, con el objetivo de cubrirse ante una eventual suba de la cotización después de los comicios.

De acuerdo con el bróker de bolsa, esto hace que la «compra de pesos» por parte del Tesoro de Estados Unidos, si bien es una señal muy fuerte, sea insuficiente por sí sola para detener la tendencia alcista del tipo de cambio. Por lo tanto, resalta, se necesitaría mayor oferta en el mercado de cambios para abastecer a la demanda y aliviar así la presión sobre la moneda.

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El analista Gustavo Ber coincide en que buena parte de la presión cambiaria la están produciendo las compras minoristas de dólares. Si fuera por las empresas, explica, la brecha entre el tipo de cambio oficial y los dólares financieros sería mucho mayor a la actual (menos del 10%), ya que muchas aún no pueden acceder al mercado oficial y para dolarizarse lo hacen a través del MEP y, sobre todo, el CCL.

«La búsqueda de cobertura en dólares parece que sigue muy sostenida, alimentada desde colocaciones en pesos en el actual clima de incertidumbre. Las ventas de divisas en los mercados de cambios por parte del Tesoro de Estados Unidos en esta etapa apenas están logrando morigerar el reacomodamiento alcista de las cotizaciones del dólar», agrega Ber en diálogo con iProfesional.

¿Todo el mercado dolarizándose?

Ian Colombo, asesor financiero de Cocos Gold, afirma que, más allá de los sectores que más demandan dólares en este momento, casi todo el mercado lo está haciendo porque espera una corrección del tipo de cambio o modificaciones en el esquema de bandas de flotación después del 26 de octubre. Por lo tanto, el «mercado está muy dolarizado».

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Colombo sostiene ante iProfesional que en los últimos días muchos inversores y ahorristas desarmaron posiciones en moneda local para pasarse a dólares o activos dolarizados. Por ese motivo, en la última semana casi todos los instrumentos en pesos sufrieron volatilidad y «cualquier suba de precios de bonos en pesos fue aprovechada para venderlos y pasarse a dólares».

Pablo Lazzati, CEO de Insider Finance, resalta que a todo lo anterior se suma que este viernes el Tesoro Nacional liberó más de $2 billones en el mercado financiero, producto de lo que no renovó en la última licitación de deuda local para no convalidar tasas de interés más altas. Afirma que, si bien muchos de esos pesos terminan en otros instrumentos en moneda doméstica, una parte importante va al dólar.

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