ECONOMIA
El mercado pide urgente que el BCRA deje de quemar reservas y que le suelte la mano al dólar

Si hasta hace pocos días el gran interrogante del mercado era qué pasaría con el dólar al día siguiente de las elecciones legislativas del 26 de octubre, ahora ya directamente lo que se debate es si se puede llegar hasta la semana próxima sin tomar medidas cambiarias.
La jornada de este jueves fue una de las más turbulentas que se hayan vivido desde la asunción de Javier Milei, con señales variadas de pérdida de confianza en el plan económico. El Banco Central, que el miércoles había vendido u$s53 millones en el techo de la banda, tuvo que desprenderse de u$s379 millones, lo cual abona los argumentos de que la dinámica de la crisis cambiaria se acelera.
Si esta situación se repitiera en los 25 días hábiles que faltan para la elección, se sacrificarían reservas por u$s9.400 millones, algo que nadie en el mercado considera factible, ni desde el punto de vista financiero ni político.
El riesgo país -principal indicador sobre sospecha de default de la deuda- se disparó por encima de 1.300 puntos mientras los bonos de deuda soberana sufrían desplomes ya de dos dígitos.
La palabra «default», que hasta hace poco tiempo sonaba extraña, ahora volvió a la discusión cotidiana. Con los bonos cotizando por debajo del 50% de su valor nominal, los seguros contra default ya están marcando una alta posibilidad de incumplimiento por parte del gobierno argentino.
Quedó lejísimos el amago de rebote que había insinuado el mercado a primera hora del martes, cuando algunos analistas sostenían que el tono moderado del discurso presidencial en el que se anunció el presupuesto 2026 podría generar un cambio de humor en el mercado.
Resultó más bien al contrario: cuando se conoció la «letra chica» del proyecto, que incluía proyecciones inverosímiles de indicadores -incluyendo un tipo de cambio más bajo en diciembre 2026 que el actual-, volvió el descreimiento. Y los reveses en el Congreso, si bien se daban por descontados, confirmaron la dificultad que tendrá el gobierno para sostener el equilibrio fiscal.
Precisamente, el jueves, en medio de la turbulencia, el ministro Luis Toto Caputo intentó llevar calma con la difusión de los datos fiscales de agosto, que registraron nuevamente superávit tanto a nivel primario como financiero -es decir, después del pago de intereses-. Además, avisó que el costo fiscal de las leyes aprobadas por el Congreso no romperá el equilibrio fiscal, porque serán compensadas con otras medidas de recorte del gasto. No explicó cuál sería la forma de evitar la erosión de los números fiscales -sobre los que, por otra parte, hay cada vez más dudas, por el costo creciente de intereses en cada «rolleo» de deuda-.
Un «deja vu» con la brecha cambiaria
El malestar del mercado se hizo evidente en la caída generalizada de activos y en el regreso de la brecha cambiaria, por ahora pequeña pero con alto potencial de crecimiento. La diferencia entre el tipo de cambio mayorista y el «contado con liquidación» ya está en 4,6%, el nivel más alto desde los días previos al abandono del «crawling peg» y la instauración del sistema de banda de flotación.
Y, en una especie de loop histórico, el mercado volvió a plagarse de buscadores de oportunidades mediante «rulos» cambiarios. Este jueves se podía hacer una diferencia de 1,8% por cada dólar comprado en el banco a $1.495 y revendido en el mercado MEP a $1.522.
Mientras tanto, como es típico de estas situaciones, empieza a estirarse el spread entre tipo de cambio comprador y vendedor -ya en 3,5%-.
Además, en el mercado de futuros A3 ya todas las posiciones se ubican bien por encima del techo de la banda, alimentando más las expectativas devaluatorias. Los contratos a diciembre, por ejemplo, reflejan una cobertura para una devaluación de 7% sobre el techo de la banda de ese momento.
Caputo, con poca ayuda
Mientras Caputo intentaba llevar confianza con el dato fiscal, el entorno político y económico no lo ayudaba mucho. Ya desde el miércoles había causado alto impacto la entrevista que Maxi Montenegro le hizo a Joaquín Cottani, ex viceministro de economía que había renunciado en junio de 2024 «por razones personales». Cottani tuvo expresiones lapidarias para el plan económico, al que calificó de «quimérico» e «impracticable», y recordó que el staff del FMI no llegó a entender nunca la receta de Caputo para estabilizar la economía sin comprar reservas.
Y, a los bancos de inversión globales que ya habían dado un «parte negativo» sobre la economía argentina -revisando a la baja el pronóstico de PBI y aconsejando la venta de bonos- se sumó el influyente Barclays, que da por hecho un abandono del esquema de banda de flotación.
Lo peor para el gobierno es que, aun quienes apoyan el sesgo fiscalista del plan económico, ponen en duda el argumento del gobierno, respecto de que mientras haya superávit fiscal no es un problema contar con déficit en la cuenta corriente. Las sospechas se agravaron por el hecho de que el presupuesto esté proyectando para el año próximo un rojo corriente de u$s5.751 millones, casi el doble del déficit que habrá este año.
A partir de allí se intensificaron los debates respecto de cuál es el «poder de fuego» real que tiene el Banco Central para defender el tipo de cambio. Y, sobre todo, se discute si tiene sentido esa defensa o si sería un sacrificio inútil de reservas.
Todos aconsejan cambiar
Respecto de los dólares, parece haber consenso: el Tesoro, después de los últimos pagos, apenas tiene u$s640 millones. Y en cuanto al Banco Central, cuenta con reservas líquidas por u$s20.800 millones, pero cuando se resta el monto que corresponde a encajes de los depósitos bancarios y al fondo Sedesa, lo que queda en el neto es u$s5.498 millones.
Más difícil es encontrar acuerdo respecto de qué tan grande es la masa de pesos que potencialmente podría correr hacia el dólar. Si se toma la base monetaria que informa el BCRA, que es de $42 billones, esto implicaría un potencial dolarizador de u$s28.000 millones -tomando como referencia el dólar minorista de Banco Nación-
En otras palabras, una cantidad de pesos que supera en 40% las reservas líquidas y que quintuplica el monto de reservas netas.
Si, en cambio, se consideran otros agregados monetarios que incluyen depósitos bancarios en plazo fijo, la situación empeora considerablemente. El M3 tiene actualmente $144 billones, lo que implica 7,2 veces las reservas líquidas y 26 veces las netas.
Entre los que defienden el criterio de contabilizar los agregados más amplios está Gabriel Rubinstein, ex viceministro de Sergio Massa. El ex funcionario criticó a Caputo por no haber cumplido su promesa de acumular reservas.
Otros, como Ricardo Inti Alpert, que se postula como diputado liberal opositor a Milei, sostiene que nunca hubo flotación cambiaria real, y destaca que la cantidad de dinero aumentó un 56% en los últimos 12 meses, contra una inflación de 33%. Desde su punto de vista, la emisión de Lecaps por parte del Tesoro fue una forma de subsidiar un tipo de cambio artificialmente bajo.
Por su parte, el influyente Miguel Kiguel dejó otro pronóstico preocupante: que las tasas de interés -que tras la última licitación de deuda habían empezado a bajar- podrían volver a subir en los próximos días. Y le recomendó al equipo de Caputo que deje de afirmar que el dólar flota.
Y, desde el sector empresarial, hasta los que apoyaron al gobierno desde la primera hora están mostrando su discrepancia. Como Cristiano Rattazzi, ex presidente de Fiat, quien dijo que percibe una generalizada pérdida de confianza en el país.
«El plan era genial. El primer año funcionó extraordinariamente, pero hay que saber dar ciertos ajustes cuando las cosas no andan tan bien. Cuando el Fondo te da plata para comprar reservas, comprá reservas. No pidas que el dólar baje más», agregó.
¿No da para más?
Lo que todos, en definitiva, están afirmando, es que la situación actual no es sostenible. Y que los 25 días hábiles que faltan para la elección legislativa son demasiado tiempo como para convivir con un riesgo país de 1.300 puntos, tasas de interés en alza, una brecha creciente entre el tipo de cambio oficial y el paralelo. Y, sobre todo, que no tiene sentido la pérdida de reservas cuando ya todo el mercado descuenta que habrá una devaluación.
Si se mantuviera en torno de u$s50 millones el nivel de intervención diaria del BCRA, eso implicaría una pérdida de reservas por unos u$s1.300 millones. Y ese no es el escenario más pesimista, dado que cuanto más cerca esté la fecha electoral, mayor será la demanda para cobertura, y la oferta del sector privado tenderá a reducirse al mínimo. Suponiendo, en cambio, que la venta de este jueves, de u$s379 millones, sea la tónica de las próximas semanas, el sacrificio de reservas pasaría los u$s9.400 millones.
Dado el exigente calendario de pagos por la deuda dolarizada -u$s3.000 millones hasta fin de año y u$s18.000 millones en 2026-, en el mercado abundan las recomendaciones por cuidar las reservas y no desgastarse en una pulseada inútil con el mercado, sobre todo porque se prevé que no habrá posibilidad de acceder al crédito internacional.
El propio Toto Caputo, que dio esa batalla desde el Banco Central en 2018, no dio señales sobre eventuales cambios de plan, aunque debe estar viviendo un «deja vu» de su experiencia anterior.
A pesar de que hay muchos argumentos en favor de la flotación del dólar, es cierto que también el gobierno considera una lista de efectos negativos. Los principales son: el riesgo de «overshooting» que contagie a los precios; el pago de un alto costo del BCRA por sus contratos vendedores en el mercado de futuros; y en el plano político una pérdida de votos para Milei.
El mercado, mientras tanto, es un hervidero de versiones, y todas terminan con la palabra «devaluación».
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ECONOMIA
La City se la juega: acciones y bonos recomendados para invertir en la previa electoral

En medio de una volatilidad profunda en las cotizaciones de acciones y bonos, por el escenario tanto político como económico, la City está recalculando las alternativas de inversión. En este sentido, los analistas llaman a tener precaución ante este clima tan incierto, por la tensión en el precio del dólar, y a la espera de la definición de los resultados de las elecciones nacionales del 26 de octubre. Es que allí se abre un abanico de posibilidades según cuan favorable o desfavorable sea el resultado para el Gobierno.
Por lo pronto, el principal índice de acciones líderes, el Merval de ByMA, acumula en todo octubre un positivo en torno al 8%.
Algunos expertos de mercado prefieren esperar al «día después» de la votación para brindar una cartera más acertada. Otros, en cambio, plantean instrumentos conservadores o los distintos escenarios que pueden presentarse.
«Hasta el día 26 creo que tenemos que esperar porque no hay una dirección clara. Está el apoyo de Estados Unidos, pero se debe esperar a los resultados de las elecciones y ser prudentes», afirma Gustavo Neffa, economista y analista de Research for Traders (RfT).
En el mismo sentido, suma Marcelo Bastante, analista de mercado: «El mercado es una montaña rusa. Cada mensaje en redes sociales de los funcionarios es una suba o una baja del 10%».
Por eso, sugiere refugiarse en bonos del Tesoro de Estados Unidos o en dólares en cash.
«A partir de los nuevos anuncios y el apoyo económico del Tesoro de Estados Unidos, el mercado local volvió a reaccionar con fuerza, sobre todo en los bonos. Este tipo de respaldo mejora las expectativas de acceso al financiamiento y reduce el riesgo país, por lo que se refleja más rápido en los títulos soberanos. En cambio, en el caso de las acciones, el impacto no es inmediato: las empresas necesitan un entorno más estable, visibilidad sobre el rumbo económico e incentivos a la inversión para que se consolide un ciclo de crecimiento», resume Isabel Botta, manager de Producto en Balanz.
Andrés Repetto, analista técnico de mercados financieros, creador de Andy Stop Loss y agente productor de Balanz, agrega a iProfesional: «Mi sugerencia es no invertir en nada de Argentina antes de las elecciones, ya que, en caso de que al Gobierno le vaya mal, pueden seguir bajando las cotizaciones. Por eso, mi sugerencia es invertir en activos del exterior, es decir, en pesos en Certificados de Depósito Argentinos (CEDEAR), para salir del riesgo local y orientados a tecnología e inteligencia artificial, donde veo oportunidades».
Incluso, algunos analistas arman carteras en base a una mirada positiva o negativa sobre el resultado posible que tenga el Gobierno.
«Los años electorales argentinos generan contextos excesivamente volátiles, producto de que siempre nos debatimos entre dos modelos económicos contrapuestos que funcionan con tipos de cambio muy diferentes. Esto provoca que, cuando se comienza a anticipar que el peronismo puede volver al poder, el precio del dólar actual se dispara hasta valores que, aunque pueden no estar justificados por los fundamentos económicos y financieros del gobierno actual, están justificados por el miedo derivado de recordar lo que ocurrió en experiencias pasadas», reflexiona Leonardo Guidi, analista de AN Conectar y experto en valuación de empresas.
Bonos para quienes esperan un escenario positivo
En caso que se espere un resultado electoral considerado positivo para el Gobierno, los distintos analistas recomiendan determinadas acciones y bonos.
Así, en base al respaldo de Estados Unidos y a una posible respuesta favorable en las elecciones, se destacan oportunidades «claras» tanto en instrumentos en pesos como en dólares.
«Los bonos en pesos de corto plazo, como las LECAP, siguen siendo una herramienta sólida para capturar rendimiento con bajo riesgo de duración. Actualmente, rinden en torno al 54% anual efectivo y ofrecen liquidez diaria, lo que los hace atractivos para perfiles conservadores que buscan preservar capital sin resignar retorno», afirma a iProfesional Esteban Castro, economista y CEO de Inv.est.
Por otro lado, indica que los bonos soberanos ajustables por BADLAR, como el de la Ciudad de Buenos Aires al 2028 (BDC28) y el de la Provincia de Buenos Aires a mayo de 2026 (PBY26), debido a que están ofreciendo rendimientos en torno al 62% al 64% anual en pesos, con pagos trimestrales «interesantes».
En cuanto a oportunidades en dólares, Castro sostiene que el BOPREAL Serie 2 (BPY26) es ideal para perfiles conservadores: «Ofrece una TIR cercana al 8 % anual en dólares, con pago de capital asegurado y sin riesgo soberano directo, ya que está respaldado por el Banco Central».
Para perfiles más agresivos, recomienda el bono soberano en dólares Global al 2030 (GD30), que rinde 15,7% anual, «reflejando un escenario muy pesimista que, si se revierte, podría dejar espacio para subas de capital relevantes».
Desde la proyección de Botta, en el tramo de bonos, sostiene que, en caso de concretarse el apoyo de Estados Unidos y el Gobierno logra ordenar el esquema monetario y cambiario, «podría mejorar el panorama de reservas y generar un escenario más estable. En ese contexto, los bonos globales 2038 (GD38) y 2041 (GD41) serían los que más se beneficiarían de una baja del riesgo país y una recuperación económica».
En tanto, Guidi suma: «Creo que sigue siendo el escenario más probable que La Libertad Avanza será la fuerza política más votada. Allí, están todos los incentivos para asumir voluntariamente más riesgo, por ejemplo, invirtiendo en acciones y bonos argentinos. En cuanto a bonos, el que tiene la mejor relación riesgo/recompensa es el emitido al 2035 (AL35)»,
Acciones recomendadas para escenario positivo
En acciones locales, Castro sostiene que «seguimos viendo valor» en compañías del sector energético exportador, como Vista, YPF o Transportadora de Gas del Sur (TGS), beneficiadas por sus flujos dolarizados.
«También nos gustan las compañías ligadas al consumo interno, como IRSA, que podrían capturar valor si se estabiliza el escenario macroeconómico y mejora el poder adquisitivo», concluye Castro a iProfesional.
Para Botta, un eventual apoyo financiero podría mejorar las perspectivas, «siempre y cuando se traduzca en una mayor estabilidad macroeconómica y en un horizonte de crecimiento sostenido. Las empresas necesitan tiempo y un contexto previsible para que ese respaldo se refleje en resultados concretos. Así, mantenemos convicción en compañías con fundamentos sólidos y exposición al ciclo doméstico».
Al respecto, menciona a Pampa Energía, debido a que se destaca por su portafolio diversificado y su bajo nivel de apalancamiento. Suma a Loma Negra, por su «liderazgo» en el mercado, fuerte generación de flujo de caja y perfil defensivo; y Vista, por ofrecer «una historia de calidad a múltiplos aún atractivos».
Desde la perspectiva de Guidi, el sector que tiene las mayores expectativas de suba es el de los bancos, ya que «es actualmente el más subvaluado de todos».
Le suma al energético (petróleo y gas), siendo «Vista Oil mi acción favorita ya que es una empresa que creció muchísimo, incluso durante el gobierno anterior, y está subvaluada».
Para Auxtin Maquieyra, gerente en Sailing Inversiones, indica que «identificamos oportunidades de entrada en algunos sectores dentro del equity local, principalmente por valuaciones históricamente bajas, aunque creemos conveniente mantener una postura prudente: sumar exposición de forma gradual y reservar margen para posicionarse con mayor decisión una vez que haya mayor claridad política».
Entre los segmentos con mejor relación riesgo-retorno, destaca este analista al energético, con compañías como Vista, YPF y las transportadoras de gas TGS y TGN, que «combinan fundamentos sólidos con valuaciones aún deprimidas».
También ve potencial en el sector financiero, donde bancos como Galicia (GGAL) y Macro (BMA) podrían «beneficiarse significativamente» si se encamina un proceso de normalización del sistema financiero post-electoral, ya que cotizan cerca de su valor libro.
Inversiones en caso que el Gobierno no gane las elecciones
En caso que el Gobierno no tenga un resultado tan favorable y quede posicionado segundo, los analistas ven un escenario político posible en el que se pueden consolidar algunos activos y tener una actitud más defensiva.
«Entendiendo que en las elecciones el oficialismo podría llegar a resultar segundo, por hasta un 5% según lo que estima el mercado, y que el Gobierno podría lograr acuerdos con el PRO, con la UCR y con los peronistas que estén alineados más con la centro-derecha que le brinden gobernabilidad hacia adelante, planteamos una estrategia de inversión a mediano-largo plazo. Allí seleccionamos a YPF, Pampa Energía y TGS, ya que se destacan por sus fundamentals más allá del contexto actual. Mientras que, en el segmento bancario, con un mercado creciente y posibilidad de mejora crediticia para el país, Macro y BYMA son nuestras elegidas», detalla Pablo Lazzati, CEO de Insider Finance.
Para Guidi, si el Gobierno no es la fuerza más votada en las elecciones, están «todos los incentivos para dolarizar tus inversiones».
Así, para aquellos inversores de perfil de riesgo bajo, este analista recomienda las obligaciones negociables (ON) como el «instrumento ideal», como la TLCPO de Telecom, que está rindiendo 9% anual en dólares y cuyo emisor «siempre ha sido un buen pagador a lo largo de los diferentes contextos extremos que hemos vivido en este país».
Para perfiles moderados de riesgo, Guidi afirma que los CEDEAR son «el mejor instrumento para dolarizarse, pero en este momento, solo me animo a sugerir que inviertan en el SPY, que replica al índice S&P500, debido a que creo que las valuaciones actuales de muchas empresas se encuentran en niveles muy exigentes».
También Repetto sugiere CEDEAR para salir del riesgo argentino, donde coincide en proponer al SPY, porque reúne a las 500 acciones más grandes de Estados Unidos juntas, y que está destinado a «perfiles más conservadores» porque es muy diversificado.
A su vez, Repetto recomienda los CEDEAR de NVIDIA (NVDA) porque es el «motor» de la inteligencia artificial, con «excelentes números de facturación y BPA (beneficio por acción) crecientes y líder en su industria. Además de ser la empresa más grande de capitalización del mercado».
A ella suma a los CEDEAR que representan a los índices (ETF) de Bitcoin (IBIT), oro (GLD) y uranio (URA).
«En el contexto actual de aumento de la liquidez global, crisis de deuda de Estados Unidos, la FED que seguirá bajando las tasas y un oro volando, el llamado oro digital (Bitcoin) me parece una excelente opción a estos precios de u$s110.000, ya que viene lateral hace meses y debería ir a buscar la misma suba que ya tuvo el oro», finaliza Repetto.-
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ECONOMIA
Inflación y dólar: por qué las proyecciones del FMI pueden anticipar una modificación en el esquema cambiario

En medio de las negociaciones con el Tesoro de Estados Unidos, que generan incertidumbre sobre la continuidad del régimen cambiario después de las elecciones del 26 de octubre, el Fondo Monetario Internacional (FMI) cambió las proyecciones de inflación para la Argentina. Y según los analistas puede adelantar lo que sucederá con el dólar.
Con la publicación del último informe de Perspectivas de la Economía Mundial (World Economic Outlook, WEO), el organismo internacional bajó su estimación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) para el acumulado de este año.
Ahora, FMI prevé que los precios al consumidor aumenten 28% en 2025 y 10% en 2026, mientras que en abril había estimado 35,9% y 14,5%, respectivamente. La diferencia refleja una desinflación más rápida de la que el organismo había proyectado al inicio del año.
El cambio se dio a conocer el martes 14 de octubre, el mismo día en que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) dio a conocer que la inflación de septiembre fue del 2,1%, lo que implicó una aceleración de 0,2 puntos porcentuales (p.p.) respecto a agosto.

Un alza que se explicó en gran medida porque la categoría Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles y Educación tuvieron una variación intermensual del 3,1 (categoría que muestra el mayor aumento (62,2%) en los últimos 12 meses, duplicando el promedio general), seguida por Transporte con 3%.
Este último dato de inflación implicó un variación interanual del 31,8% y un acumulado para los primeros nueve meses del año del 22%, lo que arroja un restante de inflación del 19,3 p.p. en el último trimestre para llegar al nuevo pronóstico del FMI (41,3%).
Es esa amplia diferencia en la proyección de inflación del FMI lo que para los analistas podría adelantar cambios en el régimen de flotación de bandas actual, a pesar de que el equipo económico lo niega.
“Lo decimos hace meses, esas son proyecciones optimistas, en donde se hace una modificación en el régimen cambiario, pero no abrupto para que no se dispare mucho la inflación. El FMI llega más tarde”, sostuvo el economista de EPyCA Consultores, Martín Kalos.
Ante las últimas intervenciones del Tesoro nacional y de Estados Unidos para frenar el dólar, Kalos afirmó que el régimen cambiario no es sustentable y que requerirá alguna modificación que incluya alguna forma de evaluación de tipo de cambio efectivo.
Lo que puede implicar, según su análisis, un corrimiento de las bandas cambiarias o dejarlas atrás para que el dólar flote. Una situación de la que si bien el equipo económico alardea ya no sucede porque el Banco Central de la República Argentina (BCRA) intervino en el medio y volvió la brecha legal entre los tipos de cambios paralelos.

Pero para el socio y economista de Audemus, Gonzalo Guiraldes, el escenario aún no es claro. “Falta ver cómo le va al Gobierno en la elección y cuál es el apoyo concreto de Estados Unidos que a pesar del anuncio de USD 40.000 millones no está claro si es de libre disponibilidad, si hay condicionalidades o demás”, afirmó.
En esa línea sostuvo que la nueva proyección del FMI de que la inflación en 2025 será de 41,3%, no estaría relacionada con un ajuste del tipo de cambio sino con que no esperan que se vuelva a atrasar.
“Si el apoyo no se traduce en algo muy contundente con disponibilidad de fondos en el corto plazo que despejen definitivamente los vencimientos de 2026, al Gobierno no le va a quedar otra que modificar el esquema cambiario”, marcó.
La meta de inflación del presidente Javier Milei es que para mitad del año que viene haya desaparecido, pero con la aceleración del último mes, en las consultoras privadas mantienen un pronósticos menos optimistas.
En el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), que se publicó el 6 de octubre, la mediana de las respuestas arrojó que el IPC se mantendrá con oscilaciones en 2% hasta diciembre y recién en enero de 2026 desaceleraría a 1,9%.
Según la consultora LCG, en lo que va de octubre la inflación en Alimentos y Bebidas acumula un 2%. Luego de que en la tercera semana del mes los precios del rubro tuvieron un alza de 0,9%.
“En lo que va de las últimas cuatro semanas la inflación promedio se aceleró a 2,7% mensual y la inflación punta a punta del periodo se ubicó en 2,9%”, comentaron en el último informe.
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ECONOMIA
Quiénes están detrás de las compras de dólares que suben el precio sin importar el apoyo de Trump

La demanda de dólares parece imparable a pocos días de las elecciones. Las «compras de pesos» por parte del Tesoro de Estados Unidos, que entre otras medidas implican un fuerte apoyo de Donald Trump a Javier Milei, resultan insuficientes para frenar la tendencia dolarizadora del mercado, que busca cubrirse ante eventuales subas del tipo de cambio o modificaciones del esquema cambiario tras los comicios del 26 de octubre.
La inclinación de una parte del mercado por dolarizarse previo a las elecciones se reflejó en los últimos días: en cuatro jornadas, el tipo de cambio oficial repuntó 7,5% hasta ubicarse en $1.450 en el segmento mayorista, a pesar de las ventas de divisas por parte del gobierno de Trump. De esta manera, la cotización quedó apenas 2,7% por debajo del techo de la banda de flotación ($1.489).
El apetito por el dólar también se reflejó en las cotizaciones del MEP y CCL: entre el martes y el viernes, repuntaron hasta 9,3% para ubicarse cómodamente por encima de $1.500 al cierre de la semana y la brecha respecto al oficial mayorista se amplió a 6,5%. La escalada también se dio a pesar de la «compra de pesos» que realizó en este mercado el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent.
En el mercado llamó la atención que la demanda de dólares no se detuvo aún tras la fuerte señal de respaldo político y financiero por parte de la administración de Trump, que no sólo «compró pesos» en varias de las últimas jornadas y ratificó la línea de crédito swap por u$s20.000 millones, sino que además anunció que están trabajando para otorgar financiamiento adicional por otros u$s20.000 millones a través de entidades financieras privadas.
La tendencia dolarizadora implica cautela y desconfianza en el mercado: muchos creen que después del 26 de octubre puede haber un ajuste en el tipo de cambio, a pesar de que el Gobierno afirma que el esquema cambiario seguirá vigente. También juega en contra las declaraciones de Trump respecto a las condiciones del respaldo financiero a la Argentina, que causan confusión y suman más incertidumbre a corto y mediano plazo.
Quiénes son los principales compradores de dólares
En diálogo con iProfesional, Pedro Siaba, líder de research de Portfolio Personal Inversiones, estima que la fuerte presión sobre el tipo de cambio obedece principalmente a demanda local en busca de cobertura, impulsada más por el sector minorista que por el corporativo. A la espera de registros oficiales, advierte que seguramente el dato de Formación de Activos Externos (FAE) de octubre confirmará un monto muy elevado.
Los analistas de Max Capital afirman que una parte importante de las compras de dólares en los mercados de cambios en los últimos días no es puramente «especulativa», sino que está vinculada principalmente a importadores que adelantan la demanda de divisas y ahorristas que se pasan a moneda dura. Ambos, con el objetivo de cubrirse ante una eventual suba de la cotización después de los comicios.
De acuerdo con el bróker de bolsa, esto hace que la «compra de pesos» por parte del Tesoro de Estados Unidos, si bien es una señal muy fuerte, sea insuficiente por sí sola para detener la tendencia alcista del tipo de cambio. Por lo tanto, resalta, se necesitaría mayor oferta en el mercado de cambios para abastecer a la demanda y aliviar así la presión sobre la moneda.
El analista Gustavo Ber coincide en que buena parte de la presión cambiaria la están produciendo las compras minoristas de dólares. Si fuera por las empresas, explica, la brecha entre el tipo de cambio oficial y los dólares financieros sería mucho mayor a la actual (menos del 10%), ya que muchas aún no pueden acceder al mercado oficial y para dolarizarse lo hacen a través del MEP y, sobre todo, el CCL.
«La búsqueda de cobertura en dólares parece que sigue muy sostenida, alimentada desde colocaciones en pesos en el actual clima de incertidumbre. Las ventas de divisas en los mercados de cambios por parte del Tesoro de Estados Unidos en esta etapa apenas están logrando morigerar el reacomodamiento alcista de las cotizaciones del dólar», agrega Ber en diálogo con iProfesional.
¿Todo el mercado dolarizándose?
Ian Colombo, asesor financiero de Cocos Gold, afirma que, más allá de los sectores que más demandan dólares en este momento, casi todo el mercado lo está haciendo porque espera una corrección del tipo de cambio o modificaciones en el esquema de bandas de flotación después del 26 de octubre. Por lo tanto, el «mercado está muy dolarizado».
Colombo sostiene ante iProfesional que en los últimos días muchos inversores y ahorristas desarmaron posiciones en moneda local para pasarse a dólares o activos dolarizados. Por ese motivo, en la última semana casi todos los instrumentos en pesos sufrieron volatilidad y «cualquier suba de precios de bonos en pesos fue aprovechada para venderlos y pasarse a dólares».
Pablo Lazzati, CEO de Insider Finance, resalta que a todo lo anterior se suma que este viernes el Tesoro Nacional liberó más de $2 billones en el mercado financiero, producto de lo que no renovó en la última licitación de deuda local para no convalidar tasas de interés más altas. Afirma que, si bien muchos de esos pesos terminan en otros instrumentos en moneda doméstica, una parte importante va al dólar.
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