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ECONOMIA

Una «mano invisible» frenó la suba del dólar futuro: ¿Caputo cambia de estrategia para rearmar el carry trade?

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A esta altura, ya no hay buenas noticias que alcancen para cambiar el humor del mercado. Ni siquiera la insinuación de Kristalina Georgieva de que el desembolso inicial del FMI para Argentina podría ser de u$s8.000 millones. Después de todo, si en abril el Banco Central mantuviera el mismo ritmo de venta de divisas de las últimas semanas, ya habrá resignado otros u$s3.500 millones para cuando llegue la asistencia del Fondo.

Y es por eso que el equipo económico del gobierno echa mano a todas las herramientas para convencer al mercado de que no hay una devaluación inminente. Al raid de entrevistas televisivas de Toto Caputo se están agregando estrategias de intervención en el mercado.

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Este lunes apareció la que faltaba -y muchos analistas hasta estaban reclamando-: una intervención en el mercado de futuros, que hizo caer las cotizaciones para los contratos de corto plazo.

No está claro si fue el propio Banco Central o si se trató de alguna forma indirecta de intervención. Pero a los operadores más experimentados no les quedó dudas de que el movimiento de los futuros fue demasiado brusco como para que se explique por la mera postura de contratos de los privados.

Las posiciones venían subiendo marcadamente, al punto que el viernes pasado hubo gente dispuesta a pagar $1.132 para asegurarse el precio a fines de abril. La «tablita» del crawling peg a 1% indica que el tipo de cambio oficial será de $1.084,70. Es decir, la expectativa era que el dólar pudiera más que quintuplicar la devaluación prevista en el plan oficial.

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Dicho de otra forma, esto implicaba una tasa implícita de 5,3% mensual, muy por encima de lo que puede obtenerse con una inversión de títulos en pesos como las Lecap. Y lo que resultaba más alarmante era que esto ocurría aun después de que Toto Caputo hubiera ofrecido un menú con bonos «dólar linked» en la última licitación.

Se esperaba que, al dar esta opción a los inversores más desconfiados sobre el esquema cambiario, ya no habría tanta presión sobre el mercado de futuros y, entonces, las tasas en pesos volverían a ser lo suficientemente atractivas para rearmar el carry trade.

Sin embargo, eso no ocurrió: en la apertura del mercado, el contrato futuro a abril llegó a tocar los $1.174. Esto supone un impactante 8% encima de ganancia para quien apueste contra el peso. Pero sobre el mediodía se produjo una fuerte baja, que finalmente hizo cerrar la cotización de abril en $1.129.

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¿Quién vendió?

No se sabe exactamente qué fue lo que pasó, pero los analistas sospechan de una mano oficial, que decidió una medida de emergencia para evitar un «incendio» que diera una señal de mayor alarma al mercado.

La sorpresa vino, sobre todo, porque hace dos semanas, después de otro movimiento extraño en el mercado, el gobierno salió a desmentir explícitamente que el Banco Central tuviera alguna intervención sobre los contratos de futuros.

En realidad, no es que haya una prohibición para que el BCRA ponga contratos en ese mercado, pero muchos analistas creen que ese instrumento quedó «quemado» tras los juicios que se le hicieron a Alejandro Vanoli y a Axel Kicillof, respectivamente ex titular del BCRA y ex ministro de economía en 2015 -además de la propia Cristina Kirchnercuando se llegó a un nivel récord de posturas que, cuando finalmente se devaluó, tuvieron un costo de u$s5.400 millones para el Estado.

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Aunque finalmente la sentencia dictaminó la inocencia de los imputados, por entender que no se había incurrido en una conducta que deliberadamente dañara el patrimonio del BCRA y que esa intervención en futuros era una decisión que está dentro de las potestades de los funcionarios, igualmente quedó un remanente de rechazo. En caso de que, efectivamente, ocurra una devaluación, el BCRA tendrá que pagarles a quienes compraron contratos, y ante esas situaciones aparecen las acusaciones de índole político.

Dólar: ¿un cambio de estrategia oficial?

En todo caso, lo ocurrido sirvió para frenar la sensación de un desarme acelerado del carry trade, pero todavía no alcanzó para revertir del todo la situación que preocupa al gobierno. En otras palabras, con una posición a abril en $1.129, las tasas implícitas del mercado de futuros todavía siguen siendo más altas que las que pagan los bonos en pesos.

Y eso es lo que deja planteado el interrogante: ¿lo ocurrido el lunes es una situación excepcional, o el mercado está ante un punto de inflexión, y a partir de ahora habrá una política de intervención oficial con el objetivo de aplastar la curva de futuros?

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De momento, los incentivos siguen puestos para que los inversores salgan de los bonos y busquen otra cobertura. Mientras tanto, los importadores se apuran a adelantar compras y los exportadores se toman su tiempo para liquidar las ventas.

Ante esa situación -la más temida por todo ministro de Economía-, el resultado es inevitable: todos los días el BCRA deberá vender más divisas de las que compra.

Es por eso que el gobierno está tratando de recrear la situación de fines del año pasado. En plena euforia por la entrada de los dólares del blanqueo, se había puesto de moda un tipo de inversión conocido en la jerga financiera como «tasa sintética». Se trata de una combinación que permite cubrirse simultáneamente de la inflación y de la devaluación, y era muy buscada, sobre todo, por exportadores e importadores.

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Dólar en la mira: extrañando el viejo carry trade

La operatoria consiste en vender dólares y colocarse en pesos para aprovechar la tasa de las Lecap -que hace seis meses rondaban el 4% mensual-, y en simultáneo comprar un contrato de dólar futuro. Como en aquel momento, gracias al blanqueo, se habían atenuado las expectativas devaluatorias, las cotizaciones del Rofex están bajas. En otras palabras, lo que se ganaba por comprar Lecap era mucho más que lo que costaba ese «seguro» contra la devaluación.

Hablando en plata, el diferencial de esas tasas implicaba que se pudiera obtener un 7% en dólares anual, un rendimiento más que atractivo. Era, en términos reales, una forma indirecta de comprar una cobertura dólar linked que, además, dejaba una ganancia.

Y para el gobierno, esa situación era la panacea, porque los importadores que tomaban deuda en dólares, resultaba más conveniente quedarse en pesos para conseguir esa ganancia financiera, en vez de reclamarle los dólares inmediatamente al Banco Central.

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Pero todos en el mercado sabían que era difícil sostener ese carry trade indefinidamente. Para empezar, porque el «efecto blanqueo» empezó a dar señales de agotamiento, al punto que muchos analistas creen que el nivel de crédito en dólares que da el sistema bancario ya se está amesetando. Y, por otra parte, sigue el goteo de depósitos en dólares, que tras un pico de u$s34.600 a fines de octubre, ahora se ubican en u$s29.600 millones.

Pero, principalmente, porque el mercado sigue con dudas sobre si el acuerdo con el FMI será suficiente para sostener el crawling peg al 1% mensual. Para colmo, el contexto internacional no ayuda, y el hecho de que el índice de riesgo país haya vuelto a niveles de 800 puntos -después de haber rondado los 500 en enero- hace difícil pensar que el gobierno pueda reforzar al BCRA con un crédito de bancos a una tasa pagable.

Mayo queda muy lejos

Toto Caputo intentó minimizar la gravedad del momento con un argumento aparentemente irrefutable: si un importador compra de más ahora, luego eso se compensará con menores importaciones en los próximos meses. Y, de la misma manera, si los productores agrícolas están más cautelosos de lo habitual para sacar la soja de los silobolsas, en algún momento aumentarán su volumen y se recuperarán esas divisas.

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Pero claro, lo que el ministro no dijo es que esos empresarios están pulseando con el gobierno, y que si llega a haber una devaluación al BCRA le costará más caro comprarles los dólares a los productores sojeros, y además habrá perdido más divisas de los necesario por las importaciones adelantadas.

Aunque en los últimos días hubo señales de mayores liquidaciones por parte de los exportadores de granos, lo cierto es que todavía son cifras que no alcanzan para calmar al mercado, que ve las reservas del BCRA peligrosamente cerca de perforar los u$s25.000 millones.

Los expertos del negocio agrícola afirman que en mayo se produciría un marcado aumento de las exportaciones, porque en esa época se produce una ola de vencimientos financieros para los productores. El problema es que, en la Argentina de hoy, mayo queda muy lejos.

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ECONOMIA

Superávit fiscal: para cumplir con el FMI, en el último trimestre el gobierno deberá profundizar el recorte del gasto

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Fotografía: Adrián Escandar

El Gobierno nacional enfrenta un desafío clave en el cierre del año. Según un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), para alcanzar el objetivo de superávit primario del 1,6% del PBI acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), será necesario profundizar el ajuste del gasto público, especialmente en los rubros que no están atados a la inflación.

De acuerdo con el trabajo elaborado por el economista Nadin Argañaraz, la administración de Javier Milei deberá acelerar la reducción del gasto no indexado —que incluye salarios, subsidios a la energía y al transporte, transferencias a provincias e inversión real directa—, llevándolo de una baja del 10% real interanual en los primeros nueve meses del año a una caída del 16% en el último trimestre.

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El gasto no indexado debe bajar todo lo necesario, con tal de cumplir con el objetivo de superávit primario”, señaló Argañaraz en el informe. El especialista recordó que el compromiso de un resultado fiscal positivo del 1,6% del PBI fue incorporado en el último staff report del FMI y que constituye “el pilar fundamental de la actual administración de gobierno”.

El estudio del IARAF destaca que el año 2025 implica un desafío fiscal importante para el Gobierno, especialmente por la pérdida de recaudación del impuesto PAIS, que había sido una de las principales fuentes de recursos en 2024. De hecho, el objetivo fiscal de este año implica una leve baja respecto al superávit primario del 1,8% del PBI alcanzado el año anterior.

Durante los primeros nueve meses de 2025, los ingresos totales del sector público nacional no financiero cayeron 1,4% en términos reales interanuales, con un descenso del 1% en los ingresos tributarios y del 5,8% en los no tributarios. Por su parte, el gasto primario total aumentó 2,1% real interanual, producto de comportamientos muy dispares entre los distintos componentes.

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El gasto indexado —que incluye jubilaciones, pensiones no contributivas y la Asignación Universal por Hijo (AUH)— aumentó 18,4% real interanual en los primeros nueve meses del año. En cambio, el gasto no indexado bajó 10,3% real interanual, lo que permitió contener parcialmente el avance del gasto total.

Argañaraz explicó que “una buena parte del gasto tiene que verse reducida inclusive en términos reales, es decir, en capacidad de compra”, ya que el ajuste recae principalmente en los componentes no sujetos a actualización automática por inflación.

El informe subraya que en septiembre el superávit primario cayó 35% real interanual, en línea con la trayectoria descendente esperada por el Gobierno. Ese mes, el gasto indexado creció 8% real interanual, mientras que el gasto no indexado se redujo 6%, con lo cual el gasto total se mantuvo en niveles similares a los de septiembre de 2024.

Asimismo, los ingresos tributarios disminuyeron 6,8% real interanual, lo que afectó el resultado fiscal mensual. “Fue el quinto mes del año con caída del superávit”, precisó el IARAF, y agregó que esta tendencia está en sintonía con la reducción del resultado primario del 1,8% al 1,6% del PBI.

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De acuerdo con las proyecciones del instituto, si se mantiene la actual dinámica de ingresos, el gasto primario debería bajar un 6% real interanual en el último trimestre para cumplir con la meta fiscal del FMI. En ese escenario, el gasto total de 2025 terminaría con una leve suba real de apenas 0,4% respecto a 2024, en un contexto de crecimiento económico estimado en torno al 4%.

infografia

El gasto indexado continuaría moviéndose de manera automática, con una variación real interanual del 2,9% en el último trimestre y un incremento acumulado del 13,9% en todo 2025. En cambio, el gasto no indexado debería profundizar su caída, pasando del 10% al 16% real interanual entre septiembre y diciembre.

“De esta forma, el gasto primario real de 2025 debería ser prácticamente igual al de 2024”, apuntó Argañaraz. Pero aclaró que para alcanzar ese resultado será necesario un ajuste mayor en los rubros que no están protegidos por la inflación.

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Según el IARAF, de cumplirse este escenario, el superávit primario caería 6% en términos reales interanuales, lo que sería consistente con la meta del 1,6% del PBI. El informe concluye con una advertencia: “Quedan tres meses de mucha intensidad fiscal. Habrá que ver la línea que sigue el gobierno para sostener al pilar fundamental de su programa económico”.

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ECONOMIA

El método CLAVE para calcular el incremento del IPC en el alquiler

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Luego de la derogación de la Ley de Alquileres, coexisten distintos tipos de contratos de alquileres. Sin embargo, el más popular es el que se basa en el Índice de Precios al Consumidor (IPC).

Es decir, toma como parámetro de ajuste a la inflación. De hecho, recientemente el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) dio a conocer el dato de inflación de septiembre, el cual sirve para determinar la próxima actualización de los contratos de alquiler.

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Qué es el IPC y cómo se calcula

El Índice de Precios al Consumo (IPC) es un indicador que se encarga de medir la variación de precios de la vida y el poder adquisitivo de los ciudadanos de un lugar.

Si el mismo es positivo, significa que los precios, en términos generales, subieron y si, por el contrario, es negativo, significa que bajaron. En pocas palabras, inflación y deflación.

En Argentina es calculado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) y toma como referencia los productos más consumidos, lo que se conoce como la canasta de compra y, posteriormente, lo compara con los precios de los meses anteriores.

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El Índice de Precios al Consumidor (IPC) correspondiente al mes de septiembre fue del 2,1%. De esta forma, el índice acumula un alza de 22% en lo que va del año, mientras en la comparación con los últimos doce meses, la variación fue del 31,8%.

Estos datos son fundamentales para definir los aumentos de los alquileres que se actualicen por IPC y que cumplan con el lapso pactado para una nueva suma. Para esto, se debe sumar los porcentajes según el tiempo pactado en el contrato, ya sea tres, cuatro o seis meses previos (lapsos más habituales).

Por ejemplo, un contrato que se inició en julio de este año a un costo de $500.000, con una actualización trimestral basándose en el IPC, pasará a pagar un total aproximado de $530.083. El cálculo para llegar a dicho resultado es el siguiente:

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  • IPC de julio: 1,9%
  • IPC acumulado hasta julio: 1,9%
  • IPC de agosto: 1,9%
  • IPC acumulado hasta agosto: 3,8361%
  • IPC de septiembre: 2,1%
  • IPC acumulado hasta septiembre: 6,0166%

Cabe recordar que un error muy común que cometen las personas es sumar la inflación de cada mes, pero no tienen en cuenta el impacto del mes anterior. Es de suma importancia tener presente que el aumento de precios se da sobre el nuevo nivel de precios anterior.

Por ejemplo, si un artículo valía en $1.000 y subió un 1,9% en julio, el nuevo valor fue de $1.019. Si en agosto, subió un 1,9% nuevamente, lo hizo sobre $1.019 y no sobre $1.000. Por lo tanto, la fórmula para calcular el acumulado es el siguiente:

  • IPC acumulado= IPC mes 1 + IPC mes 2 + (IPC mes 2 x IPC mes 1)/ 100
  • En este caso: IPC acumulado= 1,9 + 1,9 + (1,9 x 1,9)/100
  • IPC acumulado= 3,8 + (3,61/100)
  • IPC acumulado= 3,8 + 0,0361
  • IPC acumulado= 3,8361

En pocas palabras, el producto pasó a costar, en este cálculo hipotético, $1.038,361 en lugar de $1.038. Si bien la diferencia parece mínima, con el paso del tiempo el impacto es mayor.

No obstante, si no se desea realizar el cálculo de forma manual, se puede optar por páginas como www.arquiler.com, donde simplemente se ingresa el valor inicial de alquiler, la fecha de inicio de contrato, el tiempo de actualización y el índice correspondiente.

Luego, se tienen que cargar los datos, según si se firmó antes o después de la derogación de la Ley y la fórmula de actualización, ya sea IPC, ICL, Casa Propia u otra modalidad. En este caso, se elige IPC y arroja el cálculo exacto del valor a pagar.

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ECONOMIA

Una de las principales cadenas de supermercados del país cerró varias sucursales y dejó a más de 100 empleados sin tareas

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Empleados desocupados aguardan definiciones tras el cierre de sucursales en diferentes provincias

El sector supermercadista argentino afronta una nueva ola de cierres. Una de las cadenas de supermercados más importantes cerró al menos cuatro sucursales en diversos puntos del país y dejó a más de cien empleados sin tareas, según confirmaron fuentes del sector a Infobae. El impacto se distribuyó entre localidades de varias provincias y refleja los movimientos de una de las empresas líderes del mercado en un escenario de baja en las ventas y cambios profundos en los hábitos de compra.

Las sucursales afectadas pertenecen a Vea, una de las principales marcas bajo el control de Cencosud, conglomerado que también opera otros formatos como Jumbo, Easy y Disco. De acuerdo con información de fuentes del sector y consultas a medios locales, las bajas ocurrieron en San Martín (Catamarca), Moreno y Castelar (ambas en la provincia de Buenos Aires) y Villa Krause (San Juan). En total, la decisión dejó a más de 100 empleados sin tareas regulares, aunque en algunos casos la empresa propuso reubicaciones o indemnizaciones.

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El cierre de la sucursal de Castelar, en el oeste del Gran Buenos Aires, generó particular preocupación entre los trabajadores y la comunidad local, según informó el portal local Primer Plano Online. El mismo medio consignó que la sucursal de Castelar tenía 80 empleados, cifra que contribuye de manera significativa al total de afectados.

En lo referente a la provincia de Catamarca, fuentes del sector indicaron a este medio que el cierre de la sucursal ubicada sobre la avenida San Martín implicó la salida de todo el personal, aunque no trascendió la cifra oficial de empleados involucrados. La decisión sorprendió a los trabajadores y generó consultas desde los sindicatos, atentos a otros movimientos similares en el sector minorista.

En la provincia de Buenos Aires, además del cierre de Castelar, la sucursal de Moreno también se sumó a la lista, aunque no se estableció el número exacto de empleados que quedaron sin funciones.

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La pelea por la compra
La pelea por la compra de la operación de Carrefour en la Argentina tiene a Cencosud como uno de los competidores (Europa Press)

El caso de Villa Krause, en San Juan, muestra particularidades propias. Fuentes del sector precisaron a Infobae que 17 empleados perdieron su puesto en esa localidad, tras el cierre repentino de la sucursal. A pesar del escaso margen de aviso, parte de esos empleados recibió propuestas de reubicación en otros locales de la cadena, como Jumbo o Vea.

Consultados por Infobae acerca del alcance y los motivos de la decisión, voceros de Cencosud eligieron no hacer declaraciones. Desde la empresa evitaron brindar precisiones tanto sobre la cantidad de trabajadores afectados como sobre los pasos futuros en la reconfiguración de su red de tiendas.

En los últimos meses, diversas fuentes del sector mencionaron dos causas principales detrás de estos movimientos de cierre. Por un lado, la empresa encara una reestructuración orientada a más eficiencia operativa, en respuesta tanto al descenso en los niveles de consumo registrados durante este año, como al cambio en los hábitos de los compradores. El análisis sectorial apunta a una menor frecuencia de visita a las tiendas y a un ajuste generalizado del gasto en productos de la canasta básica, lo que obligó a los operadores a ajustar su estructura.

Por otro lado, desde el sector se observa que Cencosud participa en el proceso de competencia por la adquisición de la operación de Carrefour en la Argentina. Este contexto, según comentaron fuentes consultadas por Infobae, obliga al grupo a optimizar sus recursos y desprenderse de algunos locales, especialmente aquellos que presentaban bajos niveles de rentabilidad o duplicaban coberturas en zonas clave, para fortalecer su posición de cara a una eventual compra. El proceso implica también la necesidad de mostrar cuentas ordenadas y capitalizarse financieramente ante un mercado concentrado y en plena transformación.

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El impacto sobre los empleados varió según la localidad. En algunos casos, como en Villa Krause, la firma ofreció reubicaciones en otros supermercados del grupo. En otros, los trabajadores fueron notificados del cierre y debieron iniciar conversaciones para acceder a las indemnizaciones de ley o buscar alternativas en el mercado laboral local.

La política de Cencosud en los últimos años priorizó una presencia fuerte en las grandes ciudades y capitales provinciales, junto a una apuesta sostenida en el sector mayorista y en el canal digital. Las recientes noticias de cierres, reconocidas por fuentes del sector, ocurren mientras la empresa mantiene su interés en expandirse mediante la compra de competidores relevantes y en consolidar su portafolio de activos de mayor rendimiento.

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