ECONOMIA
Paro nacional: Milei pone a prueba su plan de reformas y la CGT marca la cancha frente a la Ley ómnibus
Con el paro de la CGT, el gobierno de Javier Milei se enfrenta a su primer punto de inflexión apenas un mes y medio de iniciada la gestión. Y la expectativa en el entorno presidencial es que la movilización, lejos de transformarse en un revés político, podría ayudar a volcar a la opinión pública en apoyo del programa de reformas.
Desde ese punto de vista, se daría la paradoja de que la CGT podría hacerle un favor a Milei, justo en un momento en que su popularidad está puesta a prueba por la alta inflación y por la reinstauración del impuesto a las Ganancias, que afecta a buena parte de la base electoral del presidente.
El «relato» del gobierno es claro sobre cómo debe interpretarse la jornada del miércoles: no se trata de un paro de los trabajadores, sino «de la casta», porque dejará en evidencia a los grupos cuyos intereses corporativos han sido afectados por el DNU y la ley ómnibus.
En esa categoría ubican, para empezar, a los dirigentes sindicales que temen la pérdida de ingresos financieros por el fin del mercado cautivo para las obras sociales y por el fin del aporte obligatorio de los asalariados. Pero no se limita a la dirigencia sindical, sino que alcanza a una larga lista de grupos que en los últimos días reclamaron por la pérdida de ingresos fiscales para sostener sus actividades -entre los más notorios, los artistas vinculados a la actividad del Incaaa-.
Y, naturalmente, desde el gobierno se quiere posicionar como co-organizadores del paro a las principales figuras de la oposición peronista. Lo cierto es que tanto Cristina Kirchner como Sergio Massa se han mostrado críticos sobre el «timing» de la convocatoria, pero de todas formas han dado apoyo logístico a la movilización.
Con encuestas en la mano, los principales dirigentes peronistas creen que es prematuro parar contra un gobierno que todavía goza de una popularidad relativamente alta, porque se le da la posibilidad de victimizarse, con lo cual el paro puede transformarse en un boomerang contra los sindicatos. La visión en el kirchnerismo es que habría resultado una mejor decisión la convocatoria hacia marzo o abril, cuando la vigencia de las subas de tarifas en los servicios públicos haya hecho mella en el apoyo popular.
Para la dirigencia de la CGT, el paro es la oportunidad no sólo de protestar contra Milei, sino de enviar mensajes a la Corte Suprema y al peronismo en el Congreso
«Hay gente que está del lado equivocado de la historia», fue la frase con la que el vocero presidencial Manuel Adorni sintetizó la visión gubernamental. Y, al aludir a que la mayor parte de los trabajadores no entienden la consigna de la CGT sobre «defensa de los derechos adquiridos» porque están en la informalidad, deja en evidencia la intención del oficialismo: apelar a su base de apoyo social de cuentapropistas, profesionales y pequeños comerciantes, ese mismo sector social al que el peronismo no logró llegar en la campaña electoral.
Es en ese núcleo donde Milei tiene depositadas sus esperanzas de que la actividad comercial del miércoles se parezca a una jornada normal.
Lupa sobre la logística y el despliegue policial
Como siempre, el éxito o el fracaso del paro -algo siempre subjetivo y materia de debate- dependerá en buena medida de la adhesión de los sindicatos del transporte. Y se da una situación inusual: como la jornada no sólo implica el paro sino además la concentración de protesta frente al Congreso, los gremios transportistas que adhieren a la CGT comunicaron que garantizarán el servicio para permitir que los trabajadores lleguen a esa zona.
Esto implica que, para quien no adhiera al paro y quiera trasladarse hacia el centro para trabajar, en principio no habría un impedimento grave. Es, de manera indirecta e involuntaria, un punto que podría jugar a favor del gobierno.
Mientras tanto, el gobierno desplegó su artillería comunicacional, como la apertura de la línea telefónica para denuncias de extorsión por parte de dirigentes sindicales que quieran forzar a los trabajadores a parar. Según Javier Lanari, subsecretario de prensa de la presidencia, ya son casi 4.000 denuncias concretas, y desde que se habilitó por primera vez esa línea ante una marcha piquetera, la suma supera el número de 53.000.
Además, nuevamente será un foco de atención la aplicación del protocolo de seguridad de la ministra Patricia Bullrich. Como en anteriores ocasiones, es un tema que termina acaparando el protagonismo por la dimensión del despliegue policial y el riesgo latente de incidentes violentos.
Al respecto ya hubo un intercambio de chicanas entre Bullrich y el dirigente camionero Pablo Moyano, que dio por descontado que «va a montar el show que nos tiene acostumbrados, va a bajar la gente en los puentes, autopistas y avenidas». Y advirtió que, con una asistencia multitudinaria, será difícil que no haya alteraciones en el tránsito, por lo que, en casos de enfrentamientos, la CGT responsabilizará directamente a la ministra.
La ministra de seguridad, Patricia Bullrich, será la otra protagonista de la jornada, al supervisar el operativo policial para impedir el corte de calles
Los mensajes a la interna peronista y a la Justicia
¿Por qué, pese a las opiniones en contrario de los propios dirigentes del peronismo, la CGT insistió con hacer un paro en una fecha inusual y con tan poco tiempo transcurrido desde la gestión? La respuesta es que esta jornada de protesta tiene el objetivo de influir sobre el debate parlamentario.
Y, en ese sentido, el paro no tiene exclusivamente como destinatario del «mensaje» sindical al gobierno de Milei, sino también a los gobernadores provinciales y a los diputados de la «oposición dialoguista».
Es lo que justifica el «timing» del paro, porque coincide con la agenda impuesta por el gobierno para el tratamiento de sus iniciativas en las sesiones extraordinarias del Congreso.
El propio Héctor Daer fue explícito al respecto, al afirmar en una entrevista televisiva que «no podrán caminar por la calle» aquellos legisladores peronistas que se presten a la negociación con el gobierno y permitan que avancen las reformas del DNU y la «Ley ómnibus» -en particular los artículos referidos a los cambios en el marco laboral-.
Fue una frase muy comentada en los medios, y dio lugar a las consabidas acusaciones de autoritarismo contra la dirigencia sindical. Pero en medio de las críticas, también es cierto que la CGT siente que tiene un factor que convalida y legitima su postura: en tribunales, obtuvo medidas cautelares que frenaron la aplicación del DNU por entender que no es constitucional la derogación de legislación laboral por la vía del decreto.
Con ese respaldo por parte del fuero laboral en el poder judicial, los sindicalistas tienen un argumento «legalista» en el cual fundar su movilización, a la vez que envían un mensaje político a otro protagonista de este conflicto: la Corte Suprema de Justicia, que en semanas deberá analizar la cuestión de fondo y expedirse sobre la validez del DNU.
El capítulo internacional del paro
Hay, finalmente, otro factor inusual que formará parte de esta jornada de protesta sindical: como pocas veces en la historia, habrá una fuerte atención internacional sobre lo que ocurra en Argentina.
El paro ha obtenido muestras de adhesión y solidaridad no sólo por parte de centrales sindicales latinoamericanas, sino también de Europa y Estados Unidos, donde por lo general la situación política argentina no entra en el radar mediático.
El paro de la CGT concitó una inédita atención internacional y apoyos de sindicatos europeos
Pero esta vez es diferente, por la notoriedad que alcanzó la figura de Milei, quien ya había llamado la atención durante la campaña electoral por su ideología «anarco capitalista». Ahora, sobre todo después de la gran repercusión que alcanzó su manifiesto anti-estatista en el Foro de Davos, el presidente argentino empieza a erigirse como un referente internacional para el movimiento libertario y los partidos de derecha en general.
Sin ir más lejos, la controvertida primera ministra italiana, Giorgia Meloni, declaró en la TV de su país que espera con ansiedad reunirse con Milei, de quien dijo que tiene «una personalidad fascinante».
Lo cierto es que son muchos los países en los que la discusión política reproduce la antinomia populismo-liberalismo -incluyendo la agenda privatizadora, la reforma laboral y un drástico ajuste fiscal- y es por eso que lo que ocurra con la agenda reformista de Milei llama la atención.
De manera que la simpatía de los sindicatos europeos para con la CGT no se limita a la publicación de comunicados sino que incluye la celebración de actos públicos. En muchos casos las concentraciones tendrán lugar frente a las embajadas y consulados de Argentina.
Se estima que en no menos de 20 ciudades se repetirán estas protestas, con consignas como «la Argentina no se vende». En la nómina figuran Madrid, Bruselas, París, Londres y Roma, además de una larga lista de urbes latinoamericanas.
En consecuencia, para la CGT esa atención es otro factor político potente a la hora de justificar la convocatoria al paro en este momento.
ECONOMIA
Argentina dice adiós a una de sus principales restricciones cambiarias Por EFE
Buenos Aires, 22 dic (.).- El Fisco de Argentina dejará de cobrar desde este lunes el denominado impuesto PAÍS, una de las principales restricciones que conforman el complejo ‘cepo’ cambiario y que el presidente Javier Milei ha prometido eliminar.
La vigencia del Impuesto Para una Argentina Inclusiva y Solidaria (PAÍS), creado hace cinco años, se extiende hasta este domingo, inclusive, según una resolución de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) publicada el pasado jueves en el Boletín Oficial.
El tributo había sido creado el 27 de diciembre de 2019, durante el Gobierno del peronista Alberto Fernández (2019-2023), una medida que profundizó el ‘cepo’ cambiario, como se denomina en Argentina al conjunto de restricciones para el acceso a dólares estadounidenses y que por años ha buscado contener la salida de las exiguas reservas monetarias del Banco Central.
En el caso de impuesto PAÍS, mediante este tributo se ha cobrado hasta ahora una tasa del 30 % a las operaciones con tarjetas de crédito en el exterior (compras y retiro de efectivo) y a las compras de vuelos y paquetes turísticos fuera de Argentina.
«A partir del lunes, queda eliminado el impuesto PAÍS. Es la primera vez, en la historia, que un Gobierno cumple con eliminar un impuesto», resaltó Milei el viernes último, al disertar en la Bolsa de Comercio de la ciudad argentina de Córdoba.
Aunque este impuesto se elimina, el Gobierno seguirá cobrando la retención adicional del 30 % -que luego los contribuyentes pueden deducir del pago de ciertos tributos- a las compras de moneda extranjera en bancos y casas de cambio y al pago de bienes y servicios en el exterior.
Con estos cambios, la cotización del denominado ‘dólar turista’ o ‘dólar tarjeta’ baja de los 1.671 pesos por unidad del pasado viernes a 1.358 pesos a partir de este lunes, es decir, solo un 30 % más que el tipo de cambio oficial en el estatal Banco Nación y no un 60% más como hasta ahora.
Otras restricciones cambiarias siguen vigentes -como el cupo máximo de dólares que se pueden comprar por mes-, al igual que la diversidad de cotizaciones del dólar estadounidense diferentes al tipo de cambio oficial que coexisten en Argentina a causa del ‘cepo’.
Las restricciones cambiarias, que comenzaron en octubre de 2011 y se profundizaron con el correr de los años, han supuesto serias distorsiones para la maltrecha economía argentina, con el florecimiento de una multiplicidad de tipos de cambio alternativos, el crecimiento del mercado cambiario informal y serias complicaciones para operaciones de comercio internacional, la cancelación de deudas con el exterior o el giro de dividendos a las casas matrices fuera de Argentina.
La eliminación total del cepo ha sido una de las principales promesas que llevaron a Milei a un triunfo electoral en 2023, pero su Gobierno, iniciado hace un año, aun no ha podido cumplir este objetivo, entre otras razones, por el magro nivel de reservas del Banco Central, de 32.866 millones de dólares.
No obstante, Milei confía en obtener créditos adicionales del Fondo Monetario Internacional para reforzar las reservas monetarias y proseguir con la convergencia entre el tipo de cambio paralelo y el oficial.
«Esto nos acerca, día a día, a una salida definitiva del cepo, una abominación que nunca debió existir, en primer lugar, y nosotros vamos a hacer desaparecer para siempre, el año que viene», prometió Milei el viernes pasado.
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