ECONOMIA
Vuelve el fantasma del default privado: la crisis se expandirá y las deudas superarán u$s3.000 millones

Es uno de los temas que más preocupación genera en los bancos y en los directorios de las empresas: los defaults privados, que al principio parecían situaciones aisladas, empezaron a crecer a tal punto que muchos temen una crisis sistémica, con impagos que podrían ascender a u$s3.000 millones, según estiman en las gerencias de los bancos.
Y lo paradójico de la situación es que esto ocurre al mismo tiempo que el gobierno celebra que, gracias a su política económica, se facilitó el acceso al crédito para las empresas, que pueden tomar préstamos en dólares y a tasas bajas.
Sólo durante el año pasado se emitieron obligaciones negociables por un monto de u$s7.619 millones, por parte de 89 empresas. Tres cuartas partes de ese monto correspondió al sector energía, el que más interés genera en el exterior por el potencial del desarrollo petrolero y gasífero.
Pero los anuncios no terminan en ese sector, y en los últimos meses se han repetido casos que llamaron la atención del mercado, en algunos casos por el volumen y en otros por la tasa de interés, que se ubica notoriamente por debajo de la que los bancos le piden al propio Estado argentino.
Ejemplos de emisiones en las últimas semanas. Havanna, en su primera colocación de ONs, consiguió u$s18,5 millones, a pagar en tres años a una tasa de 8,75%. Compañía Mega -que actúa en el sector del gas- obtuvo u$s59,5 millones al 7,5%, mientras que Profertil captó u$s54,3 millones a un interés de 7,25%.
Antes, la gigante alimenticia Arcor, que adoptó una estrategia de búsqueda de mayor liquidez y reperfilamiento de su situación financiera, anunció la emisión de ONs por u$s68,4 millones y $33.329 millones. Una de las series paga una tasa fija nominal anual de 6,75%.
En el arranque del año, la incertidumbre sobre la política cambiaria hizo que disminuyera el volumen emitido en comparación con el año pasado, pero aun así se sigue viendo una actividad alta en relación al promedio histórico.
¿Tasas de otro país?
La polémica entre los especialistas es cómo hay que interpretar este momento de la deuda privada con el mercado de capitales: ¿señal de un cambio estructural que lleva a una economía más sana? ¿O, por el contrario, una situación especulativa que conlleva un alto riesgo de impagos si ocurriera un contratiempo en la macroeconomía?
Por lo pronto, los más preocupados dejan ver su sorpresa por las tasas de interés, que no se condicen con el riesgo país argentino. La composición tradicional de la tasa toma como base a la SOFR (Secured Overnight Financing Rate), de Estados Unidos -actualmente en 4,3%- a lo que se agrega un plus de riesgo, variable según el país, el rubro y la empresa que solicita el crédito. Una tasa que tome en cuenta el riesgo país argentino debería ubicarse por encima de 11%.
Dicho en otras palabras, cuando una empresa obtiene financiamiento a una tasa de 7,25%, le están prestando a un costo equiparable a un riesgo país de 300 puntos -la mitad del nivel argentino-.
No es la primera vez que esto ocurre, sobre todo en el caso de empresas exportadoras con actividad en rubros de alta demanda internacional. Sin embargo, el diferencial de tasa respecto del riesgo soberano no deja de llamar la atención.
Cuando Toto Caputo salió a buscar un préstamo «repo» -que pone bonos como garantía- le pidieron una tasa de 8,25% en dólares. Y cuando emitió bonos del Tesoro en pesos, pero suscribibles en dólares, tuvo que pagar 28%, lo cual lleva implícito una expectativa devaluatoria.
El regreso de los defaults
Pero, sobre todo, el debate está centrado en el hecho de que, mientras se expande el crédito, también está creciendo el fenómeno de empresas que no pueden hacer frente a sus obligaciones y caen en default o reestructuración de pasivos. Lo que en la jerga se conoce como «pufos».
Y no se trata de empresas que actúan en rubros «perdedores» del modelo Milei, como podría ser la industria manufacturera, sino que cuenta principalmente a compañías agrícolas, energéticas y petroleras.
En su mayoría, eran empresas que arrastraban deudas desde el gobierno anterior, y que habían sido tomadas en un entorno macro completamente diferente, en el que el mercado mostraba apetito por títulos que dieran cobertura ante el riesgo devaluatorio. Esto implicaba deuda nominada en dólares o en pesos con cláusula dólar linked. En muchos casos, la elevada inflación terminaba licuando las tasas para las empresas emisoras.
Pero ya a fines del año pasado empezaron a verse turbulencias. El primer problema importante vino en diciembre de parte de President Petroleum, que cayó en default por u$s4,95 millones en pagarés bursátiles. Y el ruido financiero ganó volumen a inicios de año, cuando se conoció la crisis de grandes empresas del agro, como Los Grobo, Agrofina y Surcos.
Los montos eran menores, pero justamente ese detalle era el que imprimía nerviosismo y llevaba a los expertos del sector a pronosticar «un año de quebrantos» para el campo.
La pelea interna del campo
Allí comenzó una pelea que mezclaba argumentaciones financieras y políticas. De un lado, los más afines al gobierno culpan a las empresas que «no la vieron» y especularon con una devaluación. Enfrente, están quienes afirman que la crisis está inducida por un gobierno que pese a su discurso liberal no alivia la presión impositiva y, para colmo, revalúa el peso cuando todos los vecinos devalúan.
Hubo algo de razón en ambas partes. Es cierto, por ejemplo, que hasta hace dos años había líneas crediticias a tasas fijas en pesos a 70 meses que, por el efecto de la inflación, se terminaban repagando en dos años. En ese contexto, hubo de todo: desde aquellos que se rehusaron a tomar créditos y prefirieron «ahorrar dentro de los silobolsas», hasta quienes se endulzaron con el crédito barato y apostaron su modelo de negocios al apalancamiento para comprar todo el stock posible.
Pero en el medio estuvo el cambio de modelo económico, y eso llevó a que algunas empresas compraran insumos a precios que luego se desplomaron. Como también los ingresos están en caída por el efecto internacional, se llegó a una situación de estrangulamiento financiero.
El gobierno dio a entender que no habría «salvatajes» estatales y que el problema era de los gerentes financieros que en vez de «hedgear» -es decir, cubrir los riesgos de descalces de tasas y monedas recurriendo a otros instrumentos, apostaron a una devaluación que resolviera el problema. Su argumento era que, al desaparecer la brecha cambiaria que caracterizó al gobierno peronista, toda la estrategia financiera debía ser pensada con otra lógica.
Adiós al crédito que se paga solo
Los analistas afirman que, ante esos cambios del contexto macro, pierden importancia los indicadores clásicos de riesgo, como el de deuda sobre ganancia operativa, y que gana protagonismo la situación de caja. O, dicho en términos técnicos, los activos realizables sobre los pasivos exigibles.
Ese análisis demuestra que hay empresas cuya iliquidez agrava la situación, como el caso de Los Grobo, donde los activos líquidos son 45% de las obligaciones.
«Hasta 2023 hubo financiamiento abundante y barato, había empresas a las que les prestaban al 3%, porque con una brecha cambiaria del 100% importaba poco el riesgo del negocio y el foco era ganar la brecha», explica un ejecutivo de uno de los principales bancos del mercado.
Desde su punto de vista, el punto de inflexión llegó cuando Toto Caputo adoptó la «tablita» con el crawling peg de 2% mensual y se acortó la distancia del tipo de cambio oficial con el paralelo. A partir de allí, cayó la demanda por instrumentos dólar linked, dado que el nuevo esquema favorecía la renta en pesos.
«Fue entonces que esas empresas se encontraron con que no podían rollear sus deudas. Algunas aprovecharon la ventana del blanqueo para conseguir algo de dólares MEP. Pero el día que se cayó la primera empresa (President Petroleum) se dieron cuenta que eran emisiones de riesgo, por lo que se cortó el financiamiento», agrega el ejecutivo.
Y observa que desde noviembre se nota una merma en la financiación del mercado de capitales a empresas que no sean de primera línea.
Defaults que hacen ruido
Desde entonces, la situación se agravó, con crisis que causaron ruido en el mercado. La citrícola San Miguel -la mayor del país con un share de 15%- se vio en dificultades para saldar una ON de u$s53 millones, que finalmente pudo superar gracias al refuerzo de u$s15 millones aportados por accionistas en una línea de crédito sindicada.
La empresa energética Albanesi, en tanto, que tiene una deuda total de u$s1.100 millones y que afronta vencimientos de obligaciones negociables por u$s220 millones, anunció el mes pasado que incumpliría un pago, en el marco de un reordenamiento financiero que adecuara el pago de obligaciones a su flujo de caja.
Y el caso más resonante fue el de Bioceres, que en junio incumplió pagos de pagarés bursátiles por u$s5,3 millones y tiene otros u$s2 millones pendientes. La firma, envuelta en una compleja reestructuración accionaria -que implica la aparición de un nuevo grupo controlante con gerencia uruguaya y capitales británicos- causó alarma entre los acreedores luego de una reunión con el nuevo CEO, que no dio señales claras sobre cómo se superará la crisis.
Bioceres es la mayor empresa de biotecnología argentina, y en su último ejercicio contable -presentado el año pasado- mostró una pérdida de $5.283 millones. Su default lideró la caída de las acciones argentinas este mes y arrastró también a su controlada Rizobacter, proveedora de bioinsumos. Con un margen de ganancia en caída, las agencias calificadoras de riesgo destacaron que el ratio de deuda sobre Ebitda se disparó desde 1,7 veces a 7,1.
¿Quién es el próximo nominado?
Las señales de alarma en el mercado continúan, mientras los analistas debaten si el riesgo de impago podrá generalizarse o si quedará acotado a empresas «sub prime» que han tenido un mal manejo financiero.
Hay ejecutivos del sector bancario que creen que las dificultades financieras, que hasta ahora golpearon al agro y la energía, comenzarán a sentirse en el rubro industrial.
«Hasta acá, los industriales aguantaron porque venían con poca deuda, hicieron un colchón con los márgenes que tenían de 2022/23. Pero ahora entramos en un contexto donde pierden plata y el financiamiento se vuelve caro por la tasa real», apunta un analista, que no oculta su escepticismo sobre la situación financiera de las empresas en el mediano plazo.
Por lo pronto, los indicadores ya están marcando una tendencia difícil de sostener, en la que el endeudamiento crece a una tasa cinco veces más alta que los depósitos bancarios.
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ECONOMIA
Gigante lácteo en crisis: presentó un plan de despidos, pagos en cuotas y menor producción

La continuidad operativa de Lácteos Verónica se mantiene en entredicho y, en ese contexto, la compañía presentó un plan de achique que, en el marco del Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC), apunta a reducir su estructura de un modo dramático. En audiencia reciente vía Zoom con la Secretaría de Trabajo nacional y delegados de los empleados de la láctea y el gremio ATILRA, los representantes de la firma propusieron despedir a 210 personas, suspender a otras 200 por el plazo de dos meses, además de abonar sólo el 75% de cada salario. La empresa argumentó que su negocio decayó fuerte por el menor consumo de lácteos y el incremento de los costos operativos. Sin embargo, el Gobierno rechazó estos argumentos y exigió que Lácteos Verónica presente documentación que valide los argumentos que la firma viene enarbolando para promover los recortes de personal.
Según se dejó asentado en el acta de la audiencia, Lácteos Verónica busca suspender al 30% de su plantel de empleados por el lapso de 60 días. Además, la firma propuso cubrir el 75% de los salarios bajo un régimen de cuotas y abonarlos con posterioridad a la fecha de vencimiento.
Lácteos Verónica también pretende modificar los turnos laborales y reducir las jornadas por 120 días. En simultáneo, la firma pidió dejar sin aplicación por un período de un año los acuerdos y convenios que fijan incrementos salariales.
Rechazo del Gobierno al ajuste y la posición de la láctea
La compañía viene de completar apenas los sueldos de mayo, por lo que aún adeuda los pagos correspondientes a junio y el aguinaldo. Ante estas propuestas, los representantes de ATILRA expresaron su rechazo argumentando que la propuesta es «inaplicable, improcedente y contraria a derecho».
«La realidad es que a los trabajadores les deben mayo y junio. Ahora están cancelando mayo. Los balances que presenta la empresa son positivos: tienen muy poco pasivo. Su deuda corriente no llega a más de un mes como tampoco su facturación. Lo que nos llega a nosotros es que los accionistas, que son 16, están peleados hace un tiempo y alguno o un grupo de estos, le quiere bajar el precio a la empresa para quedarse con las acciones«, declararon los portavoces de esa organización.
Para el gremio, la situación financiera y operativa real de la láctea es menos grave de lo que declara la cúpula de Lácteos Verónica. Algo de eso percibió la Secretaría de Trabajo nacional, que exigió más pruebas de la crisis que declara la láctea y evitó avalar la «motosierra» que quiere aplicar la directiva de la compañía.
En cuanto a la posición de la empresa, desde Lácteos Verónica se acercó un comunicado donde se aseguró que «la crisis que atraviesa la empresa está relacionada de manera directa con lo que ocurre en el sector lácteo en Argentina».
Y se detalló: «Caída en la producción (un 7% en 2024) descenso en el consumo (una baja del 9.7% en el mercado interno en 2024), aumento de costos (contexto inflacionario de los últimos 10 años), cadena de valor poco competitiva y concentración del mercado. Esto se ve potenciado por la imposibilidad de acceder a financiamiento a tasas razonables de interés».
Según Lácteos Verónica, la firma pasó de producir 800 mil litros diarios a solamente 180 mil, «generando así una importante capacidad ociosa que impacta de manera directa en las finanzas de la empresa lo que la llevó a vender su inmueble central y a tomar decisiones drásticas sobre su estructura, razón por la que sus autoridades presentaron un acción para sostener la operación y evitar su cierre».
Lácteos Verónica, en una delicada situación financiera
La firma mantiene una deuda con proveedores que la sitúa al borde de la quiebra.
En concreto, y según pudo comprobar iProfesional, la compañía acumula 1.676 cheques rechazados por falta de fondos sólo en lo que va del año. Y, por efecto de esa misma emisión de papeles sin respaldo, la compañía debe más de 5.420 millones de pesos.
Según pudo chequear este medio en la base de deudores del Banco Central (BCRA), la firma sólo ha cubierto hasta el momento poco más del 9% de los cheques que emitió este año.
De un total de 1.829 cheques girados durante 2025, la empresa en cuestión abonó apenas 153.
Los bancos Nación, Macro y BBVA, así como cooperativas de servicios y otras entidades que otorgan créditos se encuentran a la cabeza de las compañías más afectadas por la falta de pagos de Lácteos Verónica.
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ECONOMIA
Oportunidad con un dólar más alto: inversores adeptos al riesgo todavía apuestan al carry trade

Los inversores y ahorristas podrían empezar reactivar las estrategias de carry trade, maniobra en la que venden dólares para suscribirse a instrumentos en moneda local, aprovechar las tasas de interés y, con la expectativa de que las cotizaciones de la divisa avanzarán poco o caerán, en determinado momento recomprar más dólares con la ganancia.
La maniobra gana atractivo (sobre todo, en los perfiles arriesgados) tras las fuertes subas de tasas de interés que aplicó recientemente el Gobierno para contener las presiones cambiarias. En la repentina licitación de deuda local del miércoles, convalidó tasas de hasta 48% nominal anual y en el mercado operan con tasas de hasta 44%. Es decir, rendimientos de hasta 4% mensual, muy por encima de la inflación.
En cuanto al tipo de cambio, que es determinante para la maniobra, acumula subas importantes en las últimas semanas. De acuerdo con los operadores, esto es positivo para iniciar posiciones de carry trade porque se achica la distancia con el techo de la banda de flotación (en caso de tocarlo, el BCRA saldría a vender reservas para bajarlo) y, por consiguiente, tiene menos margen para subir y generar pérdidas.
La eventual reactivación de estrategias de carry trade contribuiría a reducir las presiones cambiarias porque los inversores y ahorristas demandarían menos divisas (o, mejor aún, las ofertarían en el mercado) para apostar por instrumentos a tasa fija en moneda local, lo cual redundaría en más caídas de las cotizaciones del dólar. Esto último sería clave para el Gobierno en su objetivo de mantener el proceso de desaceleración de la inflación.
¿Vuelve la apuesta por el carry trade?
«El precio del dólar está dentro de las bandas cambiarias. Sabíamos que se podía mover así. Obviamente, vamos a tener unos meses más de inestabilidad electoral. Yo creo que vamos a seguir así. No creo que vaya hasta el techo y tampoco hasta el piso, sino que va a estar en el medio de la banda«, estima Santiago López Alfaro, director de Patente de Valores, en diálogo con iProfesional.
López Alfaro cree que tras el fuerte repunte de los rendimientos en pesos «muchos inversores se van a tirar a las tasas y no irán al dólar». Con cotizaciones de la divisa rondando entre $1.280 y $1.300 y tasas de interés en torno al 40% anual, sostiene, habrá mucha inclinación en el mercado por colocaciones en moneda doméstica porque «de acá en adelante va a ser negocio la tasa».
Delphos Investment coincide en que con estos niveles de tipo de cambio y tasas de interés el mercado podría renovar su inclinación por el carry trade, lo que le daría «oxígeno al Gobierno en este frente sin haber pagado un costo político tan elevado, al menos hasta ahora por lo que se ve en el relevamiento de inflación semanal» que realizan las consultoras privadas.
«Que el dólar no llegue ‘ni caro ni barato’ a las elecciones era una hipótesis que barajábamos. El Gobierno comenzó a transitar este camino de manera ordenada a finales de junio para desembocar en estas últimas ruedas caóticas. Ahora, deberá estabilizar nuevamente el barco, con un tipo de cambio más elevado, pero deberá lograr una rápida compresión de las tasas. En el medio, seguir comprando dólares en bloque», agrega la firma de consultoría financiera.
Más atractivo del carry trade, pero advierten riesgos
El analista Gustavo Ber sostiene que estos niveles de tasas de interés deberían contribuir a un mayor apetito hacia operaciones de carry trade, lo que eventualmente ayudaría a acotar las fuertes presiones cambiarias. Estima que las señales de absorción de pesos también deberían contribuir en menores tensiones, lo que haría reaparecer «apuestas tácticas» de colocaciones en pesos.
Para los analistas de Rava Bursátil, el atractivo de las tasas de interés en pesos, tras el fuerte repunte, incentiva el regreso de estrategias de carry trade, pero con un «elevado riesgo» a corto plazo debido a la volatilidad con la que posiblemente seguirán operando los tipos de cambio en las próximas semanas.
«En este momento, el carry trade es más riesgoso que antes, aunque siempre estará el inversor que buscará esa ganancia de corto plazo si está dispuesto a asumir el riesgo. Ahora hay oportunidad para hacer carry trade, pero hay que estar muy atento para desarmar rápidamente la posición en pesos y regresar al dólar», sostienen.
La consultora Outlier afirma que «la suba del tipo de cambio real, que llegó a niveles de mayo del año pasado, y las altas tasas de interés hacen atractivo el carry trade» y resalta que «las Lecap y Boncap ya tienen tipos de cambio breakeven más arriba del tope de la banda cambiaria desde enero del próximo año, mientras que hace unas semanas era desde mayo».
Por lo tanto, cree que los instrumentos en pesos que siguen el índice CER (atado a la variación de la inflación) ahora son mucho más atractivos debido a los riesgos de aceleración de la inflación con estas subas del tipo de cambio y porque difícilmente pueda mantenerse una tasa de interés real de alrededor de 14% sin medidas que traten de hacerla comprimir.
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ECONOMIA
Dueña de Siempre Libre y Carefree cierra planta en Pilar y pasará a importar desde Brasil

A tono con otras empresas que, dado el contexto de crisis del consumo y la aceleración de los costos operativos que rige en la Argentina, comenzaron a redefinir sus operaciones en el país, una ex Johnson & Johnson tomó la decisión de interrumpir su producción local para pasar a una operatoria de índole importador. Se trata de Kenvue, la dueña de marcas como Siempre Libre y Carefree, que frenará por completo su planta en el partido de Pilar y traerá sus productos directamente desde Brasil. En esas instalaciones la compañía también fabrica la línea Johnson’s Baby. La medida en cuestión impactará de lleno en la continuidad de más de 30 empleos y se prevé que las instalaciones dejen de funcionar el 1° de noviembre de este año.
La decisión se inscribe dentro de los movimientos que vienen realizando otras compañías internacionales en la Argentina, que a partir del contexto económico comenzaron a aplicar planes de achique o, en más de un caso, directamente retirada del mercado comercial local.
Un caso notorio de las últimas semanas corresponde a Carrefour, que busca sostener sus negocios en aquellos mercados que considera estratégicos y en los que no necesita destinar millonarios fondos para apalancar sus operaciones. De ahí la decisión de la compañía de vender sus operaciones en el mercado doméstico.
Empresas multinacionales y un escenario complicado
El mes pasado, la multinacional Kimberly-Clark, con producción de pañales en el parque industrial de Pilar, también bajó la persiana y estableció el despido de 220 personas. En ese caso, la firma sostuvo que el cierre forma parte de una «estrategia de optimización y crecimiento sostenible» que, entre otros cambios, comprende la centralización de la actividad en la planta que la firma posee en San Luis.
En su planta de Pilar, Kimberly-Clark producía mayormente la marca Kotex, enfocada en protección femenina, y toallitas descartables premium para bebés bajo las marcas Huggies y Kimbies. También contaba con líneas dedicadas a producir artículos de consumo masivo como Kleenex y Scott.
Con relación a lo establecido ahora por Kenvue, vale señalar que las instalaciones que dejarán de producir llegaron a contar con más de 1.600 operarios. En ese punto, la firma fabrica las toallitas femeninas Siempre Libre y Carefree, y productos de la línea Johnson’s Baby como champús, colonias y aceites.
La compañía en cuestión llega a esta etapa con un plantel que apenas supera los 30 empleados, que según trascendió se mantendrán en funciones hasta el inicio del anteúltimo mes del año.
La decisión de Kenvue es importar toda su línea de productos directamente desde el vecino Brasil. En ese país, la firma cuenta con instalaciones productivas en el estado de Sao Paulo. Al mismo tiempo, la empresa mantiene en funcionamiento su planta en Cali, Colombia.
La empresa ya venía trayendo desde el exterior productos como las cremas Neutrogena y los enjuagues bucales Listerine.
Ex Johnson & Johnson: qué ocurrirá con su planta en Pilar
Con relación al destino de las instalaciones de la compañía en Pilar, la intención de Kenvue es transformar a su planta en un centro de distribución y logística. En esa área también llevará a cabo tareas de control de calidad.
Según se conoció, ya en 2023 Kenvue se había convertido en una empresa totalmente independiente tras concretar la separación definitiva de Johnson & Johnson.
En enero del año pasado, Martín Faes asumió la conducción de la firma para el Cono Sur (Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay y Bolivia), con sede en Buenos Aires.
De acuerdo al portal Pharmabiz, a nivel global, en esa misma instancia la firma designó a Kirk Perry como nuevo CEO interino, en reemplazo de Thibaut Mongon. En simultáneo, la compañía anunció la búsqueda de un nuevo director ejecutivo y el lanzamiento de un proceso de revisión estratégica, lo que incluye posibles cambios en su portafolio de marcas.
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