En una escalada de cooperación, el presidente ruso Vladimir Putin y el líder norcoreano Kim Jong-un consolidaron su alianza con la firma de un tratado de defensa mutua que incluye una respuesta militar inmediata en caso de agresión a cualquiera de sus naciones. El acuerdo, formalizado durante una visita del líder ruso a Corea del Norte en junio, ya ha generado fuertes reacciones internacionales debido a las tensiones que implica para el conflicto en Ucrania y su posible impacto en la región.

El tratado fue ratificado oficialmente por el Parlamento ruso y firmado por Putin en días recientes. La disposición más controversial del acuerdo es la promesa de Corea del Norte de enviar “asistencia militar inmediata” en caso de que Rusia sea atacada.

Según informaciones de inteligencia compartidas por Ucrania y Estados Unidos, miles de soldados norcoreanos ya estarían desplegados en territorio ruso, específicamente en la región de Kursk, donde se ha intensificado la actividad militar para repeler la contraofensiva ucraniana en la frontera. Desde Kiev, autoridades han advertido sobre el riesgo de que esta nueva cooperación militar entre Moscú y Pyongyang agrave la situación en el conflicto ucraniano.

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La alianza entre Rusia y Corea del Norte, dos países con una historia de colaboración desde la Guerra Fría, ha tomado un renovado impulso desde que comenzó la invasión de Rusia a Ucrania en 2022. Con este tratado, ambas naciones no solo estrechan lazos militares, sino que también acuerdan alinearse en política exterior, oponerse a las sanciones impuestas por Occidente y coordinar sus posiciones en las Naciones Unidas. La reciente ratificación de este acuerdo marca un punto de inflexión en la diplomacia rusa, que busca consolidar apoyos en medio de una creciente presión económica y militar.

Durante la ceremonia de firma del tratado, Putin calificó este acuerdo como un “hito revolucionario” en la relación con Corea del Norte. De hecho, Corea del Norte ha sido uno de los pocos países en expresar apoyo explícito a Rusia durante la invasión a Ucrania, con el suministro de armamento y la posibilidad de despliegue de tropas en territorio ruso, algo que aún se mantiene en la esfera de la especulación oficial, aunque no ha sido negado por el Kremlin.

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Posible despliegue de tropas norcoreanas en suelo ruso

La posible presencia de soldados norcoreanos en Rusia generó gran preocupación en Occidente. Informes de inteligencia afirman que hasta 10,000 efectivos de Corea del Norte podrían haber sido desplegados en apoyo a las tropas rusas, algo que, de confirmarse, representaría un cambio significativo en el panorama bélico actual. Si bien el Kremlin no ha confirmado ni desmentido estos informes, el portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, evitó responder preguntas sobre el tema y, en su lugar, criticó el apoyo militar que las potencias occidentales han ofrecido a Ucrania.

Corea del Norte, que enfrenta una crisis económica y aislada en el plano internacional, encuentra en su alianza con Rusia un importante respaldo estratégico. La nación liderada por Kim Jong-un ha sido un aliado clave para Moscú en términos de suministro de municiones y equipo militar en el último año, y este acuerdo de defensa mutua podría consolidar aún más esa cooperación.

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A medida que el conflicto se agrava, desde el Kremlin consideran que el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, podría desempeñar un papel clave en una eventual resolución pacífica. Peskov destacó recientemente que Trump había manifestado, durante su campaña, una intención de negociar un acuerdo que ponga fin a la guerra en Ucrania. “Las señales son positivas. Trump asegura que su enfoque está orientado hacia un acuerdo para la paz”, mencionó el portavoz ruso, quien valoró este mensaje en contraste con la postura que ha mantenido la administración de Joe Biden respecto al conflicto.

Con este nuevo escenario, la alianza entre Rusia y Corea del Norte sigue consolidándose mientras el conflicto en Ucrania se prolonga. La cooperación entre estos países representa un desafío para la comunidad internacional y plantea interrogantes sobre el impacto que este pacto tendrá en la estabilidad geopolítica de la región y en el desenlace del conflicto en Europa del Este.