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POLITICA

Cómo Rusia lanzó un espejo gigante al espacio hace más de 30 años con el ambicioso plan de “iluminar Siberia durante los oscuros meses de invierno”

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Parece un plan que podría urdir un villano de James Bond: poner en órbita un espejo gigante para captar los rayos del Sol y redirigirlos hacia un blanco en la Tierra.

Eso fue exactamente lo que la agencia espacial rusa Roscosmos intentó hace poco más de tres décadas.

Pero el proyecto Znamya no era un complot cobarde para amenazar al mundo.

Su objetivo era más utópico: “iluminar las ciudades árticas de Siberia durante los oscuros meses de invierno”, explicó la presentadora Kate Bellingham en el programa Tomorrow’s World de la BBC.

Esencialmente, trataba de volver a encender el Sol en las regiones polares de Rusia después de que cayera la noche.

Incluso hoy en día, este concepto parece novedoso, pero la idea de usar espejos en el espacio para reflejar la luz sobre la superficie de la Tierra no era nueva.

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En 1923, el pionero alemán de los cohetes Hermann Oberth lo propuso en “El cohete al espacio planetario”.

Su libro, basado en una tesis doctoral que la Universidad de Heidelberg rechazó por considerarla demasiado inverosímil, demostraba matemáticamente cómo un cohete podía abandonar la órbita de la Tierra.

Entre otras ideas tratadas, que luego se realizaron, estaba el concepto de crear una red de espejos cóncavos ajustables colosales que pudieran utilizarse para reflejar la luz solar sobre un punto concentrado de la Tierra.

El científico, considerado uno de los fundadores de la astronáutica moderna, razonó que esta iluminación podría ayudar a evitar catástrofes, como el hundimiento del Titanic en 1912, o a rescatar a los sobrevivientes.

También especuló que los espejos espaciales podrían usarse para despejar rutas marítimas derritiendo icebergs o incluso para manipular los patrones climáticos de la Tierra.

Los físicos alemanes retomaron esta idea del espejo espacial durante la Segunda Guerra Mundial.

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En el centro de investigación de armas nazi de Hillersleben, trabajaron en un diseño para construir una aterradora arma orbital reflectante llamada Sonnengewehr o cañón solar en alemán.

En 1945, la revista Time informó de que los científicos del Tercer Reich capturados le dijeron a los interrogadores del ejército estadounidense que el Sonnengewehr estaba destinado a actuar como un rayo de la muerte, reenfocando la luz del Sol para incendiar ciudades o hervir el agua de los lagos.

Y aseguraban que su cañón solar podría estar operativo en 50 años, le dijo a los periodistas en aquel momento el jefe de la inteligencia técnica aliada, John Keck.

Soletta y Solares

En la década de 1970, otro ingeniero de cohetes nacido en Alemania, Krafft Ehricke, volvió a estudiar el concepto.

Ehricke había sido miembro del equipo alemán de cohetes V-2 durante la Segunda Guerra Mundial.

Al final de la guerra, se entregó y fue reclutado como parte de la Operación Paperclip, en la que 1.600 científicos, ingenieros y técnicos considerados valiosos fueron protegidos y obtuvieron permiso para continuar su trabajo en EE.UU.

Ehricke formó parte del programa espacial y retomó la idea de construir un espejo en el espacio.

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Los nazis habían tenido un plan similar, pero mucho más macabro

En 1978, escribió un artículo en el que detallaba cómo espejos gigantes en órbita podrían iluminar el cielo nocturno.

Permitirían que los agricultores plantaran o cosecharan las 24 horas del día, o podrían desviar la luz hacia los paneles solares de la Tierra para convertirla en electricidad según la demanda.

Llamó a esta idea Power Soletta, y murió en 1984 sin verla hecha realidad.

A lo largo de la década de 1980, la NASA estudió en repetidas ocasiones la posibilidad de generar energía con un sistema de espejos en órbita llamado Solares, pero a pesar del interés del gobierno, el proyecto nunca logró conseguir financiación.

Sin embargo, en Rusia la noción cobró fuerza.

Navegando por el espacio

En aquella época, el científico ruso Vladimir Syromiatnikov, un pionero de la ingeniería espacial, estaba investigando si se podían acoplar grandes velas solares reflectantes a una nave espacial.

Pensaba que con ellas se podría utilizar el Sol de manera similar a como las velas de los barcos usan el viento.

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Si las velas reflectantes pudieran orientarse correctamente, los fotones, partículas de energía provenientes del Sol, podrían rebotar en superficies las de las naves y propulsarlas suavemente hacia adelante a través del espacio sin que tuviera que quemar combustible.

Sin embargo, en la Rusia de la era postsoviética, conseguir financiación para proyectos espaciales ambiciosos como ese era difícil, a menos que pudieran demostrar un objetivo económico claro.

Así que Syromiatnikov decidió reutilizar su concepto.

Pensó que los propulsores de las naves podían inclinar las velas reflectantes y mantenerlas sincronizadas con la posición del Sol.

Ese espejo podría utilizarse para proyectar luz sobre las regiones polares de Rusia, donde los días son extremadamente cortos en invierno, iluminando áreas envueltas en oscuridad.

La luz solar adicional prolongaría la jornada laboral y aumentaría la productividad de las tierras agrícolas.

También imaginó que la luz solar adicional podría reducir el costo de la iluminación eléctrica y la calefacción de la zona y aumentar el bienestar de la gente de la región.

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Resultó ser una idea que el gobierno podía respaldar.

Con la financiación del Consorcio Regata Espacial, un grupo de empresas y agencias estatales rusas, y bajo la supervisión de la agencia espacial rusa Roscosmos, Syromiatnikov comenzó a trabajar para hacer realidad el espejo espacial Znamya.

Ilustración del espejo Znamya en el espacio

El primer prototipo, Znamya 1, no fue enviado al espacio, sino que permaneció en la Tierra para que pudieran probarlo y resolver cualquier problema técnico.

Znamya 2 sería el primero en ponerse en órbita.

Su espejo estaba hecho de láminas delgadas de Mylar aluminizado, un material ligero y altamente reflectante que se creía lo suficientemente resistente para sobrevivir a las hostiles condiciones del espacio.

Estaba diseñado para desplegarse en ocho secciones en forma circular a partir de un mecanismo de tambor central giratorio y permanecer en esa forma gracias a la fuerza centrífuga.

“Durante el vuelo, el reflector se envuelve firmemente alrededor del cuerpo de la nave y, para abrirlo, la nave tendrá que girar rápidamente, lo que lo obligará a desplegarse como un paraguas”, le explicó Bellingham, de la BBC, a los telespectadores en 1992.

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“El truco es que a esta altura, el reflector de 20 metros de ancho podrá capturar los rayos del Sol que normalmente pasan por alto la Tierra y reflejarlos hacia el lado oscuro de nuestro planeta”.

El plan de Syromiatnikov era realizar múltiples lanzamientos de Znamya, cada uno con un espejo más grande que se quemaría al regresar a la Tierra.

Los ingenieros rusos podrían estudiar cómo se comportaban las delgadas láminas reflectantes cuando se activaban en el espacio y perfeccionar su diseño.

Eso conduciría al lanzamiento de un Znamya permanente con un enorme reflector de 200 metros de ancho que permanecería en órbita alrededor de la Tierra.

Más brillante que la Luna

La ambición final era tener una red de hasta 36 de estos espejos gigantes en el espacio con la capacidad de pivotar, lo que les permitiría mantener la luz reflejada enfocada en el mismo punto.

Se podría utilizar un solo reflector para iluminar una zona particular, o varios para aportar mayor brillo o iluminar una región más grande.

Se estimó que la red combinada de espejos espaciales podría reflejar una luz 50 veces más brillante que la Luna e iluminar un área de hasta 90 kilómetros de ancho.

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El 27 de octubre de 1992, el proyecto estaba listo y la nave espacial sin tripulación Progress M-15 despegó desde el cosmódromo de Baikonur, en Kazajstán, con Znamya 2 a bordo.

Cuando se acopló a la estación espacial rusa, la tripulación de Mir colocó el tambor que contenía las láminas solares reflectantes plegadas en su posición en la nave espacial Progress.

El 4 de febrero de 1993, Progress se desacopló, se alejó unos 150 metros de la Mir, y comenzó a girar, desplegando el espejo como un ventilador gigante que atrapaba los rayos del Sol y los enviaba de vuelta a la Tierra.

Znamya 2 desplegada, en una imagen tomada desde la estación espacial rusa Mir

La luz reflejada tenía una luminosidad aproximadamente equivalente a la de una Luna llena y creó un foco de luz de unos 5 kilómetros de ancho en la Tierra.

A una velocidad de 8 kilómetros por segundo, la mancha de luz se extendió desde el sur de Francia a través de Suiza, Alemania y Polonia hasta llegar al oeste de Rusia.

La tripulación de la Mir pudo ver un débil haz de luz mientras pasaba por Europa y, a pesar de que gran parte del continente estaba cubierto de nubes ese día, algunas personas en tierra informaron haberlo visto como un destello de luz.

Después de unas horas, el espejo espacial salió de su órbita y se quemó al reingresar a la atmósfera sobre Canadá.

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En Rusia, el experimento Znamya 2 fue aclamado como un éxito técnico, pero también demostró algunos desafíos importantes para el proyecto.

La luz reflejada había resultado mucho menos intensa de lo esperado y demasiado difusa para proporcionar iluminación práctica para una gran área en la Tierra.

También había sido complicado mantener la estabilidad de Znamya 2 en condiciones orbitales, y el rápido viaje de su foco a través de la superficie de la Tierra y la visibilidad fugaz hicieron que sus usos en el mundo real parecieran limitados.

Pero la misión había proporcionado resultados alentadores y valiosos conocimientos, por lo que Syromiatnikov siguió adelante con su planificado experimento de seguimiento, Znamya 2.5.

La luz era tenue y el cielo estaba nublado, pero hubo gente que dijo haber visto la luz

Esta vez tendría un espejo de 25 metros, que reflejaría una luminosidad de entre cinco y diez Lunas llenas, y emitiría un punto de luz que cubriría un área de 8 kilómetros de ancho.

La intención era controlar la dirección del haz de luz reflejado para que pudiera apuntar a un punto de la Tierra durante varios minutos a la vez mientras Znamya 2.5 giraba alrededor de la Tierra.

Se eligieron dos ciudades de América del Norte para ser iluminadas por el rayo del espejo durante lo que sería un experimento de 24 horas, así como varias en Europa.

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Syromiatnikov se sintió alentado por el progreso que estaba haciendo su equipo y el lanzamiento se programó para octubre de 1998.

“Somos pioneros en este campo”, dijo a The Moscow Times en julio de 1998.

“Si el experimento sale según lo planeado, nos proponemos enviar decenas de naves más al espacio en el futuro de manera permanente”.

De vuelta a la Tierra

Pero incluso antes de que el Znamya 2.5 despegara, los funcionarios espaciales rusos comenzaron a recibir quejas.

Los astrónomos estaban preocupados de que el espejo contaminara el cielo nocturno con luz, deslumbrando a sus telescopios y oscureciendo su visión de las estrellas.

Los ecologistas también expresaron su preocupación porque su luz artificial pudiera causar confusión a los animales y las plantas, alterando la vida silvestre y los ciclos naturales.

A pesar de estas dudas, las posibles implicaciones del proyecto Znamya despertaron una considerable atención y entusiasmo a nivel mundial.

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“Piensen en lo que significará para el futuro de la humanidad”, declaró Syromiatnikov a The Moscow Times.

“No más facturas de electricidad, no más inviernos largos y oscuros. Es un gran avance para la tecnología”.

Y así, el lanzamiento del Znamya 2.5 se llevó a cabo según lo planeado y, con la supervisión del Centro de Control de la Misión desde Moscú, el espejo espacial más grande estaba listo para desplegarse el 5 de febrero de 1999.

Un sueño que se apagó

Al principio todo salió como estaba previsto: el espejo espacial plegado se había acoplado a Progress, que se desacopló de la Mir sin problemas. Se colocó suavemente en posición de alejamiento de la estación espacial, se ordenó a los propulsores de Progress que se encendieran y comenzó a girar para desplegar el espejo de aluminio.

Desafortunadamente, al mismo tiempo se envió por error una orden adicional a Progress, indicándole que desplegara la antena que usaba para comunicarse para las maniobras de acoplamiento.

Cuando la antena se extendió, las delgadas láminas reflectantes de Znamya 2.5 quedaron atrapadas inmediatamente en ella.

El Centro de Control de la Misión en Moscú observó consternado cómo la Mir transmitía imágenes del espejo enredado y se enviaron frenéticas órdenes para retraer la antena.

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Pero para entonces, ya se habían rasgado varias láminas reflectantes. Al darse cuenta de que corrían el peligro de rasgar aún más, desistieron. Una hora más tarde se hizo un segundo intento desesperado de liberar el espejo, pero sin éxito.

El Centro de Control de la Misión, abatido, reconoció que Znamya 2.5 nunca podría desplegarse y lo dejó caer a la Tierra.

“El ambiente aquí es muy deprimente”, le dijo a la BBC en ese momento Valery Lyndin, portavoz del Centro de Control de la Misión en Moscú.

Su caída a la Tierra no sólo destruyó el Znamya 2.5, sino también el futuro del idealista proyecto de espejo espacial de Syromiatnikov.

Su planeado Znamya 3, con una superficie reflectante de 70 metros, que debía lanzarse en 2001, no logró conseguir financiación y nunca se construyó.

Syromiatnikov, ampliamente reconocido como uno de los ingenieros espaciales más destacados de su generación, murió en 2006, sin que sus sueños de velas solares y espejos se hicieran realidad.

“El fracaso fue especialmente doloroso debido al enorme interés mundial que despertó el experimento”, le dijo Lyndin a la BBC en 1999.

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“Hemos olvidado el viejo principio de los programas espaciales rusos: hacer algo primero y alardear de ello sólo después”.

Myles Burke

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Con fuertes cruces por Cristina y Milei, el Senado le dio dictamen al proyecto de Ficha Limpia

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Entre cruces por la figura de Cristina Kirchner y el escándalo cripto que envuelve a Javier Milei, el Senado le dio dictamen al proyecto de Ficha Limpia para que condenados por corrupción en segunda instancia no puedan ser candidatos ni funcionarios.

El texto que viene con media sanción de Diputados obtuvo 11 firmas a favor en la comisión de Asuntos Constitucionales que preside la cordobesa federal Alejandra Vigo y quedó listo para ser votado en la Cámara Alta la semana que viene. Como es un tema electoral requiere una mayoría especial de 37 votos afirmativos para convertirse en ley.

El kirchnerismo, que sentencia que el proyecto está hecho para proscribir a Cristina Kirchner, no acompaña aunque presentaron un proyecto propio que incorpora más delitos y estipula que para que una persona quede inhabilitada para competir debe haber sentencia firme, algo que pude llevar décadas.

Debate caliente

Al igual que en Diputados, el eje de la discusión giró en torno a Cristina Kirchner, aunque en medio del escándalo de la cripto LIBRA, también Milei estuvo en el centro de la escena.

«¿Es chiste? Vamos a tratar este proyecto cuando el Presidente está en todos los portales del país y del mundo por la estafa de la criptomoneda», sentenció la legisladora K, Florencia López.

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«No queremos una ley con nombre y apellido, sino una que realmente refleje el sentir de la sociedad. Que se incluyan los delitos de narcotráfico, de integridad sexual, trata de persona, contrabando», apuntó la camporista Anabel Fernández Sagasti, quien agregó: «La verdad que no se nos va la vida con Ficha Limpia. Si no sale sabemos que la Corte tiene en su escritorio una acordada para firmar».

«No hablamos de ningún dirigente en particular. Cualquiera que tiene dos condenas no puede ser candidato. Parrilli está ahí porque no tiene doble conforme. El día que lo tenga no debería estar ahí», respondió la radical Carolina Losada y recordó que por el tema cripto mañana se va a discutir en la sesión un proyecto impulsado por la UCR para que se cree una comisión investigadora. «Queremos que se llegue a la verdad».

Losada también planteó la posibilidad de mejorar el texto y agregar delitos. Sin embargo, el oficialismo que pidió «no dilatar», no acepta hacer cambios.Lo que significaría que el texto vuelva a Diputados.

Cómo es el proyecto

El proyecto que llega con media sanción de Diputados mantiene la base del texto original: el impedimento para que personas que tengan una condena, confirmada en segunda instancia, por delitos de corrupción puedan ser candidatas.

Los delitos que puntualiza son: «Cohecho y tráfico de influencia, fraude, malversación de caudales públicos, negociaciones incompatibles con el ejercicio de funciones públicas, exacciones ilegales, enriquecimiento ilícito de funcionarios y empleados públicos y encubrimiento».

La fecha de corte para decidir quiénes pueden o no competir quedó fijada por el calendario electoral: no podrá participar de la elección aquel que reciba la condena confirmatoria antes del plazo establecido en el artículo 25 del Código Electoral Nacional; es decir 180 días antes de la elección general.

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Esa fue una de las modificaciones pedidas por la oposición dialoguista porque el Ejecutivo planteaba como límite el 31 de diciembre del año anterior a los comicios.

El texto aprobado amplió además el rango de afectados: no va a regir solo para quienes quieran ser candidatos, sino también para funcionarios.

Los condenados por corrupción en segunda instancia «no podrán ser designados como jefe de Gabinete de Ministros, ministros, secretarios, subsecretarios, autoridades de entes y organismos descentralizados e instituciones de la Seguridad Social, integrantes de cuerpos colegiados, personal diplomático en actividad conforme a la Ley del Servicio Exterior de la Nación, 20.957 y sus modificatorias, ni como directores de empresas o entes con participación estatal de cualquier clase; ni, en general, podrán ser designadas para ejercer funciones equivalentes a estos».

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