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POLITICA

El descontrol del Estado: sueldos millonarios y festival de inmuebles, los datos alarmantes de la Auditoría

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El Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto posee unas 2957 obras de arte en el exterior por un valor total estimado en U$S4.100.000, a las que se les debe sumar la Colección de Arte Argentino y Precolombino ubicada en la sede central en la Ciudad de Buenos Aires y en el Palacio San Martín, valuadas en otros 15 millones de dólares.

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El Palacio San Martín es la sede ceremonial de la Cancillería, un edificio histórico con alto valor patrimonial, pero que hasta no hace mucho tiempo tenía graves debilidades de seguridad: según la auditoría del Estado nacional que encargó Javier Milei y a la que accedió en exclusiva TN, este inmueble no tenía operativo el sistema contra incendio, lo que ponía en riesgo la integridad de estas obras de enorme valor histórico y monetario.

Esta es tan sola una de las irregularidades halladas en el informe de entrega y recepción (decreto 126/2023) que esta administración realizó para conocer el estado de situación de toda la Administración Pública Nacional (APN). Allí se enumeran la cantidad total de empleados, juicios en trámite, contrataciones vigentes, inmuebles sin título de propiedad, entre otras anomalías.

La auditoría del Estado: de empleados con sueldos millonarios a inmuebles sin escrituras en todo el país. Foto: TN.
La auditoría del Estado: de empleados con sueldos millonarios a inmuebles sin escrituras en todo el país. Foto: TN.

La auditoría del Estado: de empleados con sueldos millonarios a inmuebles sin escrituras en todo el país

Mientras en la Cancillería reparan el sistema contra incendio, este Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto también se ocupa de regularizar la situación de 61 inmuebles que tiene bajo su inventario, pero de los que no posee ni escrituras ni documentación que acredite su titularidad.

Son 61 propiedades destinadas al Culto que la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) le asignó a la Cancillería, pero que están en una especie de situación irregular porque el Ministerio no ejerce ni la custodia ni el mantenimiento de estos inmuebles. Entre estas están la Catedral de La Plata y la Ciudad de Buenos Aires. Así se estableció en la auditoría integral del Estado.

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Hace poco más de un mes, la Cancillería le envió a la AABE una nota en la que le pidió que se le informe la cantidad total de inmuebles propiedad del Ministerio para poder realizar el cruce de información y establecer con claridad qué documentos se tiene de cada inmueble.

La auditoría del Estado se realizó sobre todos y cada uno de los ministerios y organismos. Foto: Presidencia.
La auditoría del Estado se realizó sobre todos y cada uno de los ministerios y organismos. Foto: Presidencia.

Otra de las irregularidades que se detectó en la auditoría se centra en el Fondo de Asistencia Directa a Víctimas de Trata, que depende del Ministerio de Justicia de la Nación, que ahora conduce Mariano Cuneo Libarona. Según los documentos a los que accedió este medio, el monto total de dinero de ese fondo a diciembre de 2023 era de $21.274.693.

La auditoría que se hizo sobre esta cartera y este fondo en particular demostró que hay “ausencia de control en la ejecución e instrumentación del fondo”, además de falta de informes mensuales, semestrales y anuales de la gestión y las actividades de este fideicomiso que se deben elevar al Consejo Federal para la lucha contra la trata.

Lee también: La auditoría del Estado detectó irregularidades en los fondos fiduciarios: deudas y cuentas sin control

Además, hay un dato que es realmente llamativo. Según el ejercicio 2022/2023, los gastos administrativos del fideicomiso “superaron ampliamente a los montos de beneficios otorgados a las víctimas del delito de trata”. En otras palabras, cuesta más caro sostener el fondo que la cantidad de plata que se envía a las víctimas.

El pequeño ente que tiene sueldos millonarios

De la auditoría se desprende un dato curioso. Hay un pequeño organismo, tal vez desconocido, en el que sus empleados reciben un salario más alto en promedio que quienes se desempeñan en el Ministerio del que depende.

Es el caso del Instituto Nacional de Promoción Turística (INPROTUR), que de acuerdo a los datos oficiales a los que accedió TN a noviembre de 2023, sus empleados recibían en promedio unos $1,4 millones (bruto) cuando el resto de las carteras cobraba unos $800 mil. El Inprotur tiene 58 empleados. Actualmente, un director de este organismo percibe $3,1 millones bruto.

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De hecho, el Gobierno tomó esta semana la decisión de echar a dos de sus funcionarias que se encontraban en las delegaciones turísticas de Francia y Estados Unidos y que tenían sueldos de hasta $11 millones.

Según explicaron fuentes oficiales, esto obedece a que el Inprotur es un ente de derecho público, pero que no integra la administración pública nacional, por lo que no se rige por las mismas escalas. Se encargan de promocionar a la Argentina en el mundo. Su principal fuente de financiamiento es una tasa que se cobra ante la emisión de pasajes internacionales.



auditoría, Gobierno, Javier Milei

POLITICA

El Kremlin trata de apropiarse de los templos ortodoxos rusos de la Argentina

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Columna publicada originalmente en TN

El expansionismo de Vladimir Putin no es sólo geográfico. Por caso, anexar una parte de Ucrania. Aunque suene raro, hay que decir que también es religioso. Quizá sería más propio decir político-religioso.

Lo cierto es que desde 2007 promueve una ofensiva a través del Patriarcado de Moscú, férreamente alineado con él, para apropiarse de todos los templos de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el mundo que desde la revolución bolchevique, en 1917, se mantienen totalmente distantes de quienes gobiernan Rusia.

La ofensiva procura avanzar últimamente sobre una media docena de templos que permanecen autónomos en la Argentina de un total de 12. El embate incluye la presencia de miembros del clero subordinado a Moscú en esos seis lugares de cultos con el propósito de presionar a los sacerdotes que allí se desempeñan y maniobras fraudulentas para tomar el control de la institución que jurídicamente las agrupa, según comenzaron a denuncian integrantes de sus respectivas comunidades.

La catedral de la Santísima Trinidad en el barrio porteño de San Telmo. (Foto: catedrales argentinas)

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Hay un séptimo templo autónomo que está a salvo de la ofensiva: la catedral de la Santísima Trinidad, el característico templo con sus cúpulas de estilo bizantino que se alza en Parque Lezama, en el barrio porteño de San Telmo. Ocurre que en 1973 la Asociación Ortodoxa Rusa en la Argentina a la que pertenece ese bellísimo lugar de culto, tras 17 años de batallar legalmente, le ganó un juicio al Patriarcado de Moscú precisamente por la propiedad del templo.

No obstante, el párroco de la catedral, el padre Alejandro Iwaszewicz, fue suspendido en el ejercicio del sacerdocio en 2010 por la Iglesia Ortodoxa Rusa leal a Moscú. Y, finalmente, expulsado en 2017. El padre Alejandro sigue cumpliendo su labor religiosa sin amedrentarse, pero dice que le preocupa “la amenaza que sufren” los templos del barrio de Núñez, del gran Buenos Aires (Castelar, Quilmes, Temperley y Villa Ballester) y de Córdoba.

Las tensiones en la ortodoxia rusa -más allá de un comienzo de su expansión en el extranjero sin sobresaltos internos con la Misión Imperial Rusa, en 1888, año en el que llega a la Argentina- tiene su origen en la persecución religiosa bolchevique, que lleva al patriarca de entonces a disponer en 1920 que las iglesias en el extranjero deben organizarse de modo autónomo. Con ese espíritu, en 1926 se creó la Asociación Ortodoxa Rusa en la Argentina.

En aquellas primeras décadas del siglo XX los exiliados rusos en diferentes países fueron construyendo sus iglesias con gran esfuerzo, destinando horas de su descanso y aportando parte de su escaso dinero como inmigrantes que estaban tratando de abrirse paso en una nueva vida lejos de su patria, sin recibir aportes estatales. Con el fin de que las iglesias fuera de Rusia se relacionaran se conformó el Sínodo de Obispos de Nueva York.

Con el propósito de instrumentalizar políticamente el sentimiento religioso de los rusos -quienes se sentían oprimidos y, por caso, no querían integrar los ejércitos soviéticos-, el dictador Stalin restableció la ortodoxia rusa, pero obviamente sometida al régimen soviético. Así, en 1943 instauró el Patriarcado de Moscú que se mantuvo leal al gobierno de turno, incluso tras el desmembramiento del imperio soviético y el ascenso de Putin.

El Patriarcado de Moscú y las iglesias ortodoxas en el extranjero se mantuvieron separadas desde entonces hasta que, en 2007, una parte del Sínodo de Obispos de Nueva York suscribió un acta de acatamiento al Patriarcado de Moscú que conmocionó a las autónomas y que, en el caso de la Argentina, contraviene el estatuto de la Congregación Ortodoxa Rusa de la Argentina, que agrupa a la media docena ahora acechada.

Moscú en noviembre de 2024. (Foto: AFP/Kirill Kudratsyev).

Moscú en noviembre de 2024. (Foto: AFP/Kirill Kudratsyev).

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“A partir de entonces comenzó una ofensiva en la Argentina para acaparar las parroquias que no responden a Moscú con un obispo que se hace llamar Juan supuestamente enviado por el Sínodo de Obispos de Nueva York “, afirma el padre Alejandro. El párroco de la catedral de Parque Lezama dice que el obispo Juan y sus colaboradores niegan que respondan al Patriarcado de Moscú, pero son leales al actual patriarca, Kirill.

Entre los intentos de apropiación de los templos, el padre Alejandro cuenta que semanas atrás el obispo Juan nombró un nuevo párroco en la iglesia de Villa Ballester e incluso se presentó en el templo con el fin de amedrentar a la comunidad, pero el sacerdote que está al frente no cedió a la presión y se fue sin lograr la posesión. “Parecen estar más preocupados por la propiedad del edificio que por las almas”, dice.

Comenta que llegaron a darse situaciones curiosas. “El clero que el obispo Juan enviaba a la iglesia de Temperley para los oficios no pudo entrar más al templo desde que comenzó la guerra en Ucrania porque el casero, que es ruso, pero de origen ucraniano, se dio cuenta que se rezaba por Kirill -férreo defensor de la invasión rusa- y les impide el ingreso; ellos no puedan hacer nada porque no tienen la propiedad”.

Por otra parte, los fieles de los templos que sufren el acecho acusan al obispo Juan de haber realizado una asamblea de la Congregación Ortodoxa Rusa de la Argentina con personas que no son socias y presentado a la Inspección General de Justicia una nómina de integrantes falsa. “Están intrusando y vaciando a la congregación para luego apoderarse de sus bienes y también de su historia”, denuncian.

Voceros del obispo Juan afirman que “los que protestan son grupos minoritarios y okupas” y que “la diócesis inició una batalla legal y hay fallos que nos respaldan”, sin precisar cuáles son. El interés que evidencia por los templos de la Argentina parece estar potenciado por la gran cantidad de inmigrantes rusos que llegaron al país en los últimos años huyendo de Putin y la guerra.

Sin embargo, de los más de 200 mil rusos que vinieron -aunque la mayoría se fueron tras una corta estancia y la obtención del pasaporte argentino que mucho valoran para desplazarse y eventualmente asentarse en otro país con mejor calidad de vida-, apenas unos diez mil son religiosos y la mayoría no responden al Patriarcado de Moscú, calcula el padre Alejandro.

Los fieles de las iglesias independientes aclaran que su resistencia “no es por conservar la propiedad de los templos, sino de profesar libremente el culto cristiano ortodoxo con absoluta independencia del poder de Moscú, que es esencial para no perder la identidad y honrar a nuestros ancestros, asesinados en el violento ateísmo y la desgarradora persecución”.

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