POLITICA
Insólito: La ministra de las Mujeres de Kicillof evitó criticar a Alberto y culpó a los medios
Las imágenes surgieron en el marco de la denuncia por violencia de género que la ex primera dama presentó contra su entonces pareja, el ex presidente Alberto Fernández. En lugar de centrar su pronunciamiento en la gravedad de la denuncia y en la responsabilidad del agresor, el ministerio de las Mujeres del gobierno de Axel Kicillof, bajo la dirección de Estela Díaz, optó por criticar a los medios de comunicación que expusieron las pruebas de la violencia sufrida por Fabiola Yañez. Según el comunicado, la difusión de dichas imágenes «refuerza la violencia» y «vulnera derechos fundamentales”.
Esta reacción no es una sorpresa si se considera el historial del gobierno de Kicillof en temas de violencia de género cuando involucran a figuras de su propio espacio político. Es preocupante que en casos recientes, como la denuncia por abuso sexual contra el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, y las acusaciones contra el ex senador Jorge «El Loco» Romero, el ministerio de las Mujeres haya mantenido un silencio cómplice.
El caso de Jorge Romero es particularmente revelador: a pesar de las denuncias, fue despedido con honores en su última sesión en el Senado. Esto refleja la postura que ha tomado el gobierno de Kicillof cuando se trata de enfrentar a sus propios dirigentes en casos de violencia de género.
Más aún, la ministra Estela Díaz ha demostrado una preocupante incoherencia en su gestión al cerrar alianzas cuestionables. Un ejemplo claro es su reciente colaboración con el padre Carlos Pont Gasques, conocido por encubrir al cura pedófilo Eduardo Lorenzo, para asistir a mujeres en situación de violencia en barrios pobres.
Hoy, Kicillof y el denunciado Fernando Espinoza se mostraron juntos en un acto en La Rioja.
La respuesta del ministerio de las Mujeres de la provincia ante la denuncia contra Alberto Fernández se enmarca en una serie de acciones y omisiones que han favorecido el encubrimiento y la falta de responsabilidad en casos de violencia de género dentro del oficialismo. En lugar de centrar su esfuerzo en la protección de las víctimas y la denuncia de los agresores, se ha optado por proteger a los aliados políticos, desviando la atención hacia quienes exponen la realidad de los hechos.
Este caso pone en evidencia las contradicciones y la falta de compromiso genuino con la lucha contra la violencia de género en la gestión de Kicillof, y deja en claro que la protección del aparato político parece estar por encima de la justicia y la protección de las víctimas. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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POLITICA
El espectáculo político se renueva
Hasta el siglo pasado se entendía que cuanto más visible un personaje más chance de ser electo, por lo que los políticos buscaban celebridad para acceder al poder. Michelle Obama muestra cómo en el siglo XXI el verdadero éxito es aprovechar la notoriedad política para hacer espectáculos.
La señora Obama no solo tiene más popularidad en las redes que Kamala Harris. En Instagram duplica a Donald Trump y superó a su marido Barack Obama incluso cuando era presidente. Y si esa popularidad no es transferible a las elecciones nacionales (preguntar a Kamala), es sumamente redituable en el mundo del espectáculo global.
La alianza de los Obama con Netflix comenzó con el documental American Factory (2019), sobre los cambios de la industria norteamericana frente a los chinos, que obtuvo múltiples premios incluido el Oscar a mejor documental
Al revés de esos presidentes que llegan al poder para tener sus medios y su programa de TV, los Obama aprovecharon su salida para legar algo más que una biblioteca, como es tradición en los Estados Unidos. Desde la productora Higher Ground consolidan una filmoteca en Netflix tan variada como para albergar una serie de citas de cincuentones que se llama The Later Daters, de reciente estreno internacional.
La alianza de los Obama con Netflix comenzó con el documental American Factory (2019), sobre los cambios de la industria norteamericana frente a los chinos, que obtuvo múltiples premios incluido el Oscar a mejor documental. Y se consolidó con la película que captura la presentación nacional de Becoming, la autobiografía de Michelle.
Mientras Barack Obama envejecía aceleradamente en los últimos años de poder, Michelle florecía, ganaba estilo y glamur y lo contaba en libros, entrevistas, conferencias multitudinarias
Estas películas coinciden con Campamento extraordinario, Trabajar: eso que hacemos todos los días, American Symphony, Paternidad, varios documentales de naturaleza y algunos infantiles en un propósito: hacer política desde el entretenimiento sin que se note.
Los Obama entendieron que cambiaron los manuales de política y que lo que tiene más popularidad no es la controversia. Michelle aprendió de su amiga Oprah Winfrey que en las plataformas ganan las historias humanas con las que el público puede identificarse. Las dos eligen mensajes de superación personal con esa seguridad que les da saberse extraordinarios ejemplos de éxito y esplendor.
Mientras Barack Obama envejecía aceleradamente en los últimos años de poder, Michelle florecía, ganaba estilo y glamur y lo contaba en libros, entrevistas, conferencias multitudinarias. Una auténtica influencer de estos tiempos, que sabe que dirigir los destinos del país más poderoso del mundo no es tan importante como tener reinar en el mundo de las redes sociales y sus negocios asociados.
La política pop se actualiza. Buscar el centro de las pantallas es de políticos del siglo pasado. En estos tiempos, la gente verdaderamente influyente, la que convierte a sus seguidores en suscriptores, es aquella que cede el protagonismo a la comunidad que conforma su red. En las series de su productora, los Obama apenas hacen unos breves cameos. Pero están. Michelle no aparece en la serie de citas, pero desde su cuenta de Instagram dejó claro quién manda. Mirando algunas escenas dejó entrever sus recriminaciones a un señor que se pasó de picante en su cita con una señora de 62. Hasta sugirió que en una próxima temporada debería estar bajo la supervisión de Logan Ury, la psicóloga de Harvard que asiste a los postulantes para conseguir pareja.
Un final feliz para la dama y ridículo para el caballero en la serie del momento es más efectivo que la mejor campaña por la igualdad. A Netflix no le convendría que esas series se conviertan en alguno de esos bodrios de canal Encuentro que envejecieron tan mal y tan pronto.
El éxito de Michelle es, precisamente, que entendió el desgaste de la política y lo poderosa que es la conexión humana. Por eso pierde cuando retoma la campaña, y brilla en sus redes que explotan cuando baila, conversa, aconseja o se deja entrevistar. La popularidad no se transfiere pero, como el público, se renueva.
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