Karina Jelinek reveló algunos secretos que permanecían ocultos sobre lo que fue su matrimonio y posterior divorcio con el financista Leonardo Fariña, el arrepentido en la causa por la ruta del dinero K.

En una entrevista para A la tarde, el programa que conduce Karina Mazzocco, la influencer habló de su ex, con el que se habían casado en abril de 2011 luego de tres meses de noviazgo e hicieron una fiesta de boda en el lujoso Tattersall de Palermo.

En 2014, ella decidió iniciar los trámites de divorcio del financista cuando él quedó vinculado a Lázaro Báez e involucrado en temas de corrupción.

En A la tarde, le recordaron a Karina aquel episodio de su vida: “En aquel momento, vos dijiste ‘No quiero absolutamente nada, hago borrón y cuenta nueva. Lo único que quiero es el divorcio”.

Ante ese planteo, Jelinek respondió: “Hace mucho que me separé, pero el divorcio tardó un montón en salir”.

Y recordó: “Cuando yo lo dejé (a Fariña), él se enojó conmigo. Me echó el piso de (avenida Del) Libertador, que él me lo había regalado cuando nos casamos, pero nunca se concretó…”.

A continuación, Karina explicó por qué nunca se llegó a concretar el regalo del departamento que Fariña le había prometido. “El departamento era de (Cecilia) Bolocco y de (Carlos Saúl) Menem y yo tenía que firmar un papel, pero siempre me decía que Bolocco no había llegado”.

“Yo prefiero empezar de nuevo -siguió- y no tener nada de lo que no corresponde. Yo dejé ese departamento (de la avenida Del Libertador) y lo único que me quedé fueron dos teles y algunos muebles. Y encima, él me debe plata, porque yo le presté plata una vez”.

Y detalló: “Un día, (Fariña) me dijo: ‘Por favor, prestame, prestame. Yo soy tu marido, ¿no confiás en mí? Yo te compré esta cartera, yo te compré estos zapatos…”.

“¿Cuánta plata le prestate, Karina”, le preguntó, sin vueltas, Mazzocco. “Arriba de cien…”, dijo, resignada,Jelinek.

“¡¿Cien mil dólares?!”, quiso corroborar la conductora. “Un poco más, no recuerdo la cifra exacta”, contestó la ex esposa de Fariña.

“Es que en tu marido confiás en ese momento… ¿Cómo no le iba a prestar? Las cosas se comparten: un día paga uno, otro día paga el otro… Al menos yo creo que es así. A mí no me gusta ser una mantenida, yo trabajo desde chica”, añadió.