POLITICA
Los riesgos de normalizar lo que es anormal (y cómo evitar volverse insensible)
Cuando la gente habla de “normalizar” algo en 2024, suele ser con un sesgo positivo. Dentro y fuera de las redes sociales, he visto llamados a normalizar de todo, desde los cuerpos posparto hasta tener conversaciones sobre la salud mental en el trabajo. La idea, por supuesto, es romper los tabúes que son poco beneficiosos o pueden ser hasta peligrosos.
Pero hay otro tipo de normalización, de la que mucha gente está poco consciente. Es menos deliberada, más perniciosa y puede ser dañina. Es la normalización de las tendencias, situaciones y eventos que realmente no debería ser “normales”. Te lo pueden haber descrito como “desensibilización” o “habituación”.
Piensa en las guerras en Ucrania e Israel-Gaza. Los eventos traumatizantes al comienzo de estos conflictos eran nuevos e inesperados, elementos que los psicólogos saben que atraen la atención de la mente.
A medida que el tiempo ha pasado, la cobertura mediática todavía sigue, pero ahora estos eventos tienen menos probabilidad de encabezar las noticias en países como EE.UU., o ser parte, como solían, de la conversación cultural. Tristemente, cuando una guerra dura meses o años, los estudios indican que una semana adicional de combates no tiene el impacto que tenía el primer día.
Esta desensibilización también es aplicable al día a día. Las juventudes en los barrios marginados que se crían en medio de la violencia tienen mayores probabilidades de pensar que la violencia es normal, por ejemplo. Por otra parte, la gente expresó más ansiedad sobre covid-19 cuando la tasa mortal era baja que cuando se disparó a los cientos de miles.
Un estudio en particular, entretanto, muestra que las personas que viven en países más expuestos a los impactos negativos del cambio climático de hecho ven el cambio climático como algo de bajo riesgo.
Otra investigación indica que uno hasta se puede habituar a su propio comportamiento negativo: cuando los voluntarios mintieron repetidamente para recibir más dinero, sus mentiras se volvieron cada vez más grandes a lo largo del experimento, y las regiones de sus cerebros asociadas con las emociones se activaban cada vez menos.
La conclusión, según los investigadores, es que entre más hacemos algo, aunque sea algo que sabemos que está mal hecho, nos vamos a sentir menos incómodos con ello. En otras palabras, el estar expuesto lo suficiente a cualquier cosa hace que esa cosa se normalice. Aún si es mala.
Por supuesto, esto tiene sus ventajas: hasta cierto punto, los humanos necesitan poder adaptarse a nuevas circunstancias y situaciones, no importa qué tan extremas.
Nuestra especie muy probablemente no hubiera llegado muy lejos, o por lo menos no hubiera logrado tener la capacidad emocional para resolver problemas, imaginar y crear, si anduviéramos en un estado perpetuo de shock y ansiedad.
Pero hay escollos obvios. Uno es esa adaptabilidad puede ser parte de por qué los humanos tenemos dificultad lidiando con lo que los sociólogos llaman “violencia lenta”, esas catástrofes que se van desenvolviendo sin urgencia aparente, haciendo difícil reconocer cuánto daño se ha hecho hasta meses o años después.
Piensa en las décadas de basura química que fue vertida y creó el llamado “callejón de cáncer” de Mississippi, o el aumento de emisiones globales.
También puede perpetuar un círculo vicioso. El estudio sobre la violencia en los barrios marginados encontró que los participantes tenían -por ejemplo- mayor probabilidad de perpetrar un acto violento si pensaban que era normal.
Pero esto también aplica a asuntos mayores y más complejos. Si alguien no cree que el cambio climático es importante, ¿por qué tendría que sentirse motivado a hacer algo al respecto?
Si su consciencia sobre los desastres humanitarios se está desvaneciendo, ¿estaría todavía dispuesto a compartir sus preocupaciones con representantes o donar a las organizaciones idóneas?
Cómo sucede la normalización
Cuando se trata del consumo de medios de comunicación, esto genera dos interrogantes: ¿cómo pueden los editores cubrir un tema sin desensibilizar su audiencia? Y, tú como consumidor de medios inteligente e informado, ¿cómo puedes navegar las noticias para asegurarte de que no estés corriendo el mismo riesgo?
Los investigadores han estado explorando cómo el estar expuesto a los mismos temas noticiosos una y otra vez afectan a los consumidores. Un estudio, por ejemplo, encontró que los consumidores de noticias tenían mayor probabilidad de enojarse con la cobertura y hasta evadirla, cuando sentían que estaba siendo repetitiva.
No es simplemente que los usuarios ansían la novedad, señalan los investigadores. Sino también que la gente se molesta especialmente cuando percibe que nada está cambiando o mejorando. “Algunos usuarios son particularmente negativos sobre la falta de progreso y la cobertura larga e interminable de un asunto, que en parte se puede rastrear hasta los actores políticos involucrados”, escriben los investigadores.
Este punto es preocupante. Hay varios temas que, cuando se ignoran, contribuyen a sostener el estatus quo y las autoridades. Piensa en cuán más improbable sería que empresas y gobiernos tomen medidas contra el cambio climático, por ejemplo, si nadie hablara nunca de eso.
Cínicamente, esto podría significar que entre menos progreso hagan los líderes con respecto a un tema, la gente se aburre más escuchando sobre este. En teoría, eso podría llevar a que ese tema se cubra cada vez menos y cualquier presión para que haya progreso se derrumbe también.
Luego está el otro tema, especialmente común cuando vemos noticias de otras personas sufriendo: si nos sentimos demasiado angustiados con lo que vemos, eso nos puede llevar a sentirnos “quemados” y querer hacer oídos sordos a toda la cobertura.
Cómo evitar desensibilizarse
Entonces, ¿Qué podemos hacer? ¿Cómo estar al tanto de las noticias, sin que nos abrumen o nos insensibilicen? ¿Cómo podemos navegar por los muchos problemas que enfrenta el mundo hoy en día, logrando un equilibrio entre no aceptarlos como “normales”, pero también logrando seguir adelante con nuestras vidas?
Cuando se trata del consumo de noticias, los investigadores sugieren consumir noticias más conscientemente, hacerlo en momentos mucho más específicos, cuando nos sentimos abrumados por una crisis en particular.
Dada la importancia de la novedad, yo también sugeriría que, para estar bien informado, asegúrate de que tu dieta mediática sea diversa. Aún cuando haya un tema o una crisis particular sobre la cual te gustaría saber más, expándete más allá de la misma fuente o tipo de medio.
Si vas a seguir la guerra de Israel-Gaza, no vayas pasando con el dedo los titulares de última hora; busca análisis de asuntos extranjeros y artículos de primera persona, mira documentales, escucha libros hablados, lee poesía. Y, crucialmente, consume perspectivas de ambos lados de la guerra.
También es importante recordar cuándo tomar distancia. Estaremos explorando esto más en otras columnas futuras pero, por ahora, recuerda que para darle un ángulo diferente al presente conviene pensar a largo plazo.
Eso tal vez ocurra mirando hacia atrás, tratando de entender cómo llegamos hasta aquí, reemplazando las noticias diarias con, digamos, libros de historia o documentales.
O podría ser mirando hacia adelante, ¿Qué podría significar esto para el mañana? y buscar análisis que traten sobre el impacto de nuestras decisiones actuales dentro de uno, 100 o hasta 1.000 años después.
¿Qué de nuestra tendencia de adaptarnos a las circunstancias que nos afectan más directamente, hasta aquellas que simplemente no deberíamos aceptar como “normales”?
El primer paso es reconocer que tal habituación está en efecto sucediendo. Toma un momento para reflexionar: ¿a qué cosas te estás acostumbrando, ya sea en tu hogar, tu comunidad o tu país que realmente desearías que no sucediera?
Sólo entonces puedes planear tomar algunas acciones. Ciertos investigadores sugieren enfrentarse a la “violencia lenta” con “resistencia lenta”, o con la “no violencia lenta”, incluyendo acciones cotidianas tan simples como compartir el conocimiento sobre un tema.
Los investigadores que realizaron el estudio de habituación en donde se mentía para obtener más dinero también sugieren tomar distancia emocional de las circunstancias para poder verlas con ojos frescos.
Si hay algo que no te gusta de tu propio país que empieza a sentirse “normal” para ti, por ejemplo, podrías hablar con alguien que vive en un país diferente, leer sobre cómo se maneja la situación en otra parte o (para los que tienen los medios) viajar al exterior.
También argumentaría que, si hay un tema que es importante para ti, no presumas de que te sentirás tan emocionalmente comprometido con este dentro de un mes o año, como lo estás ahora. En cambio, vuelve la acción un hábito.
Apunta en tu agenda que dedicarás regularmente cinco minutos para escribirles a tus representantes políticos, por ejemplo. O establece una donación mensual recurrente a una organización de caridad que represente una causa que te importe, en lugar de donar de manera intermitente cada vez que sientas la motivación.
Tal vez, por encima de todo, yo mantendría una verdad en mente: desde el comercio global de esclavos hasta la política de apartheid en Sudáfrica, hubo muchas situaciones horribles que, durante décadas y hasta siglos, se sentían arraigadas, imposibles de cambiar y que, en cualquier momento, pudieron haberse visto como la “nueva normalidad”. Pero cambiaron. Y las circunstancias que no queremos que sean parte del futuro de nuestros hijos ni del nuestro también pueden cambiar.
Por Amando Ruggeri. *Galardonada periodista de ciencia y actualidades. Publica posts sobre habilidades, conocimientos mediáticos entre otros más en Instagram en @mandyruggeri
POLITICA
La receta para hacer scones salados de romero y queso
Estos bocaditos salados son ricos, te aromatizan la casa mientras los horneás y se pueden comer recién sacados del horno cuando aún están calientes o más tarde, cuando estén fríos. Podés comerlos solos, partirlos a la mitad y untarlos con queso crema, o como se te ocurra.
La receta para hacer una docena de scones salados de romero y queso:
Ingredientes:
– Harina 0000 250 gr
– Polvo de hornear 1 1/2 cucharadita
– Sal 1/2 cucharadita
– Romero picado 2 cucharaditas
– Manteca fría cortada en cubos 120 gr
– Leche 30 ml
– Huevos 1 + 1
– Queso rallado para espolvorear 2 cucharadas
* El romero se puede reemplazar por cualquier otra hierba, fresca o seca.
Preparación:
1- Mezclar todo junto la harina, el polvo de hornear, la sal y el romero picado.
2- Agregar la manteca fría y frotar todos los ingredientes entre los dedos hasta formar un arenado.
3- Agregar uno de los huevos y la leche y mezclar con las manos hasta unir la masa. Procurar no amasar de más, solo hasta unir la masa.
4- Estirar la masa de entre 1 y 1.5 cm de espesor, sobre una mesada espolvoreada con harina.
5- Cortar círculos de 5 cm de diámetro y pasarlos a una placa enmantecada o con un papel antiadherente.
6- Batir el segundo huevo y con este pincelar los scones, solo en la parte de arriba. Después espolvorear con el queso rallado.
7- Cocinar en un horno precalentado a 200ºC por al rededor de 20 minutos.
Fuente: Tan dulce
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Mónica Schlotthauer: «Los jubilados están en la indigencia y el gobierno los abandona»
En primer lugar, Mónica Schlotthauer expresó su preocupación por la creciente precarización de los jubilados: «Los jubilados no solo reclaman un aumento de emergencia, sino que están exigiendo que se les devuelvan los fondos que aportaron durante años, que hoy el gobierno usa para pagar deuda externa y subsidios a las grandes empresas», subrayó la diputada. En este contexto, destacó que más del 80 por ciento de los jubilados viven por debajo de la línea de pobreza, con una especial afectación hacia las mujeres, quienes sufren un mercado laboral más precario.
La diputada también cuestionó la decisión del gobierno de eliminar la moratoria previsional, que afecta a miles de personas que no cumplen con los requisitos para jubilarse. «Esta medida ha dejado a miles sin la posibilidad de acceder a una jubilación, y la mayoría de esas personas son mujeres», afirmó. Además, advirtió que no hay proyectos concretos en el Congreso que apunten a revertir esta situación, y que el ajuste es parte de una agenda impuesta por el Fondo Monetario Internacional.
Respecto a la agenda de género, Schlotthauer se mostró alarmada por los recortes en políticas destinadas a erradicar la violencia machista. «El presupuesto destinado a la ley de erradicación de la violencia de género ha sido recortado, y los programas para prevenir la trata y asistir a las víctimas han sido desmantelados», indicó. Además, se refirió a un proyecto de ley presentado por el gobierno que busca penalizar a las mujeres que presenten denuncias falsas en casos de violencia de género, lo cual, según la diputada, «es un ataque a los derechos de las mujeres».
Otro tema de preocupación para Schlotthauer es la baja de la imputabilidad en menores, un proyecto que vuelve a discutirse en el Congreso. «Este es un tema que se utiliza para la campaña electoral, pero no resuelve la inseguridad. En lugar de buscar soluciones integrales, se opta por castigar más a los niños y enviar a los menores a cárceles de adultos, donde recibirán una educación criminal», explicó. La diputada remarcó que la inseguridad no se soluciona con más penas, sino con políticas públicas que garanticen educación, trabajo y bienestar social.
Finalmente, reflexionó sobre la situación política en Argentina: «El gobierno está recortando presupuestos y poniendo en riesgo los derechos de los más vulnerables, mientras se prepara para las elecciones con medidas populistas que no resolverán los problemas estructurales del país», concluyó. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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El logro que celebra Greg Abbott en Texas: “Número uno”
Greg Abbot demostró toda su felicidad el 13 de marzo, a partir de una interesante distinción que recibió Texas. La zona lidera el listado de las universidades de investigación de primer nivel dentro de Estados Unidos, algo que, según el republicano, fue posible gracias a su “trabajo duro para convertir ideas innovadoras en realidad”.
Greg Abbott destacó el trabajo de las universidades texanas
A través de una publicación en su cuenta de X, Abbott le informó a la comunidad este hito. “¿Sabías que Texas es hogar de 16 universidades de investigación número uno? La mayor cantidad en el país”, expresa la fotografía que escogió para acompañar su breve mensaje.
Esta afirmación nace a partir de una detallada investigación en conjunto por parte del Consejo Americano de Educación (ACE, por sus siglas en inglés) y la Fundación Carnegie, la cual se dedica a mejorar la enseñanza y el aprendizaje en todos los niveles educativos de Estados Unidos.
“Estas actualizaciones de las Clasificaciones Carnegie son el primer paso para adaptar un sistema con décadas de antigüedad al siglo XXI. Estamos ampliando nuestro reconocimiento de las diversas maneras en que las universidades participan en la investigación y el desarrollo”, expresó Timothy FC Knowles, presidente de la Fundación Carnegie.
Las categorías que llevaron a Texas al primer puesto en EE.UU.
Las clasificaciones de investigación en universidades se dividen en diferentes secciones, según el nivel de inversión y el número de doctorados que se otorgan. Estas ayudan a entender cuánta actividad investigadora se lleva a cabo en cada institución y se explica del siguiente modo:
- R1 (Universidades de Investigación de más alto nivel): para obtener esta clasificación, las universidades deben gastar más de US$50 millones de dólares al año en investigación y otorgar al menos 70 doctorados en investigación cada año. En 2025, 187 universidades recibieron esta distinción, lo que significa que son las que tienen un gran impacto en la investigación a nivel mundial.
- R2 (Universidades con alta actividad investigadora): las universidades en esta categoría deben gastar al menos US$5 millones en investigación y otorgar 20 doctorados en investigación cada año. En este caso, 139 instituciones fueron reconocidas como R2.
- Colegios y Universidades de Investigación (RCU): esta nueva categoría reconoce a las instituciones que no tienen tradición en investigación, o que no otorgan muchos doctorados, pero que invierten más de US$2,5 millones anuales en investigación. Este año, 216 instituciones recibieron esta clasificación.
El objetivo de las universidades de primer nivel en Texas
Varias universidades del Estado de la Estrella Solitaria buscan el nivel más alto porque les permite atraer más estudiantes, profesores y recursos, todos altamente calificados. Incrementar significativamente su número también es un objetivo de muchos líderes estatales, dado que se consideran motores económicos para la comunidad.
Según Texas Tribune, las últimas clasificaciones universitarias que se publicaron en 2022 añadieron cinco nuevas instituciones en Texas: Baylor College of Medicine, Southern Methodist University, University of Texas Health Science Center de Houston, University of Texas Health Science Center de San Antonio y UT Southwestern Medical Center.
“Antes de estas actualizaciones no estaba claro qué requisitos debían cumplir las instituciones para obtener una designación de investigación. Esta confusión generó distracciones y una competencia improductiva entre universidades. Ahora, las designaciones son más sencillas”, declaró Mushtaq Gunja, director ejecutivo de los sistemas de Clasificación Carnegie.
Las universidades más prestigiosas de Texas
Según un estudio por parte de Forbes, totalmente independiente la Fundación Carnegie y basado en factores como el éxito de los egresados o el nivel de deuda estudiantil, las mejores universidades de Texas entre 2024 y 2025 son:
- Rice University
- University of Texas at Austin
- Texas A&M University
- Trinity University
- Southern Methodist University
- University of Houston
- University of Texas, Dallas
- Baylor University
- Texas Tech University
- University of North Texas