En medio de la interna peronista bonaerense y a tan solo 16 cuadras de la gobernación de Buenos Aires donde está el despacho de Axel Kicillof, Máximo Kirchner encabezó un acto en el Club Atenas de La Plata, con fuerte presencia de La Cámpora, la predecible ausencia del gobernador y críticas a Javier Milei. «Es imposible que los argentinos de bien acompañen un saqueo», dijo sobre el Presidente. Pero en los más de 70 minutos de discurso se centró en la interna. «Hay muchos adentro que no se la aguantan a ella porque no tiene miedo. Y hoy en el peronismo hay muchos dirigentes con miedo», aseguró Kirchner, al tiempo que exclamó «basta de Sciolis».
Una semana después de que su madre, Cristina Fernández de Kirchner, arremetiera contra Javier Milei por el plan económico desde la Universidad Nacional del Oeste (UNO en Merlo, el líder de La Cámpora cuestionó al Presidente con dureza. Lo que vino después fue un repaso histórico de las derivas del kirchnerismo. Párrafo tras párrafo, fue dejando críticas y repartiendo responsabilidades, en un relato en el que -además de a Axel Kicillof- apuntó también contra Alberto Fernández, Martín Guzmán y Daniel Scioli.
«Con el RIGI vienen, arrasan y se van. Miles de pueblos de nuestro profundo interior han visto siempre como estas actividades extractivas generan trabajo por un tiempo y después dejan pueblos abandonados», puntualizó en el inicio sobre el régimen de incentivo a grandes inversiones.
Luego añadió en un cuestionamiento general. «Si un pueblo vive de manera indigna no hay país. Si nuestro pueblo tiene hambre y se llevan nuestro gas, petróleo, la minería, el oro y la plata es saqueo. Si hay actividad extractiva en Argentina de la única manera que se va a aceptar es porque hay un pueblo que se puede educar, comer, crecer, realizarse en la vida, si eso no sucede estamos frente a un saqueo», sostuvo.
«Es imposible que los argentinos de bien acompañen un saqueo, a esos argentinos hay que salir a buscar a pedirle que se involucren en el destino del país», siguió el diputado.
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Lo dijo en el acto que encabezó en el club Atenas de La Plata, donde hubo cánticos contra Axel Kicillof.
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El mensaje a la interna del peronismo: de los «complots» al «dedo de Cristina»
Luego se metió de cabeza en la interna del peronismo, que lo encuentra enfrentado con Axel Kicillof por el armado del partido y las candidaturas. «Esta convocatoria tiene que ver con que militantes con diferentes responsabilidades, todas ellas importantes, o muchas veces algunas compañeras y compañeros se confunden y piensan que lo único importante son algunos lugares», deslizó sin nombres.
«En ese entender qué es lo que nos pasó, voy a reflexionar con ustedes, que pueden no estar de acuerdo conmigo… La militancia es así, nadie se puede ofender y ver dónde hay ideas de un complot. Al contrario, siempre estuvimos para ayudar a los compañeros y compañeras en los desafíos que tienen», continuó Kirchner, ya en clara alusión a las diferencias con el gobernador bonaerense, que en septiembre de 2023 pidió «componer otra canción» y ya quiere ocupar el centro del peronismo.
Luego habló de las críticas al «dedo de Cristina», por la selección de la expresidenta para candidaturas y cargos. «Porque ahora dicen ‘che, el dedo de Cristina’. Y yo la pregunta que me hago es si los que fueron señalados por el dedo de Cristina se quejan, qué nos queda a los que no hemos sido señalados por el dedo de Cristina y seguimos haciendo todo lo que hay que hacer», sostuvo el legislador nacional.
Volvió a destacar la figura de Cristina Kirchner al referirse a quienes no la querían como candidata en 2011 («Y saben cómo terminó esa elección», acotó) y cuando habló del intento de magnicidio.
«Y algunos se victimizan… Un dirigente no es víctima, un dirigente se propone a sí mismo a la sociedad y asume las responsabilidades y busca conducir al conjunto», afirmó Kirchner.
También dijo que hay peronistas que «no se la aguantan a Cristina» y que tienen miedo. «Había muchos sectores dentro que no se la aguantan, que no se la aguantan a ella. Hay muchos adentro que no se la aguantan a ella porque no tiene miedo. Uno de los problemas que tenemos hoy en el peronismo es que hay muchos dirigentes con miedo y en vez de asumir ese miedo, prefieren… bué«, señaló.
Además, salió al cruce de los cuestionamientos a su madre. «Ahora resulta que Cristina no puede hablar porque eclipsa a otras figuras…», contestó con sarcasmo.
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Hubo nombres en el aire. Les habló a Mayra Mendoza y a Wado de Pedro, ambos de La Cámpora. Hubo aplausos. También fue correspondido el saludo a la distancia con Anabel Fernández Sagasti, que recibió cariño a pesar de estar en Mendoza y no presente en el club Atenas.
Pero todo cambió con otro apellido: el de Daniel Scioli, candidato a presidente en 2015. Llovieron chiflidos y gritos al escuchar el nombre del actual secretario de Turismo y Deportes del gobierno de Milei.
«No, no… Scioli perdió porque nosotros no militamos por él», ironizó Máximo K. sobre las críticas. Y respondió: «El que no militó nunca fue él, y eso fue el problema. ¡Acá siempre se milita!».
Las críticas de Máximo Kirchner a Alberto Fernández y la chicana a Martín Guzmán
Luego recorrió con críticos los años de Macri, para luego volver a realzar la figura de Cristina Kirchner por las elecciones 2019.
«Cristina estaba muy bien, pero muy bien en las encuestas, y tomó una decisión. Esto sí que quiero que hagamos… porque muchos nos ponen en un lugar que no es cierto. Podrán, a fuerza de pauta y vaya a saber qué más, decir que nosotros somos siempre el factor de división. Por el contrario, que traigan a un dirigente que haya dejado su lugar para que hubiera unidad, como hizo Cristina en 2019″, dijo sobre la decisión de la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner.
La expresidenta «entendió que demandaba que el gobierno de Macri concluyera de forma democrática, como se debía». Y acotó con picardía: «Así fue como Alberto Fernández fue Presidente».
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Al expresidente también le llegaron silbidos. Y dardos. Como los que lanzó Máximo Kirchner al decir que «se leyeron mal los resultados de las PASO» de 2019 y cuando fustigó la cuarentena por coronavirus que estableció el gobierno del Frente de Todos en marzo de 2020. Habló de afectaciones «a la salud mental de todos y todas».
En su repaso, le llegó el turno a Martín Guzmán. «Escuché el otro día al ex ministro de Economía que se rajó un sábado 2 de julio a la tarde sin avisarle a nadie, que dijo que se usó políticamente la pandemia», lo chicaneó a Guzmán, uno de los -en palabras de Cristina Kirchner- funcionarios que no funcionan. Habló de «gente que le picaba la cabeza al Presidente y le calentaban la cabeza». Y sobre Alberto F., dijo que «hay que estar preparado para ser Presidente», además de pasarle factura por el pedido de PASO para las elecciones 2023.
Ya en los últimos minutos volvió a encolumnarse con su su madre y les reclamó autocrítica a las otras facciones peronistas. «Debate, sí. Boludeces, no», subrayó Máximo Kirchner. «Basta de Sciolis», siguió. Y aclaró: «Boludo y traidor nunca lo fui ni lo voy a ser.
«En vez de pedirle autocrítica a ella, que hagan autocrítica ellos. El problema no es equivocarse, el problema es la soberbia de no reconocerlo», expresó Kirchner, que responsabilizó al supuesto aislamiento de Cristina Kirchner impuesto por el albertismo por el triunfo de «la derecha».
En el mismo sentido se expresó cuando recordó los días en que la candidatura presidencial de 2023 parecía dirimirse entre Wado de Pedro y Daniel Scioli. «Lamentablemente hubo personas que dudaban si tenía que ser Scioli o tenía que ser Wado. Miren dónde está el compañero, miren dónde esta Scioli. Y nos piden autocrítica a nosotros. ¿Por qué no la hacen ustedes?», enfatizó.
«Boludo y traidor nunca fui ni seré», dijo Máximo Kirchner
Ya sobre el final del discurso, apuntó contra los que «viven de campaña» y llamó a que conviene «ser más prudente en la palabra y más valiente en la acción», por la interna del peronismo. «Debate, sí. Boludeces, no. Hechos concretos, no la parla».
Y profundizó, efusivo: «Basta de Sciolis; si no, elegiremos otro camino. Porque realmente la frustración del peronismo que vota diputados y senadores que se dan vuelta como una media nos van a poner lejos de la gente».
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Volvió a dirigirse al auditorio camporista. «Cuando lean en algún lugar, Máximo esto o Máximo lo otro… Ustedes saben, acierto y erro como cualquier, pero boludo y traidor nunca lo fui ni lo voy a ser», exclamó.
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El diputado encabezó un acto de La Cámpora en La Plata, con el que reavivó la interna peronista.
«La construcción es desde el pie. El acuerdo por arriba ya fue y salió mal. El acuerdo lo hace el pueblo», concluyó, incitando a los militantes camporistas en la interna del peronismo.
La última aparición pública de Kirchner había sido hace tres meses en Futurock cuando criticó a Milei por una «versión muy Billiken» de Manuel Belgrano en el acto por el Día de la Bandera en Rosario.
Presentes y ausentes en el acto de Máximo Kirchner: la definición de Mayra Mendoza en la interna peronista
Minutos antes del comienzo del acto ya se podía ver a referentes del peronismo, como el senador Eduardo «Wado» De Pedro y los intendentes Mayra Mendoza (Quilmes), Julián Álvarez (Lanús) y Damián Selci (Hurlingham), todos del riñón camporista. También se vio a los jefes comunales Gustavo Menéndez (Merlo), Mariel Fernández (Moreno), Andrés Watson (Florencio Varela) y Federico Susbielles (Bahía Blanca). Y hasta llegó al club platense una tía de Máximo Kirchner: Giselle Fernández, la hermana de Cristina Kirchner.
No estuvo presente Cristina Kirchner. «[Quiero] Traerles un enorme abrazo y un cariño de la compañera Cristina para todos ustedes», sirvió Máximo Kirchner el mensaje.
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Tampoco se lo vio a Axel Kicillof, que más temprano había participado de una actividad de las Madres de Plaza de Mayo. No hubo mensaje de él, aunque sí hubo cánticos camporistas dedicados al gobernador. Además, en lugar del mandatario provincial estuvieron los ministros bonaerenses Nicolás Kreplak (Salud) y Juan Martín Mena (Justicia), ambos de La Cámpora.
«No entiendo las críticas al anuncio del acto de hoy. Me parece que están direccionadas, pero con un criterio equivocado», dijo al llegar Mayra Mendoza, que había difundido fuerte la reaparición de Máximo en las horas previas, bajo la figura del hijo de los expresidentes y la consigan «Armar de nuevo». Consultada por los medios presentes sobre si en esas críticas están los trolls de la interna, respondió con una definición política: «La verdad que todo tiene que ver con todo, como dice Cristina, nuestra conducción».
La réplica de Mendoza no fue inocente. Es que más allá del reproche a la política económica, la reaparición de Máximo Kirchner se da en medio de una fuerte tensión dentro del peronismo. Axel Kicillof no puede renovar su mandato como gobernador y se perfila como candidato presidencial. Eso genera roces con Cristina Kirchner, pero la pelea por la gobernación también aumenta la presión.
Los camporistas Mayra Mendoza (Quilmes) y Julián Álvarez (Lanús), presentes en el acto de La Plata, se tiran contra Jorge Ferraresi (Avellaneda) que impulsa a Kicillof como presidenciable. Pero además, el jefe comunal de Avellaneda se quiere cargar el traje de candidato a gobernador y antes, el año que viene, quitarle la lapicera al kirchnerismo para el armado de listas en la Provincia. En ese contexto, las palabras de Máximo Kirchner resuenan porque continúa como presidente del Partido Justicialista bonaerense.
Además, su reaparición sucede apenas seis días después de que Kicillof montara un acto propio en Santa Clara del Mar, junto a intendentes de la Quinta Sección y otros referentes del peronismo bonaerense, como Jorge Ferraresi (Avellaneda), Mario Secco (Ensenada) e integrantes del gabinete de la provincia de Buenos Aires, como la vicegobernadora Verónica Magario y el ministro de Desarrollo de la Comunidad, Andrés Larroque. No estuvo, en cambio, Máximo Kirchner. «No se trata de volver mejores, sino de mejorar para volver», fue el cierre del gobernador en esa aparición del sábado pasado.
VILLA GESELL.- Casi diez días después del derrumbe del Apart Hotel Dubrovnik el equipo de rescatistas logró hallar los restos de Dana Desimone, la octava y última de las personas que fueron buscadas entre toneladas de escombros.
La confirmación llegó a media tarde de ayer luego de ampliar el radio de búsqueda frente a la ausencia de los primeros resultados. Habían llegado a ingresar incluso a la habitación que ella ocupaba allí, donde residía y realizaba tareas administrativas.
Con Dana, de 28 años y oriunda de la localidad bonaerense de Juan N. Fernández, son ocho los fallecidos. La lista se abrió con Federico Ciocchini. Continuó con Rosa y Nahuel Stefanic y, el martes, con cuatro obreros que habían llegado para trabajar en ese complejo: Fabián Javier Gutiérrez y los plomeros Mariano Troiano, Ezequiel Matu y Matías Chapsman.
La única sobreviviente es María Josefa Bonazza, rescatada el mismo martes en que el hotel se vino abajo. Sufrió algunas lesiones, pero siempre estuvo fuera de peligro. Permanece internada en una sala común en el Hospital Municipal de Balcarce, su ciudad natal.
En medio de la búsqueda de Dana se había dado una situación particular que, en el marco de tanta desolación por los resultados que se venían dando, habilitó aplausos y algunas sonrisas: los bomberos encontraron a una gata, golpeada pero con vida. Se supo luego que la llamaban Kiara y era de Nahuel Stefanic, que también vivía en el hotel con su tía, Rosa.
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El rescate
Dana se había instalado en la costa durante los últimos años, luego de salir de su pequeño pueblo con destino al Gran Buenos Aires. En ese recorrido avanzó con conocimientos de pastelería y montó un emprendimiento que luego buscó desarrollar en la costa, desde Villa Gesell.
Aquí tomó contacto con los Stefanic. Si bien se la señala como novia de Nahuel, algunos de sus familiares niegan ese vínculo y aseguran que solo compartían el mismo espacio de vivienda y de trabajo. A los dos se los menciona en la causa judicial que investiga responsabilidades en el derrumbe. Obreros asfirman que el joven solía recibir o encargar materiales, también realizar pagos. Y que a ella le presentaban también algunos comprobantes de gastos operativos.
La lista de desaparecidos había presentado dudas iniciales para los responsables del operativo de búsqueda y rescate. Durante esos primeros pasos se reconocían siete personas que se alojaban esa noche en el Dubrovnik y no habían logrado salir tras el derrumbe. Pero no descartaban que pudieran ser nueve, en función de la rotación de obreros que tenía el plan de mejoras en curso, con trabajadores que eran de otras localidades y pernoctaban allí.
Fue con la presencia y el reclamo de los familiares de los desaparecidos como se definió este listado definitivo de siete personas buscadas. Otras dos víctimas que tuvo el derrumbe vivían en un departamento de un edificio lindero, impactado por los restos de los pisos superiores de la torre de diez pisos. Eran Ciocchini, que murió, y Bonazza, la única sobreviviente.