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SOCIEDAD

Boeing 737, el avión presidencial del Perú: características y qué tanto servirá para repatriar peruanos de Israel

Especialistas advierten que la Fuerza Aérea del Perú (FAP) no cuenta actualmente con una aeronave de gran alcance que pueda realizar vuelos directos desde Lima a destinos remotos

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El avión presidencial del Perú ha vuelto a tomar notoriedad, luego que la mandataria peruana Dina Boluarte anunciara que la aeronave llegaría el viernes 13 de octubre a Tel Aviv, con el objetivo de repatriar a compatriotas que vienen escapando del conflicto armado entre Israel y Hamas.

“El avión presidencial saldrá a Tel Aviv para sacar a los compatriotas de la zona zona de peligro”, dijo Boluarte desde la ciudad alemana de Stuggart, a donde llegó como parte de un periplo oficial que comprende también su vista a Italia y el Vaticano.

La presencia de la jefa del Estado peruana por tierra europeas, mientras crece el número de compatriotas fallecidos en Israel, motivó una serie de cuestionamiento en su contra. A eso se suma que expertos vienen advirtiendo que el llamado avión presidencial cuenta con una capacidad ‘limitada’.

La Fuerza Aérea de Perú utiliza este Boeing 737-500, adquirido en 1995 por el gobierno de Alberto Fujimori, como avión presidencial.
La Fuerza Aérea de Perú utiliza este Boeing 737-500, adquirido en 1995 por el gobierno de Alberto Fujimori, como avión presidencial. (Composición: Infobae Perú – La República/Diario Uno)

“Lamentablemente, la capacidad que tiene el avión presidencial es limitada en alcance y capacidad de pasajeros y carga. No tiene una capacidad muy adecuada para operaciones de evacuación”, afirmó – a Canal N– el coronel FAP (r) Rolando Cárdenas, excomandante del Grupo Aéreo n.°8, que aloja normalmente a la aeronave.

“Los aviones tácticos son livianos y medianos, con capacidades de hasta tres y doce toneladas respectivamente, mientras que los estratégicos son los de mayor tamaño, como el Hércules. No tenemos ningún avión con alcance estratégico”, agregó.

En ese sentido, el coronel FAP remarcó que el avión presidencial tendría que hacer dos viajes para traer a los peruanos en Israel, por lo que resulta necesario abrir el debate sobre la adquisición de otro de mayor alcance, pero no solo de uso exclusivo del presidente de turno, sino también para acciones en situaciones de emergencia.

Presidenta se acogerá nuevamente a la ley de presidencia remota para visitar Italia, Alemania y el Vaticano. Gastos ascienden a más de 300.000 soles.
La presidenta Dina Boluarte anunció el envío de ayuda humanitaria para los ciudadanos peruanos que se encuentran en la zona de ataque en Israel.

“Las veces que nos podría haber ayudado un avión de mejores características, empezando por el pasado más cercano, durante el Covid-19. No contábamos con uno que pudiera haber hecho lo que hizo el avión que sí tenía Chile. Mandar, inmediatamente, una comisión para traer las pruebas moleculares desde Corea del Sur. Nosotros no lo pudimos hacer en su momento. Y tampoco pudimos traer las vacunas”, dijo.

Además, remarcó que sí es necesario tener un avión de ese tipo (no como el actual presidencial), porque son de gran tonelaje y de gran alcance y no se debe pensar que solo será usado ‘una vez a las quinientas’.

“No es así, estamos advertidos que somos un país que tiene gran riesgo de desastre y nosotros necesitamos contar con todo esto”, sostuvo.

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Peruano varados en Israel denuncian que no tienen el apoyo para salir de la zona de conflicto| AFP
Peruanos varados en Israel denuncian que no tienen el apoyo para salir de la zona de conflicto| AFP

¿Cómo es el avión de Perú?

Este vehículo es un Boeing 737-528 con matrícula FAP-356 manejado con carácter militar por pilotos de la Fuerza Aérea del Perú. Tiene como base el Grupo Aéreo n.° 8, en Lima

La nave se adquirió en 1992 durante el gobierno de Alberto Fujimori y ha transportado en diversas ocasiones a los presidentes Valentín Paniagua, Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala.

El expresidente García intentó su venta en 2007, durante su segunda gestión, pero la operación se suspendió en dos oportunidades por el poco interés puesto, las críticas que recibía y por la indiferencia de la opinión pública. El expresidente Pedro Castillo también anunció que se pondría a la venta, pero a los meses terminó siendo vacado.

Posee una color gris estandar de baja visibilidad de superioridad aérea. Además, tiene algunos accesorios de lujo en la Sección presidencial que se separa de las demás áreas con un grueso mamparo de fina madera de caoba. Se sabe que cuenta con cuatro asientos giratorios recubiertos de cuero de color marrón, más una mesa de trabajo extensible y un sofá-cama, ubicado detrás.

Los escándalos del avión presidencial
Era 1995 y se anunciaba por todo lo alto la compra de una aeronave de modelo Boeing 737-528. El expresidente Alberto Fujimori era quien realizaba la adquisición. (Captura)

Ficha técnica del avión presidencial

  • Compañía: Boeing
  • Modelo: Boeing 737-500
  • Longitud: 31.1 m
  • Envergadura: 28.9 m
  • Velocidad: Mach 0,74 (780 km/h)
  • Alcance: 4445 km (no confirmado)
  • Capacidad total: 70 pasajeros (probable cifra)
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Adiós a «Bobby» Fernández Taboada, orfebre del periodismo

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Alto, corpulento, con ese andar firme de sus años jóvenes que le confería cierto sentido de autoridad, fue un trotamundos de las redacciones en la época de oro de los diarios y las revistas en papel, cuyos pisos y plantas supo recorrer de punta a punta con el estilo propio de las jefaturas que ejerció desde edad temprana.

Quizá los jóvenes colegas que lo hayan visto por primera vez, cincuenta años atrás, pudieron haberse sentido incomodados por esa silueta que de a poco cedió a las tentaciones de la buena vida, que tanto celebraba, en particular a la hora de poner a prueba su refinado paladar gourmet y su “nariz y boca” de sommelier vocacional. El paso de los años, circunstancia que nunca lo incomodó demasiado, no fue para él una mochila que lo mortificara, incluso solía ignorarla con mordacidad adolescente cuando se acercaba el tiempo del retiro, aquí en charlas dispersas en la redacción de Clarín.

Con la vida encima, aquel colectivo de compañeros que daba sus primeros pasos en las redacciones híper competitivas de aquellos tiempos, lo recuerdan hoy con cariño personal y reconocimiento profesional.

Roberto Fernández Taboada, Bobby en la jerga de los escribas de la “Galaxia Gutenberg”, fallecido a los 79 años en una clínica de Pilar, donde estaba internado, dio combate hasta donde pudo a un fulminante cáncer de páncreas.

Supo llevarse consigo la mayor gloria a la que cualquier persona aspira al llegar al final del camino: tomado de la mano de su ser amado, en este caso Natalia, su mujer, con quien se eligieron mutuamente hace tiempo, con la certeza de que ya nada ni nadie los separaría. Por eso aguardaron el final juntos y abrazados en una cama de cuidados paliativos.

Bobby se despidió en “estado de gracia”, podría decirse en esa hora amarga, quizá sabiendo que una generación, la suya y de tantos otros, empezó el ritual de la despedida con la frente alta: aún con los errores naturales que la prisa caliente de la profesión impone, esa estirpe que nació con olor a tinta, bobinas de papel y rugido de rotativas a su alrededor, puede atesorar la certeza de haber hecho todo cuanto pudo para honrar el buen periodismo. Y hasta de haber sido el envión primero de la transición a la era digital, proceso del cual Fernández Taboada participó activamente en sucesivos rediseños de Clarín que se solaparon con la llegada de las plataformas digitales.

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Hace tiempo había elegido vivir en la quietud de la sociedad uruguaya, pero con un pie en el glamour de Punta del Este. Casi una definición de su paso por la vida. No desentonaba en ningún escenario. Y si lo hacía, no le importaba. Era un polemista consumado, casi al borde de la provocación: le encantaban los debates, cuanto más encendidos mejor. Sabía pisar el freno a tiempo y ensayaba un gesto amistoso: con un chasquido de dedos, el mismo que ensayaba en sus patrullajes por las redacciones, ponía en marcha la mudanza de los enojos homéricos a la ternura de una broma piadosa que acompañaba con su propia risotada. Era difícil pelearse con él y era fácil amigarse al toque. Lo que se dice un cabrón querible.

«Bobby» Fernández Taboada murió a los 79 años.

Sus orígenes profesionales más notorios se remontan al El Cronista Comercial, a mediados de los 70, donde desarrolló la compleja función de Secretario de Cierre, una tarea sacrificada, con la riesgosa responsabilidad que suele acompañar el registro de la última palabra que un medio gráfico decidía entonces publicar, en el proceso selectivo del final de cada día.

De allí pasaría a la vieja Editorial Atlántida. Se destacó en dos vidrieras de época como Gente y Somos, en tiempos de la dictadura, cuando las palabras debían medirse con centímetro porque estaba en juego la vida, donde fue el segundo de Julio Scaramella, uno de sus amigos hasta el tiempo final. En aquella redacción se formaron profesionales hoy destacados, de gran trayectoria, que conocieron de cerca al Bobby: Silvia Fesquet, hoy en Clarín, Alfredo Leuco, Pablo Sirvén, Ana D’Onofrio, Enrique Vázquez y Alberto Catena (ya fallecidos), Ernesto Jakcson, también en Clarín, al igual que Graciela Bruno.

En El Cronista Comercial había compartido redacción con quienes luego serían sus jefes en Clarín, Roberto Guareschi y Ricardo Kirschbaum, actual editor general. En este diario, dicho por él mismo en esas improvisadas ruedas de café de toda redacción antigua, vivió su etapa de más alto rendimiento profesional. Hizo de todo. Desde escribir sus “Charlas de Verano”, divertidos reportajes a políticos de vacaciones en las playas; a editar secciones a su cargo como Información General, un vastísimo territorio noticioso que incluía Policiales, Sociedad y Ciudad y, en particular, a nutrir los procesos de modernización de las ediciones, acorde a los diarios de vanguardia en el universo europeo.

En Clarín, además de esa gestión en Información General, y sin dejar de aportar a las ediciones cotidianas, recaló luego en un área entonces incipiente, que elevaría los estándares del diario en circulación, innovación y calidad: colecciones de libros, videos, guías de turismo, DVDs. Les dio un valor agregado a las colecciones: que sean útiles para la educación sin desatender nuestra idiosincrasia y los valores latentes en el inconsciente colectivo de varias generaciones de argentinos. Así nacieron colecciones como “La Biblioteca de la Literatura Universal” en las que Clarín publicó autores como Borges, Sábato, García Márquez, Vargas Llosa, junto a incunables de José Hernández y William Shakespeare. Con su sello, hicieron época los coleccionables de informática, cocina, música clásica, diccionarios de inglés, guías de turismo de la Argentina, resonantes éxitos editoriales todos ellos.

Tocó todas las cuerdas: la redacción, la edición, los procesos de transformación editorial de un diario que lo tuvo y lo tendrá entre sus activos humanos más valiosos. No se exagera si se lo define como un orfebre en las sombras del periodismo, un clásico del anonimato de los periodistas de diarios, lejos de los focos de la televisión. Hincha de River, piropeador y galante, de tiempos en que no era un pecado serlo, sino un gesto de caballerosidad, como cuenta Ricardo Roa, editor general adjunto de Clarín, en nota aparte, se lo va a extrañar. Y mucho. Sus restos serán despedidos a las 13 de este jueves en el Crematorio privado de Boulogne, en San Isidro.

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