Podríamos decir que, de la misma manera que preparamos nuestro hogar para recibir visitas, debemos disponer nuestro espacio verde para la llegada de la primavera.

Esto es así indistintamente: se trate de un jardín, una terraza, un balcón o si tenemos macetas en el interior de la casa. Hay actividades que tendremos que hacer para que las plantas se desarrollen con todo su esplendor desde el inicio de la estación más colorida del año.

En principio, diferenciaremos entre actividades para realizar antes de que comience la primavera y aquellas que se llevan a cabo durante este períodos. Hay prácticas, como la división de matas (por ejemplo con la clivia), que las dejaremos para más adelante, cuando los días sean más cálidos. Entonces, ¿cuáles son las que sí podemos y sugerimos hacer en los días previos al 21 de septiembre?

Una de las tareas más importantes consiste en limpiar, podar y atar. Y cobra mayor relevancia cuando el invierno fue particularmente intenso, como este último. Hay muchas plantas marcadas por el frío: sus hojas lucen secas o sus ramas peladas. Aquí vale una observación: en las zonas donde todavía hay posibilidades de heladas, conviene dejar estas hojas secas en la planta porque sirven para protegerla del frío.

La labor de limpieza y poda también incluirá quitar ramas que han crecido en lugares inapropiados: las que están sobre espacios donde no queremos plantas (ej. sobre un tanque de agua); aquellas que aparecen en el pie de una planta injertada, porque quitaría fuerza a la planta.

A continuación, se recomienda observar las trepadoras porque muchas de ellas tendrán un crecimiento muy vigoroso en los próximos días: de ser necesario, hay que podarlas y sujetarlas bien para que crezcan en el sentido que queremos.

Importante: en el afán de limpiar, no hay que apresurarse a quitar el follaje de las bulbosas ya florecidas. Este se eliminará recién cuando quede amarillo porque, mientras tanto, el bulbo estará tomando los nutrientes que necesita de ese follaje.

Un beneficio adicional de la limpieza y la poda es que permitirán la circulación del aire entre el follaje. De esa manera, se evita la proliferación de plagas y enfermedades. Recordemos que, en las próximas semanas, habrá mucha humedad y calor, lo que favorecerá la aparición de hongos. Precisamente, la aireación lograda con la limpieza y la poda disminuye esta posibilidad.

Si se lo considera necesario, sobre la base de experiencias anteriores en las que la presencia de esta enfermedad fue importante, se puede aplicar algún fungicida ecológico como preventivo (ej. Trichoderma), y dejar los productos químicos para los casos en los cuales se ve la peste sobre la planta y además se halla muy extendida.

A su vez, hay que estar atentos a eliminar las malezas de hoja ancha que puedan aparecer en el césped. Estas compiten con nuestra alfombra verde que comienza a despertar. Si hay pocas, se las puede retirar a mano; en caso contrario, se venden productos específicos en viveros e hipermercados que pueden ser suministrados con una regadera.

Realizada la limpieza, comenzaremos a remover la tierra de los canteros con cuidado para no estropear las plantas que conservaremos en este lugar. Al hacer la remoción, se retirarán los ejemplares de la temporada anterior (ej. plantines florales), porque terminarán de estropearse a medida que aumente la temperatura. Seguidamente, es recomendable agregar compost a fin de mejorar la estructura del suelo y nutrir las plantas.

Se observarán los ejemplares ubicados en maceta, y, en el caso de ser necesario (p. ej. porque son muy grandes para ese contenedor o este está roto), se los pasará a un recipiente de mayor tamaño.

Si quedaran en la misma maceta, y no hubiera riesgo de heladas que pudieran estropear los brotes, se recomienda comenzar a fertilizarlos (en general, triple 15 cada 20 días), ya que a medida que pasa el tiempo, el sustrato pierde nutrientes que son absorbidos por la planta. Los que se muden a otra maceta, al colocarles un sustrato nuevo, no deberían necesitar la fertilización.

La corteza de conífera (chips) merece una mención especial. Es habitual considerarla como un elemento decorativo que se coloca sobre las macetas y los canteros, pero es muchísimo más que eso. La corteza conífera mantiene la humedad del suelo y del sustrato, evita la proliferación de malezas y logra minimizar los cambios bruscos de temperatura. De esa forma ayuda a que la planta alcance un óptimo desarrollo.

En síntesis, estos cinco grupos de tareas nos permitirán comenzar la primavera con las plantas en buen estado y con su entorno en condiciones adecuadas para soñar qué nos gustaría hacer en nuestro espacio verde durante la estación más alegre del año.