“Quería hacerle la vida más fácil a la gente: vivo en Cañuelas, trabajo en Buenos Aires. Veía que la gente tenía que hacer la cola los días de lluvia o debajo del sol, pero con una vocación de pago impresionante para sus cuentas o sus cosas. Entonces, pensé: ¿Cómo podemos hace algo más fácil? Que puedan pagar la luz, el agua, el gas desde un celular”.

Jorge Zanabone, analista de sistemas devenido en emprendedor, cuenta la historia, su historia. Tal vez, no sea muy frecuente en el común de la sociedad pero para el ecosistema de bancos y fintech podría ser un superhéroe: trajo el código QR al país y diseñó uno propio, 100% argentino, para poder pagar con el celular a través del famoso código-lector que exhibe un “jeroglífico” en blanco y negro.

El código QR está cerca de cumplir diez años en Argentina. Este módulo para almacenar información bidimensional fue creado hace 30 años por el japonés Masahiro Hara y otras dos personas en la empresa Denso Wave, subsidiaria de la automotriz Toyota. Significa “Quick Response” (Respuesta rápida) por sus iniciales.

Sin embargo, el QR arribó al país en 2015 y llegó para quedarse por su fácil utilización y rápida adaptación en los usuarios y porque tiene una capacidad de almacenamiento 300 veces superior a la del código de barras, su “hermano mayor”, en vías de extinción.

En estos casi 10 años, el uso del QR con el “celu” revolucionó el modo de vida de los argentinos: puede servir para leer el menú en un restaurant o pedir un delivery, para escuchar música o un audiolibro. También, deleitarse con una obra de arte en un museo o conocer al artista, para ir al cine o al teatro, andar en bici, armar un CV, descargar una receta o abrir el Whatsapp en la PC. Ideal como tarjeta de embarque para poder viajar en avión o votar a través de la pantalla de la TV. Un QR como portero eléctrico o para entrar a cancha, entre la multiplicidad de servicios que ofrece.

Pero aquí, su uso picó en punta como método preferido para medios de pagos digitales, desplazando a los pagos con efectivo a través de tarjetas de crédito y/o débito entre las preferencias del consumidor. Es que el QR atravesó todas las generaciones posibles, desde los más chicos hasta los más grandes.

Es un lector tipo scanner: a través del celular, el dispositivo se activa cuando está en modo foto. Luego, habrá que apuntar al código: puede generar un link para abrirlo como si fuese una web o directamente el importe que indica el comercio en el caso de medios de pagos.

“Ese es el círculo virtuoso: QR, celular e internet. Son los tres pilares que hacen que internet vaya a buscar lo que necesita ese QR”, subraya Zanabone, también presidente del Cañuelas FC, que milita la Primera B en el fútbol de ascenso.

Zanabone trajo por primera vez el QR a la Argentina, al menos, en cuanto a medios de pagos digitales se trata: cada vez que asiste a eventos fintech lo presentan como el “descubridor del QR” que en 1994 inventaron los japoneses.

Todo comenzó en 2012. “Veía que en el mundo se usaba el QR para distintas cuestiones: ibas a un museo y tenías un QR, cuando lo escaneabas te llevaba a una página web, a la obra del artista, a un texto en inglés, en español o en el idioma que sea”, recuerda en diálogo exclusivo con Clarín.

“Después me enteré que en China, el QR se usaba como medio de pago pero eso no despertó mi interés. Vino porque quería hacerle la vida más fácil a la gente: que puedan pagar desde la cocina, desde su casa. Ése era mi verdadero objetivo”, resalta.

“También quería demostrar que se podía innovar, que se podía ser disruptivo en ese momento. Había que demostrarlo: necesitaba un cliente y una billetera virtual, el cliente representa a quien cobra y la billetera, a quién paga”.

En 2015, Zanabone, junto a su equipo de programadores, fundó su empresa, Yacaré. Tras haber diseñado el primer QR argentino, inmediatamente creó la billetera virtual, también del mismo nombre. “La hicimos para poder mandar un pago a un QR”, comenta su creador.

Luego, se asoció con Ricardo Saban, un hombre alejado del mundo de la informática pero con visión para invertir en un nuevo producto tecnológico. Además, tenía contactos para hacer negocios con los “players” del mercado de medios de pago. Juntos, visitaron unas 60 empresas/fintech para ofrecer el producto.

Ambos se encontraron con trabas propias del ecosistema. Sobre todo, el monopolio que había en el sistema de medios de pago. “Me decían: ‘está buenísimo pero no es el momento, va a pasar mucho tiempo, no va a funcionar. El código de barras va a ser siempre el rey’”, cuenta.

Finalmente, el primer pago en Argentina se hizo desde la billetera Yacaré en un QR que habían puesto en la boleta de Rentas, en el impuesto de patentes de vehículos del Gobierno de la Ciudad.

El 5 de marzo de 2015 fue un día histórico para los pagos vía QR, cuando una mujer vio el código en la factura para pagar la patente: Andrea Julia (su apellido se mantiene en reserva) se registró en la app de Yacaré, cargó su tarjeta de crédito y pagó la patente sin inconvenientes. El importe quedó automáticamente debitado de su tarjeta.

¿Cómo lo hizo? La boleta de rentas indicaba que podía descargar el código con cualquier aplicación. Luego, el scanner del celular la condujo a una página que emitía el siguiente mensaje: “Usted está intentando pagar una patente de rentas de la Ciudad de Buenos Aires. Por favor, descargue la aplicación Yacaré, homologada hasta este momento, para poder hacer un pago seguro”, cuenta Zanabone. Fue el primer pago QR registrado en Argentina.

“Hace poco le pregunté al ChatGPT qué billetera virtual había hecho el primer pago de QR en Argentina. Me contestó: Yacaré. No lo trajimos, sino que lo construimos. Para mí, hoy es un orgullo”, comenta su creador.

Sin embargo, Zanabone afirma que su mayor alegría es “el premio por el esfuerzo es el respeto de la industria hacia mi persona” y “el orgullo que sienten y me demuestran mis amigos”.

A fines de 2022, la multinacional Fiserv compró Yacaré, creadora del código QR en Argentina. Hoy en día, todas las billeteras virtuales lo utilizan como medio de pago habitual. Zanabone se desempeña como Director de Desarrollo de Nuevos Negocios de esta compañía adquiriente en el ecosistema fintech.

La “mecha” se prendió cuando el Banco Central advirtió que el QR podía ser de uso masivo. En 2018, la entidad armó una mesa de innovación y convocó a bancos y fintech para convertir al QR en un producto interoperable.

¿Qué significa esto? Unificar criterios para que haya un solo código QR disponible para que los comercios pudieran cobrar en lugar de habilitar varios QR’s para cada banco o billetera.

El 10 de enero de 2018, el BCRA lanzó un comunicado para que las empresas que quieran trabajar con el QR tengan que cumplir con un standard internacional. “Ese día se prendió la mecha de la interoperabilidad”, subraya Zanabone.

Según registros de Yacaré, en el primer mes, en marzo de 2015, obtuvo 150 pagos a través del código QR. Todos fueron realizados mediante esta billetera, pionera en lanzar este producto.

Casi diez años más tarde, de acuerdo al informe del BCRA de mayo de 2024, los argentinos realizan más de 42 millones de operaciones por mes a través del QR interoperable, registrando un volumen de 522,2 mil millones de pesos a nivel transacciones.

“Supera a la cantidad de pagos con tarjeta de débito o crédito”, -indica Zanabone y agrega-: “el QR favorece a la inmediatez de la cobranza porque es un pago inmediato. El carnicero o verdulero tienen un QR ya que los bancos están invirtiendo mucho en promociones para incentivar a este medio de pago logrando descuentos o reintegros”, advierte.

Para Zanabone, “el QR tendrá larga vida en Argentina” a pesar de que la tecnología continúa evolucionando a pasos agigantados.

“Tenemos que ir buscando evoluciones y va a haber nuevas tecnologías como apoyar el celular sin tener que escanear el QR (se llama NFC). También está el contactless, como si fuera la SUBE, pero no compiten entre ellas”, aclara.

La implementación de Inteligencia Artificial será clave en el corto plazo. Además, el anillo o pulseras contactless se instaló en grandes eventos como Lollapalooza, que convoca a unas 100.000 personas en tres días y todos consumen.

“A los chicos le dan pulseras o anillos para cargar el saldo, para que sea más rápido. Se lo conoce como ‘ráfaga de pagos’ y ya existe con pulseras. En futuro podrías pagar a través de un anillo o con tu dedo si cargas dinero a tu huella digital”, concluye.