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SOCIEDAD

Inédita medida en Mendoza: los conductores que choquen alcoholizados tendrán que pagar los gastos de internación

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Como medida aleccionadora y que busca cuidar los gastos del Estado, el gobierno de Mendoza comenzará a cobrar los costos de internación, de insumos y gastos médicos a los conductores ebrios que estén involucrados en accidentes viales y terminen hospitalizados.

La medida, inédita en el país, es parte de un paquete de leyes, que el gobierno de Alfredo Cornejo (UCR) envió a la Legislatura. En el caso de la norma que pretende cobrar los gastos hospitalarios, fue aprobada el miércoles pasado y aguarda la reglamentación en las próximas semanas para empezar a usarla.

El ministro de Salud de Mendoza, Rodolfo Montero, contó a Clarín que estas disposiciones se enmarcan en un plan de 26 leyes, que han conseguido consenso político, para el fortalecimiento de recursos humanos, inversiones en salud y mejoras en los procesos tecnológicos del ministerio.

«Creamos un ente público que centralizará todos los cobros, de los pacientes que se atiendan en los hospitales y centros de salud públicos, ya que todos los efectores pequeños no pueden hacerlo con la Superintendencia de Salud por la nueva disposición nacional», explicó el ministro.

En esos cobros, aparece la decisión del recupero de las prestaciones de salud que se otorgaron a conductores que estaban bajo los efectos del alcohol, drogas o sedados.

Medida inédita en Mendoza. Los conductores que choquen bajo efectos de alcohol o drogas tendrán que pagar los gastos de internación.

Mendoza tiene una tasa alta de siniestros de conductores que han superado los límites de alcohol en sangre permitido, con casos graves recientes como el de un automovilista borracho que atropelló y mató a un policía y a un agente de tránsito. El test de alcoholemia del conductor que los embistió dio 2,68 gramos de alcohol por litro en sangre.

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En la provincia del vino la legislación provincial permite conducir hasta 0,5% de alcohol en sangre, distinto a la ley de tránsito nacional que dispuso alcohol cero para salir a las rutas.

Costos de los accidentes

Un informe del Ministerio de Salud de Mendoza cuando se presentó el proyecto a principios de año, reveló que en promedio una persona que ha tenido un incidente de tránsito que requiere una semana de internación en terapia intermedia o intensiva, genera un costo aproximado de no menos de 15 millones de pesos en internación, estudios, medicación y tratamientos.

«El costo final puede ser superior si se trata de un siniestro que requiere terapia intensiva o varias intervenciones quirúrgicas y rehabilitación», explicó el ministro.

En caso de los extranjeros que se atiendan en hospitales públicos de Mendoza, si no se trata de una emergencia, el paquete de leyes establece que deberán pagar esa prestación.

El ministro Montero dijo que el impacto en el presupuesto de Mendoza de los extranjeros que concurren a hospitales públicos y centros de salud, es distinto al de algunas provincias del norte argentino: «apenas el 0,5% son pacientes de afuera».

En la ley que crea el ente recaudador de la Salud está previsto que se le cobre a toda persona que no tenga residencia en Argentina. Excepto cuando se trate de una emergencia médica, a la que sí se dará cobertura gratuita.

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Qué dice la ley

La ley fue aprobada el miércoles, por unanimidad, de la Cámara de Diputados de la provincia. Antes lo había votado a favor el Senado de Mendoza.

«El objetivo de esta Ley es recuperar “el costo que la violación de distintas normas genera en el sistema de salud público provincial”, según establece la propuesta enviada por el Ejecutivo mendocino.

Establece que el Ministerio de Salud y Deportes, a través del Ente Reforsal, creado por Ley Nº 9535, podrá realizar el cobro o recupero de las prestaciones de salud que se hubieran realizado en los efectores del sistema de salud público en beneficio del conductor que bajo los efectos del alcohol por encima de los límites permitidos en la Ley de Tránsito, participe u ocasione un accidente de tránsito.

La norma aclara que la disposición de cobro es para la conducción de automóviles, bicicletas con o sin motor, motocicletas o ciclomotores y transporte de pasajeros y de carga, Y que incluye a los conductores que estén bajo los efectos de psicotrópicos, estupefacientes, estimulantes u otras sustancias análogas, entre las que se incluirán, en cualquier caso, los medicamentos u otras sustancias que alteren el estado físico o mental apropiado para circular sin peligro.

Según la fundamentación de la ley, una de cada cuatro muertes en accidentes de tránsito está vinculada a conductores bajo los efectos de intoxicación alcohólica o por estupefacientes.

En el caso que la persona que conducía alcoholizada tenga cobertura sanitaria privada, el cobro será a la obra social o prepaga.

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El diputado radical Franco Ambrosini dijo: «Si la persona involucrada no tiene obra social y no puede pagar los gastos del hospital, se le iniciará un proceso judicial y será embargado».

Y aclaró el legislador que si el que provocó el accidente bajo los efectos del alcohol o sedado, no tiene seguro vigente y al día en su vehículo, también deberá hacerse cargo de los costos de internación de los terceros que se hayan visto involucrados en el incidente vial.

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SOCIEDAD

La trama detrás de la imputación a las prepagas por cartelización: Lugones cosecha y Caputo domestica

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Un importante empresario del sector de las prepagas se refería este jueves a la noticia de la imputación por cartelización, impulsada por la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC), de una manera gráfica y, por cierto, analógica, como si este jueves se hubiera revelado una foto sacada hace ocho meses. “Es un recuerdo del pasado que no representa el momento actual”, reforzaba en su relato el concepto.

La noticia vino por el lado del Ministerio de Economía, que como se recordará fue el primero, a comienzos de abril, que desde el Gobierno cruzó a las prepagas. El ministro Luis Caputo salió entonces con los tapones de punta: “Le están declarando la guerra a la clase media”. Por ese carril, la CNDC tomó una denuncia que databa de enero, hecha por la Coalición Cívica -tanto Lilita Carrió como el legislador Hernán Reyes celebraron la decisión oficial-, para iniciar la investigación por presunta cartelización que ahora ha arribado a la primera imputación formal.

Aquellos días convulsionados de diciembre, apenas publicado el DNU 70 que desreguló el mercado de la medicina privada, pueden reconstruirse así: entre los dueños de las prepagas habría habido dos posturas, la de los que querían recuperar el terreno perdido en el mediano plazo y los que preferían hacerlo rápido y sin anestesia. Es claro que ganó la segunda opción (dicen algunos, apremiados por la recomposición arancelaria de al menos el 30 por ciento de aumento exigida por los prestadores). En ese presunto consenso -no necesariamente fácil de probar- habría un argumento posible para la acusación.

La imputación alcanza a siete prepagas (OSDE, Swiss Medical, Galeno, Omint, Medifé, Hospital Británico y Hospital Alemán) de un total de más de 40 que fueron incorporadas luego a la misma denuncia. Habrá que ver si en el futuro cercano el resto corre la misma suerte. La decisión administrativa llega, ciertamente, en un momento diferente del vínculo entre prepagas y Gobierno al que existía cuando esta historia comenzó.

Tal vez a riesgo de exagerar, en un sentido figurado el Ministerio de Economía hoy representaría judicialmente un rol obligado de fiscalía mientras que, en función del devenir más amable que adquirieron últimamente los acontecimientos, para el Ministerio de Salud encajaría mejor en el verosímil de la defensa. Entre ambos parecen haber logrado domesticar al sector y cosechar el anhelado libre mercado, imperfecto pero racional.

Gabriel Oriolo, titular de la Superintendencia de Servicios de Salud y fiscalizador de las prepagas.

Disciplina y vínculo aceitado

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Desde la asunción del ministro Mario Lugones, el 1° de octubre, el vínculo del Gobierno con las prepagas se mostró más aceitado. Ese acercamiento permitió al Gobierno encausar no sólo el tema urgente de los aumentos de las cuotas (con ajustes cada vez más moderados entre las principales coberturas), sino también avanzar en el objetivo del Registro Nacional de Agentes del Seguro (RNAS), para terminar con la triangulación de aportes de la seguridad social y las obras sociales consideradas “sellos de goma”.

“Es un tema que en algún momento se tenía que cerrar. Y creo que entendieron todos el mensaje de desinflacionar los precios”, comentó a Clarín un analista de este escenario que sigue de cerca el conflicto desde el minuto uno. Aunque la insistencia en la cartelización parecería quedar hoy un poco fuera de contexto, la supuesta corrección posterior del comportamiento de las empresas no es sinónimo de prescripción de supuestos pecados del pasado.

De todos modos, es preciso recordar que el mismo Manuel Adorni que ahora -en su calidad de “vocero” de Economía- mencionó a Claudio Belocopitt como uno de los principales imputados por ser entonces presidente de la Unión Argentina de Salud, el último 3 de octubre -como “vocero” de Salud- había expuesto públicamente la imagen del empresario como ejemplo a seguir, al haber sido Swiss Medical, su empresa, la primera en inscribirse en el trabado RNAS.

Belocopitt el 27 de mayo, cuando la Superintendencia de Servicios de Salud llegó a un acuerdo judicial con las prepagas. Foto: Luciano ThiebergerBelocopitt el 27 de mayo, cuando la Superintendencia de Servicios de Salud llegó a un acuerdo judicial con las prepagas. Foto: Luciano Thieberger

“Hay que ver si la línea de Salud influye en la de Economía para archivar el tema de la cartelización”, resumió un interlocutor vinculado al mundo de las prepagas. Claro que “archivar”, como quedó claro ahora, no estaba en los planes oficiales. Lo que se abre, sí, es una etapa cuyos tiempos resultan imprevisibles: según la CNDC, hay primero 20 días hábiles para que los imputados hagan su descargo; luego, 90 días hábiles más -que pueden hasta duplicarse– para producir la prueba. Y finalmente otros seis días hábiles para presentar los alegatos.

Como cierre del proceso, la CNDC tendrá que decidir si las prepagas son culpables o inocentes del delito que se les imputa, en términos de la Ley 27.442 de Defensa de la Competencia. Y en el caso de que se llegue a la primera conclusión, a las empresas podría caberles multas por “hasta el 30 por ciento de su facturación” o “hasta el doble del beneficio ilícito obtenido”. Luego correrán los plazos de la apelación en un tribunal de alzada.

De lo que se desprende de los dichos procedentes del Gobierno, en este juego complementario entre reparticiones competentes del Ejecutivo parece quedar un margen para que la acusación caiga, al final del largo recorrido, en el beneficio de la duda. Desde las prepagas, en tanto, existe un obvio convencimiento de que van a demostrar que la cartelización nunca tuvo lugar. “Como en la película Match Point, de Woody Allen, la pelota está suspendida en el medio de la red”, fue el final abierto que dejó picando uno de los expertos consultados.

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