Durante su participación en la Gala Endeavor Argentina, el presidente Javier Milei ratificó su plan económico y aseguró que el país está “saliendo del infierno”. “Cuando llegamos al poder estábamos de la mitad de la tabla para abajo, al borde de una hiperinflación, pero afortunadamente los argentinos decidieron cambiar”, sostuvo.
En esa línea, expresó su agradecimiento por haber sido convocada al evento organizado por “la red de apoyo emprendedor más grande del mundo”. “Estoy muy a gusto porque son una pieza fundamental del mercado, son ustedes y no el Estado parasitario, rosquero, los que van a resolver los problemas de la gente”, dijo ante centenares de empresarios y emprendedores.
El discurso del mandatario se da al final del día en que se conoció que el índice de Precios al Consumidor de octubre se ubicó en el 2,7%.
“Estamos caminando con velocidad y firmeza, sin intenciones de detenernos. Yo no freno nunca, ante la duda acelero más, en tiempo recordó nos estamos liberando de una de las cadenas mes pesadas, que es la inflación, lo que parecía imposible lo estamos logrando en menos de un año”, expresó en alusión al porcentaje que anunció el Indec este martes.
En ese contexto, apuntó una vez más contra el periodismo por el tratamiento que, según su punto de vista, le dan a los temas que el Gobierno ve como auspiciosos. “Como les cuesta dar una buena noticia a los vividores de la pauta. Como dije hoy, el órgano más sensible del ser humano es el bolsillo como les corte la pauta están bastante violentos”, evaluó.
Advertisement
Impulsado por el dato de la inflación, que alcanzó el porcentaje más bajo de los últimos tres años, Milei elogió la estrategia utilizada por el Ministerio de Economía para llevar adelante su objetivo. Incluso, destacó que la meta se está cumpliendo en tiempos menores a los previstos porque, a partir de la política monetaria implementada, esperaban “poder bajar la inflación en el lapso de un año y medio o dos”.
“Esto lo hicimos con algunos elementos que no han estado en otros programas de estabilización y logramos evitar la hiperinflación. Otra cosa fue que, pese a que los econochantas lo auguraban, porque no sabían cómo resolverlo y pensaban que lo íbamos a resolver de manera salvaje, fue que esto lo hicimos sin vulnerar la propiedad privada”, agregó.
Frente a un público en el que tuvo una buena recepción, el titular del Ejecutivo repitió el mensaje que durante la tarde compartió a través de sus redes sociales y afirmó que “de confirmarse dos meses más esta inflación, se bajará la devaluación mensual al 1%”.
Sentada en su pupitre del aula del primer piso del colegio CEMS 454, de Lomas de Zamora, Arcángela Sberna llegó temprano al turno nocturno. Está en las últimas semanas del año, quizás el más importante de los últimos treinta. Intenta estar tranquila, pero desborda de emoción y la felicidad se le dibuja en su cálido rostro. «Estoy por cumplir un sueño que tengo desde hace más de 60 años. Terminar la escuela secundaria no sólo era una necesidad personal, sino un desafío a vencer por todo lo que significa para una persona grande tomar la decisión», le confiesa a Clarín la coqueta mujer de 75 años.
Es la mayor de su división y la más grande del colegio, algo que al principio, desliza, la incomodaba. «Viste, la mirada del otro, el qué dirán, yo no tenía referencias de cómo era un aula en este siglo, ya que yo hice la primaria en la década del 50. Debo decir que en estos tres años, no pasé por ninguna situación incómoda, de falta de respeto o desagradable. A lo sumo me dicen la traga, la nerd o la chupamedias, porque soy la que siempre estudia y hace todos los deberes», sonríe Arcángela, que buena parte de su vida trabajó como peluquera, oficio que cada tanto despunta con su entorno.
Orgullosa, muestra su boletín Angie, como le dice todo el mundo: Matemática 10, Química 10, Economía 10, Práctica Impositiva 10, Inglés 10, Lengua y Literatura 9. «Tengo que mejorar en Informática, ando medio floja, me pusieron un 8», dice con la necesidad de dar una explicación. «Como verás, soy exigente y perfeccionista y está bien que lo sea, yo tengo tiempo y lo invierto en el estudio. Es tan importante aprender… En estos años la escuela me hizo alguien más útil y con más conocimiento».
Habla de sus profesores y del director Marcelo con mucha consideración y calidez. «Yo al principio me ponía muy nerviosa… Todo lo que estudiaba y me preparaba en casa, después, en las pruebas o en los orales me temblaba la voz, el cuerpo y no podía responder. Pero en estos tres años me ayudaron mucho y ahora les estoy preparando a cada uno, una carta manuscrita y personalizada, agradeciéndoles su calidez y don de gente. Los voy a extrañar mucho».
Se le pide que lea algún párrafo de alguna dedicatoria y, algo tímida, se larga y en voz alta y clara dice: «Me han demostrado -a los docentes- que nunca es tarde para aprender y que siempre hay lugar creer y soñar. Gracias por su paciencia, dedicación y por abrirme las puertas al conocimiento y al crecimiento. Este logro no sería posible sin el esfuerzo que ustedes han puesto en cada clase y en cada palabra de aliento».
Interrumpe la lectura y comenta seria: «¿Sabés qué dio el colegio? Conocimiento, soltura, iniciativa, es como que se me abrió la curiosidad a un montón de cosas del mundo de hoy, del que no tenía idea, ¿entendés? Fui muy feliz buscando datos e información, estudiando y preguntando cuando aparecían dudas. No me quedé quieta nunca y los profesores lo supieron desde el vamos».
Advertisement
Comparte que a veces tiene sensaciones encontradas porque su entrega y entusiasmo se destiñen cuando los compara con el de sus compañeros. A veces se no sabe cómo hacer para estimular a otros alumnos, más jóvenes, que llegan a clase desde sus trabajos agotados y les cuesta concentrarse. Con mucho respeto, alguna vez se les acercó e intentó estimularlos con el mayor de los cariños. «Chicos, la vida es mejor cuando se sabe más, porque si sabemos más, nos engañan menos. No tengan dudas. Se los dice alguien que puede ser la abuela de ustedes».
A pocas semanas semanas de terminar el bachillerato, Angie tiene la adrenalina a flor de piel, «como si fuera una adolescente otra vez». En unos días, junto a otras compañeras se subirá a un micro que la dejará en Villa Carlos Paz. «El viaje de egresados será una realidad, qué afortunada soy y qué suerte tuve de poder decidir volver a estudiar, algo que, de no hacerlo, no me lo hubiera perdonado. Y encima esta frutilla del postre que será irme de farra con mis amigas de clase», describe.
El viernes 15 partirán hacia Villa Carlos Paz, donde se quedarán cinco días. «Hace seis meses que estoy pagando el viaje y bueno, ya me lo anticiparon, habrá noches de boliche. ¿Qué te puedo decir? Iré alguna noche y bailaré hasta donde me dé el cuerpo, pero quiero ser prudente. Hace más de 50 años que no voy a una de estas discos, ya ni me acuerdo cómo eran -carcajadas-. ¿Alcohol? Una copita de vino, ponele… Pero mantendré mi decoro -sonríe-, soy una mujer grande que tiene que cuidarse, además quiero estar bien para las excursiones. Me tiene ilusionada conocer Villa General Belgrano».
Se acercan Alejandra y Lorena, dos amigas de curso y con quienes compartirá la habitación del hotel. «Nos dijeron que nos van a poner juntas en un hospedaje más tranquilo, no quieren juntarnos con los más jóvenes que van de otros colegios y con otras intenciones típicas de la edad. ¿Si se me acerca algún señor? No, querido, no, yo ya estoy cerrada al amor, mejor que no se acerque», responde Angie. Mientras, Alejandra y Lorena la abrazan: «La vamos a cuidar pero habrá noche de boliche, ponele la firma. Y lo que pase en Córdoba… quedará en Córdoba», ironizan entre risas.
Separada hace varios años, Angie tiene tres hijos, Mariana, Cristian y Guillermo, que vive en España. «Desde el primer día de clases, en 2022, tengo el apoyo de ellos, que me llevan y me van a buscar de noche. Los hijos están muy contentos con la decisión que tomé. ¿Mi ex? No tengo idea si sabe o no, él prefirió no estudiar y se reía de mí, de mis sueños, de mis ganas de querer salir adelante».
Aparecen en la memoria de Angie sus padres José y Nazarena. «Papá era muy patriarcal, de otra época y se hacía lo que él decía y nadie chistaba. Para él la mujer tenía que estar en su casa, en la cocina, atendiendo a su marido y luego a sus hijos. No quería que yo hiciera la secundaria, algo que intenté hacerle modificar pero no hubo caso. En esa época, era impensado rebelarse… Y mi mamá, Nazarena, si bien me comprendía, apoyaba a mi papá siempre, nunca intentó contradecirlo».
Asegura que no le guardó rencor, al contrario. «Lo terminé entendiendo a papá, pero no compartía su parecer. Hoy, si lo tuviera al lado, le diría: ‘Viejo, viste que pude, viste que llegué, que pude’. Yo era una chica de avanzada, por eso aún hoy reniego de no haberme rebelado, ¿por qué no lo hice con más fuerza? -se pregunta en voz alta-. La físico química francesa Marie Curie decía que la mujer, perfectamente, puede ser esposa, ser madre y ser profesional. Ella sí que era de avanzada».
Dice que no quiere pararse en un púlpito y bajar línea, pero con humildad se atreve a decirles a mujeres de su edad, o más jóvenes: «Sepan que un día los hijos vuelan, el marido se va y vos desperdiciaste tu vida. Sólo les digo estudien lo que sea, pero que estudien. Yo no soy la misma que empezaba el colegio en 2022, hay una enorme diferencia entre aquella Angie vacilante y con miedo a no poder, y ésta que ves, que va para adelante y con toda la confianza y la felicidad».
Habla de futuro, piensa dedicarle el 2025 a estudiar inglés, «otra asignatura pendiente», y dice que «de alguna manera empieza otra etapa en mi vida, pero ésta de ahora es la mujer que quiero ser hasta el último minuto de mi vida». Cuenta que se cuida, que se siente bien de salud, que no se descuida ni se abandona y «cuando me toque, quiero que me agarre en movimiento. Quiero morirme de pie, haciendo cosas. Que la muerte me encuentre viva. Sólo le pido a Dios que me dé más vida… mi mamá llegó bien a los 97″.