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SOCIEDAD

Natalia Sanint se sometió a delicada cirugía: pasó 24 horas en el quirófano

La primera semifinalista de MasterChef Celebrity Colombia, quien se sometió a un procedimiento relacionado con su estómago, compartió cómo se sintió luego de esta experiencia

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La comediante Natalia Sanint posa junto a su cirujano encargado de realizarle la manca gástrica
La comediante habló de la intervención a la que se sometió – crédito @natasanint_/Instagram

La comediante Natalia Sanint, quien se convirtió en la primera semifinalista del reality Master Chef Celebrity Colombia, en su temporada 2023, compartió en sus redes sociales que se sometió a una intervención quirúrgica que duró 24 horas. La bogotana se operó el estómago en un procedimiento llamado manga gástrica.

Natalia se mostró muy agradecida con el médico encargado de su cirugía y de llevar el control de su recuperación, quien le aseguró que todo salió muy bien. Horas después de haber salido del quirófano, ella compartió con sus seguidores la noticia de que todo iba dentro de lo planeado. El día anterior había preocupación entre sus seguidores por con una foto que la mostraba en una clínica.

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La carismática locutora sembró la duda al dejarse ver desde un centro médico junto a un doctor y compartir un mensaje en el que decía que llevaba 24 horas desde su operación, el cual aseguró era un proceso complejo. Sin embargo, un par de horas después dio a conocer la intervención que se había hecho.

La manga gástrica es un proceso conocido por ser una de las alternativas que tienen las personas obesas para conseguir bajar de peso. La cirugía consiste en extraer parte del estómago para reducir su tamaño, ya que con el resto se construye un tubo delgado llamado manga. De esta forma, la persona disminuye la producción de hormonas encargadas de controlar el apetito y la insulina, permitiendo que se pueda reducir kilos, puesto que disminuíria sus porciones de comida. Esta operación únicamente se realiza bajo prescripción médica luego de someterse a un control profesional.

La locutora hasta el momento ha comentado que está sufriendo de nauseas pero según su control médico todo está regulado. Se conoce que Natalia es una gustosa del buen comer pero que sobre todo llama la atención que a la bogotana le encantan las porciones grandes cuando de comida se trata, Este sería uno de los hábitos que Sanint deberá dejar a un lado, ya que con el nuevo tamaño de su estómago, su cuerpo le pedirá menos cantidad de alimento.

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SOCIEDAD

Llegó a su casa ciego y deprimido, no quería salir a pasear hasta que ella encontró la forma de ayudarlo: “No lo voy a obligar”

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  • 5 minutos de lectura

Era el primero de los animales que ella transitaba y que la sacaba de su zona conocida, en la que se movía con más facilidad. El inicio de esta historia se presentó difícil desde el minuto cero: “este perro no es para vos”, le había advertido la persona que había rescatado al caniche adulto del abandono y la indiferencia.

“Cuando me preguntaron si podía y quería transitarlo me aclararon su estado. Julito era un perro adulto, rescatado de un patio en condiciones lamentables”, recuerda Fernanda Di Candia. Así lo confirmaban las imágenes que le compartieron y que mostraban a un perro extremadamente delgado, deprimido y cautivo bajo unas rastas largas y sucias. “Yo estaba acostumbrada a transitar a cachorros juguetones y llenos de pulgas. Pero este era un caso especial: Julito era no vidente y, a simple vista, se advertía que tenía algún problema neurológico”.

Julito fue rescatado de un patio en condiciones deplorables.

Pero nada fue un impedimento para que Fernanda decidiera ayudar al animal. “Cuando finalmente llegó a casa, después de algunas horas comprobé que se chocaba con los muebles al caminar”. Aparentemente no le gustaba salir a pasear, solo hacía pis y caca y buscaba regresar a la casa. “No importa”, pensó Fernanda un poco preocupada. “No lo voy a obligar a nada, seguro necesita amor y paciencia”.

Después de dos días en los que Julito se movió solo para lo necesario -comer, tomar agua, hacer pis o caca y husmear algún rincón que llamara su atención-, Fernanda supo que tenía que hacer un intento para que pudiera disfrutar de un pequeño paseo. Le puso la correa, lo llevó en brazos hasta la planta baja del edificio y lo paró en la calle. “Caminaba dos pasos y se quedaba parado, no quería moverse. Entonces volvimos al departamento. Sin embargo, algo me decía que tenía que volver a intentarlo”.

Fernanda repitió la misma rutina durante tres días más hasta que, una tarde, como si el pasado no hubiera existido, Julito salió caminando con paso firme, ágil y unido a ella por la correa.

Los paseos son esenciales para el bienestar físico y emocional de los perros. Sin embargo, algunos animales se niegan a salir, lo que puede ser frustrante y preocupante. Este comportamiento puede tener diversas causas, desde el miedo hasta problemas de salud y es importante que sea abordado de manera efectiva y compasiva. Miedo y ansiedad, ruidos fuertes, otros animales, personas desconocidas o experiencias traumáticas pasadas pueden generar miedo y lo mejor es tratar el asunto con paciencia.

“Los ruidos fuertes y repentinos generan una respuesta de pánico en los perros. Ellos tienen una capacidad auditiva mucho más aguda que la nuestra, por lo que los estruendos los afectan de manera mucho más intensa. Esta respuesta provoca que su sistema nervioso se active: se eleve la frecuencia cardíaca, la respiración se acelere y se desate un nivel de ansiedad tan alto que puede llevarlos a tener reacciones extremas: temblores, intento de escapar, o incluso lesiones al tratar de huir del sonido”, explica el Dr. Santiago Gallo, Director de la Clínica Veterinaria Burgess. Como Fernanda no tenía información certera sobre el pasado de Julito debía ser lo más cautelosa posible y trabajar en el vínculo para generar confianza y tranquilidad con él.

Al día siguiente, hizo un nuevo intento. Puso la correa en tensión y dio unos pasos. Costó, pero Julito finalmente se animó a moverse. Fueron unos pocos metros, pero eran los primeros pasos, los más importantes. Fernanda repitió la misma rutina durante tres días más hasta que, una tarde, como si el pasado no hubiera existido, el caniche salió caminando con paso firme, ágil y unido a ella por la correa.

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Diariamente Fernanda y Julito hacían una caminata en la que disfrutaban del aire libre, del sol y de los olores del vecindario. Cuando él perdía el rumbo, ella corregía con la correa. “En mi interior pensaba que en algún momento de su vida habría hecho esos paseos. Me gustaba imaginar cómo habían sido sus días felices, si es que los había tenido”. El resto del día, pasaba la mayor parte del tiempo descansando, recorría los cuartos, visitaba la cocina y volvía a recostarse.

Los médicos veterinarios calcularon que tendría alrededor de 7 años, no muy bien llevados. La ceguera -que resultó irreversible- y los temblores confirmaron que en su pasado había sufrido maltrato. “Evidentemente no había tenido una buena vida. Pero cuando caminaba era feliz: iba como un caballito al trote. Muchas veces cuando llegan de un rescate necesitan tranquilidad, cariño, mucha paciencia y sobre todo que podamos observarlos, ellos así van ganando confianza”.

Meses después para alegría de Fernanda y la de todos los que colaboraron en el caso, Julito fue adoptado por una señora mayor. “Este fue un aprendizaje que viví con mucha emoción: nunca bajar los brazos frente a distintas adversidades y entender que muchas veces necesitamos el empuje de los demás para superar obstáculos, sobrepasar esa barrera que nos ponemos. Hoy Julito recuperó la alegría y la dignidad y eso hizo toda la diferencia”.

Si tenés una historia de adopción, rescate, rehabilitación o ayudaste a algún animal en situación de riesgo y querés contar su historia, escribinos a bestiariolanacion@gmail.com

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