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“Relaxin’ at Camarillo”: un músico atormentado, un incendio en un hotel y una internación que inspiró un clásico del jazz

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La historia del jazz está llena de anécdotas increíbles, aunque las de Charlie “Bird” Parker ascienden al podio de las leyendas. Figura clave de la revolución que supuso para el jazz el movimiento Be-Bop, que en la década del 40 echó abajo todas las normas establecidas del género a base de improvisación, Parker llevó una existencia un tanto atormentada a causa de las drogas, de sus visitas a los psiquiátricos y tentativas suicidas.

Comenzó a consumir heroína en la década de 1940, cuando era un joven músico en Kansas City, y la adicción afectó su salud, su relación con su familia y amigos, y su carrera musical. En varias ocasiones, incluso fue arrestado por posesión de drogas y pasó tiempo en prisión. Plagada de episodios escandalosos, su vida fue relatada al detalle en dos obras que reúnen mayor información sobre el eximio saxofonista: Bird, The legend of Charlie Parker, de Robert Reisner y Bird Lives!, de Ross Russell.

La historia es que transcurría la primavera de 1946 y el movimiento bebop estaba en auge con músicos como Dizzy Gillespie, Max Roach, Bud Powell y Thelonious Monk. Por entonces, Charlie Parker vivía en el hotel Civic, de Los Ángeles, y trabajaba en el Finale Club, cuando tuvo lugar una sesión de grabación para el sello Dial. Sin embargo, la sesión fracasó completamente, porque el gran Bird estaba en tal estado que no pudo ajustarse al ritmo de las composiciones, o simplemente, no tenía ganas de tocar ese día.

Entonces tomó un taxi y regresó a su hotel. Después bajó a la recepción para usar el teléfono. La leyenda cuenta que penas llevaba un par de medias… y nada más. Frente a la indignación de los huéspedes y los insultos cruzados, el encargado del hotel lo envió de regreso a su cuarto. Poco después la escena se repitió y el encargado lo volvió a su cuarto, pero esta vez cerró la puerta con llave.

Media hora más tarde, otro de los huéspedes advirtió que salía humo de una habitación del corredor… Sí, era el cuarto de Charlie Parker. Enseguida llegaron los bomberos y la policía. Charlie, todavía desnudo, fue detenido y esposado. Primero lo enviaron a una sala para psicóticos o depresivos, que dependía de la cárcel de la ciudad, al este de Los Ángeles, acusado de “exposición indecente, resistencia a la autoridad y sospechoso de incendiario”.

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Tiempo después, la artista plástica y amiga de Charlie Parker, Julie MacDonald, relató la versión de la historia que el mismo Parker le había dado sobre el hecho: “Charlie estaba hospedado en un hotel frío y húmedo situado en el centro de Los Ángeles y un día se quedó dormido en la cama con un cigarrillo encendido y casi provoca un incendio”.

Así las cosas, finalmente sus abogados consiguieron que el juez Stanley Mosk le sentenciara a un período “no menor de seis meses” en el Hospital estatal de Camarillo, a unos 150 kilómetros de la ciudad, tras el cual su caso sería revisado a la luz de los resultados médicos. Los demás cargos quedaron en suspenso.

Camarillo era una institución modelo para la cura de ciertos problemas mentales y de conducta, y estaba entonces entre las mejores clínicas de rehabilitación para alcohólicos crónicos y drogadictos. Allí pasó Parker los siguientes seis meses de su vida, desde julio de 1946 hasta enero de 1947, y fue tratado por un psiquiatra llamado Hammond. De lunes a viernes, trabajaba en la granja y los fines de semana, tocaba el saxo en una orquesta improvisada entre médicos, enfermeras y otros internados. Con el tiempo mejoró visiblemente su salud, recupero algo de peso y cumplidos los seis meses le dieron el alta bajo la custodia de su novia de entonces, Doris Syndor, que al año siguiente se convertiría en su tercera esposa.

Al mes de abandonar la institución, Charlie Parker entró en los estudios de C. P. MacGregor, en Los Ángeles para una sesión de grabación. Le acompañaban Howard McGhee y Wardell Gray (trompetas), Dodo Marmarosa (piano), Barney Kessell (guitarra), Red Callender (contrabajo) y Don Lamond (batería). La melodía se grabó originalmente en do mayor, y está inspirada en aquellos días de “relax” en el hospital. “Relaxin’ at Camarillo” no tardó en convertirse en un auténtico estándar del jazz.

Charlie “Bird” Parker dejó su huella en el mundo del jazz

Pero los escándalos no se detuvieron. Hacia 1953, Parker “el mejor saxofonista de la historia”, había perdido su licencia de cabaret en Nueva York, lo que le impedía tocar en la mayoría de clubs de la ciudad. Sus problemas con la heroína y la cocaína se habían agudizado y había sido expulsado también de las salas más importantes de Los Ángeles. Ese mismo año, su hija Pree había muerto de neumonía y el estado mental del gran Bird era cada vez más delicado. Así las cosas, un sábado, después de pelearse frente al público con su orquesta, el propietario de Birdland, Oscar Goodstein, le dijo que esa era la última vez que tocaba en su club, y al regresar a su departamento, tuvo otra discusión fuerte con su esposa, se encerró en el baño y se tomó una botella de yodo y un frasco de aspirinas. Lo llevaron en ambulancia al hospital Bellevue y le hicieron un lavado de estómago. Durante 10 días estuvo internado allí y salvó su vida raspando.

Después de tocar en el Carneghie Hall, el 25 de septiembre de 1954, estaba tan exhausto que regresó voluntariamente al hospital Belleveu. En el Pabellón psiquiátrico se internó del 28 de septiembre al 15 de octubre. Le diagnosticaron “alcoholismo agudo y esquizofrenia indiferenciada”. Se señaló además que había amenazado a su mujer y a sus hijos, que había exhibido tendencias suicidas y que seguía muy perturbado por la muerte de su pequeña hija y por el recuerdo del asesinato de su padre. Su personalidad fue descrita como “alto nivel de inteligencia, personalidad evasiva y hostil, fantasías primitivas y sexuales asociadas con hostilidad y grandes evidencias de paranoia”. Fue un periodo de rápido declive hasta que, el 12 de marzo de 1955, murió de un colapso cardiocirculatorio. Tenía apenas 34 años.

Su última pareja fue Chan, bailarina de Nueva York, con quien tuvo dos hijos; tras la muerte de Parker se casó con otro saxofonista: Phil Woods

Declarado amante del jazz, el escritor Julio Cortázar se basó en la biografía del gran Bird para escribir “El perseguidor” (1955), un relato inspirado en numerosos detalles de su vida real y aspectos conocidos de su personalidad, con acento en el último tramo de su existencia. Buscaba como protagonista a un hombre mundano y sencillo, abrumado por cuestiones metafísicas, y así comenzó a delinear la historia que sigue la vida de un saxofonista de jazz bajo el nombre de Johnny Carter. El relato emula a un hombre que mediante sus improvisaciones musicales, quería romper con las barreras prefijadas por el tiempo.

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En uno de los tramos, el narrador alude directamente al episodio del hotel que derivó en la internación de Bird en Camarillo: “Y a la mañana siguiente me había encontrado a Johnny en las noticias de policías del Figaro, porque durante la noche parece que Johnny ha incendiado la pieza del hotel, y ha salido desnudo por los pasillos. Tanto él como Dedée han salido ilesos, pero Johnny está en el hospital bajo vigilancia”.

El escritor argentino Julio Cortázar, enamorado del jazz y gran admirador de Charlie Parker, basó en Bird el relato «El perseguidor»

También hace alusión a otras anécdotas increíbles de Parker, como su desesperada costumbre de vender o empeñar su saxo o el de alguien más para comprar drogas: “Nadie se atreve a prestarle un instrumento a Johnny, porque lo pierde o acaba con él enseguida. Nadie sabe ya cuantos instrumentos lleva empeñados, perdidos o rotos”.

Otra de las manías más reiteradas de Bird, en Nueva York, fue la de recorrer las líneas completas de subte, solo, durante la noche. Tomaba la línea independencia, desde la calle Octava, yendo hasta el final, en Queens o en Bronx, y de allí regresaba al punto de partida. Pero esa ya es otra historia.

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Derrumbe de Villa Gesell: quiénes eran los tres obreros cuyos cuerpos fueron encontrados este martes en los escombros del hotel

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En la tarde del martes fueron encontrados tres cuerpos más entre los escombros de lo que queda del hotel Dubrovnik de Villa Gesell. Se trata de tres obreros que estaban realizando trabajos de arreglo en las instalaciones del hotel: Mariano Raúl Troiano (47), Ezequiel Juan Matu (38) y Matías Alberto Chaspman (27), los tres marplatenses.

Estaban en el segundo piso del hotel, o en lo que era ese sector hasta hace una exacta semana, cuando esa edificación y todos los demás pisos del hotel se desplomaron. Sus cuerpos, en notorio estado de deterioro, fueron rescatados entre los escombros.

Más temprano el martes, Raúl Troiano declaró ante la prensa: «Encontraron el cuerpo de mi hijo». Su hijo: Mariano Raúl Troiano, de 47 años, oriundo de Mar del Plata, del barrio Villa Evita, oeste de la ciudad. En ese mismo barrio fue alumno de la escuela Escuela de Educación Secundaria Nº19 «Vecinalista Hector Woollands».

Mariano Troiano, víctima del derrumbe del hotel Dubrovnik en Villa Gesell.

Actividad declarada por Troiano al fisco, como monotributista clase D: «Instalaciones de gas, agua, sanitarios y de climatización, con sus artefactos conexos (Incluye la instalación de compactadores, calderas, sistemas de calefacción central, etc.). Además, «Instalaciones para edificios y obras de ingeniería civil». Así, trabajando en lo suyo, encontraría la muerte.

Ezequiel Juan Matu, nacido el 26 de mayo de 1986 (38), también marplatense, carpintero, plomero y changarín, aunque incursionó en otros rubros para buscar y encontrar el mango: «Servicios de mensajerías (Incluye servicios puerta a puerta de correo y mensajería, comisionistas de encomiendas, transporte de documentos realizados por empresas no sujetas a la obligación de servicio universal)», se lee en su actividad declarada como monotributista clase A.

Ezequiel Juan Matu (38), de Mar del Plata, otro de los desaparecidos en el derrumbe del hotel Dubrovnik, de Villa Gesell.Ezequiel Juan Matu (38), de Mar del Plata, otro de los desaparecidos en el derrumbe del hotel Dubrovnik, de Villa Gesell.

Vivía en el barrio 2 de Abril, a una veintena de cuadras de la playa Varese. Algunas fuentes de Mar del Plata lo ubicaban en el Dubrovnik, no obstante, no como mensajero sino como un albañil. Un hombre sin dramas para arremangarse y salir adelante como se pueda.

Chaspman, Matías Alberto, el más joven. Murió a un día de su cumpleaños número 28, que sería el 30 de octubre. Horas antes, el hotel en que trabajaba se derrumbó, y dejó atrás una vida de padre de una nena y de ciclismo como pasatiempo. De pelo y ojos claros, hacía al menos ocho años que salía con Ariana, también aficionada al ciclismo y madre de su hija.

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Daniel Chaspman, una de las víctimas del derrumbe del hotel Dubrovnik en Villa Gesell.Daniel Chaspman, una de las víctimas del derrumbe del hotel Dubrovnik en Villa Gesell.

Su última foto en Facebook: parapetado en calzas y camiseta de ciclismo, haciendo OK con la mano izquierda, que descansaba sobre el asiento de su bicicleta verde manzana. Sobre el corazón, en la izquierda de la camiseta, se leían las siglas MDQ: un marplatense a mucha honra. En el pecho, en las mangas y en las calzas se lee Retro Sanitarios, una casa del ramo en el centro de la ciudad balnearia.

Las crónicas relativas al Dubrovnik, o a lo que era el Dubrovnik, lo ubicaban, al igual que Troiano y Matu, como obrero en el hotel: los tres obreros marplatenses.

El cuerpo de un carpintero, el primero recuperado este martes y un audio premonitorio

En las primeras horas del martes, los rescatistas encontraron el cuerpo de Fabián Javier Gutiérrez (54), un carpintero que, al igual que Troiano, Matu y Chaspman, trabajaba en refacciones del edificio del hotel Dubrovnik.

Gutiérrez, a diferencia de los otros, era del conurbano de pura cepa. Tres de Febrero y Villa José Ingenieros, e Ingeniero Budge, en Lomas de Zamora, siempre sobre el eje oeste del AMBA.

Con amplia trayectoria en el ámbito de la construcción, el hombre nacido el 21 de agosto de 1970 era entendido del trabajo de la madera. Actividad secundaria declarada al fisco: venta al por menor de muebles para el hogar, artículos de mimbre y corcho.

Fabián Javier Gutiérrez, otro de los desaparecidos por el derrumbe del hotel Dubrovnik.Fabián Javier Gutiérrez, otro de los desaparecidos por el derrumbe del hotel Dubrovnik.

Quizás por capricho del destino, presentía cómo iría a morir: en un edificio «hecho pelota». El 1° de noviembre se difundió un audio que envió a amigos días antes del derrumbe: «Y estos, por ejemplo, acá, los de Gesell, y si bien están invirtiendo un montón de guita en algo que prácticamente está hecho pelota… Es como querer poner a punto la camionetita de Ale», ensayaba un chascarrillo para alguno de sus amigos, y se reía.

«Quieren darle una lavada de cara —seguía Gutiérrez en su audio—. Ya no quieren que sea apart hotel. Ya no va a ser apart. ¿Viste la parte que es un departamento? Prácticamente el hotel… Le van a sacar la heladerita, el bajo mesada, la mesada, y no sé con qué reemplazarán… con algún sofá (…) Que ya no sea más Appart (sic) Hotel Dubrovnik [como se leía en el cartel del establecimiento]. Y a los placares, por ahora, le van a dar una lavada de cara».

Y terminaba el audio: «Yo voy a hacer desde el sexto piso hasta el primero, más o menos acondicionarlos. Y el año que viene, o cuando termine la temporada, cuando seguiré, lo reemplazaremos todo con melamina. Y sin puertas, que quede todo abierto. No le convenció, no le gustó a la arquitecta, pero es lo que hay…«.

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Pero no habría ni año que viene ni temporada, porque del Dubrovnik, ese edificio «hecho pelota», hoy no quedan más que escombros.

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