POLITICA
Gatúbela: poca ropa, una misión ridícula y un estrepitoso fracaso del que solo un gato salió airoso
Veinte años atrás, mucho antes de que Joaquin Phoenix pintara con rimmel una sonrisa siniestra en sus labios y se convirtiera en el Joker, Halle Berry protagonizó la primera película basada íntegramente en una villana de DC. Las expectativas eran gigantes: Gatúbela, uno de los más controvertidos y famosos de DC, se convertiría, además, en el primer personaje femenino de aquella editorial en tener su propio película.
Sin embargo, nada sucedió como se esperaba. El primer escollo fue dar con la protagonista. Y, claro, la primera opción fue Michelle Pfeiffer, la actriz que ya se había calzado el traje de la enemiga íntima del héroe de Ciudad Gótica en Batman regresa (1992). La elección no era casual: en un primer momento, se pensó en el film como una continuación de la película dirigida por Tim Burton. Sin embargo, el tiempo fue pasando y tanto el realizador como el guionista Daniel Waters se hartaron de las idas y vueltas y abandonaron el proyecto.
Con 12 años más y sin Burton como comandante, cuando finalmente se le dio luz verde al proyecto, a Pfeiffer la idea de volver a interpretar el personaje no le pareció nada atractiva y terminó desechándola. La segunda opción de los productores fue Ashley Judd, pero la protagonista de Besos que matan ni siquiera se dignó a leer el guion.
Sin embargo, la protagonista de Cara Cortada ya había dado vuelta la página y desestimó la propuesta sin siquiera leer el guion. Entonces, recordando a Eartha Kitt y su breve pero recordado desempeño en la serie televisiva Batman, Warner comenzó a pensar en la posibilidad de que el papel recayera, otra vez, en una actriz afrodescendiente.
Por aquel tiempo, Halle Berry ya había estrenado su estatus de estrella. Su desempeño como Jinx en la película de el agente 007 Otro día para morir, de 2002, la había catapultado. Tanto gustó su trabajo, que por primera vez se evaluó la posibilidad de que una “chica Bond” tuviera su propia película en solitario. De hecho, comenzaron las negociaciones, pero, según le contó la actriz tiempo después a Variety, el proyecto fracasó cuando MGM se negó a invertir 80 millones de dólares en el film, porque “no estaban seguros de apostar por una estrella de acción negra”.
También en 2002, Berry demostró que no era solo una cara y un cuerpo bonito y sorprendió a todos con su poderosa actuación en Cambio de vida, la película por la que ganó su primer premio Oscar. Por eso, cuando se anunció que el postergadísimo film de Gatúbela la tendría como protagonista, muchos creyeron que se trataba de una broma. “La gente me decía: ‘No podés hacer eso. Acabás de ganar el Oscar’”, recordó la actriz hace algún tiempo. Y agregó: “Pero como finamente la película de Jinx quedó en la nada, pensé que era una gran oportunidad”.
Como contrafigura, Warner contrató a otra gran estrella, Sharon Stone, que se había quedado con las ganas de interpretar a Poison Ivy en Batman y Robin (1997) y a Vicki Vale en Batman (1989). La relación entre ellas fue armónica y afectuosa. En 2004, la protagonista de Bajos Instintos elogió la calidad humana e interpretativa de su colega y reveló cómo fue el primer encuentro. Halle es estupenda. Es una actriz con mucho talento, interesante y simpática. Cuando la vi con su traje de Gatúbela, fui directamente al gimnasio”, rememoró.
Justamente, aquel traje fue el protagonista de primer escándalo. Uno de los motivos por los que Michelle Pfeiffer ni siquera reparó en la posibilidad de volver a interpretar a Gatúbela fue que no estaba dispuesta a lidiar nuevamente con ese catsuit ajustado y molesto. Berry, al probárselo por primera vez, le dio la razón a su colega: con ese diseño ni siquiera podía moverse con facilidad. Ante sus quejas, se decidió un cambio de vestuario.
Ahora, Gatúbela vestía un revelador soutien combinado con antifaz, guantes y pantalón de cuero. Y cuando se filtró la primera foto de la actriz con el nuevo traje, los foros en internet estallaron, pero de furia por la nula concordancia con el ropaje del personaje en el comic. ”Eso fue lo primero que inició la negatividad”, indicó años después la productora Denise Di Novi en una entrevista. “Era muy diferente a lo que la gente estaba acostumbrada en la otra película. Un catsuit, por definición, lo tapa todo. Pensamos que sería genial ser más rockeros y mostrar más piel. Halle era famosa por llevar bikini en su película de Bond, y pensamos: ¿por qué no? La gente reaccionó así, lo cual es ridículo. La famosa diseñadora Colleen Atwood nos ayudó con ese disfraz. Halle tuvo mucho que ver. Sigo pensando que es genial y mucho más moderno”, indicó.
“A los fans les molestó el traje. Era algo diferente, pero en nuestra mente, ¿por qué seguir rehaciendo Gatúbela si no vas a arriesgarte y aportar algo nuevo? Lo bonito era que se adaptaba mejor a mi versión de ella, a mi cuerpo, a quién era y a mis sensibilidades”, sumó Berry.
Una historia “sexista”
Lo que los fans del personaje todavía no sabían era que la historia del personaje era menos fiel a la historia original que el traje que vestía. Berry no interpretaba a Selina Kyle, sino a Patience Phillips, la tímida empleada de una empresa de cosméticos que muere y renace con poderes gatunos. A la actriz en un principio le pareció genial la reinvención, pero al recibir el guion se dio cuenta de que se habían metido en un problema difícil de resolver.
Es que mientras Superman o Batman fueron retratados en la pantalla grande defendiendo al mundo de grandes amenazas, la misión de Gatúbela parecía algo menor: su enemiga era una crema “antiedad” que a la larga generaba una degeneración celular si se la dejaba de usar. ”Siempre pensé que la idea de Gatúbela salvando a las mujeres de una crema facial era un poco blanda”, le dijo Berry a Entertainment Weekly varios años después del estreno del film. “Todos los demás superhéroes salvan el mundo; no sólo salvan a las mujeres de caras agrietadas. Siempre supe que esa era la difícil situación de un superhéroe blando, pero en ese momento de mi carrera, no tenía la agencia que tengo hoy ni la creencia de que podía desafiar eso, así que le seguí la corriente”, explicó.
Hoy, luego del exitoso desembarco de la Mujer Maravilla y Capitana Marvel a la pantalla grande defendiendo al mundo como sus pares varones, parece casi ofensivo que las grandes enemigas de Gatúbela en su película en solitario hayan sido una controvertida empresaria y una crema antiage. Sin embargo, veinte años atrás la mirada que Hollywood tenía sobre los papeles femeninos era muchísimo más prejuiciosa y burda de lo que es hoy. Una de las productoras del film, Denise Di Novi, dio a entender que esa y otras malas decisiones fueron tomadas por Warner Bros. con una mirada totalmente “sexista”.
“El estudio cambió por completo la historia una y otra vez, porque no confiaban en la historia del personaje sin la presencia de Batman. Les propuse que la historia tuviera una narrativa feminista, pero creo que no lo aceptaron del todo porque era una protagonista femenina sin un protagonista masculino”, indicó la productora.
El guionista John Brancato también apuntó al estudio. “El poder que controlaba la película eran los ejecutivos del estudio. Todo venía de ellos, específicamente de Jeff Robinov, que era el director del área cinematográfica de Warner Bros. Cuando tuvimos listo el guion, nos llamó a su oficina y, en una pizarra gigante reorganizó toda la el guion”, rememoró. Y agregó: “Warner desechó todo lo que era bueno. Fue un proceso extraño. Intentar hacer algo que tuviera cierta integridad y sentido finalmente parecía imposible. El proyecto se había convertido en algo extraño y fuera de control”.
Las idas y vueltas en el guion no solo simplificaron de manera burda la historia, sino que la convirtieron, a la vez, en inentendible. Nunca se menciona a Ciudad Gótica, ni a Batman, ni a ninguno de los personajes del universo de DC Comics, pero en una escena, un personaje le muestra a Patience una fotografía de la Gatúbela de Michelle Pfeiffer. Pero incluso antes de que los espectadores se vieran atrapados por semejante sinsentido, se estrenó el primer tráiler y la respuesta, una vez más, no fue la esperada. En cuestión de días, Warner decidió retirarlo y sustituirlo por otro clip que no contenía diálogos.
La idea era ganar tiempo. Faltaban pocos meses para la fecha del estreno, pero el estudio tomó la decisión de barajar y dar de nuevo, pero con las cartas que ya venía utilizando. “Después del rodaje, editamos la película, y no funcionaba porque había muchos cambios. Las piezas no encajaban”, explicó tiempo después Pitof, el director y guionista que terminó haciéndose cargo del proyecto. “Teníamos que repensar completamente la edición, invertir escenas y añadir otras nuevas, y teníamos 10 días para el reshoot un mes antes del estreno, era una locura. Esa fue la última posibilidad que tuvimos de arreglar todos los pequeños problemas que tenía el guion”, indicó. Y explicó: “Nunca me dieron la potestad de hacer una versión propia. Diría que el problema era el guion, que tuvo que ser reescrito miles de veces. Cuando empezamos a rodar la película, el guion ni siquiera estaba terminado”.
Una de cal y una de arena
A la hora de comenzar a filmar, Berry no le tenía tanto miedo al fuerte entrenamiento de capoeira que debía enfrentar para encarar las escenas de acción como al hecho de tener que convivir con decenas de gatos. Es que en aquel momento, la actriz tenía dos perros a los que adoraba, pero los felinos le resultaban antipáticos y muy distantes.
Sin embargo, durante el rodaje, pasó largas horas interactuando con 43 gatos adiestrados. Uno de ellos, de pelaje naranja y blanco, llamó su atención y conquistó su corazón. Terminó adoptándolo y lo llamó Play Dough. Pero incluso aquel buen gesto terminó también en escándalo: algunos medios de comunicación describieron erróneamente al gato de bengala doméstico de 6 kilos como un tigre, y eso provocó que una fundación defensora de los derechos de los animales “escrachara” públicamente a la protagonista del film. Lo bueno, de todos modos, es que el pequeño felino encontró una casa en la que vivir.
Como era de esperarse, la película obtuvo críticas no muy buenas, pero a Berry no pareció importarle mucho: “En el set la pasé como nunca. Me dejé la piel para encarnar a un gato en muchos sentidos, psicológica y físicamente. Nunca pensé que saliera mal; sólo pensé que quizá no se sentiría tan grande como otras películas porque las apuestas argumentales no eran tan altas. Además, fue uno de mis papeles mejor pagados [cobró 14 millones de dólares], y eso no tiene nada de malo. No quiero sentirme como ‘Oh, solo puedo hacer cosas dignas de un premio’. ¿Qué es una actuación merecedora de un premio? Era una gran oportunidad para que una mujer de color fuera una superheroína. ¿Por qué no iba a intentarlo?”, explicó alguna vez.
Irónicamente, Berry sí fue merecedora de un premio por su desempeño. Gracias a Gatúbela, la intérprete se convirtió en una de las seis actrices de la historia en poseer tanto un Oscar como un Razzie, que funciona como una especia de némesis del premio de la Academia y distingue a los peores actores, directores y films. Lejos de sentirse ofendida, la protagonista fue a retirarlo en persona, en el que se convirtió en un momento icónico.
Con su premio de la Academia en la mano y emulando la emotiva reacción que había tenido al recibir su Oscar en 2002, Berry exclamó: “Me gustaría agradecer a Warner Bros. por permitirme hacer esta horrible película de mierda”.
Lo cierto es que si bien aquel film no sería el más recordado de su exitosa carrera, sí cambió su vida para siempre. “Me convertí en una amante de los gatos, por eso”, le dijo este año a Entertainment Weekly. Y agregó: “Acabo de rescatar a cuatro gatitos que encontré en mi jardín hace tres semanas. Soy una Gatúbela de pies a cabeza por esa experiencia y las relaciones con esos seres hermosos. Esa experiencia me cambió”.
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Aquella entrevista fue parte de una serie de reportajes que Berry brindó a propósito de los 20 años del estreno de la película. Como agradecimiento y refiriéndose al aniversario, Berry compartió en sus redes un clip con algunas imágenes del film. “¡Veinte años de Gatúbela! ¿Quién iba a imaginar que esta película sería tan querida tanto tiempo después; mucho más de lo que lo fue en el momento de su lanzamiento, en 2004?”, expresó junto a las imágenes.
“Gracias por hacer que el elenco y equipo originales reflexionen sobre la realización de esta película y su compleja historia. Y gracias a los fans que han abrazado a Gatúbela. Patience Phillips finalmente está recibiendo su merecido. ¡Miau!”, concluyó.
Su asombro tenía sentido: más allá de estrepitoso fracaso comercial -Warner invirtió 100 millones de dólares y recuperó menos de 83 millones- el film se fue convirtiendo, con los años, en una especie de película de culto. Claro que los ecos de la caída tanto del proyecto como del primer protagónico excluyente de Berry siguió resonando por un buen tiempo. ”Siendo una mujer negra, estoy acostumbrada a cargar con la negatividad a mis espaldas, a luchar, a ser un pez nadando contra la corriente y a valerme por mí misma. Estoy acostumbrada a desafiar los estereotipos y a abrirme camino de la nada… No me desanimó el fracaso de la película, porque he luchado como mujer negra toda mi vida. ¿Un poco de mala publicidad sobre una película? No me encantó, pero no iba a parar mi mundo ni a descarrilarme de hacer lo que me gusta”, indicó la protagonista, mientras las críticas todavía se escuchaban.
POLITICA
Liberaron al arquitecto y al contratista detenidos por el derrumbe del hotel en Villa Gesell
A diez días del trágico derrumbe del hotel Dubrovnik en la localidad bonaerense de Villa Gesell, ya no quedan responsables detenidos por el colapso del edificio que dejó un saldo de ocho muertos y tres heridos.
La Justicia decidió excarcelar a los dos últimos detenidos que quedaban por el caso, se trata del arquitecto a cargo de la restauración del hotel, Jorge Enrique Bonavita y el contratista Rubén Taquichiri. Ambos caratulados como responsables por las refacciones que terminaron con la caída del edificio de 10 pisos.
Tragedia en Villa Gesell: hallaron el cuerpo de la última persona que era buscada en el derrumbe
Así lo determinó el juez de Garantías N°6 de Dolores, David Mancinelli, que dispuso este viernes, que los últimos dos detenidos fuesen liberados. Aunque quedarán sometidos al proceso, ya que se determinó que no están en calidad de entorpecer la investigación o fugarse.
Tanto Bonavita, como Tquichiri tienen prohibido salir del país, además deberán presentarse en la seccional policial de Villa Gesell durante los primeros días de cada mes, por los próximos 90 días. Para la Justicia, ambos tenían mayor responsabilidad porque eran quienes daban las órdenes y estaban dentro de la obra en un principio.
Villa Gesell: hallaron tres cuerpos entre los escombros y ya son siete las víctimas del derrumbe
Existen seis imputados en la causa, además de Jorge Bonavita, Celso y Sergio Paco (padre e hijo), Miguel Andrés Choque Juchani, Diego Alberto González y Rubén Taquichiri. Todos fueron excarcelados con el correr de los días.
Sin bien, hasta el momento no se pudo determinar cuál fue el motivo del derrumbe, desde el Municipio de Villa Gesell confirmaron que en el lugar se estaba realizando una obra que no estaba aprobada y que no contaba con los protocolos de actuación adecuados.
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