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POLITICA

Feriado en la provincia de Buenos Aires: quiénes no trabajan el 24 de septiembre

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Este martes 24 de septiembre hay feriado en diez localidades de la provincia de Buenos Aires, ya que se conmemora el día de Nuestra Señora de la Merced con un asueto que es mandatorio para la administración pública y los empleados del Banco Provincia, pero que en el sector privado queda a discreción de los empleadores.

El día de descanso abarca a las localidades bonaerenses de Tres de Febrero, Gral. Lavalle, Merlo, Mercedes, Gral. Guido, Chascomús, Colón, Gral. Arenales, Pergamino y Quequén, las cuales celebran el mencionado patronal de Nuestra Señora de la Merced. Por tratarse de feriados optativos, quienes sean convocados a sus puestos en el sector privado no podrán cobrar el doble de remuneración en la jornada, como sí ocurre con los feriados generales.

Esta fecha fue decretada a través de la resolución 436/2024 del Boletín Oficial de la provincia de Buenos Aires. Esta normativa incluye el listado de las fechas no laborables de septiembre en distintos puntos de la provincia. También indica que son “feriados optativos” para la industria, el comercio y restantes actividades. Esto quiere decir que, como se mencionó, queda a discreción del empleador si será un día de descanso o no.

Diferencia entre feriados y días no laborables

La ley de Contrato de Trabajo también se refiere a los feriados y a los días no laborables, y en su artículo 165 explica que quedarán establecidos en el régimen legal que los regule. En este caso, se refiere a la ley 27.399 de “Establecimiento de feriados y fines de semanas largos”. La normativa precisa en la cláusula 166 que en los días feriados rigen las normas legales sobre el descanso dominical. Esto quiere decir que las personas que trabajen en estos días cobrarán el doble de lo que reciben por una jornada laboral.

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Mientras tanto, en el artículo 167 explica que los días no laborales son optativos para el empleador para el sector privado. Por lo tanto, es él el que decide si se trabaja; y si es así, el empleado percibirá su salario simple. En tanto, son de aplicación obligatoria para la administración pública. Lo mismo ocurre con los bancos, seguros y actividades afines, conforme lo determine la reglamentación.

El calendario completo de los feriados nacionales que quedan del 2024

Todavía quedan cinco feriados en 2024, aunque uno cae en día de semana

Todavía quedarán varios feriados nacionales este 2024:

Octubre

  • Viernes 11 de octubre: feriado turístico
  • Sábado 12 de octubre: Día del Respeto a la Diversidad Cultural

Noviembre

  • Lunes 18 de noviembre: Día de la Soberanía Nacional (trasladado del 20/11)

Diciembre

  • Domingo 8 de diciembre: Día de la Inmaculada Concepción de María
  • Miércoles 25 de diciembre: Navidad

POLITICA

Causas principales por las que se desarrollan los trastornos de la conducta alimentaria

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Los desencadenantes de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) abarcan variables culturales, sociales, ambientales, de personalidad y hasta hereditarias. A continuación, un desarrollo de las causas.

Genética

Cada vez se diagnostican más niños de ocho o diez años con estos trastornos. Cuando los profesionales indagan en los desencadenantes, abordan un disparador silencioso que es la genética. Un trabajo publicado en The Psychiatric Clinics of North America explica que hay ciertos TCA que son hereditarios.

La anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón pueden formar parte del genoma. Tener una carga genética no significa que alguien desarrollará un TCA de forma automática, sino que quiere decir que se incrementa la probabilidad de su aparición si se le suman otras dimensiones, como la personalidad, los traumas, la cultura, etc.

Presión sociocultural

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Nadie llega al mundo odiando su cuerpo; se le enseña. La realidad es que vivimos en una sociedad tiránica que glorifica cánones de belleza a los que se les asocia el éxito, la inclusión y hasta la salud. Los llamados “cuerpos normativo”, inundan los medios de comunicación, las redes sociales, la industria de la moda, el cine y la televisión.

También edificamos la identidad con aquello que vemos y esa exposición constante a imágenes idealizadas dinamita por completo la autoestima y la autoaceptación corporal. Todo ello explica, en parte, la aparición de las conductas restrictivas o purgativas en un intento por alcanzar esos ideales imposibles, irreales y distorsionados.

Narrativas del perfeccionismo

Hay un patrón que se repite con frecuencia en estos casos: la autoexigencia y el perfeccionismo, marcándose unos estándares muy altos e inalcanzables, tanto en su rendimiento académico/profesional, como en su apariencia física.

Esas narrativas inconscientes, dominadas por el “no puedo fallar”, “tengo que esforzarme al máximo” o “debo ser perfecto/a”, edifican un tipo de rigidez cognitiva que se traslada también a su relación con la comida y autoimagen. La restricción de ingestas o el ejercicio extenuante se convierten, poco a poco, en esos mecanismos de control con los que alcanzar un cuerpo ideal.

Vulnerabilidad en la pubertad

Una etapa vital crítica de cara al posible desarrollo de algún TCA. Entre los 9 y los 14 años el cerebro experimenta numerosos cambios y reestructuraciones. Si en ese momento de maduración neurológica surgen factores estresantes como el acoso escolar, el paso de primaria a secundaria, el divorcio de los padres o el primer desengaño amoroso, la vulnerabilidad emocional se eleva. En ese estado de fragilidad es frecuente que aparezca el odio hacia el propio cuerpo y que la relación con la comida se vuelva problemática.

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Traumas y experiencias adversas

Cuando un adolescente da el paso para solicitar ayuda especializada ante sus problemas alimentarios, lo hace cargando consigo una mochila emocional muy pesada, donde a veces puede venir con traumas como el abuso sexual.

La anorexia nerviosa o el trastorno por atracón se convierten en una forma de lidiar con el dolor emocional. Son mecanismos disfuncionales y dañinos con los que se intenta recuperar el control de una vida fracturada.

Personalidad

Influye de forma significativa en el desarrollo y mantenimiento de los TCA. Rasgos como baja autoestima, falta de confianza o necesidad de complacer a los demás, también conforman un relieve que se repite en este problema de salud mental.

Son personas que evidencian una mayor necesidad de aprobación social. La presión por cumplir con estándares corporales idealizados, por ajustarse a lo que se espera de ellos, edifica una angustia que los conduce hacia realidades como bulimia, atracones, anorexia, vigorexia, etc.

Tener amistades que sufren un trastorno alimentario

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Puede parecer algo llamativo, pero al indagar en el entorno psicosocial de los niños y adolescentes que sufren TCA hay un desencadenante reiterativo. Es común tener a un amigo que lidia con esta enfermedad mental grave. A veces, los más jóvenes se enseñan los unos a los otros estrategias con patrones bulímicos para bajar de peso.

Los TCA y la superposición con otros trastornos

Por otro lado, una parte significativa de quien desarrolla en un momento un TCA presenta comorbilidad con algún trastorno previo. La depresión, el trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno de personalidad por evitación o incluso el trastorno límite de personalidad correlacionan muchas veces con la anorexia de tipo purgativo.

Dinámicas familiares dañinas

Tener unos padres autoritarios, críticos, sobreprotectores o que valoran la apariencia física y el éxito por encima de otros aspectos, suelen generar una elevada presión en los hijos. Si a ello se le añaden comentarios negativos sobre el peso o comparaciones con otros, la inseguridad se convierte en una “herida” profunda en la mente infantil o juvenil.

Del mismo modo, las familias donde existen conflictos constantes o la falta de apoyo emocional incrementan el riesgo. En estos casos, la anorexia, bulimia o trastorno por purga, pueden surgir como un medio para expresar el sufrimiento latente.

Cómo prevenir estos desencadenantes:

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Fomentar una autoestima positiva

Darle herramientas a los niños para que aprendan a valorar sus habilidades, talentos y características únicas por encima de su apariencia física. El entorno social es clave para ayudarles a desarrollar una autoconfianza que los proteja de la presión social o las comparaciones perjudiciales.

Promover una imagen corporal saludable

Los medios y los entornos sociales deberían promover la diversidad corporal. Familias, educadores, influencers y figuras de autoridad son piezas esenciales para derribar y reformular esos estándares de belleza asociados al éxito que dominan la realidad. Es prioritario desarrollar un pensamiento crítico que sea capaz de detectar este tipo trampas sociológicas.

Educación en los hábitos alimenticios

Inculcar desde la infancia una relación saludable con la comida, presentándola como fuente de energía y bienestar, sin categorizar a los alimentos como “buenos” o “malos”. Asimismo, enseñarles a escuchar las señales de hambre y saciedad de su cuerpo, evitando que se inicien en dietas restrictivas.

Regular el peso de la presión social

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Vivimos en una cultura muy autoexigente y competitiva que suele enfatizar la necesidad de alcanzar la perfección en el ámbito académico, profesional, social, físico y deportivo. Integrar este tipo de narrativas resulta contraproducente. Es fundamental no derivar en esos extremos, ni inculcar en los más pequeños, imposiciones  desmesuradas e invalidantes.

Entornos más atentos y nutritivos emocionalmente

Lo que todo ser humano necesita para garantizar su salud mental es seguridad, afecto y validación emocional. Seamos capaces de construir escenarios sociales más nutritivos y empáticos, y hábiles a la hora de detectar problemas vinculados a la relación con la comida en el entorno cercano, para aprender a comunicarnos con quienes los sufren.

Fuente: La mente es maravillosa

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